ENCUENTROS
El legado 2:
Octavio Paz o la palabra comprometida
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
En la muerte de Octavio
Paz solo quiero pensar en lo que su obra ha significado para nuestra vida. Para
quienes despertamos a la literatura en la mitad exacta de este siglo, Libertad
bajo palabra (1949) dio respuesta a nuestras impacientes preguntas sobre la poesía…Para
mí, escindido entonces entre la fidelidad al origen y la urgente atracción de
las raíces nuevas…me confirmaron que aquel mundo que yo procedía podía ser
perfectamente compatible con "nuestro mundo" mexicano….Desde la
academia se habrá podido disentir de algunas opiniones de Paz sobre ciertos
aspectos de la cultura mexicana del siglo XVIII; lo que no podemos discutir es
que…los académicos estamos obligados a concebir de manera distinta nuestro
trabajo: no basta la exacta noticia e las cosas ni la cautela argumentativa,
hace falta el compromiso con aquellos textos del pasado que son determinantes
en nuestro presente…. José Pascual Buxó, Lo que fue para nosotros, La Jornada
Semanal, 26 de abril de 1998.
Inicio ahora una pequeña serie de artículos sobre el
significado de Octavio Paz en la intelectualidad del mundo. Inicié con este
artículo periodístico de José Pascual Buxó, un académico consumado que confiesa
cómo las obras de ese gran intelectual mexicano cambiaron su mundo.
Mencionaba en el artículo de la semana pasada que la obra de
Paz estuvo necesariamente vinculada a su vida y a su realidad, hoy, de nuevo se
confirma con el trabajo del profesor Buxó:
"Una vez Octavio me dijo que Alfonso Reyes se había dedicado a los
griegos para eludir la actualidad. En
cambio él cultivó y muchas veces ocupó la actualidad como un escenario
apasionado y vehemente. Ese fervor le hizo estar al día, demorar el presente,
conducir la atención y convocar de nuevo. Incluso su visión del pasado estuvo
actualizada por su necesidad de dirimir el presente y por el ejercicio de su
juicio constante…."
Según este crítico literario Octavio Paz no solo fue un
hombre de su tiempo, sino alguien, muy especial por cierto, configurado con la
autoridad que la razón, el conocimiento, la transparencia y exposición de la
verdad. Sus ensayos y sus poesías
reflejaban que creía en la legibilidad de un mundo que se revelaba en las
palabras. Sin embargo, dice Buxó,
Octavio Paz fue, en una extraña simbiosis, también heredero del surrealismo. Y
como buen surrealista, convirtió a la polémica, de manera activa, más que
activa en una verdadera práctica cultural. "Fue un formidable antagonista, y,
lamentablemente para él, no tuvo rival equiparable."
Buxó está convencido que la polémica se convirtió en el modus
vivendi y operandi de Octavio Paz para ponerse a prueba consigo mismo, para
enfrentarse con lo que había pensado.
Todo esto, quizás, sigue afirmando el autor, porque probablemente estaba
poseído "de la fluidez de lo actual
y el hechizo del instante, era capaz de ponerlo todo en duda, de descartar aficiones
y descubrir nuevas afinidades."
Su gran legado a la historia, afirma convencido el profesor
Buxó, es sin duda, su eterna preocupación por
su presente, por la realidad que lo preocupaba, que le angustiaba, que
le exigía respuesta:
"Un poeta como él, que fue notablemente sensible a las epifanías del
instante y de la presencia, nos ha enseñado que el escritor, al final, no se
debe a la imparcialidad de los olimpos normativos y mucho menos al archivo de
los orígenes, sino a las afueras del día, al espacio cambiante de una realidad
que se define por lo que hagamos de ella."
Por su parte, Josú Landa, en un pequeño ensayo titulado
"El sentimiento crítico de la vida" publicado en Dossier No. 3, el
libro póstumo que fue publicado después de la muerte de Paz en el año 2005, nos
afirma que la estatura del mexicano universal es tan grande que el calificativo
de "intelectual" le quedaba corto a una figura de su talla. De todas maneras, dice "las categorías
son como cercos invisibles para acorralar, acosar y entrampar lo que vemos y
sentimos. Por eso hay que cuidarse de ellas, aunque sea imposible hacerlas a un
lado."
Existieron, decía, muchos Octavio Paz. Por un lao estaba el Paz humanista y
sensible, en todo el sentido clásico del término. Existía el Paz radical, polémico y fáustico.
Pero en realidad Paz era un genio, "un
genio poliédrico…no la fría disposición de una mente entrenada para el
análisis. Tampoco la fatua brillantez el sofista y el erudito. Más bien, el fervor de quien siente la vida, la existencia en todas sus expresiones,
como el fluir de la diferencia….La luz que alumbra y engendra lo siempre otro
en el poema y en las intuiciones que pueblan el ensayo, el tratado riguroso…y
la confesión."
Landa establecía una gran distinción entre "vivir la
diferencia y vivir en la diferencia". Allí, en esa sutileza lingüística
está el verdadero nudo explicativo de la mente de ese hombre que no conocía los
límites de la razón, porque su capacidad de absorber, aprender, analizar, era
tan grande, que lo hacía ser diferente y vivir, definitivamente "en la
diferencia". Finalizo este Encuentro con las palabras finales de este
autor:
La grandeza, intensidad y libertad de ese sentimiento crítico de la vida
en Paz es lo que, seguramente, da pie a las ambivalencias ante su avasalladora
personalidad. Se le admira y se le teme por lo que tiene de valiente y
luminoso, se le envidia y odia por poner en evidencia la pequeñez de nuestras
almas…La mejor -por no decir la única- forma de hacer que Paz continúe siendo
la llama viviente que ha cautivado a las almas sensibles del mundo es ejercer
ese sentimiento crítico de la vida con el arrojo y la libertad con que él mismo
lo hizo. Asumir ese fuego que arde en el
sentir lo mismo que en el saber como la tierra en que broten sus frutos de la
diferencia…
Hasta la próxima. ¡Oh Dios! ¡Cuánto he disfrutado escribiendo
esta serie! ¡Cuánto he aprendido!
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