TEMAS SOBRE
HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
Pensamiento caribeño en el siglo XIX.
¿Pensamiento
dominicano o importación europea? El romanticismo liberal.
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
@MuKienAdriana
RIMA LIII, Gustavo Adolfo Bécquer
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán….
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán….
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!
Somos seres que
llevamos puestos los vestidos de nuestro tiempo. Nadie, absolutamente nadie es
capaz de crear por sí mismo un pensamiento, pues las ideas nacen a partir de
otras. Las ideas románticas, liberales,
conservadoras y positivistas que cundieron en la Europa del siglo XIX se
expandieron al mundo con rapidez sorprendente.
Y, por supuesto, llegaron a la República Dominicana.
Está claro también que el desarrollo económico y
social está acompañado de un marco conceptual, de ideas. El proceso de
construcción de una sociedad sustentada en una nueva estructura económica
dominada por el capital fue largo. Y así, en esa ebullición en todos los
órdenes, nacieron diferentes teorías: el liberalismo, el Romanticismo, el
marxismo, el neocatolicismo, el idealismo y el positivismo, para citar sólo las
más importantes.
En las primeras décadas del siglo XIX, el Romanticismo
hizo su aparición a la República Dominicana. Los pensadores románticos
planteaban que la razón pura no existía y tampoco definía los problemas ni
explicaba las dudas y dilemas del ser humano a lo largo de su vida. Esta
conclusión los llevó a defender la necesidad de reconocer los sentimientos como
motor de las acciones transformadoras y revolucionarias. Defendían la
fuerza inspiradora de la pasión que solo puede lograrse cuando está envuelto el
corazón.
El romanticismo se desarrolló, en
su primer período en los años comprendidos entre 1770 a 1820. Muchas
mentes brillantes del arte, la música y la literatura se alinearan bajo sus
preceptos, entre los que podemos destacar a Goethe, Baudelaire, Becquer, entre
otros.
El
Romanticismo Liberal, fue abrazado, sin lugar a dudas, por los jóvenes rebeldes,
apasionados y revolucionarios de la América convulsa de principios del siglo
XIX. Esta corriente logró conjugar todo un pensamiento con una sola palabra y
un solo principio único: la libertad. Los defensores de esta corriente defendían
el derecho de expresar libremente y sin coacción, los diversos puntos de vistas,
pero sobre todo, la necesidad de asumir la participación en el gobierno de la
nación como una de sus principales tareas. Los liberales románticos abogaban
por la libre manifestación de los sentimientos y pasiones, por lo tanto defendían
la libertad, de manera tal que las leyes morales y religiosas no determinasen su
conducta. Defendían la libertad moral y religiosa, porque consideraban que así
como el mercado debía regirse por su propia ley, la vida social debía también
ser libre, sin controles ni imposiciones de intereses particulares.
Defiendo
que Juan Pablo Duarte y Diez, fue de los jóvenes revolucionarios que recibió la
influencia del Liberalismo Romántico del siglo XIX. Tuvo la suerte de nutrirse de estas doctrinas
durante su estadía en Europa. Hizo suyas las ideas del liberales y románticas y convirtió a las palabras "Patria",
"Nación" y "Soberanía" en su himno de guerra. La Patria fue
la inspiración clave de la acción política del Padre de la Patria. No era
posible asumir el compromiso político de luchar en los movimientos nacionalistas,
sin el convencimiento del amor patriótico. Duarte así lo entendió, y así lo
expresó [i] :
·
Nunca me fue tan necesario
como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin
corazón conspiran contra la salud de la Patria
·
Vivir sin Patria, es lo mismo que
vivir sin Honor.
·
Los enemigos de la Patria, por
consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas; destruir la
Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera.
·
Por
desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre será la causa del honor y
siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre.
El compromiso personal fue una idea central del
pensamiento romántico. Consideraba que la participación política debía estar
inspirada en la conciencia profunda y en el compromiso. Un compromiso que debía
ser asumido en plena libertad. Juan Pablo Duarte entendió ampliamente esa
dimensión de libre elección, porque es sólo a partir de la conciencia
individual que puede entenderse el compromiso por la patria.
Pero,
y era muy importante, la libertad no implicaba el caos ni el desorden. La libertad tenía sentido cuando se respetaba
la existencia del otro, y para que esa convivencia fuese productiva, se
necesitaba un acuerdo, un pacto; que estaba consagrado en la Constitución y
todas sus leyes adjetivas. Un Estado soberano, libre, independiente y
republicano solo podía ser viable cuando se respetaba la legalidad existente.
Duarte abogaba por la igualdad ante la ley. Por eso nuestro patricio afirmaba
que la ley debía ser conservadora y protectora de la vida,
libertad, honor y propiedades de los individuos; pues, seguía afirmando, la ley
debía ser la regla a la cual debían acomodar sus actos, tanto los gobernados
como los gobernantes.
¡Parece
mentira! Cientos de años después todavía tienen vigencia, en este pequeño país
de Dios, las ideas de Duarte. Parece que
no hemos avanzado institucionalmente como lo soñó el patricio. ¡Qué triste!
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