domingo, 4 de septiembre de 2016

El libro de José Chez Checo, y 4


TEMAS SOBRE HAITI, REPUBLICA DOMINICANA Y EL CARIBE



El ron de José Chez Checo,  y 4



Por: Mu-Kien Adriana Sang





@MuKienAdriana



Ponme un bolero con ron camarero,

que los boleros con ron parecen menos bolero.

Ponme un bolero con ron camarero,

que mezclado con licor, aunque estruje el corazón,

duele mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, menos.





Él me quería tanto a su manera,

pero que extraña manera tenía de querer.

Le contentaba verme por las aceras

borracha de pena y sedienta de piel, de su piel.





Ponme un bolero con ron camarero,

que si no bebo me muero !ay! Pero si bebo es peor.

Y aunque no seas mi amigo el destino ha querido que seas tú,

camarero, el que eche los trocitos de mi corazón al cenicero…



Ni un ataque de celos, ni una llamada,

ni fulminante mirada ¡Oh cruel maldición!

Hubiera preferido una puñalada a su risa indolente cuando se marchó,

cuando se marchó…



Yo la seguía y ella me huía.

Yo le buscaba y se escondió.

Yo la besaba ella me mordía y se reía de mi amor.

Le veneraba y me maldecía.

Por santiguarme me excomulgó,

y me decía que me quería, pero me daba solo dolor.

 Ponme un bolero con ron camarero,

que los boleros con ron, parecen menos bolero…




He querido iniciar este artículo con un poema-canción que se ha popularizado mucho, y que refleja claramente cómo el ron forma parte de la cultura, y está asociado al abandono sentimental, pero también a la alegría. El hecho que el consumo aumentara es una evidencia de que su uso está necesariamente vinculado a los estados anímicos de sus usuarios.  Con esta manera divertida hacemos entrega del último artículo sobre el libro del amigo-hermano José Chez Checo y su historia del ron dominicano.

En la entrega anterior hicimos la presentación, muy resumida por razones de espacio, sobre los capítulos que abarcaban los años comprendidos de la Era de Trujillo, los cinco años de transición y los 12 años de Balaguer.  Se concluye que durante los 31 años de la dictadura trujillista fue cuando verdaderamente la industria del ron ganó mayor impulso.

En estos tres capítulos finales, se presentan los últimos años del siglo XX y los primeros años del siglo XXI.  Durante los ocho años del gobierno del PRD, Chez señala que una de las medidas más interesantes fue la aprobación en 1981 de la ley que prohibía la venta de bebidas alcohólicas  y cigarrillos a menores de 16 años. Los establecimientos que vendieran estos productos debían colocar un letrero explícito indicando a disposición de la ley.  La producción del ron crecía de forma sistemática y permanente.  Por ejemplo en ese mismo año, 1981, se vendieron 6.6 millones de litros.  Estas ventas significaron ingresos frescos al gobierno.

Un elemento que destaca el historiador es que en ese período comenzó el mecenazgo de las compañías licoreras. Uno de los primeros fue la creación de premios literarios de Brugal llamados “Por nuestro país primero”.  Otro que fue muy importante fueron los llamados “Premios anuales de ensayo, literatura  y poesía” auspiciado por la Licorería Siboney SA.  Por su parte Barceló creó el premio “Talía de Plata” y la firma J. Armando Bermúdez creó el premio “El Dorado”.  Lamentablemente estos premios desaparecieron.  Pero hay que reconocer que en su tiempo jugaron un papel importante para el impulso de las artes y las letras.

Otro elemento destacado fue el aumento de las exportaciones de ron hacia los Estados Unidos.  En 1987 se exportaron 417,674 litros de ron;  y ya para 1989, es decir solo dos años después, se exportaron 743,984 litros.

Pero las cosas no siempre son color de rosas, con la llegada de los años 90, la industria del ron tuvo que enfrentar serios conflictos con el Estado. Como afirma el autor: “La creación de impuestos a las bebidas alcohólicas se ha convertido en una panacea de los diferentes gobiernos a lo largo de la historia del siglo XX para solventar sus compromisos…[1]

A mediados de los años 90, se discutía el Código Tributario.  El sector del ron, en la voz de uno de sus líderes, George Arzeno Brugal, decía que existían unas prácticas impositivas confusas. Exigían reglas claras.  Parece ser que el sector se cansó de ser, junto a los fabricantes de cigarrillos, las principales fuentes de ingreso del gobierno, especialmente cuando tenían que atender demandas específicas de algunos sectores populares.

A pesar de las dificultades, el ron dominicano continuó ganando espacio en el mercado internacional. Los litros exportados aumentaban continuamente.  En el año 2000 se exportaron litros de ron por un valor de US$6,420,000.00, Cinco años después el valor exportado fue de US$25,900.00. Y cuatro años más tarde alcanzó la astronómica suma de US$ 112,007,111. La competencia trajo sus consecuencias para la industria. Las importaciones de otras bebidas como vino y Whisky afectaron a la producción de ron.

Otro elemento que destaca Chez en el libro es el conflicto entre los productores de ron y cervezas.  Los primeros decían que tenían mayores cargas impositivas que los otros. A juicio de los productores de ron, la propuesta tributaria era una verdadera aberración. El argumento con respecto a la cerveza era que este renglón tenía el 78% del mercado y solo aportaba el 64% de las recaudaciones. Además, seguían diciendo, era que la cerveza había crecido entre 1994-2003 un 59% contra el ron que en ese mismo período solo había alcanzado el 8%.  El libro finaliza con un interesante, amplio y completo apéndice estadístico.

Este segundo tomo de la historia del ron escrita por el historiador José Chez Checo, constituye un aporte interesante al estudio de un producto que tiene mucha influencia en la cultura popular. Me encantaron las fotos con los anuncios de época.  Me hubiese gustado que abordara también en el texto el aspecto cultural del ron, pero es un deseo de una historiadora que adora la historia del pensamiento y de la cultura.



[1] José Chez Checo, El Ron en la Historia Dominicana. Tomo II siglos XX y XXI, Santo Domingo, Editora Búho, 2014, p.291.

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