ENCUENTROS
¿Cuánto es más?,
Por:
Mu-Kien Adriana Sang
Lo que puede el dinero
Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar;
Al torpe hace discreto, hombre de respetar,
hace correr al cojo al mudo le hace hablar;
el que no tiene manos bien lo quiere tomar.
También al hombre necio y rudo labrador
dineros le convierten en hidalgo doctor;
Cuanto más rico es uno, más grande es su valor,
quien no tiene dinero no es de sí señor....
En resumen lo digo, entiéndelo mejor,
el dinero es del mundo el gran agitador,
hace señor al siervo y siervo hace al señor,
toda cosa del siglo se hace por su amor.
Arcipreste de Hita
Al torpe hace discreto, hombre de respetar,
hace correr al cojo al mudo le hace hablar;
el que no tiene manos bien lo quiere tomar.
También al hombre necio y rudo labrador
dineros le convierten en hidalgo doctor;
Cuanto más rico es uno, más grande es su valor,
quien no tiene dinero no es de sí señor....
En resumen lo digo, entiéndelo mejor,
el dinero es del mundo el gran agitador,
hace señor al siervo y siervo hace al señor,
toda cosa del siglo se hace por su amor.
Arcipreste de Hita
Quisiera que alguien me
explicara hasta dónde puede llegar el deseo desmedido de acumular
riquezas. Esta sociedad del espectáculo
se sustenta en la apariencia de las cosas y en el peligroso tener. Don dinero
es el dueño y señor de la vida de los otros.
El infierno vive en la tierra.
Los fuegos eternos del imaginario dantesco tienen sus nombres en marcas exclusivas de objetos de lujos,
símbolos de distinción y exclusividad. Exhibir sus productos impresos con sus
nombres es signo de superioridad y prestigio adoptado. A nadie interesa que
Sobeida, la mujer casada y con hijos, que se hizo amante de un narcotraficante,
fuese hecha presa. Lo importante era presenciar
el espectáculo tragicómico. Mientras llevaba las esposas en sus muñecas, llevaba
consigo una cartera Louis Vuiton, que valía más de diez salarios mínimos. Dicen
que la cartera se agotó en pocos días. Las que no podían adquirirlo compraron
imitaciones baratas o caras. En fin, la
comedia humana del desgarrador espectáculo prosiguió. La aparición de la amante del narco en cada
sesión del juicio, era una pasarela. Era
más importante notar y anotar su forma de vestir, que las acusaciones por complicidad en ocultar
dinero y posesiones mal habidas. Yo me
pregunto, ¿Cuánto dinero necesita un narco traficante para sentirse dueño y
señor? ¿Cuánto lujo debe exhibir el amo de pacotilla, hecho a fuerza de la
sangre de los que mata y de las vidas destrozadas que consumen su veneno? Por saber matar y vender sustancias venenosas
elevan su ego, y muestran con orgullo las riquezas teñidas de sangre y
vergüenza.
La corrupción, pública y
privada, se ha apoderado de nuestra sociedad.
La corrupción estatal es algo tan normal que no aterra, ni sorprende, ni
avergüenza. Muchos de los funcionarios
corruptos exhiben sus riquezas sin pudor alguno. Ellos fueron los que llegaron al Estado para
asaltar el poder y recuperar con creces las inversiones hechas en las largas
caravanas, en las caminatas de campaña y
en la lealtad a toda prueba gracias al silencio cómplice, a cambio de que sus
alcancías personales se repleten de dinero, de títulos de propiedades y de bienes. No les avergüenza crear al vapor compañías
fantasmas si pueden licitar, con la seguridad de ganar en cualquier
negociación. Y vuelvo y pregunto, ¿Cuánto es más para esta gente? Su ambición
no tiene límites. Su sed de poder y dinero es inconmensurable, el cielo está
muy cerca para sus ansias de acumulación. Su ambición de tener sobrepasa las nubes..
La corrupción privada
también existe. Estoy convencida de que
si hay un corrupto, existe un corruptor.
La imagen del hombre del maletín llena de dinero que pulula por los
pasillos del Congreso, no es una invención, pero ha cambiado. No se necesita andar con fajos de billetes. Las
cosas hoy son más tecnológicas. Basta con un número de cuenta y una transferencia
electrónica bien hecha. La confabulación
de las partes es lo que ha permitido que la corrupción se denuncie, pero nadie
acepte la responsabilidad de colocar el cascabel donde tiene que estar. ¿Cuánto dinero se necesita para
tener casas más grandes, mansiones más lujosas, carros más costosos y vestimentas
más exageradas y estrambóticas? ¿Cuánto dinero necesitan para derrochar sin
control?
Sé muy bien que esta pregunta
¿Cuánto es más? es mera retórica.
Mientras las calles de la ciudad siguen agujeradas con hoyos tan grandes
que impiden una marcha regular, los responsables
de su reparación se conforman con disfrutar el poder y resolver todos sus
asuntos personales. ¿Cuántas cenas
lujosas más debemos celebrar para repartir los restos, los sobrantes a los
pobres que esperan?
Me avergüenzo de formar parte de
esta sociedad vacía, insolidaria,
hipócrita y aberrante. Me avergüenza
saber que los niños, (!mi nieto!), el futuro del país, tienen este espectáculo deprimente como su principal
referente. ¿Cómo podemos enseñarles que
la solidaridad es una virtud, y que el trabajo digno, arduo y tesonero es la
clave para el éxito? ¿Cómo decirles que es más importante su alma buena que
tener muchas riquezas? ¿Cómo decirles que deben respetar la ley, cuando los
primeros en violarla son los detentores de los poderes públicos? ¿Cómo decirles
que el castigo es la consecuencia lógica de las malas acciones, cuando ellos
presencian que el dolo, el robo y el crimen sigue impune en esta sociedad? ¿
Cómo defender la democracia y sus instituciones, cuando ellos ven que la
independencia de poderes es retórica constitucional?
Por favor, díganme cuánto es
más. Díganme si hay límites. Mi alma esta triste. Necesito respuestas. Necesito señales.
Solo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacio y solo sin haber hecho lo suficiente
Solo le pido a Dios
Que lo injusto no me sea indiferente
Que no me abofeteen la otra mejilla
Después que una garra me arañe esta frente...
Solo le pido a Dios
Que el engaño no me sea indiferente
Si un traidor puede más que unos cuantos
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente
Solo le pido a Dios
Que el futuro no me sea indiferente...
Leon
Gieco
mu-kiensang@hotmail.com
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