domingo, 24 de abril de 2016

EL CARIBE EN EL SIGLO XXI, 1


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE





EL CARIBE EN EL SIGLO XXI.ALGUNAS REFLEXIONES, 1



Por: Mu-Kien Adriana Sang





@MuKienAdriana



  Necesitamos una manera diferente de mirar a nuestra América Latina y El Caribe, con una perspectiva que ponga énfasis en sus fortalezas sin desatender sus debilidades, que enfoque las oportunidades sin dejar de lado los riesgos, que promueve el desarrollo de largo plazo sin olvidar que la coyuntura sigue siguiendo políticas públicas prudentes y disciplinadas [1]





Después de largos meses trabajando acerca de la integración insular caribeña, en el que vimos el largo camino y los grandes esfuerzos que se han realizado para lograr la utopía de la integración, la cual, según parece, se aleja cada vez más, especialmente con respecto a la República Dominicana.  Soy de las que cree que el país debe mantenerse en la actitud integracionista pero desistir, desistir, desistir y desistir de solicitar su ingreso al CARICOM.  La coyuntura actual no es favorable, pero además el tamaño de nuestra economía y nuestro mercado turístico, nos convierten en un peligro más que en un aliado.



Después de hacer la reseña del ensayo interesantísimo de Iván Ogando durante las dos últimas entregas decidí terminar con ese ciclo, para seguir aprendiendo y leyendo sobre temas caribeños.  Me pregunté muchas cosas: ¿Cuál es el futuro del Caribe insular en la era de la globalización? ¿Tiene todavía sentido hablar de un futuro común del Gran Caribe, con el cual competimos con naciones mucho más grandes y por lo tanto la asimetría se hace mayor?  ¿Tiene sentido hablar de unidad en un Caribe diverso en todos los órdenes?  ¿Será un mito la integración? ¿Se debe plantear lo mismo en la segunda década del siglo XXI?



En el mes de octubre de 2015 durante el evento que realizamos la PUCMM y FLACSO tuve la oportunidad de conocer a Milagros Martínez de la Universidad de La Habana, y especialista en el Caribe insular inglés.  Su dinamismo es impresionante.  Ya tenemos hasta planeado un evento para el próximo mes de junio.  Antes de partir, me regaló una serie de libros publicados en Cuba sobre temas caribeños.



Uno de ellos responde en gran parte a las múltiples preguntas que me hago.  Me olvido de mi condición de historiadora y me pienso como mujer de este tiempo, que habita en una media isla tropical, que se reconoce como aprendiz eterna de la problemática caribeña, y que es sobre todo una mujer con deseos de construir un futuro mejor.  Cada día me convenzo que a pesar de que las aguas del mar Caribe, que disfrutamos de sus playas, no nos sentimos caribeños y no nos pensamos como caribeños, a pesar de que muchos rasgos de nuestra identidad tienen elementos comunes con El Caribe inglés, francés y holandés.



El libro en cuestión se titula “El Caribe en el siglo XXI. Coyunturas, perspectivas y desafíos”, una selección de ensayos hecha por Milagros Martínez y Jacqueline Laguardia[2].  Contiene 13 ensayos divididos en dos partes.  La primera se titula “Política, economía y sociedades caribeñas: aproximaciones generales.”  Esta parte tiene ensayos que abarcan temas diversos que van desde la cooperación internacional, pasando por la violencia social existente, los dilemas de las relaciones bilaterales, y, por supuesto, la seguridad económica  Y la segunda “Miradas particulares al Caribe no hispano. Dos estudios de casos.”   El primer caso es el de la CARICOM y el segundo sobre la problemática haitiana. Por su interés e importancia dedicaremos varias entregas sobre el tema.   Cuenta con un hermoso prólogo de la Cátedra de Estudios del Caribe, que inicia con un motivar párrafo:



El Caribe es región joven, universo recién nacido de la violencia de la colonización y las luchas europeas que ahogaron la memoria indígena y balcanizaron territorios. A la sed de oro siguió el comercio triangular y siglos de esclavitud y plantación. Islas y Continente, separados geográficamente, coexistieron con esporádica noción de vecindad. Reprodujeron las distancias de los colonizadores, más cercanos a costumbres, ideas y maneras de vivir metropolitanas que a la savia común marcada por la expoliación sistemática, el mestizaje y los frecuentes contactos frutos del contrabando y las migraciones.[3] 



Con esta hermosura de síntesis histórica, los miembros de la Cátedra de Estudios del Caribe inician la reflexión para motivar a la lectura de los ensayos, y, sobre todo, incentivar a la reflexión conjunta de un futuro caribeño más halagüeño que permita superar el lastre pesado y fuerte de las cadenas de la historia de expoliación.  Los miembros de la cátedra, apoyan, defienden y proponen la integración caribeña:



 La integración caribeña es una necesidad que, desde el respeto a las diferencias, ha de apoyar la búsqueda de más soberanía nacional e influencia regional, independencia y bienestar económico.

Decía Norma Girvan que el Caribe está ahí donde esté un caribeño, que la visión de los caribeños de sí mismos, de su lugar en el mundo, está regida más por una conciencia de las fuerzas históricas que nos han conformado que por los límites geográficos de nuestra existencia. Conscientes entonces de nuestros orígenes e historia solo nos resta develar el profundo ser caribeño que yace oculto en nosotros mismos….Y gritemos…¿Quién vive? ¡Caribe![4]



A partir de este artículo iniciamos una serie con una selección de ensayos incluidos en la primera parte; y por su importancia, abordaremos los dos que contiene la segunda parte.  Un elemento interesante es que el libro no se centra en la insularidad nuestra que limita nuestras perspectivas, sino que incluye al Gran Caribe.  Por ejemplo,  el profesor Luis Suárez Salazar afirma [5] que en los dos años comprendidos entre el 2010-2012 las elecciones celebradas en los países que conforman esa amplísima parte del continente modificaron notablemente el panorama político. Provocando que el porvenir se vislumbre, y parafraseando al expresidente Mojica, como “un verdadero campo de batalla”.  Por esta razón, afirma el profesor, para poder pensar en el futuro, debemos apostar a la futurología, que es lo mismo que asumir un compromiso verdadero con el cambio y la voluntad de construir juntos un mejor futuro.   Se acabó el espacio. Seguimos en la próxima.



[1] Luis Alberto Moreno,  La década de América Latina y El Caribe, una oportunidad real,   New York, Banco Interamericano de Desarrollo, segunda edición 2011.  HC125.M67 2011.
[2] Milagros Martínez y Jacqueline Laguardia, El Caribe en el siglo XXI. Coyunturas, perspectivas y desafíos,  La Habana, Instituto Cubano del libro, 2011.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem.
[5] Luis Suárez Salazar, “El gran Caribe: una mirada de su coyuntura política”, en Ibídem.

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