domingo, 8 de diciembre de 2013

Bonó juzgado por la posteridad, y 4


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE

 

Pensamiento caribeño en el siglo XIX. Bonó juzgado por la posteridad, y 4

 

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

mu-kiensang@hotmail.com

mu-kiensang@pucmm.edu.do

@MuKienAdriana

 

 

“…el pueblo dominicano registra en su historia autonómica los más contradictorios hechos. Confundidos se encuentran actos de heroísmo y de sumisión humillante, hechos inauditos, gloriosos y hechos vergonzosos inexplicables sin que se pueda saber qué línea quiere seguir en medio de ese torbellino. Sin embargo, a pesar de tanta contrariedad, o mejor dicho por la misma contrariedad, el que lo estudia en todas sus fases nota un fondo imperturbable de querer ser el mismo pueblo dominicano, el único dueño de sus destinos a través de los obstáculos que embarazan la ruta que a ello lleva…” Pedro Francisco  Bonó, La República Dominicana y la República Haitiana (fragmento)

 

Este ensayo sí será el último, por lo menos en esta etapa, sobre el pensamiento de Pedro Francisco Bonó; un hombre que sin pretenderlo trascendió su propio tiempo y sus propias fronteras. 

 

En esta entrega haremos referencia al interesante trabajo del Profesor Francisco Antonio Avelino García titulado “La interpretación de Bonó sobre la dominicanidad y la haitianidad”, presentado en el XI Seminario de Historia Local, Pedro Francisco Bonó a 100 años de su fallecimiento, celebrado en San Francisco de Macorís en septiembre de 2006.[i] ¡Qué oportuno y actual es este ensayo!  En un momento en que los dos países que integran la isla están en uno de sus momentos más difíciles de su historia diplomática. 

 

El profesor Avelino, después de hacer una amplia referencia sobre la historia intelectual de Bonó y sus aportes a la sociología dominicana, a través de sus obras, especialmente la novela El Montero, presenta un enjundioso análisis sobre el trabajo del intelectual cibaeño acerca del artículo “La República Dominicana y la República Haitiana”, en el aborda la historia, el destino y el futuro de Haití y la República Dominicana como dos países con raíces distintas.

 

Bonó estaba convencido que el antagonismo existente entre los dos países tenía profunda raíces históricas que estaban sustentadas en hábitos, tradiciones, razas, cultura e idioma diferentes. Esta posición, señala Avelino tiene gran influencia del hispanismo reinante a finales del siglo XIX. En las palabras del profesor:

 

Bonó creyó que el antagonismo entre los dominicanos y los haitianos era “fundamental”, “indestructible”, “perpetuo”. Es verdad que ese antagonismo tiene sólidos cimientos en la diversidad de idioma, cultural, costumbres, religiones…..(pero) la auto apreciación exclusivista africana de los haitianos –en oposición al cosmopolitismo dominicano, junto a las costumbres y, diferentes grados de educación y cultura- son las causas. Ahora bien, hoy sabemos que no existe en la naturaleza, ni en la historia, realidad alguna, indestructible, cambia la naturaleza y cambian los humanos” (Avelino, p.204)

 

Bonó, hay que reconocerlo, y así lo señala el profesor Avelino, se dejó envolver de la tesis conservadora muy socorrida en ese siglo XIX, de la desigualdad y la vocación hacia la unificación de la hermana república vecina.  Existía en ese momento una realidad incuestionable: la fragilidad de las instituciones estatales de ambos países.  Por un lado, estaba Haití con la sucesión de líderes. Unos débiles, como Dessalines; otros de vocación imperial, como Cristóbal, el que quiso ser rey y otro guerrero como lo fue Soulouque. Bonó vivió con el temor de que ese país en eterno conflicto con nosotros recurriera a la agresión y la violencia.

 

Pero por el otro lado, estaba la República Dominicana, débil, presa de sus propias contradicciones políticas: luchas intercaudillistas, vocación anexionista de algunos sectores y crisis económica. No había, no podía existir, visión crítica en las relaciones de ambos países, aunque el pensador fuera un hombre de la talla de Pedro Francisco Bonó.

 

Un elemento interesante en el pensamiento del intelectual dominicano del siglo XIX fue su convicción de que la estructura social vertical y casi inamovible existente en Haití,  herencia del modelo colonial impuesto por Francia era diametralmente opuesto a la dominicana, que tenía una mayor presencia de mulatos. Ambos elementos constituyeron los  un puntos claves en la percepción de Bonó para establecer diferencias profundas entre los dos pueblos.

 

El tema es tratado con mucha brillantez de parte del profesor Avelino en el interesante ensayo. Asemeja y establece un parangón entre la rigidez haitiana y  la realidad norteamericana del sur; donde los negros, como sabemos, constituían la base mayoritaria, pero sin derechos ni privilegios.  Como dice Avelino:

 

“En esa relación es inequívoca la presencia de los signos de casta: herencia de un status culturalmente determinado, las preocupaciones endogámicas, la rigurosa limitación de la interrelación social, la existencia de un minucioso complejo de mitos con su atribución de una cualidades inferiores o impuras…” (Avelino, p.209)

 

Una verdad indiscutible es, que después de más de cien años de haberse escrito el interesante ensayo de Bonó sobre las dos repúblicas de esta isla colocada en el corazón del mar Caribe, el debate, las diferencias, las incomprensiones, los prejuicios, las concepciones, las interpretaciones y los intereses políticos siguen en el tapete.  Se ve que como pueblos, aún después de haber transcurridos tantos enfrentamientos, tantas acusaciones y contraacusaciones, negociaciones infructuosas, incomprensiones, las relaciones domínico-haitianas siguen siendo puntos esenciales en la vida del ayer, de hoy y de mañana. Así finaliza el profesor su trabajo:

 

Bonó, como muchos intelectuales de la segunda mitad del siglo XIX estuvo influenciado por una de las dos filosofías de la historia, basadas en las luchas sociales como eje central de interpretación histórica, las luchas sociales…Estas filosofías…son el spencerismo y el marxismo. Luchas de razas para una interpretación y, luchas de clases para la otra. Base biológica en un caso y fundamento socioeconómico y moral en el otro. (Avelino, p. 218). 

 

El trabajo de Pedro Francisco Bonó, manejado con profundidad y rigurosidad de parte del profesor Avelino en este ensayo de hace algunos años, evidencia, ¡Con creces! que el tema Haití y sus relaciones con la República Dominicana han formado, forma y formará parte de una eterna agenda.

 

Ojalá que esta serie de artículos escritos al calor de la cotidianidad y sus matices, hayan sido útiles. Mi interés fue el de rescatar el pensamiento, la figura, de un hombre de su tiempo, que sin querer, trascendió su tiempo mismo.

 

Con este trabajo finalizo, como dije, el ciclo sobre Bonó.  A partir de la próxima semana haré algunas reflexiones sobre el pensamiento conservador del siglo XIX, centrándonos en la República Dominicana, pero, por supuesto, haciendo referencia a la región.

 

 



[i] Publicado por la Revista CLIO 172 de la Academia Dominicana de la Historia

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