domingo, 15 de marzo de 2015

AMOR Y MITO EN LA CUBA COLONIAL


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE

 

Amor y mito en la cuba tradicional. Una aproximación

 

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

sangbenmukien@gmail.com

mu-kiensang@pucmm.edu.do

@MuKienAdriana

 


                                             


Desde el mismo hermoso día

En que te fuiste de aquí,

No hay consuelo para mí,

Adorada prenda mía.

Ya se acabó mi alegría,

Ya tuvo fin mi contento,

No encuentro divertimento

Que mi dolor apacigüe

Y estoy más triste que un jigüe

Cuando lo desgaja el viento

Rigores de tu ausencia, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo.

Vuelvo a retomar la columna que abandoné a finales de diciembre. Involucrada en múltiples actividades laborales y personales, no tenía el espacio mental para escribir esta columna, la cual, por sus características, tengo que buscar, investigar y leer mucho antes de sentarme a escribir estas casi mil palabras.

Inicio este ciclo del año 2015 justamente en el día dedicado al amor.  Para escribir hago un programa de temas.  Decidí parar, pues ¡Qué mejor iniciar el ciclo de este año hablando sobre algunas leyendas sobre el imponderable del amor! Me desilusioné mucho.  Existen, por lo menos hasta donde pude buscar, pocos estudios realizados, o por lo menos publicados en torno al tema.  Hurgando como lo hago, localicé muchas poesías de amor, escritas por poetas de la zona, que son caribeñas porque fueron escritas aquí, no porque abordan un tema específico relativo al Caribe. Gracias al cielo, localicé  el trabajo de la profesora Mercedes E. Jogar Velázquez. De la Universidad Vladimir L, me  arrojó alguna luz y me dio paz. ¡Podía escribir mi artículo!

El trabajo en cuestión se titula “Mitos y leyendas cubanas en la décima escrita”, publicada en la Revista Caribeña de ciencias sociales editada por la Universidad de Málaga y corresponde al primer trimestre de este año.

Dice la profesora Jodar que el amor forma parte de los mitos y leyendas, porque son modalidades del saber popular que se transmiten de forma oral en los pueblos.  Ellos constituyen la tradición, el modo de pensar y actuar de las personas.  El amor, la forma de aproximarse al ser que se busca en compañía está cargado de un imaginario colectivo en el que se entremezclan ideologías, valores y creencias. No cabe duda, sigue diciendo, que forman parte de la cultura y constantemente se reinventa con alegorías “que surgen como consecuencia de la fe viviente necesitada de milagros y generadoras de leyendas cuya esencia no encontramos en la mera lectura de un texto, sino en el estudio combinado de la narración y el ambiente social y cultural en que ocurren.”

En relación a la riqueza mitológica de Cuba, la profesora Jodar afirma con orgullo, que es riquísima, casi inagotable. Parafraseando al gran Alejo Carpentier señala que a pesar del tiempo, “está muy lejos de haber agotado su caudal de mitología”.  ¿Saben por qué? Porque sencillamente está envuelta en la exteriorización, en la imaginación humana y en la fantasía, más aún, “en la naturaleza creadora con formas extrañas y figurativas, elementos que motivan el genio poético en los escritores, fuente natural que los estimula a lograr obras originales y admiradas…”

La mitología mayor cubana, sigue exponiendo la autora, se refiere especialmente a su tierra, el terruño amado que vio nacer a sus hombres y mujeres.  Sin embargo,  en todas se refleja el deseo del amor y la compañía. Una de las palabras más utilizada y polémica es el término jigüe, que es de origen indígena, otros afirman que es africano.  Ese término es muy utilizado en los poetas. Según los lingüistas el jigüe es un árbol silvestre, pero también se utiliza para identificar al duende  que protege, y tiene la particularidad, sea indio o negro, que alborota las aguas para llamar la atención de sus amados. La noción de jigue-árbol es expuesto en el poema de amor que  engalana esta columna.  El jigue-duende ha sido también objeto de poemas, décimas y cánticos:

El hijo de una mentira.

Piedra que sola se tira.

Una verdad de burbuja

Negrito que se dibuja

En las páginas del miedo.

Sombra huidiza, remedio

De duende, chamico, jigüe

Madre de aguas averigüe

Que decirle más no puedo… Renal González Batista, Versiones del Güije

Este negrito duende abandonado fue el fruto de un arrebato pasional sin amor. Por eso es un ser burbuja, el fruto de un arrebato. Pero el amor en la tradición y mitología cubana tiene otras expresiones, en sueños inconclusos, en mujeres inexistentes, en mitos que caminan, en seres añorados e imposibles:

   Sirena soy en mi nombre,

En el mar me han conocido.

Y mi cuerpo no ha podido

Ser jamás mujer o hombre.

Mírame sin que te asombres

De tan extraña belleza,

Ocultando la cabeza

Y bajándola después:

Suelto mi cola de pez

Y me vuelvo una princesa. Samuel Feijoo, Sirenas.

Y es que el amor tiene tantas manifestaciones, a veces tan disímiles, extrañas como sublimes.  En la mitología caribeña, cubana para este espacio, el imaginario se expresa casi de forma imposible, con sueños de mujeres tan maravillosas como inimaginables e inexistentes.  En palabras de la autora: “La relación entre unos y otros elementos mitológicos está en ocasiones bien justificada; tal es el caso de la siguapa que, aunque para el Larousse en Cuba y Puerto Rico es un ave de rapiña, se inserta de manera coherente en nuestra mitología como la mujer del jigüe… presenta características sui géneris y quiméricas… chiquita, de color negro, con el cuerpo cubierto de pelos, siempre desnuda, los pies planos… los dedos hacia atrás, el cabello muy largo, no habla, tiene un movimiento circular continuo de la cabeza…

El hombre nada sospecha.

Desnudo sobre la arena

Puede que tenga un apena.

Pero la siguapa acecha

Buscando abrir una brecha

En el corazón del hombre.

Ella espera, no se asombre

De su profusa pelambre,

Hembra repleta de hambre

Roja lujuria sin nombre…

Sola la noche traspasa…

Busca tener para su amor otro ser

En la leyenda camina

Como una profunda espina

Que vigila al caminante.

Mito, no conoce instante.

Ah! Ingenuidad campesina… Rodolfo de la Fuente, Siguapa 

Así es el amor, como el mito. Un producto del corazón, del imaginario personal y colectivo, de la necesidad de los seres humanos de estar juntos, de recrear con su cuerpo la pasión y la compañía, para no transitar solo por los caminos que le traza la existencia.  ¿Es el amor un mito? ¿Es el mito fruto del amor?

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario