III Congreso Internacional de
Estudios Caribeños: INDÍGENAS, ESPIRITISMO Y POESIA
EN EL CARIBE, 1.
Por: Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
Para el hombre que espera
es la luna;
el sol para la canoa
que remonta el río;
y para los hombres todos de la
selva
es el agua.
Pero la mariposa roja
es para Merica.
Merica es la niña que amo.
Merica, que recoge la yuca,
y tuesta las tortas de casabe.
Merica es luna, sol, agua, mariposa. Poesía Piaroa
Este es el último artículo de la
serie sobre el III Congreso de Estudios Caribeños. He decidido parar, no porque
no hayan otras ponencias interesantes, sino porque corro el riesgo de aburrirlos. A mí me ha resultado muy apasionante. He
aprendido muchísimo y he podido aquilatar lo que otros investigadores de otras
universidades están haciendo. Y reconocer que si bien vamos por buen camino,
nos queda mucho, mucho, mucho por leer y aprender.
El profesor Kevin Sedeño-Guillén, del Universidad de Kentucky escribió una hermosa
ponencia con un título tan largo como sugestivo: INDIOS ESPECTRALES: INDÍGENAS
APARECIDOS EN LA POESÍA AMERICANA DEL SIGLO XVIII Y EL ESPIRITISMO DE CORDÓN
CONTEMPORÁNEO EN EL CARIBE. Desde el
inicio de su ponencia el investigador expone claramente su hipótesis de
trabajo:
En este artículo exploro cómo los
criollos americanos negocian en la segunda mitad del siglo XVIII el regreso en
forma fantasmático/espectralde los millones de indígenas muertos en el
continente como consecuencia de la conquista europea de América. Parto de la
hipótesis de que la utilización del fantasma/espíritu/muerto/espectro de los
indígenas americanos hizo parte del proceso de construcción de su propia
identidad, que permitió a los criollos americanos consolidarse como herederos
de los antiguos dueños de la tierra -los pueblos originarios- en su creciente
reclamo de poder frente a españoles y europeos en general. Para trabajar en mí
hipótesis leeré algunos textos publicados en el Papel Periódico de la Ciudad de
Santafé de Bogotá en la última década del siglo XVIII, que incorporan imágenes
de personajes y elementos culturales de los pueblos indígenas americanos.
Analizaré qué funciones cumple la asimilación de esas imágenes en la literatura
y la prensa periódica americana del periodo pre-independentista, prestando
especial atención a la cuestión de cómo esas representaciones espectrales de
indígenas muertos en las guerras de conquista y colonización contrasta con las
condiciones de vida de los indígenas supervivientes en el siglo XVIII.
Aclara,
antes de iniciar su reflexión, que para escribir el ensayo había asumido el
concepto colombino de indios, pero también utiliza en el desarrollo del texto el
término contemporáneo de “indígenas”, no sólo para ser consecuente con el
lenguaje empleado en el período colonial, “sino
también para acentuar la relación del término con la obsesión de los europeos
del siglo XV con la posibilidad de conexión con Asia.”
Utiliza
el concepto de espectralidad. Sostiene
que el indígena americano, y por supuesto, caribeño, no ha sido ni es el que
es, pues ha vivido una vida fantasma basada en el delirio europeo. Esta llamada espectralidad, o, para decirlo
de otra manera, ese fantasma vital puede evidenciarse a través de las
expresiones culturales, caracterizadas básicamente por las perspectivas
mítico-poética y simbólica. Este imaginario ha generado conflictos internos y
vitales, que han permanecido a través de las generaciones.
Para poder interpretar esa
espectralidad, dice el profesor Sedeño-Guillén, se necesita trazar un mapa conceptual
que permita evaluar el alcance de los términos “fantasma”, “espíritu”, “muerto”
y “espectro”. A partir de entonces
comienza a hacer sus consideraciones en torno a esos cuatro conceptos, veamos:
1.
El fantasma,
dice, indica que algo en el espacio de su puesta en escena ha sido incomprendido,
que un performance de la realidad percibido y aceptado, ha permanecido en
realidad ausente. En este sentido, todo proceso de haunting implicaría una
búsqueda de justicia.
2.
El espíritu,
sigue planteando, constituye uno de los
ejes centrales de la historia de las creencias y es a su vez un concepto
secularizado. Podría definirse como un ser inmaterial y dotado de
razón.
3.
El espectro, afirma, es algo así
como una cosa difícil de nombrar: ni alma
ni cuerpo, y una y otro. Pues son la carne y la fenomenalidad las que dan al
espíritu su aparición espectral, aunque desaparecen inmediatamente en la
aparición, en la venida misma del (re)aparecido o en el retorno del espectro.
A partir de entonces, el autor hace el análisis de algunos poemas de
Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria (1758-1819). ¿Quién era este hombre
tan singular que tantos años después es objeto de estudios? Era hijo
de Manuel Baltasar Rodríguez y María Antonia de la Victoria. Nacido en Bayamo
Cuba. Tuvo la oportunidad de estudiar,
porque su padre, queriendo sacarlo de la pobreza a través de la instrucción, le
pidió al párroco de la iglesia de San Juan de Evangelista, que lo acogiera. Allí
estuvo seis años.
Esta formación le
permitió a Rodríguez de la Victoria ir a Nueva Granada, hoy Colombia, para
encargarse de la Biblioteca Real. A partir de ahí decidió escribir. Se le
considera el prócer del periodismo colombiano, pues por su talento y energía
fundió varios periódicos. Escribió y mucho.
Gran parte de sus textos están conservados en la Biblioteca Nacional de
Colombia.
Sostiene el profesor de la
Universidad de Kentucky que el origen étnico-racial de Rodríguez constituyó un
tema recurrente y conflictivo de su existencia. ¿Quería negar su origen? En palabras del investigador:
No cabe duda que fue también causa de conflicto en su
propia existencia… su bautismo fue registrado en el libro de blancos de la
Parroquia del Santísimo Salvador de Bayamo, pero el mismo Rodríguez, en
comunicación con el ministro Gálvez, reconoce que no sólo posee orígenes
españoles, sino también indígenas. Hay dos aspectos que me resultan sumamente
interesantes en esta nota genealógica donde Rodríguez asevera tener un origen
mestizo de padre español y madre mestiza de español e indígena.
La dualidad existencial de Rodríguez
de la Victoria, su condición de mestizo,
su deseo de ser blanco puro, lo llevó, sin duda alguna a tener el eterno dilema
de ser y querer ser. Como mestizo
letrado, intentó ganarse un espacio en la sociedad colonia de la isla de Cuba,
cuando se iniciaban las reformas. En palabras del autor:
El primero, en
el orden biográfico e histórico, tiene que ver con las estrategias empleadas
por un mestizo indígena letrado de la segunda mitad del siglo XVIII en Cuba
para negociar su identidad étnico-racial en el contexto de las reformas
ilustradas que tienen lugar durante el reinado de Carlos III. Segundo, la
mención del pueblo de Jiguaní dispara por sí sóla el espinoso tema de la
supervivencia indígena en el Caribe tras la drástica disminución de la
población que ocasionaron las guerras de conquista iniciadas por los europeos
en tierras americanas.
Jiguaní fue uno de los denominados pueblos de indios constituidos en la primera
mitad del siglo XVIII a lo largo de la isla, con cuyo sóla existencia no sólo
derrumban el mito del exterminio indígena en Cuba y el resto del Caribe, sino
que ofrecen importantes testimonios sobre las fuentes y mecanismos de
tranmisión de la cultura y las espiritualidades indígenas hasta el presente.
Queda establecido entonces que Rodríguez no es sólo un mestizo, sino que se
reconoce así mismo como descendiente de los distinguidos fundadores del pueblo
de indios de Jiguaní. Este importante hecho de su biografía deberá ser
considerado a la hora de analizar sus estrategias de negociación con el legado indígena
en la Nueva Granada.
Se
nos agotó el espacio. Seguiremos en la
próxima. Nos vemos.
III Congreso Internacional de Estudios Caribeños: INDÍGENAS, ESPIRITISMO Y POESIA
EN EL CARIBE, y 2.
Finalizamos
con esta segunda parte, la referencia al trabajo del profesor Kevin
Sedeño-Guillén, del Universidad de Kentucky quien, como señalamos en el
artículo anterior, escribió una hermosa ponencia con un título tan largo como
sugestivo: INDIOS ESPECTRALES: INDÍGENAS APARECIDOS EN LA POESÍA AMERICANA DEL
SIGLO XVIII Y EL ESPIRITISMO DE CORDÓN CONTEMPORÁNEO EN EL CARIBE. El poema que engalana este artículo forma
parte del ensayo.
TEMAS
SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
III Congreso Internacional de Estudios Caribeños: INDÍGENAS, ESPIRITISMO Y POESIA
EN EL CARIBE, y 2.
Por:
Mu-Kien Adriana Sang
sangbenmukien@gmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
Entonces yo las
márgenes del Fúnzha
Discurría una tarde
divertido,
Recordando los
tiempos en que el Mozca
Se bañaba en su
lecho cristalìno.
¡Oh! (decía mirando
sus corrientes)
Quantas veces aquí,
sagrado Rio,
De las Mómas sería
la Palestra
Al sòn de la algazára
y de los silbos!
¡Quantas veces los
Chúques, los Uzáques,
Y aún los Zíppas
vendrían á este sitio,
A vér luchar la
Juventud gallarda
Honor de Bacatáy su
Imperio rico!
¡Quantas veces
serían adorados
De Chia, y de Zuhé
los claros brillos (6)
En este améno lláno
que tu riegas,
Y de que eres Señor
há tantos siglos!
Quantas veces ¡O
Funzha!...... Pero en esto
Enmudeció mi lengua
de improviso,
El alma se llenó
toda de asombro, El collar de María Teresa (fragmento) 1792
Finalizamos
con esta segunda parte, la referencia al trabajo del profesor Kevin
Sedeño-Guillén, del Universidad de Kentucky quien, como señalamos en el
artículo anterior, escribió una hermosa ponencia con un título tan largo como
sugestivo: INDIOS ESPECTRALES: INDÍGENAS APARECIDOS EN LA POESÍA AMERICANA DEL
SIGLO XVIII Y EL ESPIRITISMO DE CORDÓN CONTEMPORÁNEO EN EL CARIBE. El poema que engalana este artículo forma
parte del ensayo.
Sostiene Sedeño Guillén que el espectro de los indígenas
muertos sobrevive en el cuerpo de los indígenas vivos, en su memoria cultural,
pero sobre todo, en la experiencia de la culpa que significó para los europeos,
y luego para los mismos criollos.
Sostiene que el hecho de haber tenido que convivir en el proceso de
exterminación de los indígenas del Caribe, tiene su influencia en el imaginario
colectivo. Se pregunta el autor: ¿Cómo reaccionaríamos ante un ser proclamado
como muerto que reaparece vivo ante nosotros? Se responde diciendo que quizás la primera reacción tendría que ser "dudar de su presencia y asumir la
condición fantasmal de su aparición, antes de preguntarle y corroborar si está
vivo o muerto. Esta inhumana realidad, la de la negación de su propia
existencia física y cultural, y con ello su desplazamiento hacia una condición
de fantasmas, ha sido el dilema vital al que se han enfrentado las comunidades
indígenas sobrevivientes a la época de las guerras coloniales en las Américas.
La memoria
histórica y el imaginario colectivo volvieron a lastimarse con la llegada del tercer
centenario de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo. Este acontecimiento constituyó un importante
marco histórico para analizar las apariciones y desapariciones de los indígenas
en el pensamiento criollo de finales del siglo XVIII, como se puede apreciar en
este fragmento de poema que cita el autor:
Yo convertì la
infiel Cundinamárca
En el Christiano
Império, que rendido
Hoy adora
obsequioso al Sér Suprémo
Tributandole justos
Sacrificios.
El nombre de
Idacánzas á el Avérno
Arrojé para
siempre, y el Divino
De Jehová poderoso,
en alto triunfo
Fué proclamado con
solemnes hymnos.
Yo á Sogamóso Summo
Sacerdote
Del ciego Mozca, el
torpe inmundo rito
Le deshice: y al
Mója victimado
Siguió la ofrenda
fiel de Pan y Vino
Yo allí donde
Machíca, Nemequéne,
Thysquesúca, y
demás Monarcas Indios
Doblaban la rodilla
à viles monstruos,
Levanté al Dios de
Sión Altares ricos.
Del gran Quesáda
dirigí la Empresa,
Y también inspiraba
heróicos brios
A Fedremán,
Roblédo, Benalcázar,
Lanchéro, Ursúa,
Suárez, y Carrillo.
………………………………………..
Dixo; y entonces
ácia el Sacro Templo
Donde su búlto
tiene asiento fixo
Voló rápidamente: y
yo asombrado
Sobre el puente del Funzha caí rendido (sic) (“El collar” 122-123).
Pasa luego a
analizar el poema. Una primera lectura,
afirma, podría plantear que el fragmento , evoca la grandeza del mundo muisca,
tiene como función hacer más notable el triunfo posterior de la fe sobre la
idolatría y la anulación ejemplificante de su mundo. Pero, dice el autor, sin
embargo, el carácter poco edificante del primer fragmento desmiente a esa
primera lectura:
No se está
exponiendo allí un mundo negativo a ser reemplazado por la conquista de la mano
de la fe. Todo el peso condenatorio se da en el segundo fragmento. Allí los
representantes de la vieja fe y de los poderes derrotados sólo son revividos
desde un pasado ya vencido…. Pero sí esto es así, debería quizás aceptar que el
poeta que evoca el pasado indígena, pero que a la vez resulta seleccionado para
escuchar la buena nueva de la consolidación de la católica estirpe borbónica,
se encuentra en una compleja encrucijada en relación con el pasado indígena y
el presente colonial… ¿qué espanta, atemoriza, aterroriza al poeta en ambos
momentos clave?, ¿cuál es el espanto, la sombra que subyace a ese demoledor
asombro? Por el momento puedo decir que ese asombro no es el fantasma en sí. El
espanto es apenas un síntoma, una huella a nivel del lenguaje, de un fantasma
que será necesario rodear de modo que de él se pueda tener al menos el contorno
y sus circunstancias de…aparición.
La visión heredada
por todos es que los indígenas eran y lo son todavía seres pobres e ignorantes.
Los indígenas de ayer solo tenían pasado, los de hoy también. La conquista
intentó pacificar y acallar su memoria, la cual, a pesar de los esfuerzos de
los conquistadores por aniquilarla ha podido sobrevivir gracias a esa
espectralidad.
Por esta razón, las
representaciones de los espíritus ancestrales constituyeron y constituyen un elemento destacado en los altares. Este imaginario ha sido rescatado. El grupo
folklórico Los Nani, tienen un canto espiritista titulado “Los indios” en el
que se refleja claramente el fantasma del pasado para revivir en el presente el
drama de siempre:
Indio bueno,
indio bravo, dónde vas con esa cruz
Voy al monte del calvario, a entregársela a Jesús.
Voy al monte del calvario, a entregársela a Jesús.
Indio bueno,
ay indio bravo, dónde tú vas con esa cruz
Voy al monte del calvario, a entregársela a Jesús
Voy al monte del calvario, a entregársela a Jesús
Ay, pero indio, indio, de mi vida,
indio de mi corazón
Si no vienes a buscarme perderé todo
tu amor.
Que bonitos son los indios, que vienen a laborar
Siete columnas de indios van diciendo gestioman
Siete columnas de indios van diciendo gestioman
Eh, ay Dios
los indios, ay Dios los indios, vienen y van diciendo gestioman (“Los indios”).
Coincido con la conclusión del autor, cuando afirma que los fantasmas son
necesarios, pues sin su asedio los hechos
trágicos del pasado estarían muertos junto a sus víctimas y no habría
preocupación hacia ellos, no habría posibilidad de rememoración.
Aquí termina esta larga e interesante serie sobre mi
selección de ponencias del III Congreso de Estudios Caribeños que fue celebrado
en Santa Marta en agosto de este año.
Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario