TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA
Y EL CARIBE
Pensamiento caribeño en el siglo XIX. Bonó juzgado por la posteridad, y 4
Por: Mu-Kien Adriana Sang
mu-kiensang@hotmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
“…el pueblo dominicano registra en su historia autonómica los más
contradictorios hechos. Confundidos se encuentran actos de heroísmo y de
sumisión humillante, hechos inauditos, gloriosos y hechos vergonzosos
inexplicables sin que se pueda saber qué línea quiere seguir en medio de ese torbellino.
Sin embargo, a pesar de tanta contrariedad, o mejor dicho por la misma
contrariedad, el que lo estudia en todas sus fases nota un fondo imperturbable
de querer ser el mismo pueblo dominicano, el único dueño de sus destinos a
través de los obstáculos que embarazan la ruta que a ello lleva…” Pedro
Francisco Bonó, La República Dominicana
y la República Haitiana (fragmento)
Este ensayo sí será el último, por lo
menos en esta etapa, sobre el pensamiento de Pedro Francisco Bonó; un hombre
que sin pretenderlo trascendió su propio tiempo y sus propias fronteras.
En esta entrega haremos referencia al
interesante trabajo del Profesor Francisco Antonio Avelino García titulado “La
interpretación de Bonó sobre la dominicanidad y la haitianidad”, presentado en
el XI Seminario de Historia Local, Pedro Francisco Bonó a 100 años de su
fallecimiento, celebrado en San Francisco de Macorís en septiembre de 2006.[i] ¡Qué oportuno y actual es
este ensayo! En un momento en que los
dos países que integran la isla están en uno de sus momentos más difíciles de
su historia diplomática.
El profesor Avelino, después de hacer
una amplia referencia sobre la historia intelectual de Bonó y sus aportes a la
sociología dominicana, a través de sus obras, especialmente la novela El
Montero, presenta un enjundioso análisis sobre el trabajo del intelectual
cibaeño acerca del artículo “La República Dominicana y la República Haitiana”,
en el aborda la historia, el destino y el futuro de Haití y la República
Dominicana como dos países con raíces distintas.
Bonó estaba convencido que el
antagonismo existente entre los dos países tenía profunda raíces históricas que
estaban sustentadas en hábitos, tradiciones, razas, cultura e idioma
diferentes. Esta posición, señala Avelino tiene gran influencia del hispanismo
reinante a finales del siglo XIX. En las palabras del profesor:
Bonó creyó que el antagonismo entre los
dominicanos y los haitianos era “fundamental”, “indestructible”, “perpetuo”. Es
verdad que ese antagonismo tiene sólidos cimientos en la diversidad de idioma,
cultural, costumbres, religiones…..(pero) la auto apreciación exclusivista
africana de los haitianos –en oposición al cosmopolitismo dominicano, junto a
las costumbres y, diferentes grados de educación y cultura- son las causas.
Ahora bien, hoy sabemos que no existe en la naturaleza, ni en la historia,
realidad alguna, indestructible, cambia la naturaleza y cambian los humanos” (Avelino,
p.204)
Bonó, hay que reconocerlo, y así lo
señala el profesor Avelino, se dejó envolver de la tesis conservadora muy
socorrida en ese siglo XIX, de la desigualdad y la vocación hacia la
unificación de la hermana república vecina.
Existía en ese momento una realidad incuestionable: la fragilidad de las
instituciones estatales de ambos países.
Por un lado, estaba Haití con la sucesión de líderes. Unos débiles, como
Dessalines; otros de vocación imperial, como Cristóbal, el que quiso ser rey y
otro guerrero como lo fue Soulouque. Bonó vivió con el temor de que ese país en
eterno conflicto con nosotros recurriera a la agresión y la violencia.
Pero por el otro lado, estaba la
República Dominicana, débil, presa de sus propias contradicciones políticas:
luchas intercaudillistas, vocación anexionista de algunos sectores y crisis
económica. No había, no podía existir, visión crítica en las relaciones de
ambos países, aunque el pensador fuera un hombre de la talla de Pedro Francisco
Bonó.
Un elemento interesante en el
pensamiento del intelectual dominicano del siglo XIX fue su convicción de que
la estructura social vertical y casi inamovible existente en Haití, herencia del modelo colonial impuesto por
Francia era diametralmente opuesto a la dominicana, que tenía una mayor
presencia de mulatos. Ambos elementos constituyeron los un puntos claves en la percepción de Bonó para
establecer diferencias profundas entre los dos pueblos.
El tema es tratado con mucha brillantez
de parte del profesor Avelino en el interesante ensayo. Asemeja y establece un
parangón entre la rigidez haitiana y la
realidad norteamericana del sur; donde los negros, como sabemos, constituían la
base mayoritaria, pero sin derechos ni privilegios. Como dice Avelino:
“En esa relación es inequívoca la
presencia de los signos de casta: herencia de un status culturalmente
determinado, las preocupaciones endogámicas, la rigurosa limitación de la
interrelación social, la existencia de un minucioso complejo de mitos con su
atribución de una cualidades inferiores o impuras…” (Avelino, p.209)
Una verdad indiscutible es, que después
de más de cien años de haberse escrito el interesante ensayo de Bonó sobre las
dos repúblicas de esta isla colocada en el corazón del mar Caribe, el debate,
las diferencias, las incomprensiones, los prejuicios, las concepciones, las
interpretaciones y los intereses políticos siguen en el tapete. Se ve que como pueblos, aún después de haber
transcurridos tantos enfrentamientos, tantas acusaciones y contraacusaciones,
negociaciones infructuosas, incomprensiones, las relaciones domínico-haitianas
siguen siendo puntos esenciales en la vida del ayer, de hoy y de mañana. Así
finaliza el profesor su trabajo:
Bonó, como muchos intelectuales de la
segunda mitad del siglo XIX estuvo influenciado por una de las dos filosofías
de la historia, basadas en las luchas sociales como eje central de
interpretación histórica, las luchas sociales…Estas filosofías…son el spencerismo
y el marxismo. Luchas de razas para una interpretación y, luchas de clases para
la otra. Base biológica en un caso y fundamento socioeconómico y moral en el
otro. (Avelino, p. 218).
El trabajo de Pedro Francisco Bonó,
manejado con profundidad y rigurosidad de parte del profesor Avelino en este
ensayo de hace algunos años, evidencia, ¡Con creces! que el tema Haití y sus
relaciones con la República Dominicana han formado, forma y formará parte de una
eterna agenda.
Ojalá que esta serie de artículos
escritos al calor de la cotidianidad y sus matices, hayan sido útiles. Mi
interés fue el de rescatar el pensamiento, la figura, de un hombre de su
tiempo, que sin querer, trascendió su tiempo mismo.
Con este trabajo finalizo, como dije,
el ciclo sobre Bonó. A partir de la
próxima semana haré algunas reflexiones sobre el pensamiento conservador del
siglo XIX, centrándonos en la República Dominicana, pero, por supuesto,
haciendo referencia a la región.
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