ENCUENTROS
PARA ENCONTRAR NUESTROS
SUEÑOS
Por: Mu-Kien Adriana Sang
Érase una vez un escultor que trabajaba con un
martillo y un cincel un gran bloque de mármol.
Un niño que estaba mirándole no veía más que trozos de mármol pequeños y
grandes cayendo de derecha e izquierda.
No tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo. Pero cuando el niño volvió
al estudio unas semanas después, se encontró con la sorpresa de un imponente y enorme león sentado en el lugar
en que había estado el bloque de mármol.
Con gran excitación, el niño corrió hacia el escultor y le dijo: “Por
favor, dígame cómo sabía usted que había un león dentro del mármol” Henri J.M. Nouwen,
Dirección espiritual. Sabiduría para la larga andadura de la fe
Cuenta la historia que el
escultor le respondió con profunda paz: “Yo sabía que había un león dentro
del mármol porque antes de verlo ahí, lo había visto en mi corazón. El secreto consiste en que fue el león de mi
corazón el que reconoció al león del mármol". La pregunta del niño es
quizás la más importante. ¿Cuál debía ser la respuesta a esta pregunta
aparentemente ingenua de ese curioso niño? Pero ¿qué significa esto?
Pienso que la hermosa
lección de esta historia es que para esculpir nuestras propias vidas, necesitamos, ante
todo, ver definir lo que deseamos ser y hacer en la vida; significa que debemos
soñar. Pero los sueños nunca serán posibles si no trabajamos, si no recurrimos
a la disciplina para hacer visible lo que hemos visto en nuestros propios
corazones. Supone pues que debemos imaginar, una y otra vez, para saber sobre qué
base vamos a construir nuestras vidas. Ningún maestro de la música, la pintura,
la escultura o la pintura dejaron sus legados al solo porque soñaron una vez
que serían grandes escritores, músicos, escultores o pintores. No tuvieron que
trabajar duro, muy duro, como lo hizo el escultor de la historia. Soñó con el
animal alado, y comenzó a esculpir día tras día, ayudado solo de su pequeño
cincel, y después de haber trabajado duro, pudo, al fin, hacer realidad su sueño.
Pero esos sueños y
esperanzas deben concebirse y materializarse en el mundo real, en el aquí y el
ahora. Soñar lo que queremos, formando parte de una sociedad caracterizada por
la banalidad, donde la apariencia es lo esencial. Una sociedad que valora más lo
que poseemos, obligados a olvidar lo que somos y deseamos ser. Se han cambiado los verbos y las prioridades.
Ya lo he dicho muchas
veces, TENER es más importante que SER. Soñar es una acción individual y
egoísta. Lo colectivo es visto como un pecado, como una ridícula realidad del
pasado. Nuestra sociedad ha privilegiado la superficialidad, arrinconando las
reflexiones profundas del SER y del VIVIR. Una sociedad que ha olvidado el
proyecto colectivo, para vanagloriar las hazañas personales y unilaterales. Recurro ahora a una reflexión muy interesante
escrita por Monseñor Arnaiz en una obra publicada hace poco. Con su humor
característico definió a la sociedad de hoy:
“El Ser Humano light se
caracteriza por su apariencia de normalidad humana (no siempre) y profunda
deshumanización interior. Pensamientos “lights”, razonamientos “lights”,
convicciones “lights”, sentimientos “lights”, criterios “lights”, curiosidades
“lights”, expectativas “lights”, relaciones “lights”, y actitudes “lights”.
Como maestra me
atormentan muchas preguntas. ¿Qué decirle a los jóvenes que se abren camino en
sus vidas? ¿Qué busquen el triunfo individual a toda costa sin importar a quien
pisotear, a quien calumniar, a quien vituperar?
¿Qué aconsejar a los jóvenes cuando nosotros los adultos les hemos
enseñado a olvidarse de las normas establecidas porque hay que llegar a toda
costa? ¿Qué exigirle a los jóvenes si nosotros los adultos no somos capaces de
dar el ejemplo, peor aún, que hemos sido contra ejemplos? ¿Qué exigir si somos
pasivos y tolerantes de la corrupción, la grande y la pequeña? ¿Qué decirles a
los jóvenes si nosotros los adultos no le hemos enseñado a respetar la
ley? ¿Qué decirle a los jóvenes si hemos
construido esa realidad que ellos han heredado?
Muchas preguntas más,
estoy segura, han surgido en las mentes de todos ustedes; los fieles lectores
de esta columna sabatina. Especialmente en este período, en el que se ha
adelantado, ¡por dos años! la campaña electoral. Ya comienzan a multiplicarse las
promesas de que los aspirantes a ser candidatos se han convertido, por arte de
magia en súper héroes, capaces de resolver en un santiamén los problemas
nacionales. Un país donde existe un llamado "barrilito" congresual,
que es más profundo que la Presa de las Tres Gargantas en China, y con esta
inconsciente e injustificable acción, golpean, abaten y noquean la conciencia.
¿Sabe por qué? Porque en definitiva estamos hablando de la necesidad de
rescatar la ética y la moral, en una sociedad que la pisotea de forma inmisericorde.
Fernando Savater en su libro “Ética como amor
propio” señala que la ética es una toma
de postura voluntaria que apuesta a la inmortalidad vitalista de la humanidad,
socios milenarios de una empresa comunitaria de auto perpetuación cuyo fruto
más elaborado es el ser humano autónomo y responsable, capaz de reconocimiento
y participación con sus iguales.
Esto significa que en la ética todo es y debe ser
humanismo. El problema para hoy y para mañana de la ética es cómo no caer en la
intrascendencia, en la banalidad. En contra de lo que suponen los moralistas de
urgencia, la dificultad ética actual no es el cinismo, sino la banalidad, lo
instrumental o caprichosamente intrascendente.
La ética trata de la intervención oportuna en el
momento crítico (kairós). Trata de la elección que calibra y decide entre las
propuestas del presente, no para ganar el mañana sino para dar sentido al hoy:
lo que ahora se quiere. El sujeto libre
no busca en el ejercicio moral nada distinto y posterior a sí mismo, sino
seguir mereciendo la confianza y el amor propio racional que se profesa.
(Fernando Savater, Ética como amor propio, p. 325.)
Desde todos los
tiempos se ha generado el eterno debate de lo correcto y lo incorrecto. Del
bien y del mal. Antes de que el
pensamiento clásico griego saliera al horizonte, la filosofía china planteaba
múltiples caminos para una vida honorable. El taoísmo llama a seguir el camino
del bien: Al establecerte en la sociedad,
si no tienes nobleza de carácter ¿cómo puedes ser libre?; si no eres respetuoso
¿cómo podrás estar en paz? Confucio
por su parte hablaba de la virtud y de la nobleza: Si amamos a nuestros semejantes y somos humildes, lograremos la
perfección máxima y obtendremos la virtud...
Sobre este tema
seguiremos abundando en la próxima entrega.
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@hotmail.com
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