lunes, 27 de enero de 2014

Pensamiento conservador en América Latina, 3


El pensamiento conservador latinoamericano y los procesos independentistas en América Latina del siglo XIX,  3

 

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 



@MuKienAdriana

 

 

Un problema de la historiografía con que hasta hoy contamos es la falta de definiciones claras de lo que era, durante la primera mitad del siglo XIX, un conservador, un liberal, un centralista, un federalista, un monarquista o un republicano.  El liberalismo, por ejemplo, se ha definido a veces simplemente como una ideología antimonárquica (por lo que el liberalismo se ha confundido con el republicanismo en cuanto a la proposición de una forma de gobierno). Otras se ha definido en base a sus rasgos anticlericales. Otras como un sistema de gobierno que buscaba limitar el poder. Y las más veces como una ideología que se basaba en la protección de los derechos individuales…¿Qué dice esto del liberalismo del cual supuestamente somos herederos? Quizás sea por eso que, a pesar de nuestro "indiscutible abolengo liberal", los latinoamericanos hayamos podido tener regímenes tan conservadores…"

Luis Barrón, Liberales conservadores: Republicanismo e ideas republicanas en el siglo XIX en América Latina.[i]

 

Cuando en artículos anteriores, y en otros libros y artículos publicados, hemos insistido en la necesidad de hacer una reflexión nueva sobre las corrientes políticas e intelectuales que inspiraron tantos movimientos políticos y sociales en todo el continente latinoamericano.

 

Envueltos quizás en la lógica cartesiana, los historiadores nos hemos conformado con la definición, supuestamente antagónica, de que existían dos fuerzas políticas: los liberales y los conservadores.  Los primeros eran los "buenos", y los segundos, porque defendían el status quo y el hispanismo, eran los "malos".  Nos conformamos con la categorizar y clasificar. Es tiempo ya de pensar en  nuevos paradigmas, en nuevas explicaciones. Decidí buscar nuevos planteamientos. Hurgué por donde pude. Leí cuanto pude. Y en mi búsqueda encontré varios trabajos.

 

El intelectual Luis Barrón, en un interesante ensayo titulado Liberales conservadores: Republicanismo e ideas republicanas en el siglo XIX en América Latina  se pregunta cómo clasificar a los líderes del siglo XIX en América Latina.  Por ejemplo, dice, a José María Luis Mora, en México, se le clasifica como liberal; sin embargo, se pregunta "¿qué hacer cuando uno se encuentra con pasajes en los que Mora no reniega de las instituciones monárquicas? Y qué decir cuando resulta claro que Mora apoyaba los fueros en la Constitución Federal de 1824?...Lo mismo pasa en el caso de Bolívar. ¿Fue liberal o conservador? ¿O más bien tuvo una etapa liberal y una conservadora?" [ii]   Se responde afirmando con cierta amargura que es difícil responder a estas preguntas sin una definición clara de lo que es liberalismo y conservadurismo.

 

Parte su reflexión haciendo una amplia referencia sobre el pensamiento de Charles Hale, uno de los precursores del estudio del pensamiento en México a mediados del siglo XX, cuyo libro "El liberalismo mexicano en la época de Mora, 1821-1853" constituyó un verdadero hito en la historia intelectual mexicana, al plantear que la distancia entre liberales y conservadores era mucho menor de lo que se pensaba, acuñando incluso el término de "liberales-conservadores", pero, dice Barrón, Hale reforzó el mito de que el proceso independentista en la América, incluyendo a Brasil y a Hatí, fue producto de las reformas liberales que habían impuesto los Borbones. y que una vez triunfantes las revoluciones republicanas, el liberalismo se había hecho dominante y se había convertido en la ideología hegemónica en América Latina.  Se pregunta Barrón ¿estaba Hale en lo cierto? El piensa que no, yo me sumo a esa posición también.

 

Barrón plantea también que uno de los grandes problemas que ha tenido la historiografía latinoamericana es la carencia de definiciones claras y precisas que expliquen, para la primera mitad del siglo XIX, qué significaba un liberal, un centralista, un federalista, un monarquista y un republicano.

 

Y va más lejos el investigador cuando constata la gran paradoja de nuestra herencia liberal, heredada de los movimientos independentistas, lo que algunos llaman como "nuestro indiscutible abolengo liberal", con los múltiples gobiernos conservadores, más aún dictatoriales y aberrantes, como fue Porfirio Díaz en México.

 

¿Se necesitan cambiar los paradigmas? Tal vez sí. ¿Se necesitan nuevos mitos? la respuesta es no, pues la idea no es cambiar un mito por otro, sino adentrarnos, profundizar en cómo esos pensamientos, esas ideas llegaron a América.

 

Uno de los elementos más interesantes del ensayo de Barrón, es sin duda, su búsqueda sobre el origen de estas ideologías y estos pensamientos. Afirma que el liberalismo  el republicanismo llegaron a América desde Europa.  Se hace una pregunta fundamental "¿Qué fue exactamente el republicanismo como tradición política y cómo diferenciarlo del liberalismo" [iii]  Sigue preguntándose, muy acertadamente "¿no sería el republicanismo solo una etiqueta historiográfica y no una verdadera corriente histórica?". 

 

El investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica, CIDE, busca respuestas a sus preguntas. Plantea que es simplismo absoluto el definir al republicanismo como forma de gobierno opuesta a la monarquía.  Señala que algunos autores, como Philip Petit, enfatizan que la diferencia entre liberalismo y republicanismo es la libertad. Para un republicano, afirma Petit, la libertad es sencillamente la "no denominación".  Es decir, los derechos individuales están sometidos y sujetos a los derechos sociales.  Mientras que los liberales, en cambio, la libertad consiste en la no interferencia, pues los derechos individuales no pueden estar subordinados a ningún otro tipo de derecho. Así pues, "para un republicano es suficiente que la interferencia no sea arbitraria, para un liberal es necesario que no hay interferencia…el gobierno es el encargado de asegurar que no existan relaciones de dominación entre los miembros de la sociedad, y la ley es el único medio para que el gobierno pueda interferir en la vida y los asuntos privados de los ciudadanos y asegurar que no haya relaciones de dominación. Pero el bien común… es más importante que el individual… Para un liberal en cambio, el fin del gobierno es asegurar la libertad individual y la ley… debe intervenir lo menos posible en la vida y los asuntos privados de los ciudadanos…" [iv].  Una diferenciación interesante y novedosa. ¿No creen?

 

Se nos agotó el espacio, lamentándolo mucho, tendremos que seguir en el artículo de la semana que viene. Trabajaremos con el mismo ensayo, por ser tan interesante y novedoso. Hasta la próxima.



[i]Luis Barrón, en un interesante ensayo titulado Liberales conservadores: Republicanismo e ideas republicanas en el siglo XIX en América Latina  investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y presentado en Washington en el encuentro Anual de LASA (Latin American Studies  Association) en septiembre de 2001.
[ii] Ibídem
[iii] Ibídem
[iv] Ibídem

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