TEMAS SOBRE
HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
Pensamiento caribeño en el siglo XIX. Bonó juzgado por la posteridad, 2
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
@MuKienAdriana
Nadie que yo sepa entre los dominicanos se ha
propuesto investigar los intereses que estén en juego en la conservación o
destrucción de la República. Absortos todos los ánimos en los asuntos
domésticos, muy pocos se han parado a contemplar la situación geográfica de la
isla, la posición de las naciones o colonias que la limitan o circulan, el
comercio que en sus mares surca, el poder, pretensiones o ambiciones de las
potencias marítimas, cuyo peso influye con más o menos fuerza en los variados
sesgos de nuestra política. Esta materia
se relega por lo regular en los limbos de lo imaginario y utópico, cuando
precisamente es de las más positivas y cercanas, y aquella que más influencia
ejerce en los giros variados, que a cada instante damos a nuestras relaciones
internacionales y hasta a nuestras leyes orgánicas y de finanzas. Pedro Francisco Bonó, La República Dominicana
y la República Haitiana
Con este ensayo continuamos
la serie que sobre Pedro Francisco Bonó hemos venido realizando desde hace
varias semanas. Como señalamos en el
artículo anterior, el pensamiento de este hombre visionario y crítico
trascendió su tiempo y su espacio, siendo estudiado por generaciones
posteriores en el país y el extranjero.
Sin lugar a dudas
uno de los que más conoce el pensamiento de Bonó es Raymundo González. Su
ensayo más conocido y difundido es "Bonó: un intelectual de los
pobres", publicado por el Centro de Estudios Sociales Padre Juan Montalvo
hace varios años. En este trabajo, al
cual hicimos referencia en la entrega anterior, al señalar las tres etapas del
pensamiento de Bonó que González define claramente y que fue retomado por en el trabajo de Hayden Carrón. El historiador
dominicano, Raymundo González, afirma que Bonó fue crítico, más que crítico con
la ideología del progreso que tan gran y entusiasta acogida recibió de los intelectuales y
políticos dominicanos, sobre este tema hablamos en las primeras entregas de
esta serie.
Bonó creía en el
federalismo, como lo señala González. El
intelectual decimonónico vislumbraba claramente dos regiones federales, el
norte y el sur. El Cibao era para Bonó
el símbolo del progreso real y verdadero para decirlo de alguna manera; tanto
creía en la capacidad del norte, de su región y de sus amores, que podría
servir de ejemplo para la zona del Ozama. En palabras de González: "En la
articulación de regionalismo y anti despotismo se halla la raíz de la propuesta
federal…"
Roberto Cassá,
por su parte, sigue la lógica de pensamiento de González, como se puede
evidenciar en su ensayo "Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat,
Bonó, Deschamps (Siglo XIX)" publicado por el Archivo General de la Nación
y Comisión Permanente de Efemérides Patrias. El historiador define también a
Bonó como intelectual de los pobres. En la definición del perfil intelectual de
Bonó afirma que puede contarse entre los pensadores que mejor comprendió y
definió los rasgos constitutivos de la sociedad dominicana. En las palabras de
Cassá:
Bonó se insertó…apartado por completo de las
preocupaciones que habían caracterizado a los letrados coloniales: estos
últimos tenían una concepción tradicionalista, que dio lugar a la corriente política conservadora de las primeras décadas
del siglo XIX, mientras Bonó -integrante
de una camada precursora de intelectuales jóvenes de la región del Cibao- se
adscribió decididamente al paradigma liberal...significa que se formó como un
partidario del tipo de sociedad moderna…animado en la fe en los derechos absolutos
del individuo y en la marcha de la humanidad por el sendero del progreso…
(p.45)
Continuemos con
el interesante trabajo del historiador y amigo, Roberto Cassá. Señala que Bonó adoptó los postulados
democráticos, siendo un defensor apasionado de las instituciones modernas y de
las libertades individuales. Pero fue ante todo, dice Cassá, "un demócrata en el sentido social. El
núcleo de su obra…cuando entró en su fase de plenitud en la década de 1880,
hasta estaría llamado a priorizar el reclamo por los derechos de los
dominicanos pobres…" (P.46)
Cassá define a
Bonó como liberal en los inicios de su pensamiento, para luego convertirse en
demócrata. Este planteamiento supone en
la exposición del historiador dominicano, una diferencia sustancial entre
democracia y liberalismo. Una afirmación que sin duda daría lugar a un
interesante debate que partiría de las preguntas: ¿la democracia es
consustancial al liberalismo? ¿Sí?
¿No? Disquisiciones teóricas
aparte, Cassá, sostiene que Pedro Francisco Bonó de ser liberal en los inicios
de su carrera y "creyente en la
panacea de las reformas institucionales, con el paso del tiempo fue acentuando
sus convicciones democráticas, hasta conducirlo a una postura crítica, que puso
en entredicho las expectativas de progreso económico que albergaban los
círculos dirigentes de su época, inspirados en el componente burgués del
liberalismo." (p.46)
Coincide con la
posición de Raymundo González de que el pensamiento de Bonó evolucionó de
manera consistente, convirtiéndose en un crítico mordaz de las ideas del
progreso que tan en boga estaban a finales del siglo XIX.
Su posición
crítica, afirma Cassá, obligó a Bonó a alejarse de sus compañeros de partido, y
de los intelectuales que defendían, con afán, el progreso material, por encima
de todo; razón por la cual, sigue diciendo el historiador, se convirtió en un
intelectual solitario, que se auto marginó por las diferencias y divergencias
con los prohombres de su propio partido.
Su criticidad, su integridad a toda prueba y su defensa a los pobres le obligó
a desarrollar profundos sentimientos de recelos frente al poder. Rechazó en
tres oportunidades consecutivas las ofertas de Luperón de que asumiera la
Presidencia de la República. Negativa motivada por la convicción que tenía el
intelectual cibaeño de que sus criterios democráticos no podrían ser plasmados
en una gestión gubernativa, especialmente
con las posiciones en contra de sus propios compañeros de partido.
Después Cassá
pasa a hacer una análisis detallado de los principales ensayos de Bonó.
Finaliza su exposición haciéndose la pregunta: "¿Había Bonó terminado como
un reaccionario, opuesto al avance de las sociedades y deseos únicamente del
retorno al pasado?" Su respuesta es
negativa. Afirma que Bonó fue un abanderado del progreso, siempre y cuando
defendiera a los menos desfavorecidos.
Sobre el tema
seguimos en la próxima.
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