ENCUENTROS
¿Una ética para la vida?
Por: Mu-Kien Adriana Sang
Tenía once años e iba a pescar cada vez que podía,
desde el muelle de la cabaña de su familia ubicada en una isla en medio de un
lago… Un día antes de que se abriera la temporada del róbalo, él y su padre
fueron a pescar al caer la noche, atrapando molas y perchas con gusanos. Luego puso una pequeña mosca plateada y
practicó el lanzamiento. El anzuelo golpeaba el agua hacia pequeñas olas de
colores bajo el sol del crepúsculo, luego olitas plateadas cuando la luna se
elevó sobre el lago. Cuando su canda se dobló, supo que había algo enorme en el
otro extremo. El padre observaba con
admiración cómo el niño se arrastraba con habilidad al pez a lo largo del
muelle. Por fin, rápidamente levantó del agua al agotado pez. Era el más grande que jamás había visto, pero era un róbalo. El niño y su
padre miraron el hermoso pez, con las agallas moviéndose a la luz de la
luna. El padre encendió un fósforo y
miró su reloj. y miró su reloj. Eran las 10 de la noche, dos horas antes de que
se abriera la temporada. Miró al pez y luego al niño.
-Tendrás que devolverlo, hijo, dijo.
-¡Papá! Gritó el chico
-Habrá otros peces, dijo su padre
-No tan grandes como este, gritó el chico.
Miró el lago. No se veía ningún pescador ni botes
bajo la luna. Volvió a mirar a su padre. Aunque nadie los había visto, ni nadie
podía saber a qué hora había pescado el pez, el chico advirtió por la firmeza
de su padre que la decisión no era negociable.
Lentamente sacó el anzuelo de la boca del enorme róbalo y lo devolvió a
las negras aguas. El pez movió su poderoso
cuerpo y desapareció. El niño sospechaba que nunca volvería a ver un pez tan
grande. Eso ocurrió hace treinta y
cuatro anos. En la actualidad el niño es un exitoso arquitecto… La cabaña de su
padre está siempre lista en la mitad del lago. Lleva a su propio hijo y a sus
hijas a pescar desde el mismo muelle. Y tenía razón. Nunca volvió a pescar un
pez tan magnífico como el que atrapó esa noche de tantos anos atrás. Pero ve
ese mismo pez cada vez que se enfrenta al tema de la ética. Pues, como su padre,
se lo enseño, la ética es un simple asunto de bien o mal. Solo la práctica de
la ética es lo difícil
En una reunión del
Consorcio de Educación Cívica, Leonor Elmúdesi nos regaló esta hermosa
historia, que encontró y que utilizó en sus clases de formación humana. La
historia me pareció hermosa porque pone a prueba el convencimiento de cada uno
de nosotros sobre el tema de la ética. ¿Seré ético aunque nadie lo sepa, aunque
nadie se entere? Releer la historia me
puso a reflexionar sobre el tema de la ética a través del tiempo.
Comprobaremos, como podremos ver en los párrafos que siguen, que ha sido un
tema permanente de preocupación.
En la Grecia
antigua, Sócrates afirmaba que el poder debía ser utilizado para el bien común,
el Timos, como él denominaba el ejercicio ético del poder. Platón, por su lado, desde lo más profundo de
sus convicciones, fue crítico de la democracia y la tiranía, y abogó por un
gobierno de los que saben. La estructura
del Estado Occidental, dividido en poderes,
fue producto de las brillantes
mentes de Locke, Rousseau y Monstesqieu, que apostaron a la bondad humana y
sugirieron formas de ejercer el poder desde esa perspectiva. La historia está
plagada de ejemplos. Intelectuales que
se han unido a movimientos revolucionarios para impulsarlos y darles
coherencia, como fue el caso de Enmanuel Sieyes, uno de los grandes pensadores
de la Revolución Francesa, quien después de haber arengado a las masas hasta
obtener la victoria, el nuevo poder político lo echó a un lado y lo envió al más
cruel de los olvidos. O Arthur Koestler, que por ser crítico con el poder
establecido bolchevique, el mismo que él ayudó a levantar, fue enviado a la
cárcel y a la tortura.
El cristianismo también ha expresado enfáticamente su opción por el bien
en todas sus dimensiones. El Humanismo Cristiano defiende una plena realización del ser humano en el marco de
principios cristianos. Uno de sus principales exponentes, Jacques Maritain, planteaba:
La filosofía política no sólo es práctica, en el
sentido que trata de las acciones humanas y de sus fines, normas y condiciones
de existencia; sino que es, a pesar de los sarcasmos de los llamados hombres
prácticos, eficaz y eficaz en grado sumo, porque la esperanza tiene que ver con
el deber ser de las cosas, no con lo que las cosas son, y el hombre no puede
vivir y actuar sin esperanza. La filosofía política es eficaz y eficaz en grado
sumo, porque tiene que ver con las esperanzas terrestres de la comunidad
humana. [1]
Jacques Maritain
Escribo estas
palabras sin saber exactamente dónde me llevarán. He defendido otras veces que
la vida ofrece muchas alternativas para que la gente haga productivos sus
días. Unos nacieron con la habilidad de
trabajar con las manos, otros con las palabras.
En mi caso particular elegí el camino de las palabras. La utilizo para escribir y para conversar con
mis alumnos en las aulas universitarias y trabajar con ellos en el
redescubrimiento de su propia historia.
¿A dónde llegarán estas palabras que les pronuncio en esta mañana? A veces siento que mi agotada voz y mis
reclamos claman en el desierto. A veces pienso que mis gritos implorando por
una sociedad con mayor sentido de justicia y ética se pierden en el turbulento
mal de los intereses egoístas. Pero como
maestra que soy y he sido siempre, apuesto a la esperanza, sigo confiando en la
juventud y en el futuro, aunque a veces las lágrimas me impidan ver con
claridad el horizonte de esperanzas.
Lo que cuestiono
y cuestionaré siempre es el uso del conocimiento y del poder económico solo
para el beneficio personal o de un pequeño grupo. Aquí asumo la posición de Max
Weber, el gran intelectual alemán, quien afirmaba que la ética de la convicción
y ética de la responsabilidad deberían guiar nuestro accionar cotidiano. La
primera, la ética de la convicción, establece que el comportamiento público de
un individuo, y ya no sólo el privado, debe ser consecuente a las sus
convicciones morales. Por su parte, afirmaba Weber, la ética de la
responsabilidad establece que el comportamiento debe ponderar las consecuencias
de las acciones.
Libertad y responsabilidad son, necesariamente, dos
caras de una misma moneda. Asumir la
ética de la responsabilidad, es ser capaz de responder libremente a los
factores y condicionamientos externos.
Debemos cuestionarnos profundamente y asumir
críticamente nuestras acciones. Normalmente somos críticos con los demás.
Buscamos culpables, en ellos, los otros…
Acusamos siempre y señalamos con el índice; librándonos de nuestras
propias culpas. Pero y mi Yo, y el NOSOTROS ¿soy agente de cambio? ¿Somos agentes
de cambio? ¿Asumimos una conducta ética ante la vida, en las pequeñas y en las
grandes acciones? Criticamos a los políticos que usan fondos públicos, pero
aceptamos y acogemos el tráfico de influencias si nos conviene. ¿Por alcanzar
una posición, humillo y atropello a mi prójimo más próximo? ¿Qué piensan ustedes? Hoy solo tengo
preguntas, que ya he hecho y que me siguen y seguirán atormentando.
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@hotmail.com
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