ENCUENTROS
Itinerario. El Tao llegó a mi vida.
Había una vez dos monjes que paseaban por el jardín de un monasterio
taoísta. De pronto uno de los dos vio en el suelo un caracol que se cruzaba en
su camino. Su compañero estaba a punto de aplastarlo sin darse cuenta cuando le
contuvo a tiempo. Agachándose, recogió al animal y dijo:
Mira, hemos estado a punto de matar este caracol, y este animal representa
una vida y, a través de ella, un destino que debe proseguir. Este caracol debe
sobrevivir y continuar sus ciclos de reencarnación.
Y delicadamente volvió a dejar el caracol entre la hierba.
¡Inconsciente!, exclamó furioso el otro monje.
.- Salvando a este estúpido caracol pones en peligro todas las lechugas que
nuestro jardinero cultiva con tanto cuidado. Por salvar no sé qué vida
destruyes el trabajo de uno de nuestros hermanos.
Los dos discutieron entonces bajo la mirada curiosa de otro monje que por
allí pasaba. Como no llegaban a ponerse de acuerdo, el primer monje propuso:
.- Vamos a contarle este caso al gran sacerdote.
.- Él será lo bastante sabio para decidir quién de nosotros dos tiene la
razón.
Se dirigieron entonces al gran sacerdote, seguidos siempre por el tercer
monje, a quien había intrigado el caso. El primer monje contó que había salvado
un caracol y por tanto había preservado una vida sagrada, que contenía miles de
otras existencias futuras o pasadas. El gran sacerdote lo escuchó, movió la
cabeza, y luego dijo:
.- Has hecho lo que convenía hacer.
.- Has hecho bien.
El segundo monje dio un brinco.
.- ¿Cómo?
.- ¿Salvar a un caracol devorador de ensaladas y devastador de verduras es
bueno?
.- Al contrario, había que aplastar al caracol y proteger así ese huerto
gracias al cual tenemos todos los días buenas cosas para comer.
El gran sacerdote escuchó, movió la cabeza y dijo:
.- Es verdad.
.- Es lo que convendría haber hecho.
.- Tienes razón.
El tercer monje, que había permanecido en silencio hasta entonces, se
adelantó.
.- ¡Pero si sus puntos de vista son diametralmente opuestos!
.- ¿Cómo pueden tener razón los dos?
El gran sacerdote miró
largamente al tercer interlocutor. Reflexionó, movió la cabeza y dijo:
.- Es verdad.
.- También tú tienes razón. (Cuento
El Caracol. Un cuento taoísta)
En 1994 escribí un
artículo en el desaparecido periódico El Siglo, escribí un artículo que se
titulaba El Tao y yo, en el que hablaba de que mi encuentro con el taoísmo
había sido gracias a Rafael, mi esposo, quien me dijo en uno de nuestros
primeros encuentros amorosos que uno de sus libros favoritos era La importancia
de vivir de Lin Yutang . Mi asombro fue enorme. Era el libro de cabecera de mi
padre, y yo, renegaba de su contenido por considerarlo no científico. Entonces
lo devoré. Entendí que papá era un taoísta profundo, y, lamentable y tristemente,
lo conocí mejor muchos años después de haber fallecido. Esta obra, escrita hace más 60 años, es una
introducción simple y bien escrita de la filosofía taoísta. Con profundo dolor, por haber sido injusta
con papá, decidí adentrarme al pensamiento taoísta. Seguí con Lin Yutang, leí
La importancia de Comprender y una Hoja en la tormenta. Y en cada una de sus lecturas me gustaba no
sólo lo que decía, sino como lo decía, como estas reflexiones suyas:
Vive como si no fueras a morir nunca,
actúa como si fueras a morir mañana.
El hombre superior ama su alma; el hombre
inferior ama su propiedad
En esta vida hay lágrimas, y lo que
importa, después de todo, es ante que lloramos.
El máximo de poder es la iniciación de la
decadencia
Hay dos maneras de difundir la luz... Ser
la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja
Decidí ir a la fuente
del taoísmo, y me introduje a las lecturas del Tao Te King. Leí a Huanchu
Daoren, así como el Arte de la guerra y a Alan Watts, un taoísta británico que
decidió adentrarse a las profundidades del tao. Una de las obras que más
disfruté fue el libro que escribieron él y Ling Yutang, escrito en forma de
diálogo. Watts tenía la virtud de
escribir hermosamente, por eso sus libros son realmente cantos a la vida y a la
naturaleza. Encontré algunos de sus pensamientos, tan profundos son que nos
obligan a meditar. Seleccioné estos, los invito a leerlos con detenimiento:
“ Cuando creer en
lo eterno resulta imposible, y sólo queda el pobre sustituto de creer en la
creencia, los hombres buscan su felicidad en las alegrías temporales”
“Para ¨tener¨ agua
corriente, uno debe dejarla correr libremente. Lo mismo es cierto de la vida y
de Dios”
“Ser pasajero es
vivir; permanecer y continuar es morir”
“Resistirse al
cambio, tratar de aferrarse a la vida, es como retener el aliento: si
persistes, mueres”
“El poder de las
palabras se le ha subido al hombre a la cabeza en mas de un aspecto. Definir
significa casi lo mismo que comprender. Y más importante: Las palabras han permitido
al hombre definirse, etiquetar parte de su experiencia como `yo`”.
¿Qué es el Tao? El Tao,
conocido también como Dào, es un concepto metafísico que nació con el taoísmo,
aunque también es usado por el
confucionismo y el budismo. Podría
afirmarse que el tao o dao significa el camino y la doctrina. Para el taoísmo
el tao se refiere a la esencia misma del universo, que implica el orden natural de las cosas. Se sustenta en cinco principios básicos, a
saber:
1. El respeto a la Naturaleza.
2. La No violencia,
la NO ACCION. Los taoísta afirman que la mejor guerra es la que no se produce,
y la mejor batalla es la que no se libra.
3. La serenidad y la armonía
como principios para la acción.
4. El desarrollo espiritual
5. El desarrollo de la
existencia sustentada en la plenitud y vitalidad
El Tao llama a estar en
sintonía con la naturaleza, y en esa interacción es capaz de percibir la realidad
en sus dos ambitos: el superficial y el más profundo, que es en definitiva el rector
y guia del superficial. Todo,
absolutamente todo, dicen los taoistas, debe ser visto en su movimiento y en su
equilibrio, porque es el juego de dos fuerzas contradictorias que se
complementan: el Yin y el Yang. La
rigidez es negativa. El agua es la esencia de la vida. Ella es blanda y es
capaz de vencer a la piedra, con paciencia y tesón, como puede evidenciarse en
estos pensamientos de Lao Tse, el padre del taoísmo
El que domina a
los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.
Con buenas
palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras.
Las palabras
elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.
Saber que no se
sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.
El sabio no
enseña con palabras, sino con actos.
mu-kiensang@pucmm.edu.do
sangbemukien@gmail.com
@MuKienAdriana
No hay comentarios:
Publicar un comentario