ENCUENTROS
LOS GRANDES
DESAFIOS DE UN MAESTRO HOY
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
CARTA
DE UN ALUMNO A SU MAESTRO
“Enséñame cómo aprender y no qué aprender, enséñame a
pensar y no tan sólo qué debo pensar.
No me regañes delante de mis compañeros. Me haces sentir
humillado y temeroso de ser rechazado por ellos, aceptaré mejor tus
correcciones, si me las haces calmadamente y en privado…
No me insultes con palabras, ni con gestos
despectivos. Me haces sentir menospreciado y sin ánimo para corregir mis faltas
y debilidades….
Confía
en mí y demuéstrame tu confianza….Trátame con cariño, cortesía y respeto. De
esta forma te admiraré y, por lo tanto, desarrollaré un profundo respeto por ti….
No
me ruegues ni me implores que me porte bien. Te obedeceré cuando me lo exijas
con firmeza y sin hostilidad.
Procura
hacer clases amenas e interesantes, en las que yo pueda participar. Me aburro
cuando todo es rutina…
Cuando
te haga preguntas, no me digas “eso ya lo expliqué”. A veces tus explicaciones
no son claras o suficientes para mí; si pregunto es porque quiero entender y
aprender.
No
tengas preferencias. Cuando alabas a uno e ignoras a otros, deterioras nuestras
relaciones y haces de mis compañeros mis enemigos.
Cuando me criticas para corregirme, me defiendo y no acepto mis defectos. Sólo si acepto mis fallos, podré tratar de corregirlos. Ten en cuenta que aprendo más de quien no me desprecia.
Cuando me criticas para corregirme, me defiendo y no acepto mis defectos. Sólo si acepto mis fallos, podré tratar de corregirlos. Ten en cuenta que aprendo más de quien no me desprecia.
No
aceptes mis excusas ni mis ruegos por el incumplimiento en mis tareas. Cuando
debo asumir las consecuencias de mis faltas, aprendo a responsabilizarme por
mis deberes.
Escucha
lo que te digo con atención e interés. Si me ignoras o me callas cuando trato
de expresarme, entiendo que mis ideas son tontas y que, por lo tanto, mi
inteligencia es corta.
No
me compares con mis compañeros, ni con mis hermanos en años anteriores..
Trata de conocerme y apreciarme como persona….
Ten en cuenta que… antes que un buen estudiante, debo
ser un buen ser humano.” http://www.educa.madrid.org/cms_tools/files
Carta a mi
maestra
Hola seño:
Soy aquél que nunca te lleva corregir, ni te entrega
la carpeta para que te lleves.
Soy aquél que cuando preguntas algo, siempre se queda
callado y no llama tu atención.
Soy aquél que nunca entiende cuando explicas y te mira
serio y después cuando hay que hacer alguna actividad no la hace.
Aquél que nunca termina de copiar esos pizarrones
llenos y que cuando dictas no se me entiende la letra y no me sirve de nada
todo lo que copié.
Soy aquél que lee lento, que cuando me haces leer en
voz alta (eso sucede muy poco) sufro tanto al notar que todos se cansan y me
ayudan respirando profundo. Yo sé que no puedo igual que todos, que te gustaría
que fuera diferente, lo noto en tu mirada y tus gestos. Me duele cuando pones
cara de “no tiene remedio” o “qué se le va a hacer”.
Seño, si pudieras darte cuenta que no puedo igual que
otros, pero que puedo a mi manera….
Si pudieras darme otro tipo de actividades que me
interesarán más, para que yo te pueda demostrar lo que sé.
Espero que puedas ayudarme y pueda aprender mucho,
para eso voy a la escuela, si supiera y aprendiera re bien no me haría falta;
como le pasa a la compañera de delante que sabe todo y se aburre tanto.
Seño, te quiero mucho, espero que esta carta exprese
todas las cosas que he querido decirte y no he podido. Un abrazo. https://es-la.facebook.com/AbcCentroPsicopedagogico/posts/555907724421314
Hace tiempo
que me llegaron estas dos cartas, las guardé en una carpeta cibernética porque me
encantaron. Son dos perspectivas de cómo ser buen maestro desde la posición de
los alumnos. Ambas piden, casi imploran a su maestro que cambie. El primero le
pide una transformación metodológica y pedagógica. El segundo es un canto al
reconocimiento del otro, del que no es el mejor, del que tiene dificultades
para aprender. Es una invitación a reconocer, ver a los invisibles, a los que
no hacen bulla.
Como maestra
que tiene ya más de 40 años en las aulas, que sigue amando enseñar y aprender
en la dirección múltiple, porque estoy más que convencida que todos somos
aprendices, hacedores y maestros.
Después de
varios años volví a leer las cartas, provocándome muchas reflexiones:
- Los que asumen, asumimos, el compromiso de enseñar deben, debemos,
estar conscientes de que somos seres que: construyen, moldean, cimientan,
siembran y conducen los conocimientos fundamentales para el futuro de sus
estudiantes. Por tanto, ser maestro
es algo más que cubrir un horario de trabajo, o llenar unos contenidos del
programa.
- Como maestros, estamos casi obligados a cincelar y diseñar, con mucha
paciencia y tolerancia, las habilidades de cada uno de esos jóvenes que se
sientan allí sin saber qué buscan.
- Debemos entender que hoy día debemos ser acompañantes respetuosos.
Tenemos que asumir que nuestra función es formar, no informar. Sabe que Internet puede acumular más
datos que su cerebro. Por eso entiende que es más importante pensar, más
que a memorizar.
- Debemos asumirnos como cuestionadores eternos, que buscan sin cesar
y sin detenerse ni un segundo que debemos aprender a buscar las respuestas;
que también estudiamos mucho, que leemos sin detenernos, porque también
buscamos aprender.
- Debemos entender que debemos aprender a escuchar tanto como hablar.
- Reconocernos, además de maestros, que somos seres humanos, hombres
y mujeres con nuestros propios dramas y ansiedades; que tenemos
limitaciones económicos, sociales y sicológicas.
- Estoy convencida que un maestro verdadero es aquella persona que se
sabe limitado, que no lo sabe todo y que es capaz de pedir perdón y
perdonar, pues no le tiene miedo de pedir disculpas y,
sobre todo a admitir sus errores.
- Un
verdadero maestro está convencido que debe correr
riesgos en el aula , que no le teme a inventar, que sabe salir de su zona
de confort, por el simple hecho de querer innovar, de reinventarse.
- Los
buenos maestros están preparados y organizados. Ellos llegan a sus salones temprano listos para
enseñar. Presentan las lecciones en una forma clara y estructurada. Sus
salones están organizados de una forma que limita las distracciones.
- Los buenos maestros motivan a sus
estudiantes y les enseñan diferentes perspectivas. Los maestros eficaces usan los hechos para
enseñar desde un principio, no hasta el final; siempre hacen preguntas que
empiezan con ¿por qué?, ven todas las perspectivas de un asunto y motivan
a los estudiantes a predecir qué es lo que va a pasar. Ellos hacen
preguntas a los estudiantes frecuentemente para asegurarse que todos los
estudiantes están atentos. Intentan motivar a toda la clase, y no permiten
que unos pocos estudiantes dominen la clase. Mantienen a los estudiantes
interesados en aprender con tácticas variadas e interesantes.
- Tenemos que estar conscientes que para
ser buenos maestros debemos ser accesibles, entusiastas y cariñosos.
- Y aunque podamos exhibir amplios
conocimientos en las materias que enseñamos, son capaces de decir un
simple "no lo sé", busquemos la respuesta.
¿Qué
piensan de estas doce conclusiones? ¿Están de acuerdo?
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario