TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL
CARIBE
EL CARIBE EN EL SIGLO XXI.ALGUNAS REFLEXIONES,
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Por: Mu-Kien Adriana Sang
@MuKienAdriana
Necesitamos una manera diferente de
mirar a nuestra América Latina y El Caribe, con una perspectiva que ponga
énfasis en sus fortalezas sin desatender sus debilidades, que enfoque las
oportunidades sin dejar de lado los riesgos, que promueve el desarrollo de
largo plazo sin olvidar que la coyuntura sigue siguiendo políticas públicas
prudentes y disciplinadas [1]
Después de largos meses trabajando acerca de
la integración insular caribeña, en el que vimos el largo camino y los grandes
esfuerzos que se han realizado para lograr la utopía de la integración, la
cual, según parece, se aleja cada vez más, especialmente con respecto a la
República Dominicana. Soy de las que
cree que el país debe mantenerse en la actitud integracionista pero desistir,
desistir, desistir y desistir de solicitar su ingreso al CARICOM. La coyuntura actual no es favorable, pero
además el tamaño de nuestra economía y nuestro mercado turístico, nos
convierten en un peligro más que en un aliado.
Después de hacer la reseña del ensayo
interesantísimo de Iván Ogando durante las dos últimas entregas decidí terminar
con ese ciclo, para seguir aprendiendo y leyendo sobre temas caribeños. Me pregunté muchas cosas: ¿Cuál es el futuro
del Caribe insular en la era de la globalización? ¿Tiene todavía sentido hablar
de un futuro común del Gran Caribe, con el cual competimos con naciones mucho
más grandes y por lo tanto la asimetría se hace mayor? ¿Tiene sentido hablar de unidad en un Caribe
diverso en todos los órdenes? ¿Será un
mito la integración? ¿Se debe plantear lo mismo en la segunda década del siglo
XXI?
En el mes de octubre de 2015 durante el evento
que realizamos la PUCMM y FLACSO tuve la oportunidad de conocer a Milagros
Martínez de la Universidad de La Habana, y especialista en el Caribe insular
inglés. Su dinamismo es
impresionante. Ya tenemos hasta planeado
un evento para el próximo mes de junio.
Antes de partir, me regaló una serie de libros publicados en Cuba sobre
temas caribeños.
Uno de ellos responde en gran parte a las
múltiples preguntas que me hago. Me
olvido de mi condición de historiadora y me pienso como mujer de este tiempo,
que habita en una media isla tropical, que se reconoce como aprendiz eterna de
la problemática caribeña, y que es sobre todo una mujer con deseos de construir
un futuro mejor. Cada día me convenzo
que a pesar de que las aguas del mar Caribe, que disfrutamos de sus playas, no
nos sentimos caribeños y no nos pensamos como caribeños, a pesar de que muchos
rasgos de nuestra identidad tienen elementos comunes con El Caribe inglés,
francés y holandés.
El libro en cuestión se titula “El Caribe en
el siglo XXI. Coyunturas, perspectivas y desafíos”, una selección de ensayos
hecha por Milagros Martínez y Jacqueline Laguardia[2]. Contiene 13 ensayos divididos en dos
partes. La primera se titula “Política,
economía y sociedades caribeñas: aproximaciones generales.” Esta parte tiene ensayos que abarcan temas
diversos que van desde la cooperación internacional, pasando por la violencia
social existente, los dilemas de las relaciones bilaterales, y, por supuesto,
la seguridad económica Y la segunda
“Miradas particulares al Caribe no hispano. Dos estudios de casos.” El primer caso es el de la CARICOM y el
segundo sobre la problemática haitiana. Por su interés e importancia
dedicaremos varias entregas sobre el tema.
Cuenta con un hermoso prólogo de la Cátedra de Estudios del Caribe, que
inicia con un motivar párrafo:
El Caribe es región joven, universo recién nacido de la violencia de la
colonización y las luchas europeas que ahogaron la memoria indígena y
balcanizaron territorios. A la sed de oro siguió el comercio triangular y
siglos de esclavitud y plantación. Islas y Continente, separados
geográficamente, coexistieron con esporádica noción de vecindad. Reprodujeron
las distancias de los colonizadores, más cercanos a costumbres, ideas y maneras
de vivir metropolitanas que a la savia común marcada por la expoliación
sistemática, el mestizaje y los frecuentes contactos frutos del contrabando y
las migraciones.[3]
Con esta hermosura de síntesis histórica, los
miembros de la Cátedra de Estudios del Caribe inician la reflexión para motivar
a la lectura de los ensayos, y, sobre todo, incentivar a la reflexión conjunta
de un futuro caribeño más halagüeño que permita superar el lastre pesado y
fuerte de las cadenas de la historia de expoliación. Los miembros de la cátedra, apoyan, defienden
y proponen la integración caribeña:
La integración caribeña es una
necesidad que, desde el respeto a las diferencias, ha de apoyar la búsqueda de
más soberanía nacional e influencia regional, independencia y bienestar
económico.
Decía Norma Girvan que el Caribe está ahí donde esté un caribeño, que la
visión de los caribeños de sí mismos, de su lugar en el mundo, está regida más
por una conciencia de las fuerzas históricas que nos han conformado que por los
límites geográficos de nuestra existencia. Conscientes entonces de nuestros
orígenes e historia solo nos resta develar el profundo ser caribeño que yace
oculto en nosotros mismos….Y gritemos…¿Quién vive? ¡Caribe![4]
A partir de este artículo iniciamos una serie
con una selección de ensayos incluidos en la primera parte; y por su
importancia, abordaremos los dos que contiene la segunda parte. Un elemento interesante es que el libro no se
centra en la insularidad nuestra que limita nuestras perspectivas, sino que
incluye al Gran Caribe. Por
ejemplo, el profesor Luis Suárez Salazar
afirma [5]
que en los dos años comprendidos entre el 2010-2012 las elecciones celebradas
en los países que conforman esa amplísima parte del continente modificaron
notablemente el panorama político. Provocando que el porvenir se vislumbre, y parafraseando
al expresidente Mojica, como “un verdadero campo de batalla”. Por esta razón, afirma el profesor, para
poder pensar en el futuro, debemos apostar a la futurología, que es lo mismo
que asumir un compromiso verdadero con el cambio y la voluntad de construir
juntos un mejor futuro. Se acabó el
espacio. Seguimos en la próxima.
[1] Luis Alberto Moreno, La década de América Latina y El Caribe, una
oportunidad real, New York, Banco
Interamericano de Desarrollo, segunda edición 2011. HC125.M67 2011.
[2] Milagros Martínez y Jacqueline Laguardia, El Caribe en el siglo XXI. Coyunturas,
perspectivas y desafíos, La
Habana, Instituto Cubano del libro, 2011.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem.
[5] Luis Suárez Salazar, “El gran Caribe: una mirada de su coyuntura
política”, en Ibídem.
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