ENCUENTROS
Un segundo paréntesis necesario
Por: Mu-Kien Adriana Sang
Te acordás
hermano qué tiempos aquellos
cuando sin cortedades ni temor ni vergüenza
se podía decir impunemente pueblo?...
ahora el requisito indispensable
para obtener curules en los viejos partidos
y algunos de los nuevos
es no pronunciar pueblo
es no arrimarse al pueblo
no soñar con el pueblo…
de vez en cuando surge un erudito
que descubre que Engels dijo pueblo…
cuando sin cortedades ni temor ni vergüenza
se podía decir impunemente pueblo?...
ahora el requisito indispensable
para obtener curules en los viejos partidos
y algunos de los nuevos
es no pronunciar pueblo
es no arrimarse al pueblo
no soñar con el pueblo…
de vez en cuando surge un erudito
que descubre que Engels dijo pueblo…
que Mariátegui
y Marx y Pablo Iglesias
dijeron pueblo alguna que otra vez…
dijeron pueblo alguna que otra vez…
y claro los
muchachos que absorben como esponjas
se levantan sonámbulos en mitad de la noche
y trotan por los blancos corredores
diciendo pueblo saboreando pueblo…
se levantan sonámbulos en mitad de la noche
y trotan por los blancos corredores
diciendo pueblo saboreando pueblo…
ya nadie grita
ni murmura pueblo
hay en las calles y en plazoletas
en los clubes y colegios privados
en las academias y en las autopistas
una paz algo densa/ a prueba de disturbios
y un silencio compacto/ sin fisuras
algo por el estilo del que encontró Neil Amstrong
cuando anduvo paseando por la luna sin pueblo.
hay en las calles y en plazoletas
en los clubes y colegios privados
en las academias y en las autopistas
una paz algo densa/ a prueba de disturbios
y un silencio compacto/ sin fisuras
algo por el estilo del que encontró Neil Amstrong
cuando anduvo paseando por la luna sin pueblo.
Mi hermano Peng Sien Rafael,
Pincholo, como le decimos de cariño, es el hijo No. 5 de los 9 hermanos Sang
Ben. Le sigo en número porque soy la No. 6 de las hermanas. Hoy cumple 62 años. Y por esta razón le escribo hoy esta carta
pública para simplemente decirle que lo amo.
Por su excesiva timidez, sumada a
una larga y activa vida política cuando al lado de los jóvenes soñadoras que
daban lo mejor de sí, Peng Sien se convirtió en un ser solitario y silencioso,
comprometido con sus ideales y solidario con todos.
Su vida siempre ha estado siempre
supeditada a sus actividades. Sin embargo, en medio de sus silencios, tenía
formas concretas de decirnos cuánto nos amaba.
Durante los almuerzos familiares le gustaba enormemente molestarnos a
Suk Yien y a mí, quitándonos lo que teníamos en las bocas o sencillamente
pasando por nuestras narices todo su brazo. El pleito que se armaba era
terrible. Era su muestra de cariño, su
manera de decir que nos amaba.
Hijo de un padre migrante chino,
que salió huyendo despavorido de la guerra, por el mar de la China hacia el
desconocido mundo utópico del sueño americano, Peng Sien tuvo que enfrentarlo.
Dos hombres que se amaban profundamente, pero con pensamientos diferentes. Sin embargo, al momento de papá enfermar,
aprendió a inyectar, y cada noche lo acompañaba y lo atendía. Lo hizo cada
noche hasta el último aliento de nuestro padre. Así lo escribí en mi obra
autobiográfica "De donde Vengo", publicada por la Editorial Norma en
el año 2007:
Uno de los sucesos más hermosos
de su final fue que su hijo Peng Sien el comunista, el que lo desafío
abiertamente e sus concepciones ideológicas lo cuidó con esmero, amor y
dedicación. El enfermero improvisado lo
cargaba, lo inyectaba, le daba medicinas o simplemente lo acompañaba. Papá lo
miraba complacido y sonriente. Esos dos hombres, que se amaban profundamente,
que se habían distanciado por posiciones políticas, se reencontraron e hicieron
las paces sin mediar palabras…"
Economista por profesión básica, informático por estudios y pasión, lector,
trabajador incansable, poco ambicioso a nivel económico, Peng Sien ha trabajado
por dinero solo para sobrevivir. La posesión de bienes no ha sido nunca ni será
su objetivo ni el sentido de su vida. Una decisión que ha sido acompañada de
manera militante al lado de Mildred Dolores, otra activista social, feminista
hasta en los tuétanos de sus huesos. Juntos han procreado dos hijos. Mi hermano
no posee riquezas materiales. Pero es millonario en sueños, en sacrificios, en
convicciones, en ideas novedosas. Le sobra el amor a la humanidad para
repartirlo a todos y cada uno de los planetas de esta tierra.
Me pregunté si debía escribir
este artículo nacido desde el alma de una hermana agradecida, que siempre ha
admirado su coherencia existencial, su compromiso con las mejores causas y su
ausencia de ambición intelectual. Siempre
he admirado su sencillez extrema en todos los sentidos, su falta de poses, sus
reflexiones profundas y sus palabras precisas.
Decidí hacerlo, porque quería hacerle
este sencillo, muy mío, regalo de cumpleaños. Para el hermano callado, que en
la niñez jugábamos a los mineros, y era siempre el rescatista exitoso, quien su
poderosa e imaginaria linterna, nos alumbraba por los abruptos y estrechos
caminos de las butacas colocadas en líneas simulando los sinuosos caminos de
las minas.
Este regalo muy mío, al hermano
que físicamente más nos parecemos en versión masculina y femenina: pelo blanco,
labios carnosos, manos grandes, pies casi idénticos, y esto claro está, sin
decir lo obvio: pelo lacio y ojos alargados.
Este regalo muy mío, al hermano
que habla, dice mucho, sin emitir palabras.
De gestos lentos. De mirada profunda. Honesto hasta la inconsciencia. Y
coherente hasta la irracionalidad en su forma de vida.
Este regalo muy mío, al hermano
que admiraba en secreto por su devoción apasionada a sus ideas. Al hermano
comprometido contra las injusticias. Al Quijote humano que vivió a mi lado por
más de veinte años cuando las opciones vitales nos hicieron abandonar el nido
familiar. Al Quijote que con Dulcinea o sin ella, con espada o sin ella, con
armadura o sin ella, cabalgó, cabalga todavía y cabalgará hasta que muera por
el camino que llevan hacia los molinos, buscando la ínsula donde reinará por
siempre la ley y la justicia.
Feliz 62 año Peng Sien Rafael.
Alcanzaste ya la edad en que el homenaje, el reconocimiento a una vida digna es
el mejor de todos los regalos.
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra
ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra. Mario Benedetti, cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra
ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra. Mario Benedetti, cuando éramos niños
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