jueves, 28 de marzo de 2013

Preguntas de vida y muerte


 

Preguntas de vida y muerte

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

¿Puedes dominar tu energía vital para hacerla tan dócil cómo la de un niño?

¿Puedes purificar tu mirada hasta dejarla limpia?

¿Puedes querer al pueblo y gobernar al Estado practicando la no-acción?

¿Puedes permanecer como un ave cuando se abren y se cierran las puertas del cielo?

¿Puedes conocer y comprender todo sin usar la inteligencia?

¿Qué es más valorado el nombre o la persona?

¿Qué es más apreciado la saludo o la riqueza?

Cartas del Tao

 

He abogado siempre por  la racionalidad soñadora, es decir, utilizar la razón para entender el mundo con miras a su transformación.  Tal vez esta frase esté inspirada en el gran intelectual italiano de izquierda, Antonio Gramsci, que abogaba por el pesimismo y la objetividad en el análisis de la realidad y el optimismo de la voluntad para poder transformarla. 

Siguiendo la lógica taoísta, que rompe con los esquemas del pensamiento occidental, voy a plantear una serie de preguntas, que en el fondo son denuncias de la realidad. 

¿Para qué elegimos en Santo Domingo un síndico? ¿Para despachar desde una oficina móvil? ¿Por qué utiliza ese mecanismo? ¿Para no tener que enfrentarse con la ciudadanía que le favoreció con su voto?

¿Para qué sirven los síndicos? ¿Solo para hablar de basura?  ¿para imponer impuestos municipales que se disuelven en la sal y el agua del clientelismo político?

¿Para qué sirve la Liga Municipal Dominicana? ¿Para servir de ente coordinador de los ayuntamientos del país? ¿O es una forma de distribuir el pastel ($) político?

¿Para qué se diseñan, discuten y aprueban leyes si los primeros en no cumplirla fueron los que la aprobaron? ¿Para qué se invierte tiempo y dinero en leyes que sabemos que no se van a cumplir?

¿Para qué sirven las promesas electorales, si es el clientelismo político los que priman? ¿Para qué sirven los programas de Gobierno de los candidatos, si después lo que permanece  es el proyecto de los intereses particulares de unos pocos?

¿Por qué le llaman emergentes a los viejos partidos que son pequeños?  ¿Acaso pequeño y emergente son ahora sinónimos?  ¿Lo saben los miembros de la Real Academia de la Lengua?

¿Por qué se habla de una tercera fuerza, si todos juntos, los pequeños partidos, no alcanzan a la fuerza de un niño de cinco años?

¿Por qué los partidos no se sinceraran y afirman de una vez por todas que el espacio asignado a la mujer en sus organizaciones  será siempre insignificante?

¿Por qué todos hablan de corrupción, se afirma que existe, pero no aplican acciones? ¿Si hay corruptos, acaso es que también hay corruptores?

¿Por qué la gente, la ciudadanía, no puede confiar en los organismos de seguridad? ¿Por qué los supuestos no pueden confiar en los protectores? ¿Será que los protectores se han convertido en los agresores?

¿Por qué la justicia no puede ser justa? ¿Acaso la culpabilidad tiene grado, que se mide cuantitativamente ($)?  

¿Por qué si hay consenso de que sin educación los pueblos no pueden superar sus atrasos ancestrales, no se evidencia en políticas concretas de inversión pública? ¿Por qué si hemos aumentado significativamente la inversión en educación, seguimos siendo los primeros de los últimos? ¿Por qué hay escuelas en condiciones deplorables?

En fin estas son solo algunas de las preguntas vitales que me hago.  Tengo  algunas respuestas. Y me aterra pensar en ellas, porque no son para nada optimistas ni esperanzadoras.

 

PUBLICADO EN AREITO DEL PERIODICO HOY EL 17 DE MARZO 2013

 

 

 

 

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