La educación cívica como ética de la responsabilidad.
Una reflexión
Por Mu-Kien Adriana Sang
Salutación del seminario. Lástima que no haya podido
participar completo. Salutación a los compañeros – hermanos latinoamericanos,
especialmente de Puerto Rico.
Las ideas que presento a continuación
son preliminares, por muchas razones:
a. Porque todavía no he tenido tiempo de madurarlas
b. Por el convencimiento de que debemos superarnos a
nosotros mismos, y quizás cuestionar algunos de los paradigmas que hemos venido
defendiendo.
c. Porque tengo miedo de que aprendamos y aprehendamos
algunas ideas guías preconcebidas que nos impidan, como en tiempos atrás, a ser
críticos con nosotros mismos.
d. Porque las verdades son históricas, nunca eternas.
Partiendo del principio que una nueva concepción de
la ciudadanía supone asumirse como un ser con deberes y derechos que cumplir,
quisiera, tomando las reflexiones de unos
autores que me parecen interesantes.
¿Qué
es la ética?
“Toda ética que ordene la
reclusión perpetua de nuestro albedrío dentro de un sistema cerrado de
valoraciones es ipso facto perversa.”
Meditaciones del Quijote.
Muchos de ustedes se habrán hecho esta pregunta.
Otros estarán preguntándose cuál es la diferencia entre moral y ética. ¿Existe
realmente una diferencia? Tenemos una noción clara de lo que esas pequeñas
palabras significan?
Fernando Savater en su libro “Ética como amor
propio” señala que la ética es una toma
de postura voluntaria que apuesta a la inmortalidad vitalista de los hombres,
socios milenarios de una empresa comunitaria de autoperpetuación cuyo fruto más
elaborado es el individuo autónomo y responsable, capaz de reconocimiento y
participación con sus iguales.
Esto significa que en la ética todos es y debe ser
humanismo. El problema para hoy y para
mañana de la ética...es cómo caer en la intrascendencia, esto es la
banalidad...En contra de lo que suponen los moralistas de urgencia, la
dificultad ética actual no es el cinismo..sino la banalidad, lo instrumental o
caprichosamente intrascendente...
La ética trata de la intervención oportuna en el
momento crítico (kairós), de la elección que calibra y decide entre las
propuestas del presente, no para ganar el mañana sino para dar sentido al hoy:
lo que ahora se quiere. El sujeto libre
no busca en el ejercicio moral nada distinto y posterior a sí mismo, sino
seguir mereciendo la confianza y el amor propio racional que se profesa. Fernando Savater, Ética como amor propio, p.
325.
¿Pero...existe
una diferencia entre Moral y ética?
“Si la moral es el desprendimiento, el cumplimiento
del deber por puro respeto a la ley moral, la renuncia al interés propio en
beneficio del interés ajeno o del simple desinterés... si lo políticamente
impecable pasa por abominar de la propiedad y del consumo, mientras exige la
destrucción de cualquier jerarquía no emanada directa e inequívocamente del
doliente pueblo y el automático ensalzamiento instituido de todo
humillado...entonces hay que admitir que la ética padece una crisis que bien
pudiera llegar a ser irreversible.” Fernando Savater, Ética como amor propio,
p. 328
“El conjunto de valores, motivos, preceptos,
orgullos y remordimientos que constituyen en el ámbito de lo moral no están
fundados en ninguna autoridad suprahumana...ni tampoco en instancias personales
...sino en la dimensión consciente y creadora de la personalidad humana...La
moral proviene directa y únicamente de la voluntad: es un querer y un rechazar,
pero nunca un desinterés... Ese quererse a sí misma de la voluntad, este querer
conservarse y perseverar, querer potenciarse, querer experimentar la gama de
las posibilidades en busca de las más altas, querer transmitirse y perpetuarse,
es lo que debe entenderse como amor
propio.” Fernando Savater, Ética como
amor propio, p. 329.
la moral hace relación al
comportamiento de una persona con sus principios y valores, es decir, la
coherencia entre lo que se cree y lo que se hace a nivel individual, por el
contrario, la etica tiene NECESARIAMENTE una relacion con los demas.
La ética es la moral frente a los demás. La palabra moral etimológicamente tiene que
ver con las costumbres, pues eso precisamente es lo que significa la voz latina
mores y también con las órdenes, pues la mayoría de los preceptos morales
suenan así “como debes hacer tal cosa” o “ni se te ocurra hacer tal otra” . Sin
embargo, hay costumbres y órdenes... que pueden ser malas, o sea “inmorales”,
por muy ordenadas y acostumbradas que se nos presenten...Moral es el conjunto
de comportamientos y normas que tú, yo y algunos de quienes nos rodean solemos
aceptar como válidos: ética es la reflexión sobre por qué los consideramos
válidos y la comparación con otras morales que tienen personas diferentes. Fernando Savater, Ética para Amador, p. 55.
Entonces,
¿podemos hablar de una ética ciudadana?
Yo creo que sí.
La Ética ciudadana como garantía de un accionar
responsable de la acción ciudadana. FERRAN REQUEJO COLL parte del pensamiento
de Weber y defiende el concepto de participación ciudadana a partir del
concepto weberiano Ética de la Responsabilidad.
La distinción de Weber entre una ética de la
convicción y una ética de la responsabilidad es ya hoy una referencia clásica
en la discusión de las relaciones entre ética y política. Como es sabido la ética de la convicción
establece que el comportamiento público de un individuo, y ya no sólo el
privado, debe adecuarse a las convicciones morales que mantiene –que
naturalmente, no serán arbitrarias sino razonadamente fundamentadas-,
independientemente de cuáles sean las consecuencias derivadas de la
acción. La ética de la responsabilidad,
en cambio, defiende que el comportamiento debe ponderar esas consecuencias
antes de ser emprendido. Y parecería
que, cuando menos en el contexto de las democracias liberales de derechos la
ética de la responsabilidad resultara mas plausible que la ética de las
convicciones...Fundamentalmente por dos razones. En primer lugar, la ética de
la convicción resulta mucho menos sensible a los enfoques empíricos y a los
condicionamientos prácticos, siempre más complejos y plurales que los
“principios” que pretenden regularlos.
Es una actitud mucho más socrática que aristotélica, y que en el extremo
tiende a preconizar una serie de decisores políticos puros, es decir, poco
pragmáticos y un tanto doctrinarios. Y en segundo lugar, y esto es lo
fundamental, las “convicciones morales” de una misma persona suelen presentarse
contradictorias cuando intentan implementarse en la realidad. Valores morales situados en un nivel similar
de fundamentación axiológica resultan antagónicos en su aplicación: si se
persigue aumentar uno de ellos, la participación, por ejemplo, disminuye otro
de la misma importancia que también se desearía incrementar (tal como la
igualdad).
Como las convicciones muestran repetidamente su
falta de adecuación para su efectiva puesta en práctica parece más convincente,
también desde un punto de vista ético, revisarlas a través de mecanismos de
retroalimentación tanto empíricos como conceptuales. En caso contrario nos situaremos de nuevo en
el ámbito de la falacia de la abstracción. Caso de contar con convicciones
morales flexibles y conscientes de su carácter plural y potencialmente
contradictorio nos situaremos ya mucho más cerca de una ética de la
responsabilidad. Sin embargo, el riesgo
de este segundo tipo de ética resulta complementario al del primero. Se trata del clásico riesgo del
instrumentalismo, esto es, aquel que sólo atiende a qué medios resultan más
adecuados para conseguir ciertos fines que son presentados como algo obvio, y
por tanto que se sustraen de la discusión, propiciando una simple apología
acrítica de la realidad presente. Esto
último resulta aún más decisivo para las democracias...cuando a principios de
los años noventa,. Axiológicamente, estos sistemas no parecen tener rivales en
cuanto organización política. Se
trataría, pues, en suma, de flexibilizar las convicciones, haciéndolas más
sensibles al mundo sistémico, es decir, a las lógicas imperantes en el ámbito
práctico, para que las responsabilidades puedan ser, efectivamente,
responsabilidades éticas. En otras
palabras, se trataría de reajustar pragmáticamente las convicciones para así
interpenetrar éticamente las responsabilidades.”
.
Pero a esas dimensiones éticas, llamadas por Weber
como la de responsabilidad y de la convicción, Savater le añade una nueva, el
amor propio. La dimensión más ética del
amor propio es el reconocimiento de lo humano por lo humano, el reconocimiento
del hombre en el hombre, requisito básico de la filia comunitaria...El contenido
profundo del amor propio humano...es la inmortalidad. No se trata de la simple
y rabiosa negación de la muerte, sino de la afirmación pugnaz de la vida frente
a la solidez inesquivable del perecer...” Fernando Savater, Ética como amor
propio, p. 331.
¿Qué es
el civismo?
“El civismo viene a ser aquella ética mínima que
debería suscribir cualquier ciudadano liberal y demócrata. Mínima para que
pueda ser aceptada por todos, sea cual sea su religión, procedencia o
ideología. Ética, porque sin normas
morales es imposible convivir en paz y respetando la libertad de todos.
¿ Tiene que hablarse de ética de la enseñanza...?
Desde luego, me parece nefasto que haya una asignatura así denominada que se
presente como alternativa a la hora de adoctrinamiento religioso. La pobre
ética no ha venido al mundo para dedicarse a apuntalar ni a sustituir
catecismos...La reflexión moral no es solamente un asunto especializado más
para quienes deseen cursar estudios superiores de filosofía sino parte esencial
de cualquier educación digna de ese nombre.
(Fernando Savater, Ética para Amador.)
¿Significa que el civismo es una forma nueva de
predicar? El civismo no puede reducirse
a una asignatura más del currículo. El
comportamiento cívico es la base de la buena convivencia. Se fundamenta en
normas no escritas, costumbres y maneras que quizá nadie desconoce, pero son
fácilmente ignoradas en la vida cotidiana. Comportarse cívicamente exige
voluntad y un cierto esfuerzo, algo que suele carecer de valor en un mundo donde
lo que impera es precisamente la ley del mínimo esfuerzo. Victoria Camps, Salvador Giner, Manual de Civismo.
El punto de partida de una educación cívica es
ensenar a convivir. Y convivir, sin
lugar a dudas es un arte. Está claro que
convivir entre los seres humanos es una tarea difícil y compleja. Una prueba clara es que dedicamos gran parte
de nuestra existencia a armonizar voluntades, a superar conflictos, a llegar a
acuerdos y a hacer concesiones. Qué hacer entonces? Hay dos caminos:
ü El enfrentamiento
a través del uso de la fuerza
ü La solución pacífica, a través de un código de
conducta establecido por decreto y proclamado por un parlamento. Son las que forman una cultura de la
convivencia pacífica y solidaria, llamado simplemente civismo.
¿Esas normas son impuestas? Hay que estar claro que
tales normas no son precisamente las de un código de conducta establecido por
decreto o proclamado por un parlamento.
¿Qué significa la palabra civismo?
La palabra proviene del latín cives = ciudadano, y se refiere también a
la ciudad un lugar complejo, construido por los seres humanos, en el que
conviven pacíficamente gentes de las más variada condición. La fuente ciudadana, por así decirlo, de la
palabra civismo nos recuerda un hecho elemental, sobre el que se fundamentan
estas reflexiones: mujeres y hombres son esencialmente animales cívicos. Son, para usar la raíz griega, animales
políticos. El civismo, pues entraña
también el buen gobierno de nuestra convivencia, pero no desde un centro de
autoridad, desde el gobierno, sino por obra y gracia de todos los que
participamos en ella.
Por civismo
debemos entender la cultura pública de
convivencia por la que se rige o debería regirse, una determinada
sociedad. Pero el civismo es más que un
conjunto de normas o modos de proceder –es decir no es solamente procedimental,
sino que incluye un contenido moral: expresa unos determinados valores morales
y unas creencias acerca de la
sociabilidad humana. Significando pues, que civismo es una cultura y no un conjunto
de modales, usanzas y buenas maneras sin contenido.
Civismo implica responsabilidad
ciudadana
La democracia necesita ciudadanos activos y
responsables. Las actitudes cívicas de
las que hemos venido hablando tienen un común denominador: el de la responsabilidad. Asumir e interiorizar los valores
democráticos o cívicos es la condición de la ciudadanía. El ciudadano o ciudadana debe poder responder
a esos valores ante sus semejantes, no sólo porque se los debe a la sociedad,
sino porque conservándolos y ejemplificándolos está ayudando a preservar y a
mejorar la ciudad del futuro. Los
valores del buen ciudadano son los que sirven a la construcción del interés
común. Este es el interés que de veras
legitima la acción política y que fuerza al individuo a no vivir solo apegado a
sus intereses más cercanos e inmediatos.
Si los principios son insuficientes, también lo son
las normas y las leyes. Lo son porque no todo se resuelve legislando ni las
leyes son la mejor manera de hacer que funcione adecuadamente una comunidad de
ciudadanos maduros y autónomos. Lo que
cohesiona a la comunidad son las costumbres y la responsabilidad de los
individuos frente a ellas. Montesquieu dijo que cuando un pueblo tiene buenas
costumbres, las leyes son sencillas.
Libertad y responsabilidad son dos caras de una
misma moneda. Ser responsable es ser
capaz de responder a algo ante alguien y querer hacerlo.. Ser capaz significa
haber actuado libremente y sin coacción.
Uno no debe responder lo que no elige hacer o de lo que hace
necesariamente porque no puede actuar de otra forma. La libertad y la responsabilidad son
inseparables. Son dos características esenciales del ser humano. La acción humana no se explica sólo por
causas, sino también por intenciones y por razones.
Finalmente, creo que civismo no es otra cosa que el
hacerse responsable de la conservación de aquellos valores que constituyen
nuestro patrimonio ético y que esa responsabilidad contribuye a configurar el
interés común.
La educación
Cívica
FINALMENTE. LO UNICO QUE HE TRAIDO ES EL PRINCIPIO
DE LA DUDA COMO ME ENSEÑO RUGGIERO ROMANO.
ESTAS IDEAS SON SIMPLEMENTE PARA LA REFLEXION
No hay comentarios:
Publicar un comentario