domingo, 1 de diciembre de 2013

Bonó juzgado por la posteridad, 2


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE


Pensamiento caribeño en el siglo XIX.  Bonó  juzgado por la posteridad, 2

Por: Mu-Kien Adriana Sang



@MuKienAdriana

 

Nadie que yo sepa entre los dominicanos se ha propuesto investigar los intereses que estén en juego en la conservación o destrucción de la República. Absortos todos los ánimos en los asuntos domésticos, muy pocos se han parado a contemplar la situación geográfica de la isla, la posición de las naciones o colonias que la limitan o circulan, el comercio que en sus mares surca, el poder, pretensiones o ambiciones de las potencias marítimas, cuyo peso influye con más o menos fuerza en los variados sesgos de nuestra política.  Esta materia se relega por lo regular en los limbos de lo imaginario y utópico, cuando precisamente es de las más positivas y cercanas, y aquella que más influencia ejerce en los giros variados, que a cada instante damos a nuestras relaciones internacionales y hasta a nuestras leyes orgánicas y de finanzas.  Pedro Francisco Bonó, La República Dominicana y la República Haitiana

Con este ensayo continuamos la serie que sobre Pedro Francisco Bonó hemos venido realizando desde hace varias semanas.  Como señalamos en el artículo anterior, el pensamiento de este hombre visionario y crítico trascendió su tiempo y su espacio, siendo estudiado por generaciones posteriores en el país y el extranjero.

Sin lugar a dudas uno de los que más conoce el pensamiento de Bonó es Raymundo González. Su ensayo más conocido y difundido es "Bonó: un intelectual de los pobres", publicado por el Centro de Estudios Sociales Padre Juan Montalvo hace varios años.  En este trabajo, al cual hicimos referencia en la entrega anterior, al señalar las tres etapas del pensamiento de Bonó que González define claramente y que fue retomado por en  el trabajo de Hayden Carrón. El historiador dominicano, Raymundo González, afirma que Bonó fue crítico, más que crítico con la ideología del progreso que tan gran y entusiasta  acogida recibió de los intelectuales y políticos dominicanos, sobre este tema hablamos en las primeras entregas de esta serie.

Bonó creía en el federalismo, como lo señala González.  El intelectual decimonónico vislumbraba claramente dos regiones federales, el norte y el sur.  El Cibao era para Bonó el símbolo del progreso real y verdadero para decirlo de alguna manera; tanto creía en la capacidad del norte, de su región y de sus amores, que podría servir de ejemplo para la zona del Ozama. En palabras de González: "En la articulación de regionalismo y anti despotismo se halla la raíz de la propuesta federal…"

Roberto Cassá, por su parte, sigue la lógica de pensamiento de González, como se puede evidenciar en su ensayo "Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat, Bonó, Deschamps (Siglo XIX)" publicado por el Archivo General de la Nación y Comisión Permanente de Efemérides Patrias. El historiador define también a Bonó como intelectual de los pobres. En la definición del perfil intelectual de Bonó afirma que puede contarse entre los pensadores que mejor comprendió y definió los rasgos constitutivos de la sociedad dominicana. En las palabras de Cassá:

 Bonó se insertó…apartado por completo de las preocupaciones que habían caracterizado a los letrados coloniales: estos últimos tenían una concepción tradicionalista, que dio lugar a la corriente  política conservadora de las primeras décadas del siglo XIX, mientras Bonó  -integrante de una camada precursora de intelectuales jóvenes de la región del Cibao- se adscribió decididamente al paradigma liberal...significa que se formó como un partidario del tipo de sociedad moderna…animado en la fe en los derechos absolutos del individuo y en la marcha de la humanidad por el sendero del progreso… (p.45)

Continuemos con el interesante trabajo del historiador y amigo, Roberto Cassá.  Señala que Bonó adoptó los postulados democráticos, siendo un defensor apasionado de las instituciones modernas y de las libertades individuales. Pero fue ante todo, dice Cassá, "un demócrata en el sentido social. El núcleo de su obra…cuando entró en su fase de plenitud en la década de 1880, hasta estaría llamado a priorizar el reclamo por los derechos de los dominicanos pobres…"  (P.46)

Cassá define a Bonó como liberal en los inicios de su pensamiento, para luego convertirse en demócrata.  Este planteamiento supone en la exposición del historiador dominicano, una diferencia sustancial entre democracia y liberalismo. Una afirmación que sin duda daría lugar a un interesante debate que partiría de las preguntas: ¿la democracia es consustancial al liberalismo? ¿Sí?  ¿No?  Disquisiciones teóricas aparte, Cassá, sostiene que Pedro Francisco Bonó de ser liberal en los inicios de su carrera y "creyente en la panacea de las reformas institucionales, con el paso del tiempo fue acentuando sus convicciones democráticas, hasta conducirlo a una postura crítica, que puso en entredicho las expectativas de progreso económico que albergaban los círculos dirigentes de su época, inspirados en el componente burgués del liberalismo."  (p.46)

Coincide con la posición de Raymundo González de que el pensamiento de Bonó evolucionó de manera consistente, convirtiéndose en un crítico mordaz de las ideas del progreso que tan en boga estaban a finales del siglo XIX.

Su posición crítica, afirma Cassá, obligó a Bonó a alejarse de sus compañeros de partido, y de los intelectuales que defendían, con afán, el progreso material, por encima de todo; razón por la cual, sigue diciendo el historiador, se convirtió en un intelectual solitario, que se auto marginó por las diferencias y divergencias con los prohombres de su propio  partido. Su criticidad, su integridad a toda prueba y su defensa a los pobres le obligó a desarrollar profundos sentimientos de recelos frente al poder. Rechazó en tres oportunidades consecutivas las ofertas de Luperón de que asumiera la Presidencia de la República. Negativa motivada por la convicción que tenía el intelectual cibaeño de que sus criterios democráticos no podrían ser plasmados en una gestión gubernativa, especialmente  con las posiciones en contra de sus propios compañeros de partido.

Después Cassá pasa a hacer una análisis detallado de los principales ensayos de Bonó. Finaliza su exposición haciéndose la pregunta: "¿Había Bonó terminado como un reaccionario, opuesto al avance de las sociedades y deseos únicamente del retorno al pasado?"  Su respuesta es negativa. Afirma que Bonó fue un abanderado del progreso, siempre y cuando defendiera a los menos desfavorecidos.

Sobre el tema seguimos en la próxima.

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