TEMAS
SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
El
Caribe y su poesía: Nicolás Guillén la negritud hecha poesía
Por:
Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
@MuKienAdriana
CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO
Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.
Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.
Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!
Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.
Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.
Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!
Nicolás
Guillén (1902-1989), es, sin lugar a dudas, el genuino representante de la
poesía negra de su Cuba natal y amada. Como sucede con la mayoría de los
intelectuales y poetas, tuvo que trabajar en muchos oficios para poder
mantenerse. Trabajó como tipógrafo antes de dedicarse al periodismo. Desde su
carrera como periodista, pudo destacarse como escritor y sobre todo, poeta.
Cuentan sus biógrafos, que desde su juventud participó intensamente en la vida
cultural y política cubana. Sus opciones
políticas le costaron el destierro, y la cárcel. Fue miembro activo del Partido
Comunista Cubano desde 1937. Con el triunfo de la Revolución cubana en 1959
desempeñó muchos diplomáticos de importancia. .
Se
le considera uno de los poetas más importantes de la poesía negra, o como
algunos lo llaman, la poesía afroantillana. Usó
todos los recursos característicos de esa poesía con la voluntad de lograr una
expresión auténtica para una cultura mulata, la propia de un país mulato como
él mismo, y manifestó una preocupación social que se fue acentuando con el paso
de los años.[i]
Visto lo interesante del artículo, vuelvo a presentar el trabajo de Lilibeth
Zambrano, profesora e investigadora del
Instituto de Investigaciones Literarias “Gonzalo Picón Febres” de Universidad
de Los Andes[ii],
titulado “Luis Palés Matos y Nicolás Guillén: La poética del negrismo” escrito
y publicado en el 2002. A la parte de análisis de la poesía de este singular
poeta, ella la bautizó con el sugerente nombre: “Ruptura y Revolución expresiva
en la poesía de Nicolás Guillén”.
Afirma que dos de libros de poesías, Motivos del Son y Sóngoro Cosóngoro
constituyen, sin temor a equivocarnos, “una enunciación poética del ritmo”[iii] Afirma la autora que Guillén logró, con sus
atrevidos poemas, combinar rítmicamente la poesía que casi convierte en canción
sus poemas. “Este medio rítmico de expresión connota celebración o festividad…
es así como la escritura del poeta se integra al ámbito de la vanguardia, por
su reclamo de nuevas formas de expresivas.”[iv]
Uno de los elementos más interesantes análisis que hace Zambrano es que
Guillén, con su poesía trasgresora, responde así a los rígidos cánones
literarios de los colonizadores, quienes definían las normas y el contenido de
lo que debían escribir nuestros escritores. “Se imponían preceptos que suponían
un repertorio que era oferta y prohibición al mismo tiempo.”[v]
Nicolás Guillén se asumió como el criollo defensor de la cultura
afroantillana, del amordazamiento trágico de los suyos, por eso decide romper
con los cánones impuestos, para expresar abiertamente el sentimiento de los de
abajo. Sus poemas no son más que un
llamado, una súplica, un grito desesperado de reconocimiento de una identidad
que pretendían aplastar. Pero, y fue quizás su gran aporte, Guillén, dice
Zambrano, “no solo explora las combinaciones rítmicas del son, sino que acepta
la tradición métrica española, fusionando el poema breve en forma de son y
versos largos desiguales. En definitiva, Guillén se convierte en un poeta que
demuestra en sus propuestas estéticas el acrisolamiento cultural de las Antillas.”[vi]
¡Yambambó,
yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,
serembe cuserembá.
serembe cuserembá.
El
negro canta y se ajuma
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe
serembó.
aé;
yambó,
aé.
aé;
yambó,
aé.
Tamba,
tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba:
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
tamba del negro que tumba:
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
(Sóngoro cosongo)
[i]
http://www.los-poetas.com/c/bioguillen.htm
[ii]
Lilibeth Zambrano, Luis Palés Matos y
Nicolás Guillén: La poética del negrismo, Revista Voz y Escritura, 2002, pp
169-187; http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/33098/1/articulo12.pdf
[iii]
Ibídem, p. 182.
[iv]
Ibídem, p. 184.
[v]
Ibídem, p. 185.
[vi]
Ibídem, p. 186.
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