TEMAS SOBRE HAITI,
REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
El ron de José Chez Checo, y 4
Por: Mu-Kien Adriana Sang
@MuKienAdriana
Ponme un bolero con ron
camarero,
que los boleros con ron
parecen menos bolero.
Ponme un bolero con ron
camarero,
que mezclado con licor,
aunque estruje el corazón,
duele mucho, mucho, mucho, mucho,
mucho, menos.
Él me quería tanto a su manera,
pero que extraña manera tenía de
querer.
Le contentaba verme por las aceras
borracha de pena y sedienta de piel,
de su piel.
Ponme un bolero con ron
camarero,
que si no bebo me muero
!ay! Pero si bebo es peor.
Y aunque no seas mi amigo
el destino ha querido
que seas tú,
camarero,
el que eche los trocitos
de mi corazón al cenicero…
Ni un ataque de celos, ni una llamada,
ni fulminante mirada
¡Oh cruel maldición!
Hubiera preferido una puñalada
a su risa indolente cuando se marchó,
cuando se marchó…
Yo la seguía y ella me huía.
Yo le buscaba y se escondió.
Yo la besaba ella me mordía
y se reía de mi amor.
Le veneraba y me maldecía.
Por santiguarme me excomulgó,
y me decía que me quería,
pero me daba solo dolor.
Ponme un bolero con ron
camarero,
que los boleros con ron,
parecen menos bolero…
He querido
iniciar este artículo con un poema-canción que se ha popularizado mucho, y que
refleja claramente cómo el ron forma parte de la cultura, y está asociado al
abandono sentimental, pero también a la alegría. El hecho que el consumo
aumentara es una evidencia de que su uso está necesariamente vinculado a los
estados anímicos de sus usuarios. Con
esta manera divertida hacemos entrega del último artículo sobre el libro del
amigo-hermano José Chez Checo y su historia del ron dominicano.
En la entrega
anterior hicimos la presentación, muy resumida por razones de espacio, sobre
los capítulos que abarcaban los años comprendidos de la Era de Trujillo, los
cinco años de transición y los 12 años de Balaguer. Se concluye que durante los 31 años de la
dictadura trujillista fue cuando verdaderamente la industria del ron ganó mayor
impulso.
En estos tres
capítulos finales, se presentan los últimos años del siglo XX y los primeros
años del siglo XXI. Durante los ocho
años del gobierno del PRD, Chez señala que una de las medidas más interesantes
fue la aprobación en 1981 de la ley que prohibía la venta de bebidas
alcohólicas y cigarrillos a menores de
16 años. Los establecimientos que vendieran estos productos debían colocar un
letrero explícito indicando a disposición de la ley. La producción del ron crecía de forma
sistemática y permanente. Por ejemplo en
ese mismo año, 1981, se vendieron 6.6 millones de litros. Estas ventas significaron ingresos frescos al
gobierno.
Un elemento que
destaca el historiador es que en ese período comenzó el mecenazgo de las
compañías licoreras. Uno de los primeros fue la creación de premios literarios
de Brugal llamados “Por nuestro país primero”.
Otro que fue muy importante fueron los llamados “Premios anuales de
ensayo, literatura y poesía” auspiciado
por la Licorería Siboney SA. Por su
parte Barceló creó el premio “Talía de Plata” y la firma J. Armando Bermúdez
creó el premio “El Dorado”. Lamentablemente estos premios
desaparecieron. Pero hay que reconocer
que en su tiempo jugaron un papel importante para el impulso de las artes y las
letras.
Otro elemento
destacado fue el aumento de las exportaciones de ron hacia los Estados
Unidos. En 1987 se exportaron 417,674
litros de ron; y ya para 1989, es decir
solo dos años después, se exportaron 743,984 litros.
Pero las cosas
no siempre son color de rosas, con la llegada de los años 90, la industria del
ron tuvo que enfrentar serios conflictos con el Estado. Como afirma el autor:
“La creación de impuestos a las bebidas alcohólicas se ha convertido en una
panacea de los diferentes gobiernos a lo largo de la historia del siglo XX para
solventar sus compromisos…[1]
A mediados de
los años 90, se discutía el Código Tributario.
El sector del ron, en la voz de uno de sus líderes, George Arzeno
Brugal, decía que existían unas prácticas impositivas confusas. Exigían reglas
claras. Parece ser que el sector se
cansó de ser, junto a los fabricantes de cigarrillos, las principales fuentes
de ingreso del gobierno, especialmente cuando tenían que atender demandas
específicas de algunos sectores populares.
A pesar de las
dificultades, el ron dominicano continuó ganando espacio en el mercado
internacional. Los litros exportados aumentaban continuamente. En el año 2000 se exportaron litros de ron
por un valor de US$6,420,000.00, Cinco años después el valor exportado fue de
US$25,900.00. Y cuatro años más tarde alcanzó la astronómica suma de US$ 112,007,111.
La competencia trajo sus consecuencias para la industria. Las importaciones de
otras bebidas como vino y Whisky afectaron a la producción de ron.
Otro elemento
que destaca Chez en el libro es el conflicto entre los productores de ron y
cervezas. Los primeros decían que tenían
mayores cargas impositivas que los otros. A juicio de los productores de ron, la
propuesta tributaria era una verdadera aberración. El argumento con respecto a
la cerveza era que este renglón tenía el 78% del mercado y solo aportaba el 64%
de las recaudaciones. Además, seguían diciendo, era que la cerveza había
crecido entre 1994-2003 un 59% contra el ron que en ese mismo período solo
había alcanzado el 8%. El libro finaliza
con un interesante, amplio y completo apéndice estadístico.
Este segundo
tomo de la historia del ron escrita por el historiador José Chez Checo,
constituye un aporte interesante al estudio de un producto que tiene mucha
influencia en la cultura popular. Me encantaron las fotos con los anuncios de
época. Me hubiese gustado que abordara
también en el texto el aspecto cultural del ron, pero es un deseo de una
historiadora que adora la historia del pensamiento y de la cultura.
[1] José Chez Checo, El Ron en la
Historia Dominicana. Tomo II siglos XX y XXI, Santo Domingo, Editora Búho,
2014, p.291.
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