La integración
del Caribe insular ¿Mito o realidad? 18. Apuntes para la historia de CARICOM
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
@MuKienAdriana
Entre los diversos bloques de integración vigentes en
las Américas, probablemente ninguno presenta tantas similitudes, pero a su vez
tantas marcadas diferencias entre sus miembros, como la CARICOM. Esta peculiar
característica la distingue de otros procesos de integración regional del
hemisferio y de una forma u otra ha condicionado su desenvolvimiento y
desarrollo.
Dichas similitudes y diferencias se manifiestan en
diversos aspectos políticos, sociales y económicos, y se traducen en
debilidades o fortalezas que ha facilitado, pero también dificultado, el avance
hacia los objetivos de una verdadera integración económica.
Desde el punto de vista geográfico, una de las
características que más resalta del bloque es que doce de los quince miembros
son territorios insulares dispersos por toda la región del Caribe, siendo
Belice, Guyana y Surinam los únicos que pertenecen a la plataforma continental.
Esto impone limitaciones y conectividad por las significativas entre algunos de
los miembros. [1]
Desde el mes de
octubre hemos estado haciendo una presentación sobre la integración caribeña
desde la perspectiva histórica, para lo cual utilizamos ensayos e
investigaciones, así como documentos de los archivos de la Cancillería
dominicana. A pesar de que no he agotado la gran cantidad de información que
pude localizar, creo que es tiempo de cambiar de tema. Por esta razón,
con este artículo y el que viene, finalizo, por lo menos por ahora, esta serie.
Ya tengo ganas de leer sobre otras cosas.
Para dar
término a esta serie, vamos a utilizar la ponencia presentada por el Iván
Ogando Lara, amigo, economista, y, sin lugar a dudas uno de los más importantes
especialistas en la integración caribeña que tiene en la actualidad la
República Dominicana. Este ensayo fue presentado en el Foro de Diálogo sobre “La integración
regional en América Latina y El Caribe y la Cooperación al desarrollo”,
realizado en Madrid, España, el 30 de enero de 2014, bajo el título “La
CARICOM: avances, limitaciones y perspectivas de un proceso de integración
regional”. Uno de los elementos que destaca el autor es la
asimetría de los países y las dificultades geográficas de comunicación que
tiene el Caribe insular.
Otro elemento
que destaca es la diferenciación abismal en términos poblacionales al afirmar
que solo tres de los 14 miembros cuentan con una población que supera el millón
de habitantes; mientras que 10 solo alcanzan a medio millón de personas. Y,
peor aún, Haití tiene cerca de diez millones de habitantes, representando el
60% del total de la región. En términos políticos, dice, Ogando, también hay
diferencias. Existen repúblicas independientes (Trinidad y Tobago,
Guyana, Haití, Surinam y Dominica). Los diez restantes reconocen a la
corona británica como a su jefe de estado, para lo cual designan un Gobernador
General como su representante para funciones protocolares. Sin embargo, como
bien afirma Iván Ogando, en términos culturales hay muchas similitudes.
En términos
económicos, dice el economista, los países de la CARICOM se caracterizan por
los siguientes elementos:
1.
La mayoría de los miembros están
clasificados como países de renta media o alta.
2.
Alto grado de apertura de sus economías. “El
alto grado de apertura de estos países, unido a la estructura de sus
exportaciones y a su alto coeficiente de importación, es un factor que determina
la alta vulnerabilidad de sus economías frente a las fluctuaciones de los
precios externos de los bienes y servicios, así como a las recurrentes crisis
económicas en el contexto internacional.”[2]
3.
Alta dependencia de los impuestos de comercio
exterior, a pesar de que se ha avanzado mucho en el proceso de liberalización
del comercio.
4.
En la primera década del siglo XXI, los países
mantuvieron un buen ritmo de crecimiento económico.
5.
Por las diferencias geográficas, demográficas y
económicas, los miembros de la CARICOM han sido clasificadas en dos categorías:
en primer lugar el grupo de países de mayor desarrollo (Jamaica, Trinidad
y Tobago, Barbados, Surinam y Guyana). Y en segundo lugar los países de menos
desarrollo (Antigua, Barbuda, Dominica, Grenada, St. Kitts, Sr. Lucía, St.
Vinvent y las Granadinas, Belice y Haití. Explica que la clasificación no
responde a criterios puramente económicos, sino que pesa también las relaciones
al interior de la CARICOM, “sino que se basa principalmente en los aspectos que
atañen a los diferentes niveles de fragilidad económica vinculadas a las debilidades
estructurales de un mercado interno reducido y a la vulnerabilidad externa de
los países del grupo.”[3]
Después de
hacer este balance actual, Ogando hace un balance sobre la historia de la
CARICOM:
“La CARICOM fue formalmente constituida en 1973, pero
sus orígenes se remontan hacia finales de los años cincuenta cuando Gran
Bretaña intentó fortalecer un esquema de unidad política entre sus colonias
caribeñas a través de la llamada Federación de las Islas Occidentales. Sin
embargo, este esquema tuvo una corta existencia (1958-1962) y no creó una
plataforma comercial ni mecanismos para fortalecer los vínculos económicos
entre los entonces territorios británicos del Caribe. El colapso de la
Federación quedó sellado con la salida de Jamaica y de Trinidad y Tobago cuando
ambos países decretaron su independencia en agosto de 1962…
En 1965 se suscribió el Acuerdo de Dickenson Bay en
Antigua con la intención de establecer el Área de Libre Comercio del Caribe
(CARIFTA por sus siglas en inglés). El acuerdo entró en vigencia en mayo de
1968 con cuatro miembros: Barbados, Antigua, Guyana y Trinidad y Tobago, a los
cuales se les unieron otros siete el mismo año más tarde Belice en 1971…[4]
Y como se ha
dicho, CARIFTA se convirtió en CARICOM en julio de 1973 con el propósito de
profundizar el proceso de integración de los mercados regionales. Pero
el esfuerzo, dice el economista, no tuvo el impacto esperado, debido a
que mucho de los miembros tenían muchas deudas, obligándolos a recurrir a
procesos de ajuste económico. Esto provocó que el proceso de integración
se estancara por varios años. Ante la situación, los miembros se propusieron la
meta de alcanzar un mercado y una economía únicos para el año 1993. El nuevo
impulso se inscribió en el concepto del regionalismo abierto. El proceso duró
11 años hasta que en el año 2001 se pudo firmar el Tratado de Chaguaramas
Revisado, que modificaba el tratado original en 1973. Se incluyeron además
varios protocolos. Fue ratificado en enero del año 2006.
Concluye Ogando este apartado diciendo que a pesar de
los problemas en el proceso, nadie puede negar que la CARICOM ha podido
concretizar avances en el proceso integracionista. Sin embargo, dice, ha sido a
relucir la falta de liderazgo, el alto costo de la integración y la eficacia de
la estructura. En la actualidad, diez años después de haberse ratificado,
han surgido nuevas críticas que han provocado una nueva crisis que podría
provocar la fragmentación del bloque. [5] Pero el espacio se agotó y seguiremos en la
próxima con el interesante y enjundioso del amigo Iván Ogando.
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