TEMAS SOBRE HAITI,
REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
CUBA Y SUS LIBROS. LA REINVENCIÓN COLONIAL. Indicios de la
sociedad civil
Por: Mu-Kien Adriana Sang
@MuKienAdriana
Una de las
nociones que con más fuerza ha irrumpida en la agenda de los historiadores en
los dos últimas décadas ha sido esfera pública, sea en su versión original o en
la adaptada de espacios públicos. A comienzos de los años 80 del siglo XX el
concepto de esfera pública comenzó a interesar a las ciencias sociales que se
ocupaban de las condiciones de la democracia a propósito de las transiciones
desde las dictaduras de la Europa meridional, de América Latino poco después y,
en particular, a partir de 1989, de la desaparición de los regímenes comunistas
en el este de Europa. [1]
José A.
Piqueras es uno de los más importantes historiadores españoles de la España
actual. Es catedrático de Historia
Contemporánea en la Universidad de Jaume, y desde hace muchos años tiene a Cuba
como su objeto de investigación. Ha
publicado “Cuba, emporio y colonia” publicado en el año 2003 por el Fondo de
Cultura Económica (FCE), y, “Sociedad
civil y poder en Cuba” publicado en 2006 por la editorial Siglo XXI, solo para
mencionar algunos trabajos de su larga lista de publicaciones.
En la
obra de compilación de interesantes ensayos sobre la historia de Cuba, Piqueras
nos regala un trabajo sobre la sociedad civil de la Cuba de hoy. Parte de las ideas de Habermas quien definía
el concepto de lo público:
Lo público había convivido durante siglos en
relación dialéctica con lo privado, constreñido al máximo hasta que pudo
ampliar su campo de acción y adquirió aplicación técnico-jurídica al surgir el
Estado Moderno y separase de éste la sociedad civil; ese proceso, siguiendo a
los autores clásicos, lo identifica históricamente con la emergencia y el
asentimiento de la sociedad burguesa, precisamente, se institucionaliza a
través de la esfera pública, de la publicidad de lo político.[2]
Después
hace un repaso con los principales autores clásicos que han abordado el
concepto de sociedad civil: Locke, Hegel y Gramsci. Plantea que la posición gramsciana le
resultaba la más práctica para referirse a la Cuba del siglo XIX. Piqueras plantea dos momentos importantes, a
saber:
1.
1878—1898 en el que se evidencia la emergencia
de la clase media con conciencia de su papel. “Podemos ver a las… clases medias
desplegar todo un repertorio de respuestas y actividades, en su mayor parte
articuladas por abogados, médicos, técnicos y publicistas que en muchos casos
se vinculan a la política que es posible realizar dentro del orden social
establecido del sistema político vigente, aún cuando aspiren a modificarlo.”[3]
2.
El segundo período abarca las décadas
iniciales de la República. En ese momento, dice el autor, es que puede aplicarse la teoría de Gramsci.
“Aquí, dice Piqueras, la hegemonía no se disputa a través de la cultura, o no
lo hace esencialmente mediante la cultura, sino que es una consecuencia de la
participación en la guerra de independencia y de las redes clientelares creadas
durante la lucha en las regiones de procedencia. Es por ello que los intelectuales-pensadores
ceden protagonismo a otro tipo de intelectuales orgánicos, los llamados
“generales y doctores”… La autoridad que despliegan les permite controlar en
buena medida desde arriba el tejido asociativo que no cesa de crecer y
desarrollarse después de 1899.”[4]
En relación a la
sociedad civil Piqueras plantea dos ideas fundamentales. En primer lugar
sostiene que en el siglo XIX en Cuba no puede reconocerse la existencia de la
sociedad civil, y cuando aparece es muy débil.
Esto se explica, sigue diciendo el autor, debido a la persistencia del
régimen colonial. En segundo lugar, dice, es cuando se producen los cambios en
el último cuarto del siglo XIX. “La
Revolución gloriosa de septiembre modificó el régimen político español; la
insurrección mambí de 10 de octubre puso a prueba la voluntad de llevar las
reformas a la colonia, entre ellas los nuevos derechos reconocidos en la
metrópoli libertad de reunión, asociación y prensa, derecho a elegir a las
autoridades locales y a los representantes en Cortes.”[5]
En ese momento se puede hablar de un cierto auge de las organizaciones sociales
y, por tanto, de la sociedad civil.
Este avance sin
embargo, se vio retrasada, aletargada más bien, en el siglo XX, especialmente
después de la revolución cubana que comenzó en enero de 1959. La desconfianza a
la ciudadanía era el signo. Con el
tiempo, y los cambios que se produjeron en las sociedades comunistas en Europa
hicieron que resurgiera en La Habana el sentimiento de asociación en pequeños
grupos. Después de un largo recorrido
sobre la historia política de Cuba, Piqueras concluye:
Al observar el pasado de Cuba a menudo nos hemos dejado ganar por la
imagen deslumbrante que los ideólogos de la cubanidad fijaron en el siglo XIX y
comienzos del XX, muchos de ellos provenientes del autonomismo y todos
convencidos de su patriotismo. Es más, el retraso del país en acceder a la
independencia – y hasta en demandarla de manera colectiva- era suplido con una
sublimación del número y la calidad de realizaciones culturales… A falta de una
nación política, imaginaron con carácter retrospectivo una potente nación de
tinta y papel que todavía pregna la historiografía más nacionalista y menos
crítica de Cuba y sobre Cuba. [6]
Me encantó el
artículo. Plantea, con una envidiable formación teórica, una crítica a la
interpretación tradicional de la historia cubana. Una motivación para seguir
leyendo a Piqueras, pues su visión desde la lejanía, ofrece una perspectiva
diferente a lo que tradicionalmente hemos conocido en la historia cubana.
[1]José A. Piqueras, ”Fronteras y densidad de la sociedad civil en
Cuba”, en Imilcy Balboa (editora), La reinvención colonial de Cuba, Santa
Cruz de Tenerife, España, Ediciones Idea, 2012,
[2] Jürgen Habermas, Historia y
crítica de la opinión pública, citado por Piqueras, op. cit. p. 421.
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