ENCUENTROS
Tareas
pendientes: OCTAVIO PAZ y el I Ching
Por: Mu-Kien Adriana Sang Ben
Misión de la
literatura: Todo resuena, apenas se rompe el equilibrio de las cosas. Los
árboles y las yerbas son silenciosas; el viento las agita y resuenan. El agria
está callada: el aire la mueve, y resuenan; las olas mugen: algo las oprime; la
cascada se precipita: le falta suelo; el lago hierve; algo lo calienta. Son
mudos los metales y las piedras, pero si algo los golpea, resuenan. Así el
hombre. Si habla, es que no puede contenerse; si se emociona, canta; si sufre,
se lamenta. Todo que sale de su boca en forma de sonido se debe a una ruptura
de su equilibrio. Octavio Paz, Trazos.
Buscando sobre Octavio Paz me
encontré con una interesante entrevista que le hicieron al pensador mexicano
acerca del I Ching. Antes de pasar directamente a las opiniones del pensador,
hablaremos sobre lo qué es este libro
tan importante.
EI I Ching es considerado el libro de las mutaciones o de los
cambios. Es uno de los
textos más antiguos de la filosofía
china, que todavía hoy tiene vigencia por su poder predictivo. Se le conoce
también como el oráculo que surgió alrededor de 1.200 A.C. y se enmarca dentro de los Cinco Clásicos confucianos. Es
utilizado para ayudar a quien lo
consulte a descubrir su situación presente y a predecir su futuro, orientándolo
en cómo solucionarlo. No es
pronóstico, sino que revela por qué suceden las cosas. Los símbolos y sentencias del I Ching todavía
son utilizados en la vida diaria china.
Volvamos a
la entrevista. Hay una entrevista muy
relevante que se produjo entre Joung
Kwon Tae, profesor e
investigador del Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de
Guadalajara, con Octavio Paz sobre el I Ching que fue publicada en la Revista
Claves de la Razón Práctica, número 61, abril de 1996, editorial
Progresa, Grupo Prisa.
Cuando Joung Kwon Tae le preguntó
sobre el I Ching, específicamente sobre los hexagramas utilizados: ¿Cree usted que los hexagramas son símbolos criptográficos que codifican
el secreto del universo? Paz contestó:
Quizá sea mucho hablar de secreto del universo. Era posible creer eso en
el pasado; ahora sabemos que estamos muy lejos de conocer esos secretos, y
mucho menos a través de un antiguo sistema de símbolos y de signos como el I
Ching. A mí ese libro me fascinó porque asocia de una manera a un tiempo coherente
y poética los cambios de la naturaleza y, con ellos, los de los hombres.
Subrayo: los hombres no en soledad sino en relación con los otros hombres, es
decir, en sociedad. Esto, para mí, hombre de cultura occidental, fue muy
estimulante; estamos acostumbrados a ver a los hombres como entidades separadas….Volviendo
al I Ching, podría decirse que es la teoría de la correspondencia universal,
pero en movimiento. El I Ching
se funda en una filosofía natural: el ciclo de las mutaciones que experimentan
el mundo y los hombres. Es, sobre todo, un tratado o guía moral que nos ofrece
las respuestas y actitudes que podemos adoptar ante ciertas situaciones
arquetípicas, comunes a todos los hombres y a todos los tiempos. Ética y
política.
Joung Kwon Tae. Me parece que la expresión
simbólica del I Ching intenta superar los límites del lenguaje. ¿Usted cree que
el signo simbólico no tiene límites?
No sé si tiene límites. Su pregunta en realidad son varias preguntas.
Procuraré contestar la relativa al lenguaje. Es cierto que, al escribir,
inmovilizamos los signos lingüísticos… o los sonidos, si es que hablamos. Pero
la expresión –la escrita y la oral- son momentos del fluir del lenguaje,
continuamente en movimiento. Las lenguas nacen, crecen, maduran, languidecen y
mueren. Hay muchas lenguas muertas en el mundo. El caso del I Ching es
distinto. Constituido por dos signos básicos, sus combinaciones reproducen los
cambios del universo. Esa pareja primordial de signos son el yin y el yang, luz y oscuridad, arriba y abajo, lo masculino y lo femenino,
etcétera. Cada cambio es una permutación y cada permutación es el emblema tanto
de los movimientos cósmicos como de las situaciones humanas. Filosofía del
cambio.
A diferencia de los del lenguaje, los cambios del I Ching no son lineales
sino cíclicos. Es un movimiento circular: los signos cambian, pero al final,
regresan al punto de partida, a la dualidad primordial del universo.
Joung Kwon Tae. Así, ese libro es realmente una
obra abierta, ¿no?
Octavio Paz. Sí, en cierto modo.
Uno de los grandes atractivos del I Ching es ser un sistema en el cual
interviene el azar; cuando uno tira las monedas, enseguida interviene la
voluntad de aquel que tira las monedas e interpreta los signos conforme a
ciertas reglas. Por una parte, el accidente; por la otra, el texto del I Ching.
Es un texto fijo. No obstante, tiene que ser interpretado por cada lector. Hay
una continua interrelación entre un texto pensado y escrito hace miles de años
y la interpretación que puede ser de hoy o de mañana.
Joung Kwon Tae. ¿El concepto de obra abierta y el
sistema del I Ching serían términos equivalentes?
Octavio Paz. No, son términos
afines. Creo que el I Ching es un sistema cuya operación resulta en consejos o
avisos de orden práctico. Es un manual de prudencia, diría Gracián. Un saber mundano, pero ese
saber está fundado no en ideas fijas como en Occidente, sino en una filosofía
de la naturaleza. El I Ching es una visión del movimiento cósmico. Ese
movimiento es de carácter cíclico o circular: los fenómenos naturales y los
hombres somos momentos de ese ritmo que siempre vuelve al comienzo para empezar
de nuevo. La “obra abierta” –una expresión que estuvo de moda hace algunos años-
no está fundada en una filosofía cíclica natural. Como su nombre mismo lo dice,
es una obra sujeta a un número prácticamente infinito de variaciones: las que
le atribuye cada lector-autor. Su desarrollo es lineal, como el del lenguaje:
nunca vuelve al comienzo. Por último: la noción de “obra abierta” no es de
orden filosófico o moral; es un concepto estético o, más exactamente, literario.
Después la entrevista se centra en
otros aspectos de la filosofía China. El entrevistador preguntó las diferencias
entre ellas, especialmente entre el budismo y el taoísmo. El mexicano universal contestó:
Octavio Paz. Sí, el budismo y el
taoísmo son negación del lenguaje precisamente porque quieren ir más allá del
lenguaje. La gran seducción del Ch´an y en general de todas las corrientes
budistas es que proclaman la vacuidad universal. Pero el budismo no culmina en
un simple nihilismo ni en un escepticismo que niegue al mundo, al hombre y al
lenguaje. Nagarjuna nos dice que
Sunyata, la intuición de la
verdad o de la realidad última, es la percepción de la vacuidad universal vacía de su vacuidad. O Dicho de otro
modo: si todo es vacuo, la afirmación de la vacuidad de la realidad también
está vacía. Así, por el camino del escepticismo radical y de la negación, el
budismo reintroduce al mundo y al lenguaje. Reintroduce a la vida, a la acción,
al cuerpo.
Joung Kwon Tae.
¿Cuántos escritores han recibido la influencia del Libro de los cambios?
Octavio Paz. No lo sé. Tuvo mucha influencia en la literatura china, en la coreana y
en la japonesa. En Occidente, después de las primeras traducciones, interesó
sobre todo a los orientalistas y a los filósofos. En el siglo XX esa influencia
se extendió y ha sido enorme, especialmente en Estados Unidos... A mí también
me impresionó la lectura de ese libro. Incluso lo consulté a veces ante
problemas de mi vida íntima. Pero volvamos a la doctrina del silencio. Una de
las críticas más curiosas es la del poeta Po Chu-i. Aunque era confuciano, conocía bien el budismo y el
taoísmo.
La entrevista es mucho más amplia, pero por razones de espacio tuve que
acortarla. Lo interesante es que por
mucho que lea y escriba sobre la filosofía china, más me doy cuenta de su
complejidad, amplitud y belleza. Una
tarea que seguirá pendiente en mi vida hasta que desaparezca. Lo interesante de
esta entrevista fue ver cuánto conocía Octavio Paz la filosofía, la cultura y
la literatura de mis ancestros. Envidia sana. ¡Qué profunda formación tenía
este hombre! ¡Verdaderamente impresionante!
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