domingo, 24 de abril de 2016

Mitos y realidades de la integración caribeña


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE



La integración del Caribe insular ¿Mito o realidad? 14. UN PARENTESIS.



Por: Mu-Kien Adriana Sang





@MuKienAdriana





Debemos recordar que el Caribe ha jugado, unas veces con mayor intensidad que otras, un papel pivotal en la historia americana, pues la conquista y colonización de América comenzó y se dirigió desde La Española, y durante, y durante todo el siglo XVI el Caribe fue el “Mediterráneo americano” del imperio español, y la lucha por el dominio de las aguas y territorios de esta {área fueron la mayor preocupación de la mayor potencia de la tierra en aquellos momentos.

Más adelante, en el siglo XVII, el Caribe se convirtió en la frontera mundial en donde Francia, Inglaterra, España y Holanda se disputaron sus mercados coloniales convirtiendo estos territorios y mares en causas de guerras internacionales que mantuvieron a estas potencias en conflicto hasta bien entrado el siglo XVIII. A finales de este siglo, las revoluciones americana y francesa hicieron estallar una formidable resolución en Haití que sirvió de acicate a las campañas abolicionistas que prepararían los ánimos y las ideas para la labor política a favor de la independencia de varios de los nuevos Estados de la región.

Otra vez, a principios del siglo XX y como una de las muchas consecuencias de la Guerra Hispanoamericana y del interés norteamericano en la seguridad del Canal de Panamá, el Caribe volvió a ser zona de primerísima importancia estratégica, aunque esta vez para la exclusividad de los Estados Unidos que terminó heredando la influencia política y económica en  América Latina. Frank Moya Pons[1]



En uno de los artículos sobre CARIFTA publicados en el mes de noviembre decía que  en 1973 el gobierno de Joaquín Balaguer contrató al economista-historiador Bernardo Vega para que hiciera un estudio sobre las ventajas y desventajas de la incorporación de la República Dominicana al Área de Libre Comercio del Caribe (CARIFTA), ya que el gobierno dominicano estaba interesado en conocer detalladamente las posibilidades y las implicaciones de su posible participación en ese esquema de integración.   En ese artículo hice referencia a la carta de la Cancillería de la República Dominicana en la que formalizaba la contratación, pero decía que no tenía el estudio y por lo tanto no podía exponer sus recomendaciones y conclusiones.



El amigo Bernardo Vega, al leerlo, tuvo la gentileza de enviarme en el mes de diciembre una copia completa del trabajo que fue publicado cinco años después, es decir en 1978,  bajo el título: “Estudio de las Implicaciones de la Incorporación de la República Dominicana a la Comunidad del Caribe”.



Aunque ya terminé el ciclo de artículos sobre CARIFTA para adentrarme en su evolución hacia el CARICOM,  me pareció importante dar a conocer los detalles del trabajo, publicado hace más de 36 años.  Además, nobleza obliga, pues el detalle de enviarme a mi oficina el trabajo hermosamente empastado, era lógico que dedicara algunos de estos artículos a resumir sus hallazgos. 



El libro inicia con un enjundioso y profundo prólogo de Frank Moya Pons, quien en pocas páginas hace un magnífico recuento histórico acerca de la historia del Caribe.  Afirma el historiador que nuestra región caribeña no tiene una identidad única.  Afirma que existen “varios Caribes” que por demás están prácticamente incomunicados. Esta situación se refleja, afirma Moya Pons, en el comercio inter caribeño que en ese momento era muy limitado, más que limitado.  Concluye diciendo que:

A pesar de las necesidades reales planteadas por Bernardo Vega…ninguna integración parece posible entre los cuatro mayores Estados del Caribe latino, con la improbable y notable excepción de Haití y la República Dominicana….En cuanto al Caribe como unidad, y a pesar del progreso realizado por CARIFTA-CARICOM, la existencia de acuerdos económicos preferenciales entre estos y otras potencias extra regionales, es un obstáculo para la integración regional, ya que dichos acuerdos mantienen el predominio de nexos  bilaterales con el exterior por encima de los nexos intrarregionales y multilaterales….

A pesar de la fragmentación interna de la región del Caribe, fácilmente explicable por la accidentada historia de estas islas, los países de esta área comparten muchos problemas comunes que permiten la realización de análisis globales….[2]



El libro es de 239 páginas y cuenta con ocho capítulos y un apéndice. Está muy bien documentado con estadísticas y datos económicos y sociales que imagino que para el momento en que se escribió constituyó una fuente importante de información. 

Como hemos dicho en los artículos anteriores, a pesar de la insistencia de algunos en los diferentes gobiernos, el país no solicitó formalmente su incorporación al CARICOM.  El estudio muestra muchos problemas, como bien lo afirma el autor, Bernardo Vega:



Nosotros consideramos útil la publicación del trabajo, no solo por su valor histórico, sino porque el estudio muestra una serie de problemas relativos a las dificultades que tienen los productos industriales dominicanos en poder ser exportados competitivamente, dada la estructura impositiva dentro de la cual opera la política dominicana de industrialización…Por el lado de las exportaciones agrícolas, el estudio muestra lo difícil de poder exportar productos agrícolas a los países de CARICOM sin pertenecer a dicho esquema. Muchas de las dificultades apuntadadas en el trabajo aparecerían también en estudios que se hicieran sobre las implicaciones de nuestra incorporación al Mercado Común Centroamericano o al Grupo Andino, por ejemplo.[3]



Un elemento interesante es que cuando se escribió el informe, su autor recomendaba la incorporación inmediata al CARICOM, pero bajo ciertas reservas y condiciones. Cinco años después, sin embargo, era diferente:



La recomendación de hoy es pues, seguir de cerca a CARICOM para ver hasta dónde resuelve sus problemas internos para que el acuerdo pueda operar con el éxito indiscutible que tuvo durante los seis años comprendidos entre 1968 y 1973. Si lo logra, es muy probable que entonces a nuestro país convenga de nuevo participar en el esquema y, entonces, el estudio nuestro de 1973 deberá ser actualizado y mejorado antes de tomarse una decisión definitiva.

Mientras tanto, nada justifica que no entremos en un acuerdo bilateral de reducciones arancelarias con Haití, lo que, inclusive, podría servirnos de entrenamiento  en el arte de las negociaciones arancelarias y su posterior ejecución y administración. …

La República Dominicana junto a Haití y Panamá son los únicos tres países independientes de América Latina que no pertenecen todavía a un esquema de integración. Salgamos de la lista….Volvamos nuestros ojos a Hostos y Luperón…[4]



En las próximas entregas hablaremos en detalle del informe. Seguimos en la próxima semana.



[1] Frank Moya Pons, Prólogo a la obra Estudio de las implicaciones de la incorporación de la República Dominicana a la Comunidad del Caribe autoría de Bernardo Vega, Santo Domingo, Fondo para el Avance de las Ciencias Sociales-Academia de Ciencias de la RD, Editora Taller, 1978.
[2] Ibídem.
[3] Bernardo Vega, Introducción a la obra, Op. Cit. P. XXX
[4] Ibídem, p. XXXVI y XXXVII.

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