ENCUENTROS
¿Bueno o malo? La gran
pregunta. La primera reflexión
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
Soy un hombre malvado,
malo por naturaleza,
un asesino feroz y despiadado,
con premeditación
y por la espalda, a sangre fria
he matado un escarabajo, y el pulso
no me ha temblado.
Chafándolo bajo mi pie,
dejando un rastro de huérfanos y viudas, por doquier,
me hace sentir poderoso como un Dios,
Soy una mala bestia, un malnacido, un animal,
un asesino serial,
y a la vez un virtuoso, un artista
nunca me pillarán,
no me tiene fichada la criminal,
no tengo antecedentes,
ni móviles, ni motivos,
no dejo pistas.
No he matado al bicho por higiene,
ni porque me horrorice este animal,
lo hago por gusto, soy malo por naturaleza,
y me gusta matar por matar,
y que no lo sepa nadie.
Sentir como cruje,
provoca un bienestar…
No le conocía de nada,
era tan sólo un escarabajo
que no me había hecho más
que una chispita de asco.
Aún así, le he dejado seco sin piedad,
y no tengo remordimientos,
he vivido un momento, fantástico…
Le corto el paso,
y le doy una patada
que lo deja atontado,
temblando de frío,
panza arriba…
Cuando recupera el pulso, la adrenalina
limpio con cuidado la escena del crimen,
y vuelvo relajado a la rutina,
de buen padre y marido amoroso,
donde escondo los peores instintos.
Ya conocéis,
mi pecado, pero
no sabéis quien es el pecador,
id con cuidado, ya que un servidor
le está cogiendo el gusto
a hacer limpieza impunemente,
y hoy es un escarabajo,
mañana, quién sabe, mañana,
hacia donde hemos de ir.
El tortuoso camino de las pasiones
para quien es malo, pero que muy malo,
malo por naturaleza. Joaquín Sabina, Malo por naturaleza
A finales de septiembre de este año, la guardia costera italiana rescató
a un barco, procedente de Túnez, con destino a Lampedusa que llevaba a 398
refugiados sirios a bordo.
El 3 de este mes de octubre, la prensa internacional daba cuenta de que un barco que había salido
de las cosas de Libia y transportaba a más de 500 personas se incendió provocando
su hundimiento frente a la isla italiana
de Lampedusa. Murieron unas 110 personas, la mayoría de los cuales eran
polizontes africanos que buscaban desesperadamente una entrada a los países de
la Unión Europea. Había eritreos, somalíes y ghaneses.
Estos hechos evidencian que en la isla de Lampedusa se ha convertido en
un puente de desesperados inmigrantes provenientes de África y los países de
medio oriente, con el propósito de refugiarse en algún país europeo. Los afortunados
que no mueren en la travesía, no tienen papeles y buscan asilo en Italia. Según las informaciones de la guardia costera italiana,
para este mes de octubre habían más de 1,250 inmigrantes en un espacio diseñado
para 250. La mayoría de los que logran llegar, están deshidratados, y quemados
por la exposición al sol y la gasolina, porque las barcas están tan llenas que
el combustible los salpica y les quema la piel.
¿No les recuerda las negociaciones de los colonos españoles que compraban
mano de obra de esclava, obligando a millones de africanos a realizar una
travesía desconocida, en calidad de esclavos, que vinieron hasta aquí, a esta
América sufrida para trabajar hasta la extenuación sin nada a cambio?
¿No les recuerda a los culíes chinos o hindúes que llegaron en las mismas
condiciones cuando escaseó la mano de obra africana y se "declaró el fin
de la esclavitud" en los imperios europeos? ¿No les recuerda también a los
judíos que huyeron como pudieron durante la persecución nazi, atravesando
montañas, mares y ríos, huyendo como pudieron para salvar sus vidas?
¿No les parece que también rememora la huida aterrorizada de los chinos que
huían de la guerra chino-japonesa primero, y de Mao Tse Tung, después? ¿No se
parece también a los refugiados de los países que se hacían llamar comunistas,
y privados de todo, huyeron hacia la Europa central en búsqueda de mejor vida?
¿No les recuerda a los españoles de la guerra civil, a los españoles de las
crisis económicas o a los españoles que huían de las garras de Franco, y
llegaban a Francia, Italia o Suiza a vender sus fuerzas de trabajo a cambio de
pan y abrigo?
¿No se parecen esas aventuras a la travesía terrestres de los mexicanos,
guatemaltecos o de otros países centroamericanos, que intentan eludir la
guardia fronteriza de los Estados Unidos buscando el sueño americano?
¿No les parece esa descripción a la travesía-aventura marina de los
dominicanos que buscan de donde no tienen para pagar un pasaje de ida, sin
retorno, a la isla de Puerto Rico en embarcaciones maltrechas? ¿No se parece
también a los haitianos que aceptan trabajar en las peores condiciones
laborales "contratados" por empresarios que abusan de su condición
para obtener mayores ganancias?
Desde hace tiempo hay una pregunta que me atormenta grandemente. ¿Es que
esta humanidad seguirá la lógica indetenible y permanente de autodestrucción? ¿Por qué deben existir seres que arriesgan su
vida intentando tener mejor vida? ¿Cómo es posible que hayan miles, millones de
seres con sin techo ni abrigo, con hambre, frío y sed, cuando hay tanta
abundancia que llega a la inconsciencia y a lo inimaginable? No, no puedo
entender a esta humanidad.
Peor aún, siendo todos humanos, con alma y corazón; seamos capaces de
matar, maltratar o segregar sólo porque su color de piel es distinta. ¿Cómo es
posible que supuestos creyentes en Dios sean capaces de asesinar a los que
tienen creencias distintas? ¿Cómo es
posible que sus religiones impulsen al odio, a la masacre y al exterminio?
¿Cómo es posible que los Hitler, los Mussolini, los Francos, los Pinochet, los
Trujillo, los Duvalier, los Somoza… para citar unos cuantos, hayan tenido
adeptos, y peor aún, que todavía HOY en el siglo XXI se enarbole la bandera de
la superioridad de las razas? Oh! Dios!
No, no, no puedo entender, comprender ni aceptar que esta humanidad, o una
parte de ella, los que mandan, los poderosos, destinen dinero y que los
científicos pongan su talento para
diseñar armas de destrucción masiva, como la bomba atómica, poderosos
armamentos de largo alcance y las armas químicas; pero no hemos sido capaces de
invertir en investigaciones que permitan descubrir la cura de la peste de hoy:
el cáncer. Tenemos millones y millones de dinero para los misiles, para los
satélites; sin embargo, hay que realizar cenas de gala para recaudar unos
cuantos miles para ayudar en la investigación del cáncer. ¡Qué ironía tan
grande!
No, no, no puedo entender a esta humanidad, que ha escrito su historia con
sangre de millones inocentes. No puedo entender a esta humanidad que ha
justificado el poder absoluto, que ha aplaudido a los gobernantes que se han
sentido dioses, dueños de la vida de los demás.
No, no, no puedo entender esta humanidad que inventó la guerra para
conquistar con sus secuelas de muerte y dolor. Esta triste humanidad que con
sus actos ha herido lo más profundo de mi alma; peor aún ha herido su propia
esencia, negándose constantemente. En la próxima sigo con el tema.
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
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