ENCUENTROS
EL TIEMPO Y
LOS CALENDARIOS
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
EL Preciso tiempo necesita ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
qué hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta
tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo
tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj
vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
qué hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta
tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo
tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj
vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.
Mario Benedetti, Tiempo sin
tiempo
La serpiente de agua, sabia, perspicaz y desconfiada, hizo su aparición en el mundo, gracias a la
vieja tradición del calendario lunar
chino. Su vida será corta, pues
habiendo nacido el pasado 10 de febrero, desaparecerá el 30 de enero de 2014. El año Nuevo chino es conocido también como
Festival de Primavera. Durante unas dos semanas los chinos del mundo y su
descendencia celebraron por todo lo alto, junto a sus familiares y amigos. Se
prepararon alimentos especiales. Los fuegos artificiales dieron el toque
distintivo y especial .
En el caso de nuestra familia, la celebración no podía
faltar. Nos juntamos las tres generaciones con el deseo de mantener la
tradición y, sobre todo para que los más pequeños tengan la oportunidad de
conocer la cultura de sus ancestros. Después de haber disfrutado y celebrado en
familia la llegada de la serpiente, con abundante comida y sabrosa comida
china, y de haber escuchado la estruendosa música que acompaña la danza de los
leones, me puse a reflexionar sobre el tiempo.
El triunfo de la cultura occidental en todos los ámbitos,
cultural, político y económico, ha sido
estremecedor para el resto del mundo. La Coca-Cola es más popular que el mate
del cono sur, o que el café colombiano. Los códigos de vestimentas occidentales
sustituyeron los kimonos japoneses, las hermosas faldas tejidas y bordadas de
las indígenas latinoamericanas y los trajes exóticos de China o la India. Ya
todos asumimos sus estándares en todos los sentidos. Y así no debe extrañarnos
que occidente haya ganado también la batalla del tiempo. Una imposición donde
las horas tienen valor económico y el reloj que marca irremediablemente el paso
de los minutos y las horas nos obligan a llevar el ritmo y la prisa occidental,
porque todo tiene precio y costo, hasta el descanso y el ocio. El calendario
solar se apoderó de todos nosotros, de nuestras culturas y de nuestras vidas.
¿Fue siempre así? No, claro que no. Desde la antigüedad, el
misterio del discurrir de los días ha estado presente. Las sociedades
primitivas y antiguas, ante la incomprensión del fenómeno, buscaron
explicaciones sobrehumanas y trascendentes. Me puse a indagar. Quise saber sobre el signo
de la serpiente. Y encontré que es un animal considerado sagrado en la
astrología china. Pero lo más interesante es que en Mesoamérica la serpiente también
era venerada por las más importantes culturas indígenas. Por ejemplo, el Dios
Quetzalcoatl, es una Serpiente Emplumada. Era conocido como Kukulcan para los
Mayas.
El calendario maya, que estuvo en la palestra hace unos días por la
predicción mal interpretada de la llegada inminente del fin del mundo, establece
la coexistencia de tres cuentas de tiempo: el calendario sagrado (tzolkin
o bucxok, de 260 días), el civil (haab, de 365 días) y la
cuenta
larga. Según este calendario el tiempo es cíclico, porque se repite
cada 52 años mayas. Los sacerdotes mayas, conocidos como ah kin, tenían obligación
de tener conocimientos matemáticos y astronómicos que debían vincular a la cosmovisión religiosa, que implicaba la predicción del futuro.
Los mayas no fueron los
primeros. Hubo otras culturas mesoamericanas que crearon sus interpretaciones
sobre el transcurso del tiempo, expresado en calendarios, como fue el caso de
los olmecas. Lo interesante es que guardan muchas similitudes, hecho que pone a los estudiosos
del tema a concluir que en toda Mesoamérica se utilizó el mismo sistema calendárico.
También existió el calendario
juliano, que es el antecesor del calendario
gregoriano, que se basó en el movimiento del sol para medir el tiempo. Se aplicó en el 46 a. C. y fue adoptándose
paulatinamente en Europa y sus colonias hasta que en 1582 se implantó la reforma
gregoriana, del Papa Gregorio XIII. Este boom no llegó a los países de religión ortodoxa, pues en
Bulgaria, Rusia, Rumanía y Grecia, predominó el calendario juliano hasta principios del siglo XX. Un elemento interesante es que el calendario
juliano sigue utilizándose en las liturgias de la Iglesia Ortodoxa. El calendario gregoriano nació en Europa.
En la actualidad se utiliza de manera oficial en
todo el mundo.
Así pues, el calendario solar
es el que domina en el mundo de hoy. Se diseñó en base a la posición de la Tierra en su revolución
entorno al Sol. Un año tiene 365 días,
pero cada cuatro años se le agrega un día, constituyendo los años bisiestos.
Los entendidos en la materia afirman que el primer calendario solar nació en
Egipto, después que se produjera una profunda reforma que sustituía al
tradicional calendario lunar.
Para que entendamos la diferencia. El calendario lunar calcula los años según los ciclos de la luna. Cada
lunación es un
"mes lunar", o lo que es lo mismo entre los dos momentos en que la
luna se encuentra exactamente en la misma fase. Cada mes lunar corresponde a 29
días solares. Se afirma que la mayoría de las culturas tuvieron calendario luni-solar. Estos calendarios que no solo toman en cuenta los
ciclos de la luna, sino también los del sol, que determinan las estaciones. En general existen doce meses lunares por cada
año solar, pero como los años lunares no coinciden con los años solares, cada cierto
tiempo hay un año solar con trece lunas. El calendario judío, el chino y el
hindú son lunisolares. En el caso de la cultura occidental cristiana, aunque el
calendario utilizado es el solar, ciertas fechas (como la pascua) se fijan
según un calendario lunisolar.
Lo cierto es que el tiempo ha sido un enigma, incluso para nosotros los hombres y mujeres de hoy. La calendarización es tan solo un elemento más para pensar en su discurrir. El gran enigma es que hacer con él, cómo hacerlo productivo y cómo asumirlo como un paradigma inevitable del simple hecho de vivir.
mu-kiensang@hotmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
@MuKienAdriana
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