TEMAS SOBRE HAITI,
REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE
El ron de José Chez Checo,
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Por: Mu-Kien Adriana Sang
@MuKienAdriana
Puede considerarse que la
industria del ron consiguió su empuje y consolidación durante ese período, al
crearse las herramientas legales consiguió su empuje y consolidación durante ese período, al crearse las
herramientas legales para su desarrollo tecnológico.
Todo esto a pesar de que al
inicio de la dictadura, internacionalmente la gran depresión de 1929 dio un
duro golpe a la industria azucarera caribeña en la década de 1930 u ate el
desplome de las ventas, muchas destilerías se vieron en la obligación de
cerrar…
En cierto sentido, la
dictadura puso orden a la industria licorera y su producción era vista desde
inicios del siglo XX solo como una fuente de ingresos fiscales desde que
Federico Velásquez asumió la secretaría de Hacienda durante el período del
presidente Carlos Morales Languasco. [1]
En las dos
entregas anteriores hicimos una presentación de los primeros tres capítulos del
tomo II del libro “El ron en la historia dominicana”, escrito por mi hermano y colega José Chez
Checo. En este artículo abordaremos los capítulos IV, V y VI, que abarcan los
períodos de Trujillo, los convulsionados momentos de la transición y los 12
años de Balaguer.
Afirma el
historiador que los treinta y un años de la Dictadura de Trujillo puede ser
considerado el período en el que consiguió su empuje y consolidación. ¿La
razón? Se crearon las herramientas legales para su desarrollo. “En cierto sentido, escribe el amigo historiador,
la dictadura puso orden a la industria licorera y su producción era vista
inicios del siglo XX solo como una fuente de ingresos fiscales…”[2]. En efecto, una de las primeras disposiciones
legales fue la Ley 606 que eximía el impuesto a los azúcares que eran vendidos
como materia prima para la destilación del alcohol. Posteriormente, fueron promulgados la Ley 857
del año 1935 y su reglamento No. 1324.
Estos dos instrumentos constituyeron un significativo avance en el
control de la producción del alcohol. El autor pasa a detallar los aspectos de
los principales instrumentos legales. Un elemento interesante y destacado en la
obra fueron las medidas de seguridad en la producción, algo nuevo en un país en
el cual no existían ningún tipo de controles en la producción. Otro elemento
interesante que destaca el autor es que
ya en las primeras décadas del siglo XX se hablaba de la necesidad de buscar
fuentes alternativas de energía: el alcohol como combustible. Interesante
también es señalar que en los Estados Unidos los licores dominicanos comenzaron
a tener fama, provocando un aumento de la demanda.
La industria del
alcohol creció de manera sistemática durante las tres décadas. En 1936 se producían 422,155 litros para 1956 había ascendido a 4,661,490 litros.
Tan importante se fue convirtiendo la
industria del alcohol, que el dictador creó en el año 1944 el Instituto del
Alcohol, que tenía como función el asesoramiento al Poder Ejecutivo en todo lo
relativo a la producción, comercio y aplicación de los alcoholes de todos los
tipos en el país. No todo era color de
rosas en los años de la dictadura con respecto a la industria del ron. Como era de esperarse e imaginarse, el dinamismo de la industria trajo consigo
que se aumentaran los impuestos. Era lógico que el gobierno viera en ese sector
una atractiva fuente de ingresos. El
capítulo termina con el tema de la extinción de los alambiques de cabezote en
San Pedro de Macorís, analizando para lo cual se elaboró un informe que
concluye diciendo: “En resumen, todos acogieron con beneplácito la idea de
explotar nuevamente esta industria y se disponen a iniciar las gestiones de
lugar para la constitución de una compañía por acciones cuyo funcionamiento
para contribuir efectivamente al progreso de la comunidad macorisana impulsada
por las sabias previsiones del gobierno que preside su excelencia el General
Héctor Bienvenido Trujillo Molina, inspirado en las patrióticas normas del
generalísimo doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria y
Padre de la Patria Nueva.”[3]
El capítulo V
abarca los cinco turbulentos años desde la caída de Trujillo en 1961 hasta el
ascenso de Balaguer en 1966. Un elemento interesante es constatar el hecho de
que a pesar de las permanentes crisis económica y política en esos años, la
producción de litros de ron aumentó de forma sistemática. En 1961 se produjeron
4,431,945 litros, y ya para 1965, en medio de la guerra se produjeron 7,901,013
litros.
El Capítulo VI
se refiere a los 12 años de Balaguer. Durante esos años también se puso énfasis
en la adecuación del marco legal, culminando en el año 1968 con la nueva Ley
General de Alcoholes, Ley 243, en la que se establecían la forma y el pago de
impuestos, especificando increíblemente que “las bebidas alcohólicas estaban
sujetas al pago de impuestos tan pronto como fueran producidas t el mismo debía
ser hecho antes de que despachasen el tanque o los tanques de depósito”[4],
es decir, que había que ¡pagar antes de la venta!
Un elemento a
destacar es el aumento de la producción y su impacto económico. Por ejemplo en el año 1969 se produjeron
48,029.48 litros, cuyo valor de venta fue de RD$ 15,934.86. Ocho años después, en 1977, la producción
alcanzó a la astronómica cifra de 131,120.23 litros, produciendo un valor en
ventas de RD$57,707.35.
Otro aspecto a
destacar es la emisión de estampillas con el nombre de las firmas licoreras,
establecido mediante el Decreto 1504 de julio 1967. El artículo 1 autorizaba la impresión 25
millones de estampillas para bebidas alcohólicas del tipo de dos centavos y
medio. Las empresas beneficiarias eran
las siguientes: Brugal& Co, J.
Armando Bermúdez, Barceló & Co., Cochón
y Calvo & Co, Isidro Bordas C por A, Pedro J. Carrión, Licorería La
Altagracia, Nicanor Martínez &Co, Vinícola del Norte y Manuel de Jesús
Tavares y Sucesores.
Durante esos
años la Casa Bermúdez era la más dinámica.
Inició en 1972 su primera exportación.
Abría el camino para el mercado internacional. La primera partida fue
enviada a El Salvador, destinada a la Feria Industrial Internacional. Durante esos años también se creó la
Asociación Internacional de Productores de Ron, siendo designado como
Presidente el Sr. José Armando Bermúdez (Poppy).
En el gobierno
de Balaguer, como en los demás, continuó mirando ese renglón dinámico de la
economía como una fuente segura de obtención de dinero. Por ejemplo, para financiar los Juegos
Deportivos Centroamericanos y del Caribe, en 1973, creó un nuevo impuesto a la
producción de bebidas alcohólicas realizadas en el país e incluso a las
importadas.
El capítulo
termina con el señalamiento del fallecimiento de Juan Brugal, uno de los
industriales pioneros de la industria. Y
yo termino el artículo porque se agotó el espacio. Hasta la próxima.
[1] José Chez Checo, El Ron en la
Historia Dominicana. Tomo II siglos XX y XXI, Santo Domingo, Editora Búho,
2014, p.137.
[2] Ibídem, p.137
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