lunes, 24 de junio de 2013

Y el dogma se hizo añicos

ENCUENTROS
ITINERARIO. Y el dogma se hizo añicos
Por Mu-Kien Adriana Sang
Se iniciaban los años 80 cuando asumí el compromiso de conocer mejor nuestro pasado.
Quería profundizar en el conocimiento de la historia dominicana. Contaba con la
explicación general. Estaba convencida de que ese grupo de ideas pre-concebidas
aprendidas casi de memoria, eran suficientes. Tenía el marco teórico, llave maestra que
me permitiría entender los hechos históricos. Necesitaba los datos que justificarían las
conclusiones que sabía de antemano y defendía con vehemencia. Palabras mágicas,
simples, frases cortas y contundentes constituían las claves de mi discurso explícalo todo:
enclave azucarero, relaciones de producción, modo de producción mercantil simple (ahora
me pregunto qué significa), imperialismo -por supuesto-, luchas sociales, capitalismo,
ideales patrios, liberalismo, conservadurismo, patriotismo, patriotas, patria, nación...Vivía
feliz bajo la fascinación irracional e irreverente de esa serie de teorías contradictorias
-ahora lo sé- que tenían la virtud de ajustarse a cualquier realidad, pues explicaban todo y
nada al mismo tiempo: simbiosis extraña que auspiciaba y negaba la esencia misma de la
ciencia. MAS, Ruggiero Romano: El principio de la duda.
i
El texto que inicia este Encuentro lo escribí para un homenaje que sus discípulos del
mundo le hicimos a nuestro Maestro, Ruggiero Romano en Ciudad de México en 1998. Lo
había visto antes en un viaje a París. Me invitó a almorzar y nos pusimos al día. Fue una
gran experiencia volver a verlo después de más de una década. Volver a verlo en este
homenaje, en el que su rostro adusto y serio se transformó llenándose de sonrisas y
emociones. Murió unos años después. Nos confortó saber que sus hijos historiadores
todavía le agradecemos sus enseñanzas.
Durante los años 70, ¡Hace 40 años ya! la juventud inquieta y consciente de entonces, vivía
embrujada con el sueño de las utopías transformadoras. América Latina se pobló de
manuales y teorías que invadieron los anaqueles de las librerías y las pequeñas bibliotecas
que algunos comenzábamos a construir.
La teoría de la dependencia llegó y explotó en las mentes y los corazones de la juventud
intelectual de izquierda. Los intelectuales brasileños nos conquistaron. Los libros de Enzo
Faletto, Fernando Cardos, Teotonio Dos Santos, Celso Furtado, Martha Hacnneker y André
Gurden Frank eran comprados, leídos, subrayados y aprendidos de memoria.
Esta teoría surgió en los años sesenta gracias a los intelectuales que trabajaban en la
CEPAL(Comisión Económica para América Latina y el Caribe), uno de los órganos


dependientes de las Naciones Unidas. Quizás el cerebro más representativo fue
Raúl
Prebish, quien sostenía que para crear condiciones de desarrollo dentro de un país era
necesario:
1.
Controlar la tasa de cambio monetario, para lo cual proponía mayor énfasis en
políticas fiscales que en las monetarias;
2.
Promover un papel gubernamental más eficiente en términos de desarrollo
nacional;
3.
Favorecer al capital nacional ofreciendo facilidades;
4.
Pero también incentivar la inversión externa que ayudara en las prioridades
establecidas en los planes nacionales de desarrollo;
5.
Promover una demanda interna más efectiva en término de mercados internos
como base para consolidar el esfuerzo de industrialización en Latinoamérica en
particular y en naciones en desarrollo en general;
6.
Promover el mercado interno para aumentar la demanda interna, a través del
incremento de los sueldos y salarios de los trabajadores;
7.
Desarrollar estrategias nacionales que coherentes con el modelo substitución de
importaciones, a fin de proteger a la producción nacional al imponer cuotas y
tarifas a los mercados externos.
Estas ideas cepalinas de Prebisch, fueron sin duda las bases para la Teoría de la
Dependencia, que se sustentó en los siguientes principios:
1. El subdesarrollo de América Latina es el producto del proceso de industrialización de los
países imperiales e industrializados.
2. Desarrollo y subdesarrollo deben ser vistos como dos caras de la misma moneda, de la
misma realidad.
3. El subdesarrollo no es una etapa de un proceso del desarrollo, sino una condición en sí
misma.
4. La dependencia política y económica no se limita al plano estrictamente relacional entre
las naciones, sino a una visión estructural del mundo, pero además crea sus propias
estructuras en las llamadas sociedades subdesarrolladas.
André Gunder Frank fue de los primeros que escribió sobre el tema. Su famosa frase
"continuidad en el tiempo", que aprendí de memoria y repetía y repetía hasta el infinitum.
A su juicio, la relación de dependencia nació con el descubrimiento de América, que
introdujo al nuevo continente a una relación desigual, en la cual el centro era Europa y sus
Imperios y las colonias eran las zonas periféricas que suministraban los elementos
necesarios para el desarrollo de las potencias a cambio de la pobreza de los satélites.
En 1979, Inmanuel Wallerstein defendió que el capitalismo era un sistema que se había
iniciado en la Edad Media y que luego dio lugar al nacimiento a un sistema mundial y a una


economía mundial. En su pensamiento distingue dos categorías, como lo había dicho
Gunder Frank, el centro y la periferia, en una relación desigual donde el capitalismo era el
regente de todo y todos.
Los teóricos de la dependencia consideraban que las naciones periféricas experimentaban
mayor desarrollo económico cuando sus enlaces con el centro eran más débiles. Otros
planteaban que cuando los países del centro se recuperaban de sus crisis y restablecían
sus vínculos comerciales y financieros, se incorporaban de nuevo al sistema a los países
periféricos, pero, y ahí estaba la clave, el crecimiento y la industrialización de estos país se
subordinaba.
La Teoría de la Dependencia, sin lugar a dudas, fue un instrumento teórico que le ofreció a
la intelectualidad de izquierda un andamiaje, unas muletas para enarbolar sus discursos.
Así, sin reflexión, sin análisis, sin críticas, asumieron las ideas y la aplicaron a sus acciones
políticas. No importaba si en República Dominicana había diferencias con Argentina, por
ejemplo, no, no importaba. Solo se sabía que todo era producto del desarrollo del
capitalismo y su política imperial. Los enemigos tenían nombres: los países capitalistas. Y
eso ocurre siempre con los dogmas: destruye la capacidad de análisis y anula la búsqueda
y la capacidad de incursión por nuevos caminos.
Recuerdo los debates intelectuales de la época. La teoría de la dependencia se vistió aquí
con la teoría del enclave azucarero y con la pregunta clave de cuándo había nacido el
capitalismo dominicano. Pero eran explicaciones generales y paradigmáticas, porque el
dogma teórico se hizo dueño de nuestra capacidad de razonar.
El Blog de Mu-Kien, Alma y razón, https://www.blogger.com/home
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
sangbenmukien@gmail.com


i
Mu-Kien Adriana Sang,
Ruggiero Romano: el principio de la duda, en
Alejandro Tortolero (coordinador), Construir la
Historia. Homenaje a Ruggiero Romano, México, Universidad Autónoma Metropolitana de Itztapalapa; Universidad
Autónoma de México, El Colegio de México, El Colegio de Michoacán y el Instituto de Investigación Dr. José María Luis
Mora, 2002, p.95.

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