TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
VISIONES SOBRE EL CARIBE: Antonio Benítez Rojo ¿la
cultura caribeña como poética salvadora?
Por: Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
@MuKienAdriana
"A mí me parece que nuestra cultura responde
muy bien al carácter de instalación. donde encontramos varios elementos que
juegan un rol específico dentro de ella. Uno de esos elementos centrales es la
plantación. Porque…la plantación sirvió para despertar la conciencia de las
potencias occidentales de que África constituía una fuente de mano de obra
barata… De modo que para mí la plantación dentro de esa instalación, sería un
elemento principal porque fue la que hizo posible la dolorosa llegada del
africano, y sin la contribución cultural del africano no existiría el Caribe.
sin el componente africano el Caribe sería algo parecido a las islas Baleares,
serían culturas ciertamente con aspectos criollos, pero sin el componente
africano" Antonio Bénitez Rojo,
Entrevista en la Revista Memorias [i]
Antonio
Benítez-Rojo, nació en La Habana en 1931 y murió en el año 2005. Sin lugar a dudas, fue uno de los
intelectuales y escritores más importantes de la Cuba contemporánea del exilio.
Novelista, ensayista y agudo escritor,
que tuvo gran influencia en los investigadores caribeños de su
generación. Sus obras han tenido gran difusión en el mundo, ya que ha sido
traducida a nueve idiomas y han sido compiladas en más de cincuenta antologías.
Antonio Benítez tuvo una formación esmerada y
envidiable. Sus primeros estudios los realizó en la Universidad de La Habana donde estudió ciencias comerciales, para trasladarse luego a
la American University de Washington, Estados Unidos,
a especializarse en estadística. Finalizó de estudiar en México. A pesar de que tuvo
muchas ofertas de trabajo en Chile y Ginebra, decidió regresar a su Cuba
natal en 1958, convirtiéndose en el Jefe del Departamento de Estadísticas en el
Ministerio de Trabajo de Cuba. De esa posición inicial, pasó a ocupar
diferentes cargos en la administración cubana: vicedirector de la Dirección
Nacional de Teatro y Danza del Consejo Nacional de Cultura (1966-1967) y jefe
de redacción de Cuba Internacional (1968-1969). Además dirigió el Centro
de Investigaciones Literarias (1970-1971), el Departamento Editorial
(1974-1980) y el Centro de Estudios del Caribe (1979-1980) en la Casa de las
Américas. Para 1975, Benítez-Rojo había logrado ser la máxima autoridad de la
entidad. Y desde allí comenzó a publicar sus obras. Su novela, "El Mar de
las Lentejas" fue traducida al inglés, siendo seleccionada por The New York Times como uno de los libros más notables e importantes de 1992.
Siguió escribiendo. Sus cuentos también
tuvieron gran difusión, obteniendo la más alta distinción al ganar en febrero
de 1966, el Premio Casa de las Américas por el libro de historias cortas Tute de
reyes. Poco tiempo después le fue
otorgado el premio del sindicato de escritores, en el cual describía con
objetividad sorprendente las impresiones de su viaje por un viaje a un país
socialista. En 1969 obtuvo el premio de la Unión de Escritores y Artistas
Cubanos (UNEAC) por El escudo de hojas secas.
En 1980, gracias a un permiso del gobierno
cubano, pudo viajar a Francia para ofrecer una conferencia en La Sorbona de París. Y desde ahí hizo
un periplo por el mundo desde Alemania, pasando por Inglaterra y finalmente a
Estados Unidos. No volvió a su Cuba amada debido a sus posiciones críticas. En
EE.UU, enseñó español en el Amherst College, Massachusetts,
llegando incluso a dar clases en las universidades de Harvard, Emory, Brown, Yale, Pittsburgh y Miami.
Sin duda alguna su publicación más
influyentes fue, La Isla que se Repite, publicada en 98 por Editorial
Casiopea en Barcelona. Murió en 2005, dejando a su haber obras que marcaron el
imaginario caribeño. Sobre esta obra
hablaremos en la próxima entrega.
En este artículo de esta semana, quiero hacer
referencia a una entrevista que le hiciera Javier Ortiz Cassiani para la
Revista Memorias de la Universidad UNINORTE de Barranquilla. La entrevista fue publicada póstumamente, cuatro
años después de su muerte. El entrevistador define a Benítez Rojo de la
siguiente manera:
Antonio Benítez Rojo es un hombre de andar pausado, conversación generosa y
sonrisa plena. Pero también, como la mayoría de los hombres nacidos en los
pueblos del mar, a veces en su diario trabajo como profesor de literatura…lo
asalta una tristeza húmeda y secreta, una nostalgia del naufragio, que parece
encontrar en el cadencioso canto de Cesaria Evora su expresión magistral. Tal
vez por eso, este narrador y ensayista cubano…sueña con un Caribe unido, una
gran nación a la que llama Nueva Atlántida"[ii]
El argumento principal de Benítez Rojo, como
afirma Ortiz Casiani en la hermosa introducción de la entrevista, es que en El Caribe, a pesar
de la fragmentación, consecuencia de la azarosa vida imperial, y a pesar de las
diferencias idiomáticas y geográficas y muy especialmente, "por encima de la soberanía mezquina de las divisiones políticos
administrativas, está la soberanía de la cultura: flujos que se conectan, un
meta archipiélago que condensa las experiencias coloniales, la diáspora de
negros esclavos africanos, la migración asiática y árabe…" [iii]
Y para esta utopía caribeña, inspirada quizás
en la unidad antillana de Hostos, pero que se refería solo a las islas de
origen hispano, Benítez Rojo sostiene que la salvación de este particular
archipiélago de islas situadas en el Mar Caribe, es su instancia salvadora e
integradora, según sus propias palabras, está vinculada necesariamente a la
cultura como elemento de emancipación.
El Caribe, sus islas, pero sobre todo su gente, nosotros los caribeños,
siempre hemos encontrado la manera de salir huyendo de la tragedia, a pesar de
los "designios inexorables del apocalipsis", como afirma Ortiz. Las
opciones binarias totalizadoras, continúa exponiendo, no han podido, a pesar de
sus ingentes esfuerzos, de imponerse, porque ha existido la resistencia del
baile, la alegría y el color.
Cuenta Ortiz Casani que durante el seminario
Internacional de Estudios del Caribe (1999), tuvo la oportunidad de conversar
con Antonio Benítez Rojo, un verdadero sueño hecho realidad.
La tesis fundamental de Benítez Rojo en
relación a la historia caribeña que desemboca en una utopía soñadora se
sostiene en el elemento de la plantación.
Sostiene que la "plantación
encierra al mismo tiempo su oposición, un contrario, como es natural, y cuyo elemento
principal… es el palenque. Que sería el ícono que mejor representaría, en este
caso, la inconformidad y la resistencia. Por supuesto hay otros íconos de la
resistencia, pero el palenque es el más significativo."[iv]
Ahora bien, aclara el intelectual cubano, el hecho de que sostenga que todo
lo relativo a las plantaciones produjo un sincretismo cultural, esto no implica
homogeneidad, pues El Caribe es, en esencia, una gran mezcla de culturas y
sincretismos, tan compleja, como lo es cualquiera cultura en cualquier parte
del mundo.
Otro elemento común en El Caribe, sigue
afirmando Benítez en su entrevista, es la música; la cual si bien no es
idéntica tiene bases fundamentales como es la percusión, por ejemplo. Una
constante ,que según dice, "iría
desde lo ritual hasta lo popular, pasando por lo culto, porque también hay
música culta. Creo que eso es crucial. La música es nuestra producción cultural
más efectiva y más estimada, y además tiene la ventaja de que como el Caribe
está fragmentado en distintas lenguas, en realidad, lo que nos une en una sola
lengua es la música."[v]
La larga entrevista no puede resumirse en
este espacio delimitado. Una pena,
porque la riqueza de su reflexión se resume perfectamente en las respuestas más
que inteligentes a las preguntas. El
entrevistador le pregunta directamente cómo se vincula el elemento negro en el
Caribe hispano, como son los casos de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico.
La respuesta de Benítez no se deja esperar:
El problema con lo negro se presenta sobre todo en los países del Caribe
hispánico por las características etnológicas de su población. Lo que va a
ocurrir es que finalmente en Cuba y en otros países se les va a reconocer la
importancia cultura y la contribución de África. Efectivamente que en la cultura cubana, la
cultura puertorriqueña, actuaron componentes africanos, y se reconoce esa
africanía. A pesar de la discriminación racial, la gente sabe que la cumbia
tiene elementos africanos…hasta hace unos pocos años había una corriente
hispanista tremenda que trataba de negar todo lo africano…Bien, ahora al negro
se le reconoce su importancia cultural y su enorme contribución a la cultura
nacional, pero lo que falta en muchos de estos países es el tránsito del poder
cultural al poder político…[vi]
Antonio Benítez Rojo le atrapó la muerte
antes de que su utopía caribeña se hiciera realidad. Su tesis sobre las
plantaciones ha sido objeto de debates, algunos defendiendo su base fundamental
como elemento clave del imaginario colectivo caribeño, en otros casos ha sido
enfrentado, por entender que no define claramente el elemento clave del
sincretismo cultural en la conformación del caribeñismo. Lo cierto es, que su
pensamiento, sus ideas, sus propuestas críticas han sido y todavía lo serán por
mucho tiempo puntos de partidas para entender este espacio geográfico nuestro
tan particular como misterioso.
[i]
Javier Ortiz Cassiani, Antonio Benítez: la cultura del Caribe como poética
salvadora (Entrevista), Revista Memorias, Revista Digital de Historia y
Antropología, UNINORTE, Barranquilla, Colombia, Julio 2009.
[ii]
Ibídem, p.376
[iii]
Ibídem.
[iv]
Ibídem, p.379
[v]
Ibídem, p.380
[vi]
Ibídem, p. 384
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