ENCUENTROS
Hurgando en mis raíces: Confucio o el arte de cuestionar
sobre la vida
Por: Mu-Kien Adriana Sang Ben
"Aprender sin pensar
es inútil. Pensar sin aprender, peligroso."
"Aprender sin
reflexionar, es malgastar la energía".
"Aquél que procura
asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio."
"Aquel que sabe
cuánto basta, siempre tiene bastante"
"Cada cosa tiene su
belleza, pero no todos pueden verla."
"Cuando el objetivo
te parezca difícil, no cambies de objetivo; busca un nuevo camino para llegar a
él."
"Cuando estamos
frente a personas dignas, debemos intentar imitarlas. Cuando estamos frente a
personas indignas, debemos mirarnos a nosotros mismos y corregir nuestros
errores."
“Cuando se alcanza el verdadero conocimiento, entonces la voluntad se hace sincera; cuando la voluntad es sincera, entonces se corrige el corazón [...]; cuando se corrige el corazón, entonces se cultiva la vida personal; cuando se cultiva la vida personal, entonces se regula la vida familiar; cuando se regula la vida familiar, entonces la vida nacional tiene orden; y cuando la vida nacional tiene orden, entonces hay paz en este mundo. Desde el emperador hasta los hombres comunes, todos deben considerar el cultivo de la vida personal como la raíz o fundamento”. Confucio
“Cuando se alcanza el verdadero conocimiento, entonces la voluntad se hace sincera; cuando la voluntad es sincera, entonces se corrige el corazón [...]; cuando se corrige el corazón, entonces se cultiva la vida personal; cuando se cultiva la vida personal, entonces se regula la vida familiar; cuando se regula la vida familiar, entonces la vida nacional tiene orden; y cuando la vida nacional tiene orden, entonces hay paz en este mundo. Desde el emperador hasta los hombres comunes, todos deben considerar el cultivo de la vida personal como la raíz o fundamento”. Confucio
Llegué a Confucio por una observación crítica que me hizo el
muy querido y desaparecido Padre José Luis Alemán. Cuando estos Encuentros tenían otra casa,
escribí un trabajo exponiendo mis primeras lecturas sobre el Tao. Me llamó
especialmente para decirme que si quería conocer verdaderamente a la filosofía
china, debía leer también las obras de Confucio. Me afirmaba que los taoístas, especialmente
Lao Tsé, respondían a los intereses de los emperadores, mientras que Confucio era
más "democrático". Me pregunté
¿tendrá razón el padre?
Confiada en el hecho de que siempre me sorprendía la amplia y
profunda cultura del querido Padre Alemán, decidí leer a Confucio, que no era,
en modo alguno, como aseguró una descerebrada reina de belleza, que era el
padre de la "confusión". No era, para nada, confuso ni podían
confundirse sus palabras.
Tiempo después cayó a mis manos, por obra y gracia del buen
amigo Flavio Darío Espinal, un artículo en el que Octavio Paz aseguraba que la
mayéutica socrática no había sido inventada por los griegos, como se conoce en
la filosofía occidental, sino por los chinos. Aseguraba el gran poeta y
filósofo mexicano que los diálogos permanentes de Confucio y Mencio, el mejor
de sus discípulos, se habían producido mucho antes que con Sócrates.
Al seguir leyendo sobre este gran pensador y político de la
China antigua, entendí también otras cosas. Por ejemplo, el amor a la
naturaleza que se expresa de forma constante en los filósofos griegos, y que
después se habló del Derecho Natural, fue también una obsesión en todos los
pensadores de la lejana China. Tanto así, que, para el caso de los taoístas,
como ya señalamos en el artículo anterior y en otros artículos que hemos
publicado, el agua era la máxima expresión de la vida y la sabiduría, por su
capacidad de desdoblarse.
¿Quién era este hombre tan especial Kung Fu-Tse, conocido
popularmente como Confucio? ¿Quién fue este hombre que modificó el pensamiento
dominante del taoísmo oriental, que había nacido en Lu, actual Shantung, China
entre 551-479 a. C.?
A diferencia del taoísmo que no era solo una filosofía de
vida, sino también una religión, Confucio se dedicó a pensar y propuso ideas
para el buen vivir, pero sobre todo para aconsejar a los gobernantes, a fin de
que realizasen el buen gobierno.
Confucio escribió dos obras fundamentales, que son: Los Cinco
Clásicos y Los Cuatro Libros. El primero fue escrito por el propio filósofo. El
segundo es el producto de sus famosos diálogos con sus discípulos en relación a
las ideas aprendidas sobre el pensamiento confuciano.
Los cinco clásicos comprenden: 1. El libro de Canciones, que
contenía 305 canciones, algunas con su música, escritas por Confucio. 2. El
libro de la Historia, que transcribía incluso muchos de los documentos básicos
de la historia antigua de China. 3. Libro de los Cambios, que recogía el
pensamiento filosófico del Maestro, especialmente sus ideas acerca de las
mutaciones y de los sucesos humanos. 4.
Primavera y Otoño, una crónica de acontecimientos que impactaron la conciencia
de Confucio. 5. Y finalmente el libro de los Ritos, que concentraba los ritos
ceremoniales de la Dinastía Chou.
Los Cuatro Libros comprenden: Ética y Política; Armonía
Centra; Libro de Mencio y Analectas,
este último contiene las mejores máximas confucianas, que fueron recogidas por
sus discípulos.
El
libro de Mencio, uno de los más conocidos, que inicialmente fue conocido con el
nombre de "Maestro Meng", (370 a. C. -
289 a. C.). Mencio fue, sin
duda alguna, el más eminente seguidor del Maestro Confucio. En esta obra
defiende, defiende que el principio de que los seres humanos son buenos por
naturaleza, por tanto debía y debe, poder desarrollar una conducta recta. Defendía
la existencia de cuatro sentimientos naturales o tendencias que debían orientar
a los humanos hacia el buen camino. Estas eran: el sentimiento de compasión, el
sentimiento de vergüenza, el sentimiento de respeto y modestia, y, finalmente,
el sentimiento de lo que está bien y mal
Hurgando, como lo hago siempre cuando deseo
profundizar sobre un tema, localicé en el dinámico y amplio mundo virtual, una
tesis doctoral escrita por Cristina Bertrand en 1987, que se titulaba "El
pensamiento chino. Confucio. Lao Tsé. Budismo Zen."[i]
y que presentó como tesis doctoral
en La publicación electrónica no indica
en qué universidad se publicó en la Universidad Complutense de Madrid para
obtener el doctorado en Filosofía y Letras.
El trabajo está dividido en tres grandes partes.
Inicia su interesantísimo trabajo con el pensamiento de Confucio, de quien
afirma que fue uno de los más grandes maestros de la sabiduría oriental,
especialmente la China. Afirma que en el pensamiento de Confucio todo se
encuentra íntimamente unido. Para este filósofo chino no podía existir
dicotomía o separación entre la filosofía y la política; o entre la
política y la ética. Lo mismo ocurría,
dice la profesora Bertrand, que para Confucio
tampoco debía existir separación
entre arte, filosofía y política. "Esto
quizás, afirmaba Bertrand, quizás resulte más difícil al lector occidental
acostumbrado a separar las cosas en métodos y categorías y a adscribir
realidades o verdades a unas dejando aparte otras." (p.3)
Así pues, la separación era, a los ojos del gran
sabio, un absurdo, algo ilógico. Planteaba que un verdadero artista no puede
ser un ser humano malo, pues para que el espíritu se impregne de arte, era
necesario que previamente pudiese "mantener
la pureza en el propio corazón" (p.3). El espacio se ha agotado. En la
próxima seguiremos con este interesantísimo trabajo.
Si no estamos en paz
con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.
Si no conoces
todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte? Confucio
mu-kiensang@hotmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
sangbenmukien@gmail.com
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