ENCUENTROS
El del poder ¿un peligro? ¿un
tesoro?
Por: Mu-Kien Adriana Sang
Noción de Patria, Mario Benedetti
Cuando resido en este país que no sueña
cuando vivo en esta ciudad sin párpados…
siento que algo me cerca y me oprime
como si una sombra espesa y decisiva
descendiera sobre mí y sobre nosotros
para encubrir a ese alguien que siempre afloja
el viejo detonador de la esperanza.
Cuando vivo en esta ciudad sin lágrimas
que se ha vuelto egoísta de puro generosa
que ha perdido su ánimo sin haberlo gastado
pienso que al fin ha llegado el momento
de decir adiós a algunas presunciones
de alejarse tal vez y hablar otros idiomas
donde la indiferencia sea una palabra obscena….
Miré
admiré
traté de comprender
creo que en buena parte he comprendido
y es estupendo…
Pero ahora no me quedan más excusas
porque se vuelve aquí
siempre se vuelve.
La nostalgia se escurre de los libros
se introduce debajo de la piel
y esta ciudad sin párpados
este país que nunca sueña
de pronto se convierte en el único sitio
donde el aire es mi aire
y la culpa es mi culpa
y en mi cama hay un pozo que es mi pozo
y cuando extiendo el brazo estoy seguro
de la pared que toco o del vacío
y cuando miro el cielo
veo acá mis nubes y allí mi Cruz del Sur
mi alrededor son los ojos de todos
y no me siento al margen
ahora ya sé que no me siento al margen.
Quizá mi única noción de patria
sea esta urgencia de decir Nosotros
quizá mi única noción de patria
sea este regreso al propio desconcierto.
cuando vivo en esta ciudad sin párpados…
siento que algo me cerca y me oprime
como si una sombra espesa y decisiva
descendiera sobre mí y sobre nosotros
para encubrir a ese alguien que siempre afloja
el viejo detonador de la esperanza.
Cuando vivo en esta ciudad sin lágrimas
que se ha vuelto egoísta de puro generosa
que ha perdido su ánimo sin haberlo gastado
pienso que al fin ha llegado el momento
de decir adiós a algunas presunciones
de alejarse tal vez y hablar otros idiomas
donde la indiferencia sea una palabra obscena….
Miré
admiré
traté de comprender
creo que en buena parte he comprendido
y es estupendo…
Pero ahora no me quedan más excusas
porque se vuelve aquí
siempre se vuelve.
La nostalgia se escurre de los libros
se introduce debajo de la piel
y esta ciudad sin párpados
este país que nunca sueña
de pronto se convierte en el único sitio
donde el aire es mi aire
y la culpa es mi culpa
y en mi cama hay un pozo que es mi pozo
y cuando extiendo el brazo estoy seguro
de la pared que toco o del vacío
y cuando miro el cielo
veo acá mis nubes y allí mi Cruz del Sur
mi alrededor son los ojos de todos
y no me siento al margen
ahora ya sé que no me siento al margen.
Quizá mi única noción de patria
sea esta urgencia de decir Nosotros
quizá mi única noción de patria
sea este regreso al propio desconcierto.
Me encantan los poemas de Mario
Benedetti, porque sus inquietudes existenciales expresadas en versos coinciden
con las mías. Me encanta su ritmo
expositivo, el uso de palabras sencillas para expresar ideas y pensamientos
profundos. Y como él, estoy buscando sentido a estos días agitados porque
quiero volver a encontrar la esperanza de un mundo mejor.
Los acontecimientos
internacionales en estos días me obligan a plantearme muchas preguntas. Celebré
la elección de Luis Ignacio Lula Da Silva, el líder de los trabajadores que
durante décadas era el símbolo de la esperanza encarnada. Fue electo presidente
de Brasil en el año 2003. Logró reelegirse, manteniéndose en el poder hasta el
año 2007. Cuando Dilma Rousseff fue electa presidenta se ganó la simpatía y el apoyo
de todas las mujeres del mundo. Sus primeras declaraciones diciendo que
combatiría la corrupción y a los funcionarios corruptos de manera ejemplar, e
incluso serían cancelados incluso hasta con el rumor público. Hoy ambos son cuestionados acusados de
corrupción. Incluso los días de la
presidenta están contados. La población
se ha manifestado pidiendo su renuncia.
En Venezuela el partido oficial y
su presidente, a pesar de su descrédito, de la crisis social y de la falta de
abastecimiento de productos esenciales, insisten en permanecer, en defender su
discurso rancio y repetitivo; creyendo erradamente que el liderazgo Chávez es
hereditario.
Nosotros estamos viviendo la
vorágine de un proceso electoral. Ya lo he dicho, el PLD y su candidato se
impusieron: renegaron de la no reelección, cambiaron la Constitución de la
República, y sobre todo, muchos “dirigentes cuestionados” de su partido por sus
actividades non santas siguen en sus actividades como si nada. Mientras, la oposición dividida no crece. El
partido oficial tiene las encuestas a su favor, incluyendo las que
tradicionalmente han sido las más predictivas.
Podría seguir enumerando
situaciones. Por ejemplo, que Cristina Fernández de Kirchner salió
desacreditada del gobierno, y que su sucesor se ha empeñado en enumerar sus
desastres y enrostrarle sus errores. Decir
que en Chile Michelle Bachelet, quien subió de nuevo al poder con un aura de
éxito y de realizaciones, sin embargo, su familia más cercana fue descubierta
en una serie de transacciones en donde primaba la corrupción y el tráfico de
influencia.
La pregunta que se impone ¿Qué
pasa con el poder? ¿Por qué la mayoría de los que llegan al poder no solo lo
disfrutan sino que olvidan las razones por las cuales fueron elegidos? ¿Qué pasa con el poder que la mentira se
convierte en verdad, que los farsantes de repente son seres respetables? ¿Qué
pasa con el poder que el sentido profundo de la ética no solo se olvida, sino
que se pisotea? ¿Qué pasa con el poder?
Podría hacer una reflexión
histórica e intelectual, como lo he hecho otras veces. Volver a tomar los libros de George Burdeau que
tanto impacto tuvo en mí durante mis años de vida estudiantil en París. Su obra sobre la teoría del estado y el poder
me abrieron los ojos, a través de su lectura descubrí un mundo nuevo. Podría tomar otros autores, buscar nuevos
para aprender nuevas teorías, pero no quiero.
Hoy solo soy una ciudadana
profundamente inquieta y dolida porque en el proceso electoral la razón se
abandona y la sed de poder se acrecienta. Los que están y desean permanecer
solo exponen sus logros, sin la más mínima actitud crítica. Los que desean llegar solo ven lo negativo,
nada se ha hecho bien. He sido testigo
de ver a jóvenes que de las ilusiones iniciales, de las esperanzas llenas de
proezas de sus inicios, se han convertido en piezas más del sistema,
reproduciendo los mismos esquemas. Su caminar es diferente, ahora lo hacen como
si el mundo estuviera a sus pies. Sus
ojos ya no miran el suelo, solo el cielo. Sus hombros se mantienen en alto. Su
voz cambia. Su vocabulario se ha aumentado con palabras aprendidas sin saber su
contenido. Su vestuario es diferente.
Atrás quedaron las ropas informales para ser sustituidos por trajes nuevos
comprados a plazos. Se reproducen los esquemas. Y yo me enfermo de ver cómo han
perdido su inocencia y se ha convertido en fáciles presas del juego del
poder. Lo mismo me ha ocurrido con
algunas jóvenes mujeres. Y confieso que constar esa realidad me pone muy, muy
triste.
¿Qué pasa con el pode que todos
lo desean? ¿Qué pasa con el poder que todos se transforman en otros seres?
“El poder
tiene a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente…” Lord Acton
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