ENCUENTROS
Carta al pequeño niño Jesús
Por: Mu-Kien Adriana Sang
Carta
del Niño Jesús en Navidad
Como sabrás nos acercamos nuevamente
a la fecha de mi cumpleaños,
todos los años
se hace una gran fiesta en mi honor
y creo que este año sucederá lo mismo.
En estos días la gente hace muchas compras,
hay anuncios en el radio,
en la televisión y por todas partes no se habla de otra cosa,
sino de lo poco que falta para que llegue el día.
La verdad, es agradable saber,
que al menos,
un día al año algunas personas
piensan un poco en mí.
Como tú sabes hace muchos años
que comenzaron a festejar mi cumpleaños,
al principio no parecían comprender
y agradecer lo mucho que hice por ellos,
pero hoy en día nadie sabe para que lo celebran...
Recuerdo el año pasado
al llegar el día de mi cumpleaños,
hicieron una gran fiesta en mi honor;
pero sabes una cosa, ni siquiera me invitaron.
Yo era el invitado de honor y ni siquiera
se acordaron de invitarme,
la fiesta era para mí y cuando llego el gran día
me dejaron afuera,
me cerraron la puerta.
¡Y yo quería compartir la mesa con ellos!
La verdad no me sorprendió,
porque en los últimos años
todos me cierran las puertas. Carta del Niño Jesús en Navidad al Mundo,
publicado por Martina en diciembre 2012.
Querido Niño Jesús:
Faltan pocos días,
tres exactamente, para celebrar un nuevo nacimiento tuyo. En 72 horas, Tú, que
fuiste concebido por obra y gracia divina,
abrirás otra vez tus ojos al mundo,
con la esperanza de que tu legado haya sido comprendido, más aún, imitado.
Tal vez ya no
recuerdas que cada año, cuando era una niña, te dejaba una cartita junto al
árbol, acompañada por un vaso de agua fría, por sí tenías sed cuando entraras
a mi casa. Mi corazón infantil sólo
alcanzaba a escribirte un larga lista de deseos, que se resumían en regalos que
esperaba recibir. Me complacías a veces; otras no. Me enojaba porque trabajaba
todo el año para hacerme meritoria de tus recompensas. Adolescente comprendí que mis padres no
podían complacer siempre las peticiones porque éramos muchos. Entonces te pedí
perdón, porque te hacía culpable de mi frustración infantil.
¿Sabes? buscando materiales para escribirte esta carta, encontré que el
Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, también hizo uso de su imaginación
infantil y en su niñez supo escribirte muchas cartas: “Querido Niño Jesús, pronto descenderás sobre la tierra. Traerás
alegría a los niños. También a mí me traerás alegría. Quisiera el Volks-Schott, una vestimenta verde para la Misa y un
Corazón de Jesús. Seré siempre bueno. Saludos, de Joseph Ratzinger”. Esta carta está fechada de 1934. ¡Cuánta
inocencia! (http://infocatolica.com/blog/buhardilla.php/1212180240-querido-nino-jesus-una-carta)
En su corazón de niño, el Papa
retirado, escribía, como lo hice yo y todos los niños de mi generación y de generaciones anteriores, la típica cartita de
Navidad, en la que te solicitábamos nuestros regalos más ansiados.
Pero ¿sabes? querido niño Jesús, tengo miedo de que despiertes, pues te
encontrarás un mundo muy diferente al que soñaste y luchaste. Peor aún, te
hemos olvidado. El pesebre y su simbolismo de redención y esperanza no existe
en el imaginario colectivo de esta humanidad que pisotea constantemente tu
nombre.
Te escribo esta carta y se me retuerce el corazón al rememorar el esmero
que ponía para escribirte y hacerte mi larga lista de peticiones. Ya no soy una
niña. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Y tanto ha cambiado el mundo, que
casi he olvidado escribir a mano. ¡Mis dedos sólo saben transcribir mis
pensamientos y sentimientos cuando estoy sentada en un teclado de computadora!
¡Qué diferente es este mundo que abandonaste tan joven! La tierra donde
tu Madre te alumbró es ahora zona de conflictos, de guerra y muerte. Tus
hermanos de raza y sangre no se comprenden. Luchan hasta la muerte por sus
ideas, por sus creencias y por un trozo de tierra que dicen les pertenece. Allí nadie profesa tu fe. La de ellos es distinta. No tienen el mismo
Dios, y para ellos no eres el Mecías.
Querido Jesús mío. Estás muy solo.
Aquí en las tierras que aceptamos el misterio de tu concepción y
nacimiento, que aceptamos la existencia tuya como hijo de Dios, también te
hemos olvidado. Tu padre es a veces recordado sólo cuando algunos nos
encontramos en apuro. Mientras la vida sigue como torbellino se olvidan, nos
olvidamos, de ustedes. Las celebraciones de tu nacimiento no son más que
fiestas; en las cuales tu nombre ni siquiera es mencionado.
Así como estás solo, yo también a veces me siento sola y extraña en este
terruño que amo profundamente, pero cuyo derrotero me golpea y lastima. Es más,
querido niño, el curso que ha seguido el mundo entero me hace daño, porque poco
a poco hemos perdido no solo la espiritualidad por la que abogaste, sino la
simple humanidad. ¿Te imaginas? ¡Qué dolor tan grande debes sentir!
La vida que defendiste ha perdido el sentido. Ahora y siempre se desarrollan guerras de dominio y
control, por el simple placer del poder y dinero. Como quiso hacer Herodes
quien sintiéndose amenazado hizo lo imposible para impedir que crecieras. Ahora es lo mismo. El Mesías es una simple
idea del pasado. Los bárbaros de hoy no toleran la disidencia ni a quienes lo
enfrentan. Vivimos ahora la decadencia romana del Imperio. Sólo la voluntad del
Emperador y sus secuaces tiene validez; el placer y el desenfreno quieren
sustituir los sentimientos. Desean borrar, a fuerza de dinero, la profundidad
del alma.
Querido niño Jesús, mi petición de hoy es simple: derrama a esta
humanidad un poco de tu bondad, de tu gracia, de tu sabiduría y tu perdón.
Vuelve a enseñarnos como lo hiciste en sus escasos 33 años de vida, cómo fuiste
capaz de atraer a tu redil a ladrones y prostitutas. Ven, enséñanos a perdonar.
Ven, ven ayúdanos a rescatar la humanidad sepultada en el corazón de la tierra.
No pido más nada buen niño, Mesías de la esperanza. Mis deseos y
aspiraciones personales, que las tengo como humana que soy, te prometo que
procuraré con esfuerzo y trabajo diligenciarlas. Sólo quiero que esta humanidad abandone su
ceguera, su banalidad y su sinrazón. Prometo que haré el mayor de mis esfuerzos
de portarme bien durante los próximos 12 meses del año que viene. Mientras,
espero que puedas complacer estas simples, pero grandes, peticiones.
sangbenmukien@gmail.com
@MuKienAdriana
mu-kiensang@hotmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
No hay comentarios:
Publicar un comentario