ENCUENTROS
Hurgando en
mis raíces: La poesía de China y Japón
Por: Mu-Kien
Adriana Sang Ben
Me
das un papayo,
te devuelvo un jade.
No es un intercambio de regalos,
es prueba de amor eterno.
Me das un melocotón,
yo te doy un jade.
No es un intercambio de regalos,
es prueba de amor eterno.
Me das una ciruela,
te obsequio un jade.
No es un intercambio de regalos,
es prueba de amor eterno. (Poema chino de autor desconocido)
te devuelvo un jade.
No es un intercambio de regalos,
es prueba de amor eterno.
Me das un melocotón,
yo te doy un jade.
No es un intercambio de regalos,
es prueba de amor eterno.
Me das una ciruela,
te obsequio un jade.
No es un intercambio de regalos,
es prueba de amor eterno. (Poema chino de autor desconocido)
He dicho en múltiples oportunidades que soy
una amante apasionada de la poesía, y que soy poetiza incipiente y
amateur. Uno de estos días, leyendo,
repasando más bien, las poesías de mi amado Neruda, me puse a pensar. Me dije
¿Mu-Kien cómo es posible que tú, que te precias de ser una mujer orgullosa de
tus raíces orientales, desconozcas tanto la poesía de tus ancestros? Revisé. Mi conciencia tenía razón. Había
escrito uno que otro artículo que era encabezado con un poema oriental, pero
nunca me había puesto a leer y a comprender la lógica poética de las poesías
orientales.
Hurgué y hurgué. Me impresionó encontrar que
muchos ver cuántos especialistas occidentales se habían interesado en estudiar
la poesía oriental. En 1994 la Editorial
Andrómeda de Argentina publicó la obra POESÍA
AMOROSA DE LA ANTIGUA CHINA, cuya selección estuvo a cargo de Ruth Berg. El prólogo a la obra estuvo a cargo de Daniel Fara, el cual está encabezado por un hermoso fragmento de de un
poema de Hsu
Ling:
Pues, la poesía puede
Ser un sustituto de la flor del olvido
y curar la enfermedad del tedio.
Asegura Fara que existen dos antologías de poemas amorosos. La primera se remonta a los siglos IX, VIII y VII A.J, y que se llamó el Libro de los cantos. Los estudiosos, sigue diciendo Fara, aseguran que estas poesías fueron recopiladas por Confucio. La conclusión trajo sorpresas porque nadie podía que el gran sabio podía prestar atención a algo tan "frívolo y superficial como las emociones amorosas", pero luego concluyeron esos textos tenían enseñanzas morales y políticas.
La segunda antología, dice Fara, Nuevos cantos desde una terraza de jade, fue compilada en el siglo VI D.J. por Hsu Ling, uno de los grandes poetas de las cortes chinas. Abarca poemas de diferentes siglos después de la llegada de Cristo, pero prestó más atención a la producción del siglo V y principios del VI. Este último siglo, fue sin dudas, el que mayor florecimiento tuvo la poesía bajo el patrocinio de las dinastías del Sur, la "poesía de palacio". Los temas abordados abarcaban abiertamente todos los matices del amor: el cortejo amoroso, el matrimonio, el divorcio, el desencanto y, sobre todo, el entusiasmo por el nuevo. Afirma Fara que en su prefacio, Hsu Ling imagina cómo las lectoras disfrutarían intensamente de la selección de poemas "en la cálida y lujosa intimidad de sus alcobas o tocadores palaciegos":
La dama de palacio no se deleita en el ocio:
dedica su tiempo a los últimos versos
dedica su tiempo a los últimos versos
¿Cuál era el contenido de esas poesías? Un somero análisis
nos muestra cómo las poesías de amor de estas épocas evidenciaban que el sujeto
del poema debía ser la mujer enamorada, no un hombre. Fara señala que cuando alguien osaba escribir al
amor de un hombre, en general se le describía como un objeto amoroso casi igual
a la imagen convencional de una mujer, o en su defecto, como un hombre que
lamentaba la muerte de su esposa o de su amante. El sentimiento femenino era
tan poderoso, que cuando el poeta, normalmente un varón, se apropiaba en
su yo poético de la identidad de una mujer enamorada, para poder expresar con
el lirismo requerido las profundas emociones femeninas. Un ejemplo personificación del ser femenino es
la poesía “El lecho”, poema de Liu Yun, en el que hablaba de un colchón color
azul, que observaba a la dama con ojos eróticos:
Soy en la corriente una isla cercada de luz
y la brisa ondula las aguas verdes.
Aunque no tan suave como el lecho del
[capullo del gusano de seda
soy feliz con el azul de mi vestido.
hay motas de polvo en las mangas de seda
[de mi dama,
ricas fiaras sobre su lecho de marfil.
Ama, cuando bebas hasta muy tarde,
trae a tu amante a festejar aquí.
http://www.poeticas.com.ar/Antologias/Poesia_amorosa_antigua_china
Mi curiosidad me llevó a la poesía japonesa. Me pregunté si tendrían las
mismas estructuras, las mismas temáticas. Rodrigo Escobar Holguín, estudioso de
la poesía oriental, escribió un interesante ensayo sobre la poetisa ONO NO
KOMACHI, al que tituló:
"Una poeta de los comienzos literarios del Japón". Fue publicado por la revista literaria Clave, correspondiente a agosto 2004, No. 2-3.
"Una poeta de los comienzos literarios del Japón". Fue publicado por la revista literaria Clave, correspondiente a agosto 2004, No. 2-3.
Asegura
Escobar Holguin que la poesía japonesa del siglo VI estaba caracterizada por la
vitalidad, la disciplina y un profundo sentido estético, especialmente durante
la época de las la Emperatriz Suiko y el Príncipe Shotoku, quienes tenían la
misión y convicción de rescatar la herencia nipona, pero también los influjos
del continente cercano. Afirma el autor del ensayo que en el siglo VIII
apareció la primera obra literaria conocida hasta el momento, el "Manyoshu"
que era una antología de unos cuatro mil poemas. Antes de la aparición de la
antología se conocían algunos poemas aparecidos en "Kojiki", que fue el
primer libro conservado en la historia del Japón, y que narra en prosa el
origen divino del archipiélago y de la familia imperial.
Posteriormente,
a inicios del Siglo X, y por disposición del Emperador, se compiló una
antología de poemas que fue denominada
"Kokinshu" cuyos temas principales eran Las estaciones del año y del amor son sus
temas principales. En esa antología
apareció por primera vez el nombre de Ono no Komachi. "Sus poemas de amor convierten la parca jaula
de sílabas de la tanka en un amplio espacio de emoción y de fuerza. Fue quizá
considerando este tipo de expresiones tan vigorosas como los poetas posteriores
llegaron a imaginar que se requería una clase de poema todavía más breve."
(Holguín)
A continuación exponemos algunos fragmentos de los poemas de esa gran poetiza japonesa , cuyo poemas se destacan por el poder y la fuerza de sus versos.
En tormentoso ensueño
de amor le ví a mi lado.
De haber sabido que era
sólo un sueño, yo nunca
me hubiera despertado.
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Desde aquel breve sueño
cuando ví a quien amo,
efímeras y vagas
visiones en la noche
son lo que me sostiene.
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Cuando crece mi anhelo
en las más negras horas
de la noche, en ropaje
vuelto hacia afuera duermo,
porque le espero.
--------
La noche otoñal, larga
no fue, sino de nombre.
Nos unimos; pero antes
de hablar de amor, el alba
sonrojada nos corta.
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Despierta, es comprensible.
Pero aún en el mundo
de los sueños, qué pena
sentir que le rehuyo
sus miradas vivaces.
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Cada voz de alegría
y de dolor, turbando
mi pecho, con más fuerza
me ata, triste, a una vida
que dejar ya esperaba.( http://www.revistadepoesiaclave.com/)
Y al leer los poemas chinos y japonesas de hace muchos siglos
puedo concluir que sí se parecían, que tenían estructuras similares y abordaban
temas también similares, como el amor.
Pero, concluyo, el amor ha inspirado los corazones sensibles de todos
los tiempos
@MuKienAdriana
sangbenMukien@gmail.com
mu-kiensang@hotmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
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