ENCUENTROS
¿Qué es la vida?
El cuento es muy sencillo
Usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente
usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica
usted ama
se transfigura y ama por una eternidad tan provisoria }
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros
usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre
un lío
entonces
usted muere.
Lee todo en: Currículum - Poemas de Mario Benedetti http://www.poemas-del-alma.com/curriculum.htm#ixzz2GXumxIrL
Usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente
usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica
usted ama
se transfigura y ama por una eternidad tan provisoria }
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros
usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre
un lío
entonces
usted muere.
Lee todo en: Currículum - Poemas de Mario Benedetti http://www.poemas-del-alma.com/curriculum.htm#ixzz2GXumxIrL
Como bien dice don Mario Benedetti, el ciclo de la vida es nacer, vivir
la aventura de estar vivo con sus secuelas de alegrías, dolor, tristezas y
esperanzas, para luego, llegar al irremediable
destino de la muerte. Yo me pregunto
¿Qué es la vida? ¿Para qué sirve la vida? ¿Para qué vivir? ¿Por qué vivir?
¿Tiene sentido la existencia en esta tierra?
Escribí
hace poco en mi cuenta de twitter que la vida era la suma de las horas, los
días y los años. Es también la suma de las alegría y las tristezas; de las esperanzas y de
las desilusiones; de las batallas ganadas y de las batallas perdidas; del bien
contra el mal; de las ofensas ganadas y de las inmerecidas; de las palabras mal
dichas en el momento menos indicado, de la palabra sensata y amorosa cuando se ha
necesitado; de las críticas injustas y de las justificadas; de los atardeceres
plácidos, del calor, del frío, la lluvia y el sol ardiente. Si, la vida es la
suma de muchas cosas contradictoriamente complementarias, que se superponen y
nos alientan o desalientan en el diario caminar.
Nacimos
porque nos trajeron. Nadie nos preguntó si deseábamos venir a iniciar la marcha
impuesta. Pero ya estamos aquí, y necesitamos hacer de esta ruta algo
productivo. Abrimos los ojos al mundo, y
sabemos de antemano, aunque tengamos miedo, aunque nos aterre, que el destino
final es la muerte. Morir es la
condición indispensable de la vida. Nos
duele ver partir a los que amamos y se han ido.
La ausencia, el vacío de sus partidas, golpean y golpearán siempre al
alma.
A
sabiendas que vamos caminando hacia el final del trayecto vital, hay que buscar
sentido mientras estemos en la tierra.
Creo que hay varios caminos. El
primero es hacer de nuestra condición de animal el único sentido de la
existencia. Vivimos para satisfacer los
placeres materiales y físicos. El otro, el que comparte conmigo, es sólo una
circunstancia. Gracias a esta elección
consciente existen los Agosto, las Sobeidas, las Marys, las Paris, las
Kardashiam, los Escobar.... animales, simples bestias, que utilizan ropajes
humanos. Existe el camino de la
intrascendencia. Existen porque incluso
tienen miedo a morir. La vida para esos que eligen ese camino, se circunscribe
a las luchas cotidianas sin estridencias.
No se preguntan, solo aceptan el designio impuesto por su historia y por
su tiempo. Y viven sin hacer daño, sin hacerse grandes preguntas, se conforman,
sencillamente, con estar vivos y existir. Otros, nacen y desde que balbucean se
preguntan ¿Por qué? ¿Por qué? Esos,
esas, son los hombres y mujeres que construyen verdaderamente la historia. Los
que han decidido, deciden y decidirán, desde el fondo de sus corazones,
cuestionar el hermoso regalo recibido.
Ellos,
ellas, los que cuestionan, los inconformes, son los seres peligrosos que se
negaron a caminar el camino trazado, y a defender lo que otros dijeron que
defendieran. Son los que pusieron su
mentes y sus corazones en el centro mismo de la vida para conocerla,
descifrarla, cuestionarla y transformarla.
Los Griegos y sus grandes pensadores, transformaron todo. Decidieron
acabar con el politeísmo prehistórico, para lo cual privilegiaron la esencia
humana. Reivindicaron al cuerpo humano, convirtiéndolo en sus dioses. Después negaron la barbarie y crearon la
democracia, imperfecta, es cierto, pero mejor que lo existente. Se dieron cuenta que la vida era algo más que
pelear, guerrear y reproducirse, y por eso decidieron pensar, convirtiéndose en
los padres del pensamiento político, filosófico y humano de occidente. Paralelamente estaba China. Por la inmensidad de su territorio y el
número inconmensurable de habitantes, los chinos fueron inventores,
exploradores, gobernantes, explotadores y pensadores. Confucio nos legó un amplio manojo de
profundo pensamiento político y humano, que a decir de muchos, entre ellos
Octavio Paz, Sócrates copió los diálogos entre el gran filósofo y su discípulo
Mencio y lo denominó la
"Mayéutica".
Occidente, a través de los siglos parieron muchos seres especiales que
transformaron al mundo. Hombres y
mujeres que lucharon para no sucumbir a las fuerzas que los sometían. Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci hicieron de
sus pinturas un canto al humanismo que se avecinaba. Locke, Hobbes, Rousseau, Montesquieu, solo
para mencionar algunos de los que crearon los fundamentos del liberalismo.
Después llegaron los contestarios, como Marx y Engels, los idealistas, como
Hegel. En fin, llegaron pensaron y
propusieron sus nuevas visiones de cómo debía ser el mundo.
Las mujeres estuvimos presentes, pero quedamos fuera de la narración. Sólo ahora se conocen algunos de sus nombres.
Dicen que en la escuela de Pitágoras hubo una gran mujer cuyas ideas eran tan
novedosas y contestarias que no pudieron darle el crédito merecido. Ella era la olvidada Aspasia de Mileto. En el oscuro mundo medieval, donde la ciencia
era pecado, Hildearda de Bingen se atrevió a escribir de botánica y
medicina. Sus libros fueron olvidados y
rescatados por algunos hombres que le robaron sus ideas. Pero así podemos citar a otras mujeres como
Flora Tristán, una de las grandes líderes de los movimientos sociales del siglo
XIX; o Rosa Lusemburgo cuyos
planteamientos tienen la misma brillantez de los intelectuales masculinos del
siglo XIX.
Y
volvemos al punto. ¿Qué es la vida? ¿La mera existencia o la trascendencia? Me
pregunto otra vez ¿Para qué la vida? ¿Para oprimir, someter, explotar
injustamente a los otros a fin de poder sobresalir y "triunfar"? ¿Qué
es la vida? Dejar pasar los días y los
años, bordeando el camino y esquivando
obstáculos para no enfrentarlos? ¿Qué es la vida? ¿Asumir los días con
entusiasmo, alegría y criticidad, para bajarse a levantar las piedras que
entorpecen y atropellan, y así facilitar el paso a los que te siguen? ¿Qué es la vida entonces? ¿Permitir que otros
decidan por ti, que otros digan lo que está bien o está mal? ¿Qué es la vida?
¿Dejar pasar las injusticias a todas luces violatorias de la regla mínima de la
humanidad? ¿Qué es la vida? ¿Permitir que los farsantes, los negadores de la
condición humana, las lacras sociales, los parásitos putrefactos, los
arribistas, los oportunistas, los ladrones, los violadores de la ley y los
asesinos sean los que dirijan el mundo sólo para beneficiarse junto a sus muy cercanos
colaboradores? Si esa es la vida no la
quiero.
La vida
es la suma de los días, la suma de las ilusiones, la suma de las alegrías, la
suma máxima de amor por la humanidad. No
es color de rosas. No es solo luz, es también oscuridad, tristeza y desilusión. Pero es decisión nuestra cambiar nuestras
existencias, la de los que nos rodean y
sobre todo, no aceptar como válido, sin cuestionar nada, la herencia de
nuestros antepasados.
mu-kiensang@hotmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
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