jueves, 29 de mayo de 2014

La herencia africana en Santo Domingo


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE

VISIONES SOBRE EL CARIBE: La herencia africana desde la isla de Santo Domingo.

Por: Mu-Kien Adriana Sang

sangbenmukien@gmail.com


@MuKienAdriana

 

DESCRIPCION DE UN KINDERGARTEM

A, B, C

Para los niños blancos el jardín de la alegría,

para los niños negros, hambre, dolor y agonías;

las aulas se ven unidas,

pero están desunidas

este horrible kindergarten

es el jardín de los muertos.

A, B, C

Para los niños blancos cielos, juguetes, belleza,

Para los niños negros odio, sangre, desaliento;

A, B, C

ya los niños blancos escriben

puente, río, bicicleta,

ya los niños negros escriben

cadena, dolor, miseria;

no sé por qué son tan tristes

estas escuelas de América.

JUAN SANCHEZ LAMOUTH (1929-1968)

 

En esta entrega seguiremos ahondando sobre la herencia africana en la cultura caribeña. Buscando material para esta serie, localicé un ensayo interesantísimo de Ángel Estévez profesor de The City College, Cuny titulado “La Herencia africana en la cultura popular dominicana: Vudú y Magia en El Hombre del acordeón de Marcio Veloz Maggiolo.” El trabajo fue presentado en la Conferencia Let Sprit Speak celebrada los días 22, 23 y 24 de abril de 2010 en esa universidad. Dos años después todas las ponencias del evento fueron recogidas en un libro que fue titulado: Let Spirit Speak!: Cultural Journeys through the African Diaspora (Suny Scholarly Conferences) y editado por Vanessa Valdez.

El autor parte de que la mayoría de las personas asumen como algo cierto, un error comúnmente aceptado y difundido, en el sentido de que El Caribe es culturalmente homogéneo, y que el denominador común es la negritud.  Afirma Estévez que esta visión es simplista y superficial, pues refleja un gran desconocimiento sobre los procesos históricos, que ponen de lado el “proceso imparable de hibridación y síntesis que todavía sigue su curso. Se suele creer, asimismo, que la mano de obra esclava traída al Caribe fue arrancada de la misma región. Esto, simplemente, no ocurrió así. Se ha constatado que la fuerza laboral esclava venía de distintos puntos del continente africano, principalmente de la costa occidental y de África Central”. [i]

Ya los estudiosos del tema saben con certeza que entre los grupos repartidos por las islas del Caribe, no se hablaba la misma lengua ni tenían las mismas costumbres ni creencias religiosas. Afirma el autor que este carácter pluricultural se enriquece más todavía con las culturas europeas que se entrecruzaron con las africanas, teniendo como resultado un producto único, propio de cada isla de esta increíble región caribeña. Los negros, afirma Estévez, llegaron al Caribe para sustituir la mano de obra indígena, al momento que se impuso y desarrolló la industria azucarera.

Estos grupos de esclavos no permanecieron encapsulados y estáticos en su nuevo hábitat. Esta nueva distribución social propició el intercambio entre las distintas etnias lo cual dio paso a un proceso de apropiación, coexistencia, convergencia y reintegración de sus miembros en esa nueva sociedad, produciéndose como resultado un fecundo mestizaje –cultural y biológico- que dio origen a un nuevo ser: el criollo. A medida que el proceso de colonización avanzaba, también se iba desarrollando una idiosincrasia criolla. [ii]

Señala que el mestizaje cultural y biológico se hizo más patente en la isla que comparten la República de Haití y la República Dominicana. Lo interesante es que constituimos un caso muy especial, ya que ambas naciones tienen rasgos muy diferenciados: idioma, costumbres, música, religión, solo para mencionar algunas.

A seguidas el autor del ensayo inicia una reflexión de esta herencia cultural a partir de la novela “El hombre del acordeón” de Marcio Veloz Maggiolo.  La historia contada por el historiador y novelista dominicano narra la historia del asesinato de un merenguero, Honorio Lora,  muerto por envenenamiento después de haber ganado una pelea de gallos y “cómo su muerte fue vengada mediante la intervención de fuerzas sobre naturales canalizadas por una sacerdotisa vuduísta, dos de los hijos de Honorio y la ayuda de sus ex amantes.”  [iii]

Señala Estévez que esta novela de Marcio Veloz Maggiolo reúne una serie de características que nos permiten medir las dimensiones culturales con respecto a la religiosidad popular en estos dos países vecinos, en el que el componente mágico – religioso, el vudú, juega un papel importantísimo.

A juicio del autor del ensayo, la novela permite ver cómo influye el vudú en la cultura de algunos sectores sociales, especialmente en el ritual de desentierro del cadáver y su transportación hasta el otro lado de la frontera: “Los efectos de la práctica del ritual no se hacen esperar y se desencadena una serie de eventos sobrenaturales e insólitos perfectamente coherentes dentro del código religioso vuduísta de haitianos y rayanos.” [iv]

Concluye su ensayo señalando que el sistema de creencias que se proyecta en el vudú, es el resultado, sin duda alguna, de la integración y reinterpretación de muchas creencias traídas por los esclavos africanos que a su vez se yuxtapusieron a las creencias y ceremonias religiosas del catolicismo de la época de la colonia. Pero lo más importante, dice Estévez es que la novela de Veloz Maggiolo retrata con maestría la manera de pensar de los haitianos y los dominicanos adeptos al vudú. Estos hombres y mujeres prefieren recurrir a fuerzas ocultas y sobrenaturales para buscar una solución justiciera de sus conflictos.  Es decir, para ellos es preferible la intervención sobrenatural, el mundo de los muertos, a la obtención de justicia en el mundo de los vivos.

 

 

 



[i] http://www.nyiha.com/documents/Laherenciaafricanaenlaculturapopulardominicana.pdf
[ii] Ibídem
[iii] Ibídem
[iv] Ibídem

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