sábado, 6 de julio de 2013

Martí: Diputado


Opinión Pensamiento caribeño en el siglo XIX.

 Martí: Diputado 05/07/2013 12:00 AM - Mu-Kien Adriana Sang

Hombre encargado por el pueblo para que estudie su situación, para que examine sus males, para que los remedie en cuanto pueda, para que esté siempre imaginando la manera de remediarlos. La silla curul es la misión: no es la recompensa de un talento inútil, no es el premio de una elocuencia incipiente, no es la satisfacción de una soberbia prematura. Se viene a ella por el mérito propio, por el esfuerzo constante, por el valer real; por lo que se ha hecho antes, no por lo que se promete hacer. Los privilegios mueren en todas partes, y mueren para alcanzar una diputación. No es que las curules se deban de derecho a los inteligentes: es que el pueblo las da a quien se ocupa de él y le hace bien. De abajo a arriba: no de arriba a abajo. El ingenio no merece nada por serlo; merece por lo que produce y por lo que se aplica. Debemos el ingenio a la naturaleza: no es un mérito, es una circunstancia de azar: el orgullo es necio, porque nuestro mérito no es propio. Nada hicimos para lograrlo: lo logramos porque así encarnó en nosotros. ¿Es la inteligencia adquirida casualmente, título para la admiración y el señorío? Diputado es el que merece serlo por obra posterior y concienzuda; no el que por méritos del azar se mira inteligente y se ve dueño.El talento no es más que la obligación de aplicarlo. Antes es vil que meritorio el que lo deja vagar, porque tuvo en sí mismo el instrumento del bien, y pasó por la vida sin utilizarlo ni educarlo. El talento es respetable cuando es productivo: no debe ser nunca esperanza única de los que aspiran a altos puestos. Diputado es imagen del pueblo: óbrese para él, estúdiese, propáguese, remédiese, muéstrese afecto vivo, sea el afecto verdad. El talento no es una reminiscencia del feudalismo: tiene el deber de hacer práctica la libertad. No se arrastra para alzarse: vive siempre alto, para que nada pueda contra él. Se enseña y se trabaja: luego se pide el premio. Se habla, se propaga, se remedia, se escribe; luego se pide la comisión a los comitentes a quienes se hizo el beneficio. El beneficio no es aquí más que el deber: todavía se llama al deber bien que se hace. La diputación no se incuba en el pensamiento ambicioso: se produce por el asentimiento general. Todos creen útil a uno: uno es nombrado por todos: nombrado realmente por el bien hecho, por la confianza inspirada, por la doctrina propagada, por la esperanza en lo que hará. El hombre útil tiene más derecho a la diputación que el hombre inteligente. El inteligente puede ser azote: el útil hace siempre bien. Se cree que es el talento mérito nuestro, y que él da derecho de esperarlo todo: él impone la obligación de aprovecharlo: cuando se busca la comisión ajena, ajeno ha de haber sido el provecho. La inteligencia no es la facultad de imponerse; es el deber de ser útil a los demás. José Martí, “Diputado”. (I).

 

Uno de los textos más hermosos y bien escritos de Martí es Diputado, quizás me tocó porque en 1875 ¡siglo XIX! escribía con tanta agudeza las aspiraciones de lo que debía ser y hacer un representante del pueblo. Una aspiración que todavía no se materializa. Una lectura que duele porque después de tantos años, la gran mayoría de los hombres y mujeres que ostentan el cargo, solo se representan a sí mismos. En las democracias actuales, y específicamente en los regímenes republicanos, el poder político y la autoridad pública están distribuidos en tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. La concepción tripartita del poder está sustentada en la teoría del Barón de Montesquieu, quien en la época revolucionaria de la Inglaterra del siglo XVIII, añadió el Poder Judicial a los planteamientos de John Locke. Según la teoría política, estos tres poderes tienen sus propias atribuciones, y se supone que ninguno de ellos tiene facultad sobre el otro. Al Poder Legislativo le corresponde formular y establecer el orden jurídico general, y, sobre todo, vigilar la gestión de los ostentadores de los poderes públicos, desde el Presidente de la República hasta el más humilde de los funcionarios del aparato estatal.En los regímenes republicanos de corte presidencialistas, la función de contrapeso del Congreso es mucho más importante, constituyéndose en una piedra angular en el equilibrio del poder, y en un órgano que tiene la facultad de control político-Administrativo. Y tiene tanta importancia el Congreso en el presidencialismo, porque en este tipo de sistema, el jefe de gobierno es al mismo tiempo el jefe del Estado; así pues, ostenta las dos calidades, y consecuentemente reúne los poderes políticos y administrativos.En el caso dominicano, sin embargo, el Congreso no ha jugado el papel esperado. No ha sido, no ha podido o no ha querido ser el contrapeso necesario del modelo político presidencialista. La omnipresencia del Presidente ha convertido al Congreso de la República en un organismo casi adherido al Ejecutivo de turno, más que en un contrapeso para el equilibrio del poder.La función principal de este representante del pueblo es discutir y aprobar las leyes que reglamentan la conducta de una sociedad. La Cámara Baja como se conoce a la Cámara de Diputados en los países bicamerales, tiene la responsabilidad de representar al pueblo que los eligió por el voto libre y secreto de los ciudadanos.Se supone que los integrantes de la Cámara de Diputados fueron escogidos por el pueblo, para que los represente frente al gobierno. Cada provincia tiene sus representantes, y espera que defienda los intereses de su provincia y región. Como bien planteaba Martí, la figura del diputado es vital para la salud de la democracia, ya que son, o deberían ser, los representantes de la comunidad, que, como dijimos, fueron electos por el voto mayoritario de la ciudadanía. Este texto de Martí es tan rico y valioso que las palabras sobran. Solo quiero, espero, anhelo y sueño que sea leído con el corazón por nuestros representantes en el Congreso.---------------------------------------------

 

(I) Revista Universal, México, 9 de julio de 1875. Obras completas, Edición Crítica, Centro de Estudios Martianos y Casa de las Américas, La Habana, 1983, t. II, p. 116-117. - See more at: http://www.elcaribe.com.do/2013/07/05/pensamiento-caribeno-siglo-xix.-marti-diputado#sthash.I0U4UEcf.dpuf

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