TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL
CARIBE
La integración del Caribe insular ¿Mito o
realidad? 15. UN PARENTESIS.
Por: Mu-Kien Adriana Sang
@MuKienAdriana
No soy uno de esos que cree que el Caribe se caracteriza, esencialmente,
por las muchas diferencias que existen y que separan a una isla de otra. Nuestros
problemas, especialmente en el área económica, son comunes a todos y todos nos
beneficiaríamos aprendiendo de la experiencia que ha tenido cada uno de
nosotros en afrontarlos. Esto solo se puede lograr, promoviendo contactos
frecuentes entre los habitantes de nuestras islas…
Toda el área del Caribe ha pasado por diferentes etapas históricas, desde
períodos en los cuales los contactos entre las islas eran intensos, asta
períodos en los cuales lo contactos con las metrópolis y la dominación por
parte de éstas, prácticamente eliminaron la comunicación entre la región.
El Caribe debe, para su propio bien, volver, otras vez, a una etapa en la
cual una “conciencia caribeña” no sea solamente una frase, sino también una
realidad…Bernardo Vega[1]
Continuamos con el libro del economista e
historiador, Bernardo Vega, publicado en 1978 bajo el título: “Estudio de las
Implicaciones de la Incorporación de la República Dominicana a la Comunidad del
Caribe”. En la entrega anterior hicimos
referencia al hermoso, profundo y enjundioso
prólogo de Frank Moya Pons, quien en pocas páginas hizo un magnífico recuento
histórico acerca de la historia del Caribe. Cuenta con una introducción muy esclarecedora
de su autor en el que afirma que al momento de su publicación tenía una
posición diferente a la que exponía en el estudio.
El libro consta de ocho capítulos, no muy
largos, pero sí muy densos, y está
acompañado de una amplísima información estadística de todas las variables
económicas posibles por países de manera individual, así como información de
conjunto. En esta entrega vamos a
trabajar los primeros capítulos. El Capítulo I titulado: “Breve descripción
económica de los países de CARIFTA. Vega reafirma el tema tan mencionado y
discutido de las asimetrías geográficas y económicas de los países de la
región. Por ejemplo, señala que Guyana era el país más grande con un área de
215,000 kilómetros cuadrados, representando el 84% de las tierras de toda la
región de CARIFTA. Le seguía, y sigue todavía, Jamaica con un área de 11,424
kilómetros cuadrados y luego de Trinidad y Tobado que juntas suman 5,128
kilómetros cuadrados.
En materia poblaciones para el año 1973 se
estimaba que crecía a una tasa de un 2% anual.
A nivel del ingreso per cápita, el que tenía el mayor ingreso era
Trinidad y Tobago seguido por Jamaica.
Después de aportar una serie de datos, que no exponemos porque ya son
completamente obsoletos, Vega señala lo siguiente en términos de la realidad
económica:
En años recientes, la tasa de crecimiento de las economías,
particularmente en los países más grandes, ha sido bastante alta, por esto se
ha debido particularmente a la expansión que ha estado acompañada por un
crecimiento en el desempleo, un aumento en las importaciones de materias primas
industriales y de comida…y en muchos casos, un fortalecimiento del control por
parte de la inversión privada extranjera….
Como consecuencia de esta situación, a pesar del alto crecimiento
económico, el área sufre de debilidad estructural, reflejada en una alta tasa
de desempleo, un sector de producción de alimentos subdesarrollado, dominación
económica extranjera y falta de diversificación de la estructura de la
producción. [2]
La solución que encontraron los países fue la
integración económica, que en una primera etapa fue pensada como una zona de
libre comercio. Con esta medida se logró la eliminación de los aranceles. Sin embargo, con el tiempo se dieron cuenta
que la liberación del comercio tendría efectos limitados en la promoción del desarrollo
regional. No era suficiente promover la competencia dentro de la región, sino que
se ameritaban de más acciones que trajeran mayores beneficios principalmente a
los países de menor desarrollo relativo.
El capítulo II lleva por título: “El comercio
regional después del acuerdo de CARIFTA”, es básicamente estadístico. Cuenta con una serie de valiosos cuadros
sobre intercambios comerciales entre los países. Con estos datos el autor quiere demostrar lo
siguiente:
1. Hubo dos países con un importante crecimiento en sus exportaciones
regionales: Jamaica y Trinidad y Tobago.
2. Las exportaciones regionales de Guyana apenas crecieron de US$10.8
millones en 1969 a US$13.3 millones en 1970.
3. Trinidad-Tobago y Jamaica fueron los únicos países con superávit en sus
balanzas comerciales.
4. El déficit de los 8 países de menor desarrollo relativo, con relación a
los cuatro más grandes fue en 1971 de US23.3 millones.
5. Las exportaciones regionales de los cuatro países más grandes crecieron
en un 76% entre 1968 y 1971, mientras que las importaciones regionales fue de
86%.
Estos datos dramatizan una verdad que
conocemos: la asimetría de los países caribeños es una gran desventaja para los
pequeños y una enorme ventaja para los más grandes. En palabras del autor:
Todo esto indica que solo los países grandes se han beneficiado del libre
comercio y entre ellos exclusivamente Trinidad y Jamaica. El representante de
CEPAL en CARIFTA manifestó recientemente, en un discurso público, que solo
Trinidad y Tobago y Jamaica se habían beneficiado de la integración.
Aun así, en 1971, apenas un 9.9% de las exportaciones totales de Trinidad
y un 2.4% de sus importaciones tuvieron un destino u origen regional. En el caso de Jamaica, para el mismo año, las
proporciones son un 3,7% y un 2.3%...[3]
Por razones de espacio no vamos a tratar el
Capítulo III porque es nodal, ya que se refiere a los acuerdos constitutivos de
CARIFTA Y CARICOM.
Nos vemos en la próxima.
[1] Bernardo Vega, “Discurso de apertura de la conferencia anual
de la Asociación de Estudios del Caribe, en
Estudio de las implicaciones de la
incorporación de la República Dominicana a la Comunidad del Caribe, Santo
Domingo, Fondo para el Avance de las Ciencias Sociales-Academia de Ciencias de
la RD, Editora Taller, 1978, pp219-220
[2] Ibídem, p. 4
[3] Ibídem, p. 10
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