REVELANDO UN SECRETO
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Esta noche
El deseo de la carne se me fuga hacia la
nada
Y el recuerdo de horas tiernas y felices
Con mi alma se da cita.
Hace tiempo que mi alma,
En continuo sobresalto con la vida,
Uno a uno deshojaba sus ensueños,
Una a una renunciaba las caricias
De ese íntimo letargo,
Cuando el mundo de las cosas espontáneas
Nos florecen ramilletes de ilusiones
En la luz no presentida de un adentro que
no piensa
Ni analiza
Y que solo sabe y siente
Emociones imprevistas
Esta noche mi alma vibra
En hallazgo de sí misma
Y alejada de la carne,
Es presente en el recuerdo de tu vida.
¡Cómo vuelven las
primeras ilusiones,
y el silencio de los
besos que se abrieron como rosas
al conjunto de tus
labios y mis labios
en el lecho de la
brisa!
Julia de Burgos,
Canción de recuerdo [1].
Toda mi vida he amado la
poesía. De niña admiraba, hoy confieso, con cierta envidia, a quienes podían
expresar variados sentimientos a través de los versos. Traté de imitarlos, y
comencé a escribir unas cosas, que yo, de forma pretenciosa, gracias a Dios que
en mis adentros, definía como “mis poemas”. Hace poco, al decidir escribir este
manojo de reflexiones y sentimientos, busqué mi baúl de recuerdos personales.
Encontré el pequeño cuaderno, hoy teñido por el tiempo, que recogía mis
inquietudes y angustias existenciales de joven adolescente. Treinta y tantos años han pasado desde que
osé escribir mis primeros sentimientos. Leí con nostalgia su contenido Cada uno
de los escritos estaba numerado. Llegué
a la cifra mágica de 36 (¡treinta y seis poemas!). Guardé el secreto hasta hoy. Nadie ha leído
su contenido. Antes temía mostrar mi
alma. Hoy, me sonrojo de tener que
mostrar frases infantiles, concatenadas al calor de la emoción, que en aquel
momento osé denominarlas poesías. Me
preguntaba entonces, con infinita angustia, qué sería de mi vida y si alguna
vez podría encontrar al amor de mi vida.
Como entonces, sigo amando los días de lluvia; busco todavía momentos de
soledad para ensimismarme y disfrutar sola de mis pensamientos y
sentimientos. Sigo siendo lectora voraz
de novelas. Aún me apasiona poder leer un texto bien escrito. Pasado el tiempo,
fui perdiendo la inocencia. Mis escritos se hicieron también adultos. Quizás
gané en la forma, pero perdí la candidez. Busqué refugio en la poesía de otros.
Me apasioné con Neruda. Leía sus poemas con fruición y empeño. Me
sentía expresada con sus palabras.
Recuerdo cuántas horas pasaba leyendo sus odas y admirando su profunda
capacidad de elogiar las cosas más cotidianas de la existencia.
Pasaron los años y decidí
escribir. Los diferentes sucesos de mi
historia personal, me condujeron a parir nuevas osadías, perdón quiero decir,
intentos de poesías. Escribí a mis
padres, a mis hermanos, a la amiga que me traicionó, a la injusta sociedad y sobre todo al amor y el desamor. He guardado con celo y secreto, como lo hice
con el pequeño cuaderno de mis
pensamientos juveniles. Esos versos
escritos en el correr de los años, se descubren al mundo por vez
primera. Hoy, motivada por algunos
amigos, he decidido revelar este secreto. Hice una selección. Escogí los que
más me gustan.
Pido perdón a los hombres y
mujeres que han hecho de la poesía un oficio y una forma de vida. Este
atrevimiento mío es sólo una forma de revelar una faceta desconocida para mucha
gente. No tienen ninguna
pretensión. No me considero una poetiza,
sólo soy una mujer que tiene la oportunidad de expresar lo que piensa y siente
a través de la palabra.
TU AUSENCIA
Por qué tu ausencia,
tu presencia en mis sueños y soledades
me obligan a evocarte en estos versos.
Por qué siempre
tú y los recuerdos
los días vividos,
tus palabras y tus gestos
me hacen gritar
en el vacío,
en mi silencio
que te quiero.
Por qué
eres tú mi alegría,
hoy mi tristeza.
siempre tus besos
y sus huellas
hoy sólo mis lágrimas y tu recuerdo.
TRISTEZA
Te recuerdo con tristeza
en esta nueva noche
de soledad
en la que te evoco
en tus besos, tus caricias
y tus sonrisas.
Nuestros testigos
te esperan
desean vernos envueltos
de nuevo
en ese silencio nuestro
tuyo,
mío
de la noche
y el silencio.
PENSAR EN TI
Pensar en ti
es encontrar un sentido
nuevo,
distinto…
a la cotidianidad.
Pensar en ti
es dejarme llevar
para que tu imagen se agolpe
en mis sentidos hasta lastimarme.
Pensar en ti
es deleitarme
hasta el cansancio,
con esas melodías
que te sumergen
en el éxtasis
de la dulzura
o la pasión.
Pensar en ti
es saborear un café
sintiéndote a mi lado.
Es el recuerdo
de nuestros encuentros
furtivamente deliciosos,
en los que aprendí,
sin darme cuenta,
a conocerte
y, hoy confieso,
a amarte.
CUANDO NO ESTAS
Cuando no estás
pronuncio a gritos
tu nombre
en mis entrañas.
Cuando no estas
evoco con pasión
tus besos,
dulces o encendidos,
pero siempre tus besos.
Cuando no estas,
no sabes cuánto,
no sabes cómo
añoro cada espacio
de tu cuerpo.
Cuando no estás
mi imaginación
se sumerge
en el deleite eterno de soñarte,
de estremecerme toda entera,
como si estuvieras
aquí,
conmigo,
en este nido
¡Tan nuestro!
Compartiendo
miles de caricias y besos….
TUYA
Estos labios entreabiertos
son tuyos.
Este cuerpo estremecido
también es tuyo.
Porque te pertenecen
mis gemidos y sus lamentos.
Como es tuya
mi intimidad
y sus secretos.
Soy tuya
en la pasión,
la ternura,
la ilusión
y la esperanza.
Porque espero,
gimo,
grito en tus labios.
porque siento
y padezco
en tus brazos.
Porque mi locura,
mi ternura,
mi llanto
mi risa enardecida
mi cuerpo todo entero,
mi alma
y sus laberintos
te pertenecen.
PREGUNTAME
Pregúntame de este amor
y te contestaré
al oído
a gritos…
sin palabras …
Que te amo.
Pregúntame
si vibro
con tus besos
si me enloquecen tus caricias.
Pregúntame
si añoro tu presencia
cuando estás ausente,
si la reclamo
en mi silencio,
en la noche
y en la espera.
Pregúntame
si siento tu figura
en esta soledad que me lastima
si escucho
tus gemidos,
tu voz enronquecida
cuando sólo me acompaña
tu recuerdo.
Pregúntame
Si siento tus manos
acariciar
cada espacio,
cada rincón de este cuerpo
que desea desesperadamente
el tuyo.
Pregúntame
qué ocupa mi pensamiento
cuando el hastío cotidiano
me enloquece.
Pregúntame
si te añoro en mi quietud.
si pronuncio tu nombre
en estas largas noches
de insomnio
o en la paz de mis ensueños.
Pregúntame
lo que quieras
una respuesta encontrarás.
te amo
una y mil veces
te amo.
TE RECUERDO COMO ERES
Te recuerdo como eres
en esta tarde gris
de soledad buscada.
En medio del tumulto
descifro tu figura
esbelta y diminuta.
Escucho,
sin proponérmelo,
tu risa sonora.
Tu dulce sonrisa
se interpone ante mis ojos.
!Como olvidar
el placer de tus manos
recorriendo,
con delicadeza y pericia,
cada rincón de este cuerpo
de mujer
que es todo tuyo!
Añoro tu angustiante mutismo,
tus susurros en mis oídos,
tu cuerpo junto al mío,
tu cabeza en mi hombro…
Escucho con insistencia,
esas palabras
!tan nuestras!
inventadas en el fuego compartido,
que creamos, recreamos
y reinventamos
en cada entrega.
El silencio,
sigue siendo mi testigo,
cómplice complaciente
de la pasión,
los sueños,
los anhelos
y los recuerdos.
DIBUJARTE
PERFECTO
Quiero dibujarte
Perfecto en mis recuerdos
Para poder llevarte
Hoy y siempre
En mis entrañas.
VEN
Ven,
Mi amor,
Y sacia con tus besos
Esta loca ansiedad
De amar,
De sentir
En mi piel
La vida misma.
Ven
Y volvamos
A ser cómplices
De la noche,
De nuestro secreto
Que es hoy
Sólo mío.
Ven y volvamos
Hay ansiedad
Hay sed
Hay desesperación
Por tu amor.
INICIO
Lo que fue nuestro
No existe ya.
Volvió
A ser mío
Lo que era mío.
Tuyo aquello
Que antes
Fue tan sólo tuyo.
Mis labios
Para besar
Habrán de buscar
Otros labios.
Mis brazos
Otros brazos...
No será fácil
Olvidar
Y preservar los recuerdos.
Olvidar y recordar
Después de amarte,
Olvidar
Después de deshilar
Construir.
Recordarte
Como vida
Que no puede,
Ni debe,
Volver.
Aprenderé
Sin duda que lo haré.
Amaré la soledad.
Disfrutaré,
Como antes,
De la lluvia y la poesía.
Daré riendas sueltas
A mis fantasías
Como adolescente madura,
Con vivencias de dolor y felicidad,
Mas, plagada de sueños.
MAMÁ,
MAMÁ...
Impregnada llevo en mi memoria
La eterna nostalgia de tu mirada.
Es ahora adulta, cuando más extraño
Tu ternura.
Añoro aquel miedo
¡Terrible!
A tu cólera.
Extraño la sensación de horror
De tus miradas de censura.
Me parece sentir, como ayer,
Los escalofríos desgarradores
Al ver tus gestos y muecas
Que objetaban o aprobaban sin palabras.
¡Cuánto daría por vivir de nuevo
los momentos en que dialogabas conmigo!
Era entonces inmensamente feliz.
Te sentía madre-amiga
No madre juez-implacable.
Recuerdo
Cómo ahogabas
Penas y preocupaciones
Pedaleando sin cesar
Tu vieja máquina Singer,
Cosiendo, remendando no sé qué.
Siento el calor
De tus abrazos
La calidez de tu sonrisa
Tus palabras y silencios.
He querido ofrendarte
-Mamá-
estas simples
-muy mías-
palabras de amor.
Tal vez nos hubiéramos ahorrado
Algunas lágrimas.
HERMANO
Me propuse esta noche
Dejarte libremente
Navegar en tus aguas,
Observar en silencio
Tu camino y esperar.
Estoy triste
Ya no soy más
Cómplice de tus secretos,
La crítica implacable de tus versos.
He perdido
El deleite diario de tu música
Y tu compañía.
¿Ya no soy
la hermana-amiga de siempre,
la compañía predilecta de tus soledades,
la voz que te aclamaba en el murmullo?
¿Por qué te has ido hermano, por qué?
¿Por qué tus pasos no marchan ya
al ritmo de los míos?
Por qué tantas cosas
Que hoy soy incapaz de descifrar.
Extraño el pasado.
Retroceder en el tiempo.
Crecer de nuevo a tu lado,
Decirte “mi chiquitín” –como ayer-
Disfrutar de tus travesuras,
De tus creaciones de músico incipiente.
Recuerdo
Entonces me atrapa de nuevo la nostalgia.
UNA VIDA
Aquella casa,
Cofre de mis recuerdos,
Universo de mi infancia,
Soportando con quietud
Juegos y diversiones
Que buscaban, sin saber por qué,
Imitar el mundo adulto.
Entre muñecas y dudas
Pasaron los días.
Me atrapó entonces la adolescencia.
Nuevos sueños,
Nuevas dudas,
¡Miles de preguntas sin respuestas!
Recuerdo
Cuánto cuestionaba al mundo
¿Por qué los pobres?
¿Por qué la injusticia?
Mis poemas juveniles,
Versos principiantes
Expresión de aquel mundo interior
Pleno de ternura.
Entre juegos,
Poemas,
Dudas,
Esperanzas y desesperanzas,
Me arroparon los años,
Alcancé ¡Al fin! El mundo adulto.
Llegó a mí el amor,
La vida a dos,
El trabajo,
La rutina
Las formas impuestas
He descubierto,
Con tristeza,
La maldad,
Las dimensiones humanas.
La hipocresía que por
Conservar formas y cosas
Niegan la vida.
Pero extraño el pasado.
Si pudiera ser niña otra vez.
Venerar de nuevo la sonrisa,
Maravillarme ante las cosas simples,
Disfrutar del miedo a lo desconocido,
Que hoy no lo es más
Los años y la vida
Se han encargado de descubrirlo.
Escribo estos versos de melancolía,
Por que sé
¡Y cómo lo sé!
Que el recuerdo
Es tan sólo un aliento,
Un deleite pasajero.
Finalizo estos versos,
He de volver a la vida.
.
[1] Julia de Burgos, Antología poética, San
Juan de Puerto Rico, Ediciones Borinquen, Editorial Coquí, 1979, p.36.
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