III Congreso Internacional de
Estudios Caribeños: PENSAMIENTO POLÍTICO Y RELACIONES DIPLOMÁTICAS DE
COLOMBIA EN EL CARIBE OCCIDENTAL.
1821-1863.
Por: Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
Mar de mis sueños tribales,
milenario, rabioso, y de navegantes antiguos,
que te adoran y te honran.
Navegando en tus olas de nívea espuma,
vi gaviotas perdidas en fragata tirana
buscando sus motivos ¡ oh sirenas de mar!
Ellas se sienten perdidas y sin rumbo caminan.
Van fisgoneando por tus aguas salinas, a tus orillas,
y en navíos silentes, se adentran en tu mar.
Ese mar del cual muchos, desean saber
el secreto de tus profundidades.
Secretos que no quieres rebelar.
Hoy, que la vendimia me ofrece
de lujurias, las más ardientes y de sus vinos, el sol
busco sentido a este juego piratezco.
Mar Caribe; yo te juro que mi ser solo es tuyo.
Haz con él lo que quieras, yo a ti me rindo.
Me dejé llevar,
por tu calor caribeño…
tu brisa salada, y tu arena tropical. A. Pérez Santiago, en 21 de julio de 2009
tu brisa salada, y tu arena tropical. A. Pérez Santiago, en 21 de julio de 2009
Raúl Román
Romero, Silvia Matilla Valbuena, ambos de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe y Vanessa Niño De Villeros
de la Universidad de Cartagena. En la
ponencia se analiza las líneas generales que fueron definidas por los políticos
e intelectuales en materia de relaciones
internacionales en Colombia durante la primera mitad del siglo XIX y además se
presentan las acciones diplomáticas
emprendidas durante esos años en
relación al Caribe, especialmente en relación a los conflictos diplomáticos y cuáles
fueron las estrategias del gobierno colombiano para resolverlos.
El ensayo inicia presentando una
visión general de las relaciones diplomáticas de Colombia en el caribe durante
el siglo XIX, las cuales, afirman, estuvieron profundamente vinculadas al
proceso de formación del Estado nación. Esta singularidad, provocó que
estuviera ligada a varios factores, en el que se destaca la definición y
defensa de los territorios fronterizos:
“Esto se puede constatar tanto en la
acción diplomática como en el pensamiento político que predominó durante
algunos gobiernos en materia de relaciones internacionales en el país.”
El proceso de independencia de
Colombia, dicen los autores, culminó con la constitución de 1821. Y, en esa carta
constitucional, se estableó que el territorio de Colombia comprendía
el antiguo Virreinato de Nueva Granada y de la Capitanía General de Venezuela. La segunda gran preocupación de los políticos
colombianos de la época, era cómo forjar un sistema político
republicano de acuerdo a la diversidad social que existía en el territorio, y
por supuesto cómo defender este de los intentos de reconquista español, al
mismo tiempo que se lograba el reconocimiento de Colombia como estado independiente por parte de los
países “civilizados”.
La opción por el gobierno
republicano, implicaba también crear instituciones republicanas pero a su vez
un aparato militar “capaz de hacer frente
a los intentos de sometimiento español, sino que además forzaron al gobierno a
definir una política en materia de relaciones internacionales activa para
establecer fuertes lazos de amistad con los países vecinos y del hemisferio y
con las principales potencias europeas.”
Un elemento interesante de la
ponencia es que, contrario a lo que se podría pensar, Simón Bolívar desarrolló una
“política internacional orientada a la
construcción de lazos de vecindad”, especialmente después de 1832 cuando se
produjo la desintegración de la Gran Colombia, y el surgimiento de las naciones
independientes de Venezuela y Ecuador.
Los autores sostienen que las
acciones diplomáticas realizadas por el gobierno colombiano de Bolívar, entre 1821 a 1830, se centraron
en la firma de tratados con varios países hispanoamericanos como Perú, Chile, Buenos Aires, Centroamérica y México. El objetivo de estos acuerdos de
buena voluntad era el de defender la independencia y los logros de
esta autonomía política la misma, frente a España. Aunque estos tratados que posteriormente se
extendieron a los Estados Unidos y Gran
Bretaña buscaban estrechar lazos comerciales, también en algunos de estos
tratados, especialmente los con aquellos
países donde existían fronteras comunes se comprometían a respetar el
territorio tal como existía antes de la independencia y a definir las fronteras cuando así lo estimaran los
gobiernos.
Sostienen que a partir de 1821,
Colombia definió y defendió los antiguos territorios del virreinato de Nueva
Granada como parte fundamental de su naciente Estado. En ese tenor se inscriben
dos decretos, promulgados entre Abril y Noviembre de 1822, a fin de legalizar
la soberanía colombiana sobre la Costa de Mosquitos. Sobre este incidente los autores señalan:
En este intento de
legalizar los territorios neogranadinos en el Caribe, con la demarcación de los
límites con Centro América fue uno de los primeros esfuerzos realizados por el
naciente Estado colombiano. En marzo de 1825, se crean las bases de
delimitación fronteriza con la firma del Tratado de Unión, Liga y Confederación
perpetúa entre Colombia y Las provincias Unidas de Centro América que venía
desde años anteriores acordándose entre Pedro Gual y Pedro Molina, el primero
en representación de Nueva Granada y el segundo de Las provincias Unidas. En
ese tratado los países se comprometen a
defender sus territorios de manera solidaria contra las intenciones de
cualquier país que intente usurparlo
Así pues, de esta forma el gobierno
colombiano no tuvo más remedio que iniciar una defensiva diplomática por sus
territorios en el Caribe. De esta manera
durante la primera mitad del siglo XIX
El Caribe pasó a ocupar un lugar de vital importancia en las relaciones
diplomáticas de Colombia, más aún, la
cuestión misquita, es decir, la defensa de los territorios misquitos por muchos
años, ocupó la atención de la política exterior del estado colombiano. En las
palabras de los autores:
A partir de 1839 con el reconocimiento que hace el
gobierno británico con sus representantes en Balize del Rey Misquito y su pronunciamiento de que
reconocía la franja del territorio que Colombia definía como parte de su
territorialidad del reinado este acto de manifestación pública y soberanía del
coronado Rey misquito de varios territorios donde se obligó a las autoridades a
reconocer la autoridad del rey con apresamientos a los que se resistieran
generaron tensiones diplomáticas entre Centroamérica, Colombia y el gobierno
británico.
Como puede
observarse, en este apretadísimo resumen del interesantísimo ensayo de estos
tres colegas colombianos, las relaciones diplomáticas en estos países
emergentes en la primera mitad del siglo XIX, tenían muchas, demasiadas quizás,
prioridades, tantas que los incipientes estados latinoamericanos no tenían la
capacidad para enfrentarlos. En el caso
de Colombia, primero fue el fracaso de la Gran Colombia, después su necesidad
de una política de buen vecino, no siempre satisfactoria, y después la defensa
de la soberanía y la territorialidad con el tema de los misquitos. Lo peor es que este grupo de indígenas, que
solo conocían su cultura, estaban ajenos a los debates de soberanía entre los
colombianos, nicaragüenses y hondureño.
Ellos defendían únicamente su propia identidad, herida y golpeada siglos
atrás con la conquista y colonización españolas.
Hasta la
próxima
III Congreso Internacional de
Estudios Caribeños: PENSAMIENTO POLÍTICO Y RELACIONES DIPLOMÁTICAS DE
COLOMBIA EN EL CARIBE OCCIDENTAL.
1821-1863.
Por: Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
Mar de mis sueños tribales,
milenario, rabioso, y de navegantes antiguos,
que te adoran y te honran.
Navegando en tus olas de nívea espuma,
vi gaviotas perdidas en fragata tirana
buscando sus motivos ¡ oh sirenas de mar!
Ellas se sienten perdidas y sin rumbo caminan.
Van fisgoneando por tus aguas salinas, a tus orillas,
y en navíos silentes, se adentran en tu mar.
Ese mar del cual muchos, desean saber
el secreto de tus profundidades.
Secretos que no quieres rebelar.
Hoy, que la vendimia me ofrece
de lujurias, las más ardientes y de sus vinos, el sol
busco sentido a este juego piratezco.
Mar Caribe; yo te juro que mi ser solo es tuyo.
Haz con él lo que quieras, yo a ti me rindo.
Me dejé llevar,
por tu calor caribeño…
tu brisa salada, y tu arena tropical. A. Pérez Santiago, en 21 de julio de 2009
tu brisa salada, y tu arena tropical. A. Pérez Santiago, en 21 de julio de 2009
Raúl Román
Romero, Silvia Matilla Valbuena, ambos de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe y Vanessa Niño De Villeros
de la Universidad de Cartagena. En la
ponencia se analiza las líneas generales que fueron definidas por los políticos
e intelectuales en materia de relaciones
internacionales en Colombia durante la primera mitad del siglo XIX y además se
presentan las acciones diplomáticas
emprendidas durante esos años en
relación al Caribe, especialmente en relación a los conflictos diplomáticos y cuáles
fueron las estrategias del gobierno colombiano para resolverlos.
El ensayo inicia presentando una
visión general de las relaciones diplomáticas de Colombia en el caribe durante
el siglo XIX, las cuales, afirman, estuvieron profundamente vinculadas al
proceso de formación del Estado nación. Esta singularidad, provocó que
estuviera ligada a varios factores, en el que se destaca la definición y
defensa de los territorios fronterizos:
“Esto se puede constatar tanto en la
acción diplomática como en el pensamiento político que predominó durante
algunos gobiernos en materia de relaciones internacionales en el país.”
El proceso de independencia de
Colombia, dicen los autores, culminó con la constitución de 1821. Y, en esa carta
constitucional, se estableó que el territorio de Colombia comprendía
el antiguo Virreinato de Nueva Granada y de la Capitanía General de Venezuela. La segunda gran preocupación de los políticos
colombianos de la época, era cómo forjar un sistema político
republicano de acuerdo a la diversidad social que existía en el territorio, y
por supuesto cómo defender este de los intentos de reconquista español, al
mismo tiempo que se lograba el reconocimiento de Colombia como estado independiente por parte de los
países “civilizados”.
La opción por el gobierno
republicano, implicaba también crear instituciones republicanas pero a su vez
un aparato militar “capaz de hacer frente
a los intentos de sometimiento español, sino que además forzaron al gobierno a
definir una política en materia de relaciones internacionales activa para
establecer fuertes lazos de amistad con los países vecinos y del hemisferio y
con las principales potencias europeas.”
Un elemento interesante de la
ponencia es que, contrario a lo que se podría pensar, Simón Bolívar desarrolló una
“política internacional orientada a la
construcción de lazos de vecindad”, especialmente después de 1832 cuando se
produjo la desintegración de la Gran Colombia, y el surgimiento de las naciones
independientes de Venezuela y Ecuador.
Los autores sostienen que las
acciones diplomáticas realizadas por el gobierno colombiano de Bolívar, entre 1821 a 1830, se centraron
en la firma de tratados con varios países hispanoamericanos como Perú, Chile, Buenos Aires, Centroamérica y México. El objetivo de estos acuerdos de
buena voluntad era el de defender la independencia y los logros de
esta autonomía política la misma, frente a España. Aunque estos tratados que posteriormente se
extendieron a los Estados Unidos y Gran
Bretaña buscaban estrechar lazos comerciales, también en algunos de estos
tratados, especialmente los con aquellos
países donde existían fronteras comunes se comprometían a respetar el
territorio tal como existía antes de la independencia y a definir las fronteras cuando así lo estimaran los
gobiernos.
Sostienen que a partir de 1821,
Colombia definió y defendió los antiguos territorios del virreinato de Nueva
Granada como parte fundamental de su naciente Estado. En ese tenor se inscriben
dos decretos, promulgados entre Abril y Noviembre de 1822, a fin de legalizar
la soberanía colombiana sobre la Costa de Mosquitos. Sobre este incidente los autores señalan:
En este intento de
legalizar los territorios neogranadinos en el Caribe, con la demarcación de los
límites con Centro América fue uno de los primeros esfuerzos realizados por el
naciente Estado colombiano. En marzo de 1825, se crean las bases de
delimitación fronteriza con la firma del Tratado de Unión, Liga y Confederación
perpetúa entre Colombia y Las provincias Unidas de Centro América que venía
desde años anteriores acordándose entre Pedro Gual y Pedro Molina, el primero
en representación de Nueva Granada y el segundo de Las provincias Unidas. En
ese tratado los países se comprometen a
defender sus territorios de manera solidaria contra las intenciones de
cualquier país que intente usurparlo
Así pues, de esta forma el gobierno
colombiano no tuvo más remedio que iniciar una defensiva diplomática por sus
territorios en el Caribe. De esta manera
durante la primera mitad del siglo XIX
El Caribe pasó a ocupar un lugar de vital importancia en las relaciones
diplomáticas de Colombia, más aún, la
cuestión misquita, es decir, la defensa de los territorios misquitos por muchos
años, ocupó la atención de la política exterior del estado colombiano. En las
palabras de los autores:
A partir de 1839 con el reconocimiento que hace el
gobierno británico con sus representantes en Balize del Rey Misquito y su pronunciamiento de que
reconocía la franja del territorio que Colombia definía como parte de su
territorialidad del reinado este acto de manifestación pública y soberanía del
coronado Rey misquito de varios territorios donde se obligó a las autoridades a
reconocer la autoridad del rey con apresamientos a los que se resistieran
generaron tensiones diplomáticas entre Centroamérica, Colombia y el gobierno
británico.
Como puede
observarse, en este apretadísimo resumen del interesantísimo ensayo de estos
tres colegas colombianos, las relaciones diplomáticas en estos países
emergentes en la primera mitad del siglo XIX, tenían muchas, demasiadas quizás,
prioridades, tantas que los incipientes estados latinoamericanos no tenían la
capacidad para enfrentarlos. En el caso
de Colombia, primero fue el fracaso de la Gran Colombia, después su necesidad
de una política de buen vecino, no siempre satisfactoria, y después la defensa
de la soberanía y la territorialidad con el tema de los misquitos. Lo peor es que este grupo de indígenas, que
solo conocían su cultura, estaban ajenos a los debates de soberanía entre los
colombianos, nicaragüenses y hondureño.
Ellos defendían únicamente su propia identidad, herida y golpeada siglos
atrás con la conquista y colonización españolas.
Hasta la
próxima
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