domingo, 2 de junio de 2013

Ruinas


 

 

ENCUENTROS

 

Ruinas

 

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

¡Oh Quisqueya! Las ciencias agrupadas

Te alzaron en sus hombros

Del mundo a los atónitas miradas,

Y hoy nos cuenta tus glorias olvidadas

La brisa que solloza en tus escombros,

 

Ayer, cuando las artes florecientes

Su imperio que fijaron

Y creaciones tuviste eminentes,

Fuiste pasmo y asombro de las gentes

Y la Atenas moderna te llamaron,

 

Águila audaz qué rápida tendiste

Tus alas al vacío;

Y por sobre las nubes te meciste

¿Por qué te miro desolada y triste?...

 

Vinieron años de amargura tantas,

De tanta servidumbre;

Que hoy esa historia al recordar te espantas,

Porque inerme, de un dueño ante las plantas,

Humillada te vio la muchedumbre.

 

Y las artes entonces, inactivas,

Murieron en tu suelo,

Se abatieron tus cúpulas altivas,

Y las ciencias tendieron, fugitivas,

A otras regiones, con dolor su vuelo.

 

¡Oh mi Antilla infeliz que el alma adora!

Donde quiera que la vista

Ávida gira en tu entusiasmo ahora,

Una ruina denuncia acusadora

Las muertes glorias de tu genio artista.

 

¡Patria desventurada! ¿qué anatema cayó

Sobre tu frente?

Levanta ya de tu indolencia extrema:

La hora sonó de redención suprema

Y ¡ay, si desmayas en la lid presente!

 

Pero vano temor: ya decidida

Hacia el futuro avanzas;

Ya del sueño despiertas a la vista,

 Y a la gloria te vas engrandecida

En alas de risueñas esperanzas.

 

Lucha, insiste, tus títulos reclama;

Que el fuego de tu zona

Preste a tu genio su potente llama,

Y entre el aplauso que te de la fama

Vuelve a ceñirle la triunfal corona,

 

Que mientras sueño para ti una palma,

Y al porvenir caminas,

No más se oprimirá de angustia el alma

Cuando contemple en la callada calma

La majestad solemne de tus ruinas.

 

Ruinas, Salomé Ureña de Henríquez.

 

Nuestra gran Salomé escribió este poema en los años en que su patria amada vivía al calor de las luchas intestinas, los enfrentamientos políticos, las sucesiones forzosas al poder; cuando dos grupos opositores, los rojos y los azules, mal llamados partidos políticos, se disputaban el control del Estado, como botín de guerra; cuando los caudillos arengaban a las masas y las movilizaban a la protesta social, como único norte la defensa a sus figuras, sin ideas ni programas.  La poetisa Salomé, mujer de sueños, de esperanzas sociales, lloró por su patria. Una patria que amaba, pero que se desgarraba ante sus ojos impotentes.  De ese sentimiento de impotencia nació el poema Ruinas.  Poesía crítica, desalentadora y esperanzadora, escrita en una doble dimensión existencial.  El desaliento y la crítica hacia los buitres de la política ofrecen el matiz de los primeros versos, la esperanza soñada por ver una patria encaminada hacia el camino del bien y del progreso.

 

Hace un tiempo, refiriéndome  justamente a esa llamada angustiosa de la patria soñada de la Gran Salomé Ureña, escribí: Historia triste la nuestra. Caminamos un poco, retrocedemos aún más.  Avanzamos y retrocedemos, en una ilógica histórica que nos ha puesto en manos de insensatos, truhanes y mentirosos.  ¿Para ellos, qué es la patria?  Una palabra usada, rehusada y maltratada en discursos estridentes, carentes de contenido, llenos de mentiras y falsas promesas con el que hipnotizan sus víctimas. Y para nosotros ¿qué es la patria? ¿Qué debe ser la patria?   

 

Hoy, meses después se repite, nueva vez, una y otra vez, la historia del despojo, del saqueo, del tráfico de influencias, de la burla, del uso del poder para beneficios personales. ¿Acaso no nos damos cuenta que así no podremos salir airosos de esa ruina?

 

Y pienso en Bolaños, el pobre Presidente de Nicaragua, un país golpeado por décadas.  El escándalo de corrupción del ex Presidente Arnoldo Alemán.  Hoy después de la guerra civil que dividió el país en dos mitades desiguales, de la vuelta a la democracia, el pueblo se ha tirado a las calles, pidiendo la renuncia del Presidente Bolaños. 

 

El Ecuador es un eterno conflicto.  El Presidente payaso-cantante, fue declarado insano para gobernar  y fue destituido por el Congreso. Un gobierno de transición, unas elecciones, el ascenso de un cobarde, que salió huyendo cuando las masas tomaron Quito, movidas por un ex militar golpista. La subida del Vicepresidente, un prestigioso académico que se dejó atraer por el poder, y salió despavorido de su país acusado de corrupción. Elecciones nuevas, ganó el militar golpista, hoy exiliado en Brasil, tirado al ruedo por las mismas masas que el arengó en contra del gobierno de turno.  Ecuador golpeado por la crisis económica y la crisis política, camina sin rumbo. El pueblo grita por una mejoría de sus condiciones de vida.

 

Bolivia sigue en un eterno conflicto.  Después de haber elegido democráticamente a uno de los peores dictadores, no ha tenido sosiego. El Presidente electo amenazó con renunciar.  El Congreso no lo dejó. La crisis se mantiene, el Presidente camina por la cuerda floja, de las presiones sociales y las tensiones políticas.

 

Venezuela, ¡Ah Venezuela! La misma que ha elegido varias veces a un ex golpista, que hoy se viste con el traje del populismo de izquierda de los años sesenta, la misma que grita por reformas manejadas desde arriba. ¡Ah Venezuela la dividida! ¡Ah Venezuela, la saqueada! ¿Cuándo se acordarán verdaderamente de ti?

 

Colombia envuelta en sus eternos conflictos de una guerrilla que no ha sufrido las transformaciones de los tiempos. Colombia, la penetrada por el narcotráfico. Colombia la de los hombres y mujeres que aspiran a una sociedad sin violencia.

 

México teñido de escándalos, de un Presidente que no ha gobernado. Panamá que finalmente saliste airoso del período de esa mujer presidenta que negó  las  luchas de tantas mujeres, tiñendo su régimen de dolo y escándalos.  Cuba dominada por la prehistoria, de un hombre que se aferra al poder, como el moribundo a la vida. 

 

¿Y nuestro país?  Salimos de un presidente que dominaba el país, como el capataz que al galope de su caballo da las órdenes a sus peones.  Sin pensar en las consecuencias se aferró a la reelección, rompió normas, resquebrajó la institucionalidad y perdió. Su derrota dio el paso a una esperanza, que al cabo de casi 12 meses de ejercicio se desvanece. ¿Hacia dónde quieren llevarnos, me pregunto?

 

América, nuestra América, la misma que cantó y soñó Pedro, el hijo de Salomé, parece que camina, da algunos pasos hacia delante, pero retrocede una y otra vez. Avanza y retrocede, avanza y retrocede, en una ilógica sin fin que no nos deja superar nuestras propias ruinas.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario