domingo, 24 de abril de 2016

Apuntes para la historia de CARICOM


La integración del Caribe insular ¿Mito o realidad? 18. Apuntes para la historia de CARICOM



Por: Mu-Kien Adriana Sang





@MuKienAdriana





Entre los diversos bloques de integración vigentes en las Américas, probablemente ninguno presenta tantas similitudes, pero a su vez tantas marcadas diferencias entre sus miembros, como la CARICOM. Esta peculiar característica la distingue de otros procesos de integración regional del hemisferio y de una forma  u otra ha condicionado su desenvolvimiento y desarrollo.

Dichas similitudes y diferencias se manifiestan en diversos aspectos políticos, sociales y económicos, y se traducen en debilidades o fortalezas que ha facilitado, pero también dificultado, el avance hacia los objetivos de una verdadera integración económica.

Desde el punto de vista geográfico, una de las características que más resalta del bloque es que doce de los quince miembros son territorios insulares dispersos por toda la región del Caribe, siendo Belice, Guyana y Surinam los únicos que pertenecen a la plataforma continental. Esto impone limitaciones y conectividad por las significativas entre algunos de los miembros. [1]



Desde el mes de octubre hemos estado haciendo una presentación sobre la integración caribeña desde la perspectiva histórica, para lo cual utilizamos ensayos e investigaciones, así como documentos de los archivos de la Cancillería dominicana. A pesar de que no he agotado la gran cantidad de información que pude localizar, creo que es tiempo de cambiar de tema.  Por esta razón, con este artículo y el que viene, finalizo, por lo menos por ahora, esta serie. Ya tengo ganas de leer sobre otras cosas.



Para dar término a esta serie, vamos a utilizar la ponencia presentada por el Iván Ogando Lara, amigo, economista, y, sin lugar a dudas uno de los más importantes especialistas en la integración caribeña que tiene en la actualidad la República Dominicana.  Este ensayo fue presentado en el Foro de Diálogo sobre “La integración regional en América Latina y El Caribe y la Cooperación al desarrollo”, realizado en Madrid, España, el 30 de enero de 2014, bajo el título “La CARICOM: avances, limitaciones y perspectivas de un proceso de integración regional”.  Uno de los elementos que destaca el autor es la asimetría de los países y las dificultades geográficas de comunicación que tiene el Caribe insular. 



Otro elemento que destaca es la diferenciación abismal en términos poblacionales al afirmar que solo tres de los 14 miembros cuentan con una población que supera el millón de habitantes; mientras que 10 solo alcanzan a medio millón de personas. Y, peor aún, Haití tiene cerca de diez millones de habitantes, representando el 60% del total de la región. En términos políticos, dice, Ogando, también hay diferencias.  Existen repúblicas independientes (Trinidad y Tobago, Guyana, Haití, Surinam y Dominica).  Los diez restantes reconocen a la corona británica como a su jefe de estado, para lo cual designan un Gobernador General como su representante para funciones protocolares. Sin embargo, como bien afirma Iván Ogando, en términos culturales hay muchas similitudes.



En términos económicos, dice el economista, los países de la CARICOM se caracterizan por los siguientes elementos:

1.     La mayoría de los miembros están clasificados como países de renta media o alta.

2.       Alto grado de apertura de sus economías.  “El alto grado de apertura de estos países, unido a la estructura de sus exportaciones y a su alto coeficiente de importación, es un factor que determina la alta vulnerabilidad de sus economías frente a las fluctuaciones de los precios externos de los bienes y servicios, así como a las recurrentes crisis económicas en el contexto internacional.”[2]

3.       Alta dependencia de los impuestos de comercio exterior, a pesar de que se ha avanzado mucho en el proceso de liberalización del comercio.

4.       En la primera década del siglo XXI, los países mantuvieron un buen ritmo de crecimiento económico.

5.       Por las diferencias geográficas, demográficas y económicas, los miembros de la CARICOM han sido clasificadas en dos categorías: en primer lugar el grupo de países de mayor desarrollo  (Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Surinam y Guyana). Y en segundo lugar los países de menos desarrollo (Antigua, Barbuda, Dominica, Grenada, St. Kitts, Sr. Lucía, St. Vinvent y las Granadinas, Belice y Haití.  Explica que la clasificación no responde a criterios puramente económicos, sino que pesa también las relaciones al interior de la CARICOM, “sino que se basa principalmente en los aspectos que atañen a los diferentes niveles de fragilidad económica vinculadas a las debilidades estructurales de un mercado interno reducido y a la vulnerabilidad externa de los países del grupo.”[3]



Después de hacer este balance actual, Ogando hace un balance sobre la historia de la CARICOM:



“La CARICOM fue formalmente constituida en 1973, pero sus orígenes se remontan hacia finales de los años cincuenta cuando Gran Bretaña intentó fortalecer un esquema de unidad política entre sus colonias caribeñas a través de la llamada Federación de las Islas Occidentales. Sin embargo, este esquema tuvo una corta existencia (1958-1962) y no creó una plataforma comercial ni mecanismos para fortalecer los vínculos económicos entre los entonces territorios británicos del Caribe. El colapso de la Federación quedó sellado con la salida de Jamaica y de Trinidad y Tobago cuando ambos países decretaron su independencia en agosto de 1962…

En 1965 se suscribió el Acuerdo de Dickenson Bay en Antigua con la intención de establecer el Área de Libre Comercio del Caribe (CARIFTA por sus siglas en inglés). El acuerdo entró en vigencia en mayo de 1968 con cuatro miembros: Barbados, Antigua, Guyana y Trinidad y Tobago, a los cuales se les unieron otros siete el mismo año  más tarde Belice en 1971…[4]



Y como se ha dicho, CARIFTA se convirtió en CARICOM en julio de 1973 con el propósito de profundizar el proceso de integración de los mercados regionales.  Pero  el esfuerzo, dice el economista, no tuvo el impacto esperado, debido a que mucho de los miembros tenían muchas deudas, obligándolos a recurrir a procesos de ajuste económico.  Esto provocó que el proceso de integración se estancara por varios años. Ante la situación, los miembros se propusieron la meta de alcanzar un mercado y una economía únicos para el año 1993. El nuevo impulso se inscribió en el concepto del regionalismo abierto. El proceso duró 11 años hasta que en el año 2001 se pudo firmar el Tratado de Chaguaramas Revisado, que modificaba el tratado original en 1973. Se incluyeron además varios protocolos.   Fue ratificado en enero del año 2006. 



Concluye Ogando este apartado diciendo que a pesar de los problemas en el proceso, nadie puede negar que la CARICOM ha podido concretizar avances en el proceso integracionista. Sin embargo, dice, ha sido a relucir la falta de liderazgo, el alto costo de la integración y la eficacia de la estructura.  En la actualidad, diez años después de haberse ratificado, han surgido nuevas críticas que han provocado una nueva crisis que podría provocar la fragmentación del bloque. [5]  Pero el espacio se agotó y seguiremos en la próxima con el interesante y enjundioso del amigo Iván Ogando.

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