ENCUENTROS
LOS LABERINTOS DEL PENSAMIENTO COMPLEJO. La complejidad y la ruptura de paradigmas,
Dedicado a Patricia
Gascón Muro, mi hermana mexicana
Por: Mu-Kien Adriana Sang
La Cibernética, la
Teoría de Sistemas, la Teoría de la Información, cada una a su manera, del modo
como acabamos de ver, en su fecundidad y, a la vez, en su insuficiencias piden
por una Teoría de la Organización…La organización, noción decisiva, apenas
entrevista, no es aún, si se permite decirlo, un concepto organizado. Esta noción puede elaborarse a partir de una
complejización y de una concretización del sistemismo, y aparecer todavía como un desarrollo, aún no
logrado, de la Teoría de Sistemas; puede también decantarse a partir del
organicismo, a condición de que haya limpieza y una modelización que haga
aparecer a la organización en el organismo. Edgar Morín
Continuamos desmenuzando el libro introductorio al
pensamiento de este hombre fuera de serie titulado "Introducción al
pensamiento complejo". En los
artículos anteriores se nota se hacía una reflexión a la visión tradicional
sobre la ciencia y en especial a la Teoría de Sistemas, a la Teoría de la
Información y a la Cibernética.
En este artículo abordaremos la visión de Morín sobre la
Teoría de la Organización. Polémico como
es, afirmaba que la organización es una noción decisiva pero paradójicamente
seguía siendo un concepto no muy "organizado". Establecía una diferencia entre el
organicismo tradicional y el organicismo necesario según la concepción del
pensador. Afirmaba que el concepto de
organicismo era y es todavía, un concepto "sincrético, histórico, confuso,
romántico. Parte del organismo concebido como totalidad armoniosamente
organizada, si bien lleva en sí mismo al antagonismo y a la muerte." (p. 51)
Diferenciaba organizacionismo y organicismo. El primero no se
esfuerza en revelar las analogías fenoménicas, sino que lo simplifica en la
búsqueda de los principios organizativos comunes; el segundo no. Decía que el organicismo supone la
organización completa y rica, pero a diferencia del organizacionismo, no la
propone.
¿Y qué tiene que ver esta concepción con la complejidad? Lo primero es que la complejidad rechaza el
organizacionismo que nos pretenden imponer.
La idea de complejidad, afirma Morín, estaba en el vocabulario de la
gente común, no así de los científicos. El
término complejidad, cuando era utilizado llevaba consigo una connotación de
advertencia al entendimiento; pero sobre todo una puesta en guardia de los
intentos de simplificación, de reducción.
Afirma en el texto que el término había surgido, sin ser mencionado,
entre los científicos de la micro física, pues "abría una noción más
compleja, sorprendente, de la partícula elemental que se presenta al observador
ya sea como onda, ya como corpúsculo." (p. 58). Entonces ¿qué es la complejidad?
Morín la define:
Es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e
interferencias entre un número muy grande de unidades. De hecho, todo sistema auto-organizador
(viviente), hasta el más simple, combina un número muy grande de unidades… Pero
la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones
que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también
incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la
complejidad siempre está relacionada con el azar…Pero la complejidad no se
reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas
ricamente organizaos. Tiene que ver con
los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que
incluyen. La complejidad está así ligada
a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla íntima a diferencia del
orden/desorden estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de
las grandes poblaciones; y el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina
a nivel de las unidades elementales. (P. 60)
A partir de entonces Morín se refiere a la complejidad y la
Cibernética, respondiendo así a una inquietud que me surgió cuando leía todo
este texto. Afirma que cuando la
Cibernética reconoció la complejidad fue para rodearla, ponerla entre
paréntesis, pero sin negarla: "Era el principio de la caja negra (black
box); se consideraban las entradas en el sistema (inputs) y las salidas
(outputs), lo que permitía estudiar los resultados del funcionamiento de un
sistema, la alimentación que necesitaba… sin entrar, sin embargo, en el
misterio de la caja negra" (p. 60).
Afirma que el problema teórico de la complejidad es la
posibilidad de entrar en las "cajas negras"; es decir considerar en
el análisis la complejidad organizacional y la complejidad lógica. Esto implica algo muy esencial: revertir las
perspectivas epistemológicas del saber científico. Esto implica que la lógica
no es ir de los imple a lo complejo; sino de lo complejo hacia lo más complejo,
pues lo simple no existe, porque es un aspecto entre muchas complejidades
(microfísica, macrofísica, biológica, psíquica, social).
Así pues, se está planteando una revolución que implica una
ruptura de toda nuestras viejas concepciones.
Estamos hablando de una ruptura con el gran paradigma de la certeza que
ha defendido la ciencia occidental.
Significa pues, que la complejidad rompe con todo un sistema de pensamiento,
afectando la ontología, la metodología, la epistemología, la lógica, y en
consecuencia, a la sociedad y a la política, como afirma Morín:
La
Ontología de Occidente estaba fundada sobre entidades cerradas, como ser la
sustancia, la identidad, la causalidad (lineal), el sujeto y el objeto. Esas entidades no se comunicaban entre ellas,
la oposición provocaban la repulsión o
la anulación de un concepto por el otro (como sujeto/objeto); la realidad podía
entonces ser englobada mediante ideas claras y distintas. En ese sentido, la
metodología científica era reduccionista y cuantitativa. Reduccionista, porque
hacía falta llegar a unidades elementales incapaces de ser descompuestas que
las únicas capaces de ser englobadas en forma clara y distinta; cuantitativa
porque esas unidades discretas podían servir de base a todas las computaciones.
(p. 82)
Morín afirma que para comprender el problema de la
complejidad, hay que conocer el paradigma de la simplicidad; el cual pone orden
al universo, y persigue el desorden. El orden, en esta concepción, se reduce a
una ley o a un principio. La simplicidad
ve lo uno y ve lo múltiple, pero es
incapaz de ver que lo uno podría ser también múltiple. El principio de la
simplicidad separa lo que está ligado o unifica lo que es diverso, propiciando
así un reduccionismo espantoso. Así, con
esta vocación de simplificación, el conocimiento científico tenía como misión
develar la simplicidad oculta detrás de la multiplicidad aparente.
¡Qué interesante, complejo y provocador es el pensamiento
complejo! Se nos agotó el espacio. ¿Les ha gustado? ¿Les parece interesante? A
mí, además de aprender, me ha puesto a reflexionar. Nos vemos en la próxima.
ENCUENTROS
LOS LABERINTOS DEL PENSAMIENTO COMPLEJO. La complejidad y la ruptura de paradigmas,
Dedicado a Patricia
Gascón Muro, mi hermana mexicana
Por: Mu-Kien Adriana Sang
La Cibernética, la
Teoría de Sistemas, la Teoría de la Información, cada una a su manera, del modo
como acabamos de ver, en su fecundidad y, a la vez, en su insuficiencias piden
por una Teoría de la Organización…La organización, noción decisiva, apenas
entrevista, no es aún, si se permite decirlo, un concepto organizado. Esta noción puede elaborarse a partir de una
complejización y de una concretización del sistemismo, y aparecer todavía como un desarrollo, aún no
logrado, de la Teoría de Sistemas; puede también decantarse a partir del
organicismo, a condición de que haya limpieza y una modelización que haga
aparecer a la organización en el organismo. Edgar Morín
Continuamos desmenuzando el libro introductorio al
pensamiento de este hombre fuera de serie titulado "Introducción al
pensamiento complejo". En los
artículos anteriores se nota se hacía una reflexión a la visión tradicional
sobre la ciencia y en especial a la Teoría de Sistemas, a la Teoría de la
Información y a la Cibernética.
En este artículo abordaremos la visión de Morín sobre la
Teoría de la Organización. Polémico como
es, afirmaba que la organización es una noción decisiva pero paradójicamente
seguía siendo un concepto no muy "organizado". Establecía una diferencia entre el
organicismo tradicional y el organicismo necesario según la concepción del
pensador. Afirmaba que el concepto de
organicismo era y es todavía, un concepto "sincrético, histórico, confuso,
romántico. Parte del organismo concebido como totalidad armoniosamente
organizada, si bien lleva en sí mismo al antagonismo y a la muerte." (p. 51)
Diferenciaba organizacionismo y organicismo. El primero no se
esfuerza en revelar las analogías fenoménicas, sino que lo simplifica en la
búsqueda de los principios organizativos comunes; el segundo no. Decía que el organicismo supone la
organización completa y rica, pero a diferencia del organizacionismo, no la
propone.
¿Y qué tiene que ver esta concepción con la complejidad? Lo primero es que la complejidad rechaza el
organizacionismo que nos pretenden imponer.
La idea de complejidad, afirma Morín, estaba en el vocabulario de la
gente común, no así de los científicos. El
término complejidad, cuando era utilizado llevaba consigo una connotación de
advertencia al entendimiento; pero sobre todo una puesta en guardia de los
intentos de simplificación, de reducción.
Afirma en el texto que el término había surgido, sin ser mencionado,
entre los científicos de la micro física, pues "abría una noción más
compleja, sorprendente, de la partícula elemental que se presenta al observador
ya sea como onda, ya como corpúsculo." (p. 58). Entonces ¿qué es la complejidad?
Morín la define:
Es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e
interferencias entre un número muy grande de unidades. De hecho, todo sistema auto-organizador
(viviente), hasta el más simple, combina un número muy grande de unidades… Pero
la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones
que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también
incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la
complejidad siempre está relacionada con el azar…Pero la complejidad no se
reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas
ricamente organizaos. Tiene que ver con
los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que
incluyen. La complejidad está así ligada
a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla íntima a diferencia del
orden/desorden estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de
las grandes poblaciones; y el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina
a nivel de las unidades elementales. (P. 60)
A partir de entonces Morín se refiere a la complejidad y la
Cibernética, respondiendo así a una inquietud que me surgió cuando leía todo
este texto. Afirma que cuando la
Cibernética reconoció la complejidad fue para rodearla, ponerla entre
paréntesis, pero sin negarla: "Era el principio de la caja negra (black
box); se consideraban las entradas en el sistema (inputs) y las salidas
(outputs), lo que permitía estudiar los resultados del funcionamiento de un
sistema, la alimentación que necesitaba… sin entrar, sin embargo, en el
misterio de la caja negra" (p. 60).
Afirma que el problema teórico de la complejidad es la
posibilidad de entrar en las "cajas negras"; es decir considerar en
el análisis la complejidad organizacional y la complejidad lógica. Esto implica algo muy esencial: revertir las
perspectivas epistemológicas del saber científico. Esto implica que la lógica
no es ir de los imple a lo complejo; sino de lo complejo hacia lo más complejo,
pues lo simple no existe, porque es un aspecto entre muchas complejidades
(microfísica, macrofísica, biológica, psíquica, social).
Así pues, se está planteando una revolución que implica una
ruptura de toda nuestras viejas concepciones.
Estamos hablando de una ruptura con el gran paradigma de la certeza que
ha defendido la ciencia occidental.
Significa pues, que la complejidad rompe con todo un sistema de pensamiento,
afectando la ontología, la metodología, la epistemología, la lógica, y en
consecuencia, a la sociedad y a la política, como afirma Morín:
La
Ontología de Occidente estaba fundada sobre entidades cerradas, como ser la
sustancia, la identidad, la causalidad (lineal), el sujeto y el objeto. Esas entidades no se comunicaban entre ellas,
la oposición provocaban la repulsión o
la anulación de un concepto por el otro (como sujeto/objeto); la realidad podía
entonces ser englobada mediante ideas claras y distintas. En ese sentido, la
metodología científica era reduccionista y cuantitativa. Reduccionista, porque
hacía falta llegar a unidades elementales incapaces de ser descompuestas que
las únicas capaces de ser englobadas en forma clara y distinta; cuantitativa
porque esas unidades discretas podían servir de base a todas las computaciones.
(p. 82)
Morín afirma que para comprender el problema de la
complejidad, hay que conocer el paradigma de la simplicidad; el cual pone orden
al universo, y persigue el desorden. El orden, en esta concepción, se reduce a
una ley o a un principio. La simplicidad
ve lo uno y ve lo múltiple, pero es
incapaz de ver que lo uno podría ser también múltiple. El principio de la
simplicidad separa lo que está ligado o unifica lo que es diverso, propiciando
así un reduccionismo espantoso. Así, con
esta vocación de simplificación, el conocimiento científico tenía como misión
develar la simplicidad oculta detrás de la multiplicidad aparente.
¡Qué interesante, complejo y provocador es el pensamiento
complejo! Se nos agotó el espacio. ¿Les ha gustado? ¿Les parece interesante? A
mí, además de aprender, me ha puesto a reflexionar. Nos vemos en la próxima.
ENCUENTROS
LOS LABERINTOS DEL PENSAMIENTO COMPLEJO. La complejidad y la ruptura de paradigmas,
Dedicado a Patricia
Gascón Muro, mi hermana mexicana
Por: Mu-Kien Adriana Sang
La Cibernética, la
Teoría de Sistemas, la Teoría de la Información, cada una a su manera, del modo
como acabamos de ver, en su fecundidad y, a la vez, en su insuficiencias piden
por una Teoría de la Organización…La organización, noción decisiva, apenas
entrevista, no es aún, si se permite decirlo, un concepto organizado. Esta noción puede elaborarse a partir de una
complejización y de una concretización del sistemismo, y aparecer todavía como un desarrollo, aún no
logrado, de la Teoría de Sistemas; puede también decantarse a partir del
organicismo, a condición de que haya limpieza y una modelización que haga
aparecer a la organización en el organismo. Edgar Morín
Continuamos desmenuzando el libro introductorio al
pensamiento de este hombre fuera de serie titulado "Introducción al
pensamiento complejo". En los
artículos anteriores se nota se hacía una reflexión a la visión tradicional
sobre la ciencia y en especial a la Teoría de Sistemas, a la Teoría de la
Información y a la Cibernética.
En este artículo abordaremos la visión de Morín sobre la
Teoría de la Organización. Polémico como
es, afirmaba que la organización es una noción decisiva pero paradójicamente
seguía siendo un concepto no muy "organizado". Establecía una diferencia entre el
organicismo tradicional y el organicismo necesario según la concepción del
pensador. Afirmaba que el concepto de
organicismo era y es todavía, un concepto "sincrético, histórico, confuso,
romántico. Parte del organismo concebido como totalidad armoniosamente
organizada, si bien lleva en sí mismo al antagonismo y a la muerte." (p. 51)
Diferenciaba organizacionismo y organicismo. El primero no se
esfuerza en revelar las analogías fenoménicas, sino que lo simplifica en la
búsqueda de los principios organizativos comunes; el segundo no. Decía que el organicismo supone la
organización completa y rica, pero a diferencia del organizacionismo, no la
propone.
¿Y qué tiene que ver esta concepción con la complejidad? Lo primero es que la complejidad rechaza el
organizacionismo que nos pretenden imponer.
La idea de complejidad, afirma Morín, estaba en el vocabulario de la
gente común, no así de los científicos. El
término complejidad, cuando era utilizado llevaba consigo una connotación de
advertencia al entendimiento; pero sobre todo una puesta en guardia de los
intentos de simplificación, de reducción.
Afirma en el texto que el término había surgido, sin ser mencionado,
entre los científicos de la micro física, pues "abría una noción más
compleja, sorprendente, de la partícula elemental que se presenta al observador
ya sea como onda, ya como corpúsculo." (p. 58). Entonces ¿qué es la complejidad?
Morín la define:
Es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e
interferencias entre un número muy grande de unidades. De hecho, todo sistema auto-organizador
(viviente), hasta el más simple, combina un número muy grande de unidades… Pero
la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones
que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también
incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la
complejidad siempre está relacionada con el azar…Pero la complejidad no se
reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas
ricamente organizaos. Tiene que ver con
los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que
incluyen. La complejidad está así ligada
a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla íntima a diferencia del
orden/desorden estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de
las grandes poblaciones; y el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina
a nivel de las unidades elementales. (P. 60)
A partir de entonces Morín se refiere a la complejidad y la
Cibernética, respondiendo así a una inquietud que me surgió cuando leía todo
este texto. Afirma que cuando la
Cibernética reconoció la complejidad fue para rodearla, ponerla entre
paréntesis, pero sin negarla: "Era el principio de la caja negra (black
box); se consideraban las entradas en el sistema (inputs) y las salidas
(outputs), lo que permitía estudiar los resultados del funcionamiento de un
sistema, la alimentación que necesitaba… sin entrar, sin embargo, en el
misterio de la caja negra" (p. 60).
Afirma que el problema teórico de la complejidad es la
posibilidad de entrar en las "cajas negras"; es decir considerar en
el análisis la complejidad organizacional y la complejidad lógica. Esto implica algo muy esencial: revertir las
perspectivas epistemológicas del saber científico. Esto implica que la lógica
no es ir de los imple a lo complejo; sino de lo complejo hacia lo más complejo,
pues lo simple no existe, porque es un aspecto entre muchas complejidades
(microfísica, macrofísica, biológica, psíquica, social).
Así pues, se está planteando una revolución que implica una
ruptura de toda nuestras viejas concepciones.
Estamos hablando de una ruptura con el gran paradigma de la certeza que
ha defendido la ciencia occidental.
Significa pues, que la complejidad rompe con todo un sistema de pensamiento,
afectando la ontología, la metodología, la epistemología, la lógica, y en
consecuencia, a la sociedad y a la política, como afirma Morín:
La
Ontología de Occidente estaba fundada sobre entidades cerradas, como ser la
sustancia, la identidad, la causalidad (lineal), el sujeto y el objeto. Esas entidades no se comunicaban entre ellas,
la oposición provocaban la repulsión o
la anulación de un concepto por el otro (como sujeto/objeto); la realidad podía
entonces ser englobada mediante ideas claras y distintas. En ese sentido, la
metodología científica era reduccionista y cuantitativa. Reduccionista, porque
hacía falta llegar a unidades elementales incapaces de ser descompuestas que
las únicas capaces de ser englobadas en forma clara y distinta; cuantitativa
porque esas unidades discretas podían servir de base a todas las computaciones.
(p. 82)
Morín afirma que para comprender el problema de la
complejidad, hay que conocer el paradigma de la simplicidad; el cual pone orden
al universo, y persigue el desorden. El orden, en esta concepción, se reduce a
una ley o a un principio. La simplicidad
ve lo uno y ve lo múltiple, pero es
incapaz de ver que lo uno podría ser también múltiple. El principio de la
simplicidad separa lo que está ligado o unifica lo que es diverso, propiciando
así un reduccionismo espantoso. Así, con
esta vocación de simplificación, el conocimiento científico tenía como misión
develar la simplicidad oculta detrás de la multiplicidad aparente.
¡Qué interesante, complejo y provocador es el pensamiento
complejo! Se nos agotó el espacio. ¿Les ha gustado? ¿Les parece interesante? A
mí, además de aprender, me ha puesto a reflexionar. Nos vemos en la próxima.
ENCUENTROS
LOS LABERINTOS DEL PENSAMIENTO COMPLEJO. La complejidad y la ruptura de paradigmas,
Dedicado a Patricia
Gascón Muro, mi hermana mexicana
Por: Mu-Kien Adriana Sang
La Cibernética, la
Teoría de Sistemas, la Teoría de la Información, cada una a su manera, del modo
como acabamos de ver, en su fecundidad y, a la vez, en su insuficiencias piden
por una Teoría de la Organización…La organización, noción decisiva, apenas
entrevista, no es aún, si se permite decirlo, un concepto organizado. Esta noción puede elaborarse a partir de una
complejización y de una concretización del sistemismo, y aparecer todavía como un desarrollo, aún no
logrado, de la Teoría de Sistemas; puede también decantarse a partir del
organicismo, a condición de que haya limpieza y una modelización que haga
aparecer a la organización en el organismo. Edgar Morín
Continuamos desmenuzando el libro introductorio al
pensamiento de este hombre fuera de serie titulado "Introducción al
pensamiento complejo". En los
artículos anteriores se nota se hacía una reflexión a la visión tradicional
sobre la ciencia y en especial a la Teoría de Sistemas, a la Teoría de la
Información y a la Cibernética.
En este artículo abordaremos la visión de Morín sobre la
Teoría de la Organización. Polémico como
es, afirmaba que la organización es una noción decisiva pero paradójicamente
seguía siendo un concepto no muy "organizado". Establecía una diferencia entre el
organicismo tradicional y el organicismo necesario según la concepción del
pensador. Afirmaba que el concepto de
organicismo era y es todavía, un concepto "sincrético, histórico, confuso,
romántico. Parte del organismo concebido como totalidad armoniosamente
organizada, si bien lleva en sí mismo al antagonismo y a la muerte." (p. 51)
Diferenciaba organizacionismo y organicismo. El primero no se
esfuerza en revelar las analogías fenoménicas, sino que lo simplifica en la
búsqueda de los principios organizativos comunes; el segundo no. Decía que el organicismo supone la
organización completa y rica, pero a diferencia del organizacionismo, no la
propone.
¿Y qué tiene que ver esta concepción con la complejidad? Lo primero es que la complejidad rechaza el
organizacionismo que nos pretenden imponer.
La idea de complejidad, afirma Morín, estaba en el vocabulario de la
gente común, no así de los científicos. El
término complejidad, cuando era utilizado llevaba consigo una connotación de
advertencia al entendimiento; pero sobre todo una puesta en guardia de los
intentos de simplificación, de reducción.
Afirma en el texto que el término había surgido, sin ser mencionado,
entre los científicos de la micro física, pues "abría una noción más
compleja, sorprendente, de la partícula elemental que se presenta al observador
ya sea como onda, ya como corpúsculo." (p. 58). Entonces ¿qué es la complejidad?
Morín la define:
Es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e
interferencias entre un número muy grande de unidades. De hecho, todo sistema auto-organizador
(viviente), hasta el más simple, combina un número muy grande de unidades… Pero
la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones
que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también
incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la
complejidad siempre está relacionada con el azar…Pero la complejidad no se
reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas
ricamente organizaos. Tiene que ver con
los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que
incluyen. La complejidad está así ligada
a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla íntima a diferencia del
orden/desorden estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de
las grandes poblaciones; y el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina
a nivel de las unidades elementales. (P. 60)
A partir de entonces Morín se refiere a la complejidad y la
Cibernética, respondiendo así a una inquietud que me surgió cuando leía todo
este texto. Afirma que cuando la
Cibernética reconoció la complejidad fue para rodearla, ponerla entre
paréntesis, pero sin negarla: "Era el principio de la caja negra (black
box); se consideraban las entradas en el sistema (inputs) y las salidas
(outputs), lo que permitía estudiar los resultados del funcionamiento de un
sistema, la alimentación que necesitaba… sin entrar, sin embargo, en el
misterio de la caja negra" (p. 60).
Afirma que el problema teórico de la complejidad es la
posibilidad de entrar en las "cajas negras"; es decir considerar en
el análisis la complejidad organizacional y la complejidad lógica. Esto implica algo muy esencial: revertir las
perspectivas epistemológicas del saber científico. Esto implica que la lógica
no es ir de los imple a lo complejo; sino de lo complejo hacia lo más complejo,
pues lo simple no existe, porque es un aspecto entre muchas complejidades
(microfísica, macrofísica, biológica, psíquica, social).
Así pues, se está planteando una revolución que implica una
ruptura de toda nuestras viejas concepciones.
Estamos hablando de una ruptura con el gran paradigma de la certeza que
ha defendido la ciencia occidental.
Significa pues, que la complejidad rompe con todo un sistema de pensamiento,
afectando la ontología, la metodología, la epistemología, la lógica, y en
consecuencia, a la sociedad y a la política, como afirma Morín:
La
Ontología de Occidente estaba fundada sobre entidades cerradas, como ser la
sustancia, la identidad, la causalidad (lineal), el sujeto y el objeto. Esas entidades no se comunicaban entre ellas,
la oposición provocaban la repulsión o
la anulación de un concepto por el otro (como sujeto/objeto); la realidad podía
entonces ser englobada mediante ideas claras y distintas. En ese sentido, la
metodología científica era reduccionista y cuantitativa. Reduccionista, porque
hacía falta llegar a unidades elementales incapaces de ser descompuestas que
las únicas capaces de ser englobadas en forma clara y distinta; cuantitativa
porque esas unidades discretas podían servir de base a todas las computaciones.
(p. 82)
Morín afirma que para comprender el problema de la
complejidad, hay que conocer el paradigma de la simplicidad; el cual pone orden
al universo, y persigue el desorden. El orden, en esta concepción, se reduce a
una ley o a un principio. La simplicidad
ve lo uno y ve lo múltiple, pero es
incapaz de ver que lo uno podría ser también múltiple. El principio de la
simplicidad separa lo que está ligado o unifica lo que es diverso, propiciando
así un reduccionismo espantoso. Así, con
esta vocación de simplificación, el conocimiento científico tenía como misión
develar la simplicidad oculta detrás de la multiplicidad aparente.
¡Qué interesante, complejo y provocador es el pensamiento
complejo! Se nos agotó el espacio. ¿Les ha gustado? ¿Les parece interesante? A
mí, además de aprender, me ha puesto a reflexionar. Nos vemos en la próxima.
ENCUENTROS
LOS LABERINTOS DEL PENSAMIENTO COMPLEJO. La complejidad y la ruptura de paradigmas,
Dedicado a Patricia
Gascón Muro, mi hermana mexicana
Por: Mu-Kien Adriana Sang
La Cibernética, la
Teoría de Sistemas, la Teoría de la Información, cada una a su manera, del modo
como acabamos de ver, en su fecundidad y, a la vez, en su insuficiencias piden
por una Teoría de la Organización…La organización, noción decisiva, apenas
entrevista, no es aún, si se permite decirlo, un concepto organizado. Esta noción puede elaborarse a partir de una
complejización y de una concretización del sistemismo, y aparecer todavía como un desarrollo, aún no
logrado, de la Teoría de Sistemas; puede también decantarse a partir del
organicismo, a condición de que haya limpieza y una modelización que haga
aparecer a la organización en el organismo. Edgar Morín
Continuamos desmenuzando el libro introductorio al
pensamiento de este hombre fuera de serie titulado "Introducción al
pensamiento complejo". En los
artículos anteriores se nota se hacía una reflexión a la visión tradicional
sobre la ciencia y en especial a la Teoría de Sistemas, a la Teoría de la
Información y a la Cibernética.
En este artículo abordaremos la visión de Morín sobre la
Teoría de la Organización. Polémico como
es, afirmaba que la organización es una noción decisiva pero paradójicamente
seguía siendo un concepto no muy "organizado". Establecía una diferencia entre el
organicismo tradicional y el organicismo necesario según la concepción del
pensador. Afirmaba que el concepto de
organicismo era y es todavía, un concepto "sincrético, histórico, confuso,
romántico. Parte del organismo concebido como totalidad armoniosamente
organizada, si bien lleva en sí mismo al antagonismo y a la muerte." (p. 51)
Diferenciaba organizacionismo y organicismo. El primero no se
esfuerza en revelar las analogías fenoménicas, sino que lo simplifica en la
búsqueda de los principios organizativos comunes; el segundo no. Decía que el organicismo supone la
organización completa y rica, pero a diferencia del organizacionismo, no la
propone.
¿Y qué tiene que ver esta concepción con la complejidad? Lo primero es que la complejidad rechaza el
organizacionismo que nos pretenden imponer.
La idea de complejidad, afirma Morín, estaba en el vocabulario de la
gente común, no así de los científicos. El
término complejidad, cuando era utilizado llevaba consigo una connotación de
advertencia al entendimiento; pero sobre todo una puesta en guardia de los
intentos de simplificación, de reducción.
Afirma en el texto que el término había surgido, sin ser mencionado,
entre los científicos de la micro física, pues "abría una noción más
compleja, sorprendente, de la partícula elemental que se presenta al observador
ya sea como onda, ya como corpúsculo." (p. 58). Entonces ¿qué es la complejidad?
Morín la define:
Es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e
interferencias entre un número muy grande de unidades. De hecho, todo sistema auto-organizador
(viviente), hasta el más simple, combina un número muy grande de unidades… Pero
la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones
que desafían nuestras posibilidades de cálculo; comprende también
incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En un sentido, la
complejidad siempre está relacionada con el azar…Pero la complejidad no se
reduce a la incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas
ricamente organizaos. Tiene que ver con
los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que
incluyen. La complejidad está así ligada
a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla íntima a diferencia del
orden/desorden estadístico, donde el orden (pobre y estático) reina a nivel de
las grandes poblaciones; y el desorden (pobre, por pura indeterminación) reina
a nivel de las unidades elementales. (P. 60)
A partir de entonces Morín se refiere a la complejidad y la
Cibernética, respondiendo así a una inquietud que me surgió cuando leía todo
este texto. Afirma que cuando la
Cibernética reconoció la complejidad fue para rodearla, ponerla entre
paréntesis, pero sin negarla: "Era el principio de la caja negra (black
box); se consideraban las entradas en el sistema (inputs) y las salidas
(outputs), lo que permitía estudiar los resultados del funcionamiento de un
sistema, la alimentación que necesitaba… sin entrar, sin embargo, en el
misterio de la caja negra" (p. 60).
Afirma que el problema teórico de la complejidad es la
posibilidad de entrar en las "cajas negras"; es decir considerar en
el análisis la complejidad organizacional y la complejidad lógica. Esto implica algo muy esencial: revertir las
perspectivas epistemológicas del saber científico. Esto implica que la lógica
no es ir de los imple a lo complejo; sino de lo complejo hacia lo más complejo,
pues lo simple no existe, porque es un aspecto entre muchas complejidades
(microfísica, macrofísica, biológica, psíquica, social).
Así pues, se está planteando una revolución que implica una
ruptura de toda nuestras viejas concepciones.
Estamos hablando de una ruptura con el gran paradigma de la certeza que
ha defendido la ciencia occidental.
Significa pues, que la complejidad rompe con todo un sistema de pensamiento,
afectando la ontología, la metodología, la epistemología, la lógica, y en
consecuencia, a la sociedad y a la política, como afirma Morín:
La
Ontología de Occidente estaba fundada sobre entidades cerradas, como ser la
sustancia, la identidad, la causalidad (lineal), el sujeto y el objeto. Esas entidades no se comunicaban entre ellas,
la oposición provocaban la repulsión o
la anulación de un concepto por el otro (como sujeto/objeto); la realidad podía
entonces ser englobada mediante ideas claras y distintas. En ese sentido, la
metodología científica era reduccionista y cuantitativa. Reduccionista, porque
hacía falta llegar a unidades elementales incapaces de ser descompuestas que
las únicas capaces de ser englobadas en forma clara y distinta; cuantitativa
porque esas unidades discretas podían servir de base a todas las computaciones.
(p. 82)
Morín afirma que para comprender el problema de la
complejidad, hay que conocer el paradigma de la simplicidad; el cual pone orden
al universo, y persigue el desorden. El orden, en esta concepción, se reduce a
una ley o a un principio. La simplicidad
ve lo uno y ve lo múltiple, pero es
incapaz de ver que lo uno podría ser también múltiple. El principio de la
simplicidad separa lo que está ligado o unifica lo que es diverso, propiciando
así un reduccionismo espantoso. Así, con
esta vocación de simplificación, el conocimiento científico tenía como misión
develar la simplicidad oculta detrás de la multiplicidad aparente.
¡Qué interesante, complejo y provocador es el pensamiento
complejo! Se nos agotó el espacio. ¿Les ha gustado? ¿Les parece interesante? A
mí, además de aprender, me ha puesto a reflexionar. Nos vemos en la próxima.
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