miércoles, 25 de septiembre de 2013

Un pensamiento liberal dominicano?


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE


Pensamiento caribeño en el siglo XIX.  ¿Un pensamiento liberal dominicano? 

 tor: Mu-Kien Adriana Sang



@MuKienAdriana

Dondequiera que la ley termine, la tiranía comienza. John Locke

La libertad del hombre en sociedad consiste en no verse sometido más que al poder legislativo, establecido de común acuerdo en el Estado, y en no reconocer ninguna autoridad ni ninguna ley fuera de las creadas por ese poder.  John Locke

“El primer hombre al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir ‘ Esto es mío’ y encontró a gentes lo bastante simples como para hacerles caso fue el verdadero fundador de la sociedad civil”. Rousseau

Cada uno de nosotros pone su persona y todo su poder en común bajo la dirección suprema de la voluntad general , y en nuestra condición asociada recibimos cada miembro como a una parte indivisible del todo”. Rousseau

El liberalismo político llegó a América, con sus particularidades.  Las bases de sustentación se iniciaron en el siglo XVIII, primero con John Locke y su teoría política sobre la sociedad civil, un nuevo concepto en el que se le otorgaba cierto poder al pueblo llano, llamado entonces súbditos.  Para dirigirlo se necesitaba una intermediación entre el Soberano y su pueblo, el gobierno civil. La doctrina liberal se hizo dominante en la primera década del siglo XIX.  Se sustentaba en la libertad absoluta como su único principio: libertad económica, política y social. 

El liberalismo está considerado como la expresión ideológica y política de la nueva sociedad dominada por la burguesía. En su gestación y desarrollo, el liberalismo se entrecruzaron pensamientos y orígenes con temporalidades y nacionalidades muy diferentes.  Es difícil poder ubicar el momento preciso de su nacimiento en la Europa occidental. Ahora bien, en lo que sí hay acuerdo es que para la segunda década del siglo XIX se había hecho dominante. Entre los principales pensadores encontramos: John Stuart Mill, Benjamin Constant, Adan Smith, Alexis de Tocqueville, David Ricardo, entre otros.

La semana pasada hablamos sobre el romanticismo liberal, así en un juntos, pues  romanticismo y Liberalismo no eran antagónicos, más bien complementarios.  La burguesía las asumió como suyas y abogó por la ideología romántica y liberal.  Ambas doctrinas defendían y partían del YO,  como sujeto individual y particular que debía actuar bajo la premisa de la libertad, considerada como el principal valor de la condición humana. 

La complementariedad entre las ideas del Romanticismo y del Liberalismo,  dio origen al nacimiento de Liberalismo Romántico, cuyas ideas constituyeron la inspiración para muchos jóvenes del mundo americano que se abrazaron y aferraron a ellas para promover cambios profundos en sus sociedades.  Los jóvenes revolucionarios de la América Hispana se identificaron con las ideas del Romanticismo porque soñaban, como abogaba la nueva doctrina, en el reino de la libertad absoluta.

Los revolucionarios de las colonias españolas abrazaron el principio romántico del ser libres porque era el punto de partida para convertirse en revolucionarios buscadores de verdad.  Y estos jóvenes amaron el  Romanticismo libertario porque representaba la suma de la libertad, tanto en la forma como en el contenido.

La primera década del siglo XIX en América Latina fue convulsionada, producto, sin lugar a dudas, de los movimientos nacionalistas. Los criollos, inspirados en las ideas liberales, enfrentaron el poder imperial español y constituyeron nuevas naciones. El liberalismo llegó tarde a República Dominicana, pues cuando se creó La Trinitaria en 1838, hacía años que el nacionalismo había triunfado en el cono sur del continente. 

Un elemento interesante es que en América Latina las ideas liberales no llegaron completas, para decirlo de alguna manera.  Me explico.  El Liberalismo Romántico puro abogaba por la libertad de cultos, por la libertad religiosa y moral; sin embargo los grandes representantes de liberalismo latinoamericano ignoraron ese precepto e incorporaron la religión católica en el corazón mismo del pensamiento.

La gran pregunta que debemos hacernos es si en la recién creada República Dominicana había un pensamiento liberal puro.  Mi respuesta es negativa.  Sobre este tema he escrito mucho tanto en libros como en artículos.  Sostengo que en el siglo XIX no había una verdadera producción intelectual.  Los pocos que existían estaban influenciados, como era y es lógico, por la modernidad europea.  No me conformé con mi reflexión. Traté de buscar nuevas respuestas.  Navegando por las redes localicé un trabajo de Omar Díaz de Arce titulado: La tradición demo-liberal en América Latina (siglo XIX) [1] quien sostiene que el liberalismo latinoamericano tiene origen difuso y dudoso:

Los antecedentes del pensamiento liberal en América Latina no son muy conocidos; a pesar de que este auspició el nacimiento  y consolidación de los estados independientes desde inicios del siglo XIX. La tradición liberal constituyó el hilo conductor del  desarrollo nacional durante un largo período y dejó un legado de  aspiraciones democráticas que sigue vigente en el Continente, más allá de los avances y retrocesos experimentados por nuestros países, víctimas frecuentes de dictaduras y escenario hasta hoy  de movimientos que desde la derecha o la izquierda han aplastado los derechos humanos, el libre intercambio de ideas y las formas democráticas de gobierno. De manera que el rescate de la vertiente democrática del pensamiento liberal -que nada tiene que ver con el llamado “neoliberalismo”-, junto con el renacimiento de  la “sociedad civil” en aquellos lugares donde la han silenciado o intentan silenciarla, sigue siendo una tarea pendiente y una meta inaplazable en gran parte de América Latina.

 

Un enfoque novedoso de Díaz Arce es que afirma que el liberalismo que llegó a América fue más que moderado, y que éste a su vez tuvo dos vertientes: la reformista y la independentista. Ambas respondían  a las aspiraciones de la élite terrateniente criolla, que desde hacía tiempo aspiraba librarse, por una vía u otra, de la tutela  ejercida sobre ella por la burocracia peninsular.  Este planteamiento es muy interesante, porque tradicionalmente se ha asumido que el liberalismo era por antonomasia nacionalista e independentista. Nace un cuestionamiento ¿significa entonces que no había un pensamiento conservador?  Más adelante trataremos el pensamiento conservador dominicano y volveremos a abordar el tema.

 

La gran pregunta que se nos impone es ¿había un pensamiento liberal en la República Dominicana del siglo XIX? Algunos autores sostienen que Pedro Francisco Bonó fue no solo el intelectual de los pobres, sino también EL pensador liberal por excelencia  del siglo XIX dominicano.  Sus ensayos, recogidos por Rodríguez Demorizi, evidencian a un hombre con capacidad de generar un pensamiento propio. Pero, ¿era realmente liberal?  ¿Se puede afirmar que Bonó hizo suyos los planteamientos del liberalismo europeo del siglo XIX?  ¿Era su pensamiento una simbiosis forzada? Estas preguntas serán respondidas en próximas entregas.

Pero también existía en América latina, y, por supuesto, en nuestro país también, el llamado liberalismo positivista, en el cual los intelectuales decidieron sacrificar la libertad para defender el orden a ultranza. El máximo representante en nuestro país,  fue sin lugar a dudas, Ulises Francisco Espaillat.  Sus ideas serán desarrolladas también en un futuro  no muy lejano. Hasta la próxima semana.

 

 

 



[1] http://www.espaciolaical.org/contens/29/5865.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario