martes, 14 de octubre de 2014

PENSAMIENTO POLÍTICO Y RELACIONES DIPLOMÁTICAS DE COLOMBIA EN EL CARIBE OCCIDENTAL. 1821-1863.


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE

III Congreso Internacional de Estudios Caribeños: PENSAMIENTO POLÍTICO Y RELACIONES DIPLOMÁTICAS DE COLOMBIA EN EL CARIBE OCCIDENTAL.  1821-1863.


 

 

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

sangbenmukien@gmail.com

mu-kiensang@pucmm.edu.do

@MuKienAdriana

 

Mar de mis sueños tribales,
milenario, rabioso, y de navegantes antiguos,
que te adoran y te honran.


Navegando en tus olas de nívea espuma,
vi gaviotas perdidas en fragata tirana
buscando sus motivos ¡ oh sirenas de mar!
Ellas se sienten perdidas y sin rumbo caminan.


Van fisgoneando por tus aguas salinas, a tus orillas,
y en navíos silentes, se adentran en tu mar.
Ese mar del cual muchos, desean saber
el secreto de tus profundidades.
Secretos que no quieres rebelar.


Hoy, que la vendimia me ofrece
de lujurias, las más ardientes y de sus vinos, el sol
busco sentido a este juego piratezco.
Mar Caribe; yo te juro que mi ser solo es tuyo.
Haz con él lo que quieras, yo a ti me rindo.


Me dejé llevar, por tu calor caribeño…
tu brisa salada, y tu arena tropical.
 A. Pérez Santiago, en 21 de julio de 2009

 

 

Raúl Román Romero, Silvia Matilla Valbuena, ambos de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe y Vanessa Niño De Villeros de la Universidad de Cartagena.  En la ponencia se analiza las líneas generales que fueron definidas por los políticos e intelectuales  en materia de relaciones internacionales en Colombia durante la primera mitad del siglo XIX y además se presentan las  acciones diplomáticas emprendidas durante esos años  en relación al Caribe, especialmente en relación a los conflictos diplomáticos y cuáles fueron las estrategias del gobierno colombiano para resolverlos.

El ensayo inicia presentando una visión general de las relaciones diplomáticas de Colombia en el caribe durante el siglo XIX, las cuales, afirman, estuvieron profundamente vinculadas al proceso de formación del Estado nación. Esta singularidad, provocó que estuviera ligada a varios factores, en el que se destaca la definición y defensa de  los territorios fronterizos: “Esto se puede constatar tanto en la acción diplomática como en el pensamiento político que predominó durante algunos gobiernos en materia de relaciones internacionales en el país.”

El proceso de independencia de Colombia, dicen los autores, culminó con la constitución de 1821. Y, en esa carta constitucional, se estableó que el territorio de Colombia comprendía el antiguo Virreinato de Nueva Granada y de la Capitanía General de Venezuela.  La segunda gran preocupación de los políticos colombianos de la época, era cómo forjar un sistema político republicano de acuerdo a la diversidad social que existía en el territorio, y por supuesto cómo defender este de los intentos de reconquista español, al mismo tiempo que se lograba el reconocimiento de Colombia  como estado independiente por parte de los países “civilizados”.

La opción por el gobierno republicano, implicaba también crear instituciones republicanas pero a su vez un aparato militar “capaz de hacer frente a los intentos de sometimiento español, sino que además forzaron al gobierno a definir una política en materia de relaciones internacionales activa para establecer fuertes lazos de amistad con los países vecinos y del hemisferio y con las principales potencias europeas.”

Un elemento interesante de la ponencia es que, contrario a lo que se podría pensar, Simón Bolívar desarrolló una “política internacional orientada a la construcción de lazos de vecindad”, especialmente después de 1832 cuando se produjo la desintegración de la Gran Colombia, y el surgimiento de las naciones independientes de Venezuela y Ecuador.

Los autores sostienen que las acciones diplomáticas realizadas por el gobierno colombiano  de Bolívar, entre 1821 a 1830, se centraron en la firma de tratados con varios países hispanoamericanos como Perú, Chile,  Buenos Aires, Centroamérica  y México. El objetivo de estos acuerdos de buena voluntad era el de  defender la independencia y los logros de esta autonomía política la misma, frente a España.  Aunque estos tratados que posteriormente se extendieron a los Estados Unidos  y Gran Bretaña buscaban estrechar lazos comerciales, también en algunos de estos tratados, especialmente los  con aquellos países donde existían fronteras comunes se comprometían a respetar el territorio tal como existía antes de la independencia y a definir  las fronteras cuando así lo estimaran los gobiernos.

Sostienen que a partir de 1821, Colombia definió y defendió los antiguos territorios del virreinato de Nueva Granada como parte fundamental de su naciente Estado. En ese tenor se inscriben dos decretos, promulgados entre Abril y Noviembre de 1822, a fin de legalizar la soberanía colombiana sobre la Costa de Mosquitos.  Sobre este incidente los autores señalan:

En este intento de legalizar los territorios neogranadinos en el Caribe, con la demarcación de los límites con Centro América fue uno de los primeros esfuerzos realizados por el naciente Estado colombiano. En marzo de 1825, se crean las bases de delimitación fronteriza con la firma del Tratado de Unión, Liga y Confederación perpetúa entre Colombia y Las provincias Unidas de Centro América que venía desde años anteriores acordándose entre Pedro Gual y Pedro Molina, el primero en representación de Nueva Granada y el segundo de Las provincias Unidas. En ese tratado los países se comprometen  a defender sus territorios de manera solidaria contra las intenciones de cualquier país que intente usurparlo

Así pues, de esta forma el gobierno colombiano no tuvo más remedio que iniciar una defensiva diplomática por sus territorios en el Caribe.  De esta manera durante la  primera mitad del siglo XIX El Caribe pasó a ocupar un lugar de vital importancia en las relaciones diplomáticas de Colombia,   más aún, la cuestión misquita, es decir, la defensa de los territorios misquitos por muchos años, ocupó la atención de la política exterior del estado colombiano. En las palabras de los autores:

A partir de 1839 con el reconocimiento que hace el gobierno británico con sus representantes en Balize del  Rey Misquito y su pronunciamiento de que reconocía la franja del territorio que Colombia definía como parte de su territorialidad del reinado este acto de manifestación pública y soberanía del coronado Rey misquito de varios territorios donde se obligó a las autoridades a reconocer la autoridad del rey con apresamientos a los que se resistieran generaron tensiones diplomáticas entre Centroamérica, Colombia y el gobierno británico.

Como puede observarse, en este apretadísimo resumen del interesantísimo ensayo de estos tres colegas colombianos, las relaciones diplomáticas en estos países emergentes en la primera mitad del siglo XIX, tenían muchas, demasiadas quizás, prioridades, tantas que los incipientes estados latinoamericanos no tenían la capacidad para enfrentarlos.  En el caso de Colombia, primero fue el fracaso de la Gran Colombia, después su necesidad de una política de buen vecino, no siempre satisfactoria, y después la defensa de la soberanía y la territorialidad con el tema de los misquitos.  Lo peor es que este grupo de indígenas, que solo conocían su cultura, estaban ajenos a los debates de soberanía entre los colombianos, nicaragüenses y hondureño.  Ellos defendían únicamente su propia identidad, herida y golpeada siglos atrás con la conquista y colonización españolas.

Hasta la próxima

 

 

 

 

 

TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE

III Congreso Internacional de Estudios Caribeños: PENSAMIENTO POLÍTICO Y RELACIONES DIPLOMÁTICAS DE COLOMBIA EN EL CARIBE OCCIDENTAL.  1821-1863.


 

 

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

sangbenmukien@gmail.com

mu-kiensang@pucmm.edu.do

@MuKienAdriana

 

Mar de mis sueños tribales,
milenario, rabioso, y de navegantes antiguos,
que te adoran y te honran.


Navegando en tus olas de nívea espuma,
vi gaviotas perdidas en fragata tirana
buscando sus motivos ¡ oh sirenas de mar!
Ellas se sienten perdidas y sin rumbo caminan.


Van fisgoneando por tus aguas salinas, a tus orillas,
y en navíos silentes, se adentran en tu mar.
Ese mar del cual muchos, desean saber
el secreto de tus profundidades.
Secretos que no quieres rebelar.


Hoy, que la vendimia me ofrece
de lujurias, las más ardientes y de sus vinos, el sol
busco sentido a este juego piratezco.
Mar Caribe; yo te juro que mi ser solo es tuyo.
Haz con él lo que quieras, yo a ti me rindo.


Me dejé llevar, por tu calor caribeño…
tu brisa salada, y tu arena tropical.
 A. Pérez Santiago, en 21 de julio de 2009

 

 

Raúl Román Romero, Silvia Matilla Valbuena, ambos de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe y Vanessa Niño De Villeros de la Universidad de Cartagena.  En la ponencia se analiza las líneas generales que fueron definidas por los políticos e intelectuales  en materia de relaciones internacionales en Colombia durante la primera mitad del siglo XIX y además se presentan las  acciones diplomáticas emprendidas durante esos años  en relación al Caribe, especialmente en relación a los conflictos diplomáticos y cuáles fueron las estrategias del gobierno colombiano para resolverlos.

El ensayo inicia presentando una visión general de las relaciones diplomáticas de Colombia en el caribe durante el siglo XIX, las cuales, afirman, estuvieron profundamente vinculadas al proceso de formación del Estado nación. Esta singularidad, provocó que estuviera ligada a varios factores, en el que se destaca la definición y defensa de  los territorios fronterizos: “Esto se puede constatar tanto en la acción diplomática como en el pensamiento político que predominó durante algunos gobiernos en materia de relaciones internacionales en el país.”

El proceso de independencia de Colombia, dicen los autores, culminó con la constitución de 1821. Y, en esa carta constitucional, se estableó que el territorio de Colombia comprendía el antiguo Virreinato de Nueva Granada y de la Capitanía General de Venezuela.  La segunda gran preocupación de los políticos colombianos de la época, era cómo forjar un sistema político republicano de acuerdo a la diversidad social que existía en el territorio, y por supuesto cómo defender este de los intentos de reconquista español, al mismo tiempo que se lograba el reconocimiento de Colombia  como estado independiente por parte de los países “civilizados”.

La opción por el gobierno republicano, implicaba también crear instituciones republicanas pero a su vez un aparato militar “capaz de hacer frente a los intentos de sometimiento español, sino que además forzaron al gobierno a definir una política en materia de relaciones internacionales activa para establecer fuertes lazos de amistad con los países vecinos y del hemisferio y con las principales potencias europeas.”

Un elemento interesante de la ponencia es que, contrario a lo que se podría pensar, Simón Bolívar desarrolló una “política internacional orientada a la construcción de lazos de vecindad”, especialmente después de 1832 cuando se produjo la desintegración de la Gran Colombia, y el surgimiento de las naciones independientes de Venezuela y Ecuador.

Los autores sostienen que las acciones diplomáticas realizadas por el gobierno colombiano  de Bolívar, entre 1821 a 1830, se centraron en la firma de tratados con varios países hispanoamericanos como Perú, Chile,  Buenos Aires, Centroamérica  y México. El objetivo de estos acuerdos de buena voluntad era el de  defender la independencia y los logros de esta autonomía política la misma, frente a España.  Aunque estos tratados que posteriormente se extendieron a los Estados Unidos  y Gran Bretaña buscaban estrechar lazos comerciales, también en algunos de estos tratados, especialmente los  con aquellos países donde existían fronteras comunes se comprometían a respetar el territorio tal como existía antes de la independencia y a definir  las fronteras cuando así lo estimaran los gobiernos.

Sostienen que a partir de 1821, Colombia definió y defendió los antiguos territorios del virreinato de Nueva Granada como parte fundamental de su naciente Estado. En ese tenor se inscriben dos decretos, promulgados entre Abril y Noviembre de 1822, a fin de legalizar la soberanía colombiana sobre la Costa de Mosquitos.  Sobre este incidente los autores señalan:

En este intento de legalizar los territorios neogranadinos en el Caribe, con la demarcación de los límites con Centro América fue uno de los primeros esfuerzos realizados por el naciente Estado colombiano. En marzo de 1825, se crean las bases de delimitación fronteriza con la firma del Tratado de Unión, Liga y Confederación perpetúa entre Colombia y Las provincias Unidas de Centro América que venía desde años anteriores acordándose entre Pedro Gual y Pedro Molina, el primero en representación de Nueva Granada y el segundo de Las provincias Unidas. En ese tratado los países se comprometen  a defender sus territorios de manera solidaria contra las intenciones de cualquier país que intente usurparlo

Así pues, de esta forma el gobierno colombiano no tuvo más remedio que iniciar una defensiva diplomática por sus territorios en el Caribe.  De esta manera durante la  primera mitad del siglo XIX El Caribe pasó a ocupar un lugar de vital importancia en las relaciones diplomáticas de Colombia,   más aún, la cuestión misquita, es decir, la defensa de los territorios misquitos por muchos años, ocupó la atención de la política exterior del estado colombiano. En las palabras de los autores:

A partir de 1839 con el reconocimiento que hace el gobierno británico con sus representantes en Balize del  Rey Misquito y su pronunciamiento de que reconocía la franja del territorio que Colombia definía como parte de su territorialidad del reinado este acto de manifestación pública y soberanía del coronado Rey misquito de varios territorios donde se obligó a las autoridades a reconocer la autoridad del rey con apresamientos a los que se resistieran generaron tensiones diplomáticas entre Centroamérica, Colombia y el gobierno británico.

Como puede observarse, en este apretadísimo resumen del interesantísimo ensayo de estos tres colegas colombianos, las relaciones diplomáticas en estos países emergentes en la primera mitad del siglo XIX, tenían muchas, demasiadas quizás, prioridades, tantas que los incipientes estados latinoamericanos no tenían la capacidad para enfrentarlos.  En el caso de Colombia, primero fue el fracaso de la Gran Colombia, después su necesidad de una política de buen vecino, no siempre satisfactoria, y después la defensa de la soberanía y la territorialidad con el tema de los misquitos.  Lo peor es que este grupo de indígenas, que solo conocían su cultura, estaban ajenos a los debates de soberanía entre los colombianos, nicaragüenses y hondureño.  Ellos defendían únicamente su propia identidad, herida y golpeada siglos atrás con la conquista y colonización españolas.

Hasta la próxima

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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