ENCUENTROS
ITINERARIO. La poesía, Neruda y yo
Por Mu-Kien Adriana Sang
Cerca de cincuenta años
caminando
contigo, Poesía.
Al principio
me enredabas los pies
y caía de bruces
sobre la tierra oscura
o enterraba los ojos
en la charca
para ver las estrellas.
Más tarde te ceñiste
a mí con los dos brazos de la amante
y subiste
en mi sangre
como una enredadera... Oda a la poesía, fragmento
caminando
contigo, Poesía.
Al principio
me enredabas los pies
y caía de bruces
sobre la tierra oscura
o enterraba los ojos
en la charca
para ver las estrellas.
Más tarde te ceñiste
a mí con los dos brazos de la amante
y subiste
en mi sangre
como una enredadera... Oda a la poesía, fragmento
Después de una serie de artículos de contenido eminentemente
académicos, que pienso ayudaron a entender lo que está ocurriendo en el sistema
monárquico en Europa, me dispongo a hacer una travesía por los mares interiores
de mi conciencia y mi corazón. Esta serie de entregas, todavía no tengo idea
cuántas serán, porque dejaré que mis dedos me guíen, la he titulado Itinerario.
Escribí en un Encuentro hace unos meses, la vida es la suma de los
días, de las alegrías, de las penas, del trabajo, de las ilusiones, de las
luchas, de las derrotas, y de las múltiples lecturas, sobre todo para aquellas personas,
que como yo, han encontrado en las palabras que otros han escrito, pensado y
sufrido, en gran parte del sentido de sus vidas.
Para escribir, hay que leer y, mucho. El pensamiento es el
conocimiento acumulado. Los hombres y las mujeres que ha osado pensar, escribir
y elaborar teorías, lo han hecho basados en el legado recibido. Fueron
superiores a otros, porque pudieron trascender, superar la herencia y proponer
nuevas ideas.
He sido lectora y soñadora desde niña. Durante años forjé y
fortalecí mi alma con muchos compañeros y maestros desconocidos, quienes me
enseñaron con sus pensamientos, sus escritos y sus poesías a navegar, a veces
sin rumbo alguno, por el complejo mundo del conocimiento. Inicio un extraño viaje
a mi pasado intelectual. Transitaré por insólitos y, todavía inexplorados,
laberintos de mi memoria. Los recuerdos son selectivos, lo sé muy bien. Ellos salen,
se esconden y vuelven a surgir a veces en los momentos menos oportunos.
Comienzo este Itinerario, este viaje interno e intempestivo con la
poesía. Romántica y soñadora como soy, he amado y admirado a los hombres y
mujeres que podían articular versos que nacían de la nada o a veces de lo
absurdo. El gran Pablo Neruda fue, es y será siempre mi favorito. Murió hace
varias décadas, pero sus poesías siguen viajando por los corazones de muchos
hombres y mujeres que valoran su capacidad de convertir la cotidianidad en
hermosos versos. Sus odas elementales elevan cualquier cosa a la categoría
poética, por simple y sencillas que nos parezcan:
todo
nació para ser
compartido,
para ser
entregado,
para
multiplicarse...
Y entonces
también la
vida
tendrá forma
de pan,
será simple y
profunda
innumerable y
pura... (Oda al pan)
Pero Neruda no me enamoró por sus versos cotidianos, sino por su
poesía de amor. Lo conocí adolescente, cuando estaba enamorada del amor y
soñaba con el Príncipe que llegaría a rescatar y llenar un corazón joven,
anhelante que quería vivir la experiencia de amar a plenitud. Su poesía amorosa
se hizo cotidiana en mis años escolares. Y de forma secreta, para que nadie supiera la
ansiedad que me producía la sensación de soledad y la necesidad de compañía
masculina, acariciaba mi alma con sus versos. Los leía una y otra vez: Hundí la mano turbulenta y dulce en lo más
genial de lo terrestre....
Mi deseo llegó, y después de algunas ilusiones sin base, el amor
se hizo presente. Entonces cobró más sentido el verso apasionado de Neruda: Yo cambio la primavera porque tú, me sigas
mirando...
Y mientras vivía la relación con la ilusión henchida de la mujer
adolescente, Neruda siguió visitándome cada día: Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Desde
mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma....
Y cuando conocí el desamor, también Neruda fue mi compañía, para
enjuagar mis lágrimas con versos angustiados y desconsolados: Puedo escribir los versos más tristes esta
noche. Yo la quise ya la quise, y a veces ella también me quiso. Ya no la
quiero, es cierto, pero cuanto la quise...mi alma no se contenta con haberla
perdido. (Poema 20)
Soy una mujer de mediana edad que en dos años alcanzará la
plenitud de sus 60 años. Nací en medio de la guerra fría, de la carrera armamentista,
de la lucha entre los dos imperios, de las utopías revolucionarias que anhelaban
un mundo más justo e igualitario. Adolescente fui testigo de la represalia intolerante
de Balaguer hacia toda disidencia política. Y, si, también entonces, volvió Neruda
a mi vida. Descubrí con orgullo y entusiasmo a su poesía política. Qué gran alegría!
Mi poeta era un hombre comprometido con la vida!
...seguiste conmigo
andando por el mundo...
fuimos
al combate, a la huelga,
al desfile, a los puertos,
a la mina,
y me reí cuando saliste
con la frente manchada de carbón
o coronada de aserrrín fragante
de los aserraderos.....
Yo te pedí que fueras
utilitaria y útil,
como metal o harina,
dispuesta a ser arado,
herramienta,
pan y vino,
dispuesta, Poesía,
a luchar cuerpo a cuerpo
y a caer desangrándote.... (Oda a la poesía)
andando por el mundo...
fuimos
al combate, a la huelga,
al desfile, a los puertos,
a la mina,
y me reí cuando saliste
con la frente manchada de carbón
o coronada de aserrrín fragante
de los aserraderos.....
Yo te pedí que fueras
utilitaria y útil,
como metal o harina,
dispuesta a ser arado,
herramienta,
pan y vino,
dispuesta, Poesía,
a luchar cuerpo a cuerpo
y a caer desangrándote.... (Oda a la poesía)
El amor por mi poeta ha sido eterno, a pesar de que cuando vi su
cuerpo regordete, su nariz aguileña, su vientre prominente, sus ojos
inexpresivos y su voz entrecortada y apagada, me desilusioné un poco, pero lo
olvidé muy pronto. Hace poco, decidí
regalar los libros de mi biblioteca a mi Alma Mater, la PUCMM. Mientras
deshilaba mi tesoro, encontré los primeros libros que compré en 1973 de
Editorial Lozada: Los versos del Capitán, El habitante y su esperanza, Odas
elementales, Nuevas odas elementales, La Barcarola, 20 poemas de amor y una
canción desesperada. Los coloqué en una caja para regalarlos. Pero después
decidí quedarme con ellos. Era mí único referente material de la hermosa época
en que descubría la poesía. Los libros están amarillentos, mustios,
destrozados, pero no me importa. Los guardé en un rincón especial del baúl de recuerdos.
Hoy adulta, lo sigo amando. Ya conocí dos de sus tres casas.
Cuando visité la Chascona, la de Santiago, y sobre todo, Isla Negra, llegaron
tantas emociones juntas que las lágrimas se hicieron tan presentes que no
querían detenerse. Lloré frente a su tumba sentada frente al Pacífico, su mar
amado, soñado y tantas veces protagonistas de sus poesías, recogidos en los Versos
del Capitán. Y, así, gracias a Neruda,
la poesía vivirá en mi para siempre, porque ella retrata los más profundos
sentimientos del alma. Y a través de sus versos, llegué a otros poetas que
también han formado sido compañía en la maravillosa soledad del alma!
mu-kiensang@pucmm.edu.do
sangbemukien@gmail.com
@MuKienAdriana
El Blog de Mu-Kien, Alma y
razón, https://www.blogger.com/home
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