ENCUENTROS
LA MONARQUIA CONSTITUCIONAL Y PARLAMENTARIA MODERNA
POR: MU-KIEN ADRIANA SANG
Al Rey Oscar
Sire de ojos azules,
gracias: por los laureles
de cien bravos vestidos de honor; por los claveles
de la tierra andaluza y la Alhambra del moro;
por la sangre solar de una raza de oro;
por la arrnadura antigua y el yelmo de la gesta;
por las lanzas que fueron una vasta floresta
de gloria y que pasaron Pirineos y Andes;
por Lepanto y Otumba; por el Perú, por Flandes;
por Isabel que cree, por Cristóbal que sueña
y Velázquez que pinta y Cortés que domeña;
por el país sagrado en que Herakles afianza
sus macizas columnas de fuerza y esperanza,
mientras Pan trae el ritmo con la egregia siringa
que no hay trueno que apague ni tempestad que extinga;
por el león simbólico y la Cruz, gracias, sire.
¡Mientras el mundo aliente, mientras la esfera gire,
mientras la onda cordial aliente un ensueño,
mientras haya una viva pasión, un noble empeño,
un buscado imposible, una imposible hazaña,
una América oculta que hallar, vivirá España!
¡Y pues tras la tormenta vienes de peregrino
real, a la morada que entristeció el destino,
la morada que viste luto su puerta abra
al púrpureo y ardiente vibrar de tu palabra:
y que sonría, oh rey Óscar, por un instante;
y tiemble en la flor áurea el más puro brillante
para quien sobre brillos de corona y de nombre,
con labios de monarca lanza un grito de hombre!
de cien bravos vestidos de honor; por los claveles
de la tierra andaluza y la Alhambra del moro;
por la sangre solar de una raza de oro;
por la arrnadura antigua y el yelmo de la gesta;
por las lanzas que fueron una vasta floresta
de gloria y que pasaron Pirineos y Andes;
por Lepanto y Otumba; por el Perú, por Flandes;
por Isabel que cree, por Cristóbal que sueña
y Velázquez que pinta y Cortés que domeña;
por el país sagrado en que Herakles afianza
sus macizas columnas de fuerza y esperanza,
mientras Pan trae el ritmo con la egregia siringa
que no hay trueno que apague ni tempestad que extinga;
por el león simbólico y la Cruz, gracias, sire.
¡Mientras el mundo aliente, mientras la esfera gire,
mientras la onda cordial aliente un ensueño,
mientras haya una viva pasión, un noble empeño,
un buscado imposible, una imposible hazaña,
una América oculta que hallar, vivirá España!
¡Y pues tras la tormenta vienes de peregrino
real, a la morada que entristeció el destino,
la morada que viste luto su puerta abra
al púrpureo y ardiente vibrar de tu palabra:
y que sonría, oh rey Óscar, por un instante;
y tiemble en la flor áurea el más puro brillante
para quien sobre brillos de corona y de nombre,
con labios de monarca lanza un grito de hombre!
Rubén Darío
(fragmento)
En el artículo anterior hicimos
referencia a las ideas de John Locke como el pensador que sentó las bases a la
formación de la monarquía moderna. La Europa del siglo XVIII estaba en plena
convulsión. Estaban en disputa los burgueses que exigían mayor participación
política, ya que habían ganado el terreno económico. El desmoronamiento del
sistema feudal le facilitó la plataforma para hacer las exigencias. La Europa central, no así la nórdica, se hizo
eco de estas exigencias. Francia fue la
cuna de la más importante revolución. El sistema monárquico francés se fue al
traste con la toma de la Bastilla y la desaparición física del Rey Luis XVI. En
efecto, el 14 de julio el pueblo parisino asaltó la fortaleza de la Bastilla, símbolo del absolutismo
monárquico y punto estratégico del plan represivo del odiado Rey Luis XVI.
Después de varias horas de combate, las masas despavoridas y hambrientas y
cansadas tomaron la prisión y asesinaron al gobernador, el Marqués Bernard de Launay. La toma de la Bastilla se convirtió en el símbolo
de todo lo que representaba el llamado Antiguo Régimen. Las masas siguieron y
fueron al Ayuntamiento, acusando de traidor al alcalde Jacques de Flesselles. Fue asesinado y su cabeza fue cortada y exhibida por
las calles de la ciudad.
Sin embargo, el modelo monárquico tan
enraizado en la memoria colectiva de otros reinos, lo que hizo fue adecuarse a
las nuevas exigencias. Nace la Monarquía Constitucional que hoy día predomina
en el norte de Europa, siendo la más fuerte institucionalmente, sin lugar a
dudas la de Inglaterra. Comenzó, como ya dijimos, en el siglo XVIII con la
construcción de un modelo mixto de gobierno que hoy se conoce como Monarquía
Parlamentaria.
El nuevo modelo comenzó a limitar el
poder de los reyes a través de las constituciones. Una de las pioneras en ese sentido fue la
Constitución Española de 1812, en la cual se puede apreciar con una simple y
somera lectura de sus capítulos y artículos que se introducen principios
democráticos. Pero es el siglo XIX, una vez triunfa el liberalismo como marco
ideológico de la nueva sociedad capitalista, cuando se le introducen a las
diversas constituciones monárquicas principios modernos, tales como que el
poder emana del pueblo y del rey. Ejemplos de esto puede verse en la
Constitución de Bélgica promulgada en 1831 y las españolas de 1837, 1845 y
1876. Estas Leyes Fundamentales de estas
sociedades constituyeron verdaderas piezas de equilibrio, pues intentan buscar
el equilibrio ideal entre razón, modernidad y tradición. Había triunfado la
revolución burguesa y la monarquía francesa fue destrozada y destituida.
Mientas en Francia la revolución
buscaba caminos legales y constitucionales para organizar el nuevo Estado, las
monarquías inglesa, belga, española, danesa, noruega, sueca, entre otras,
encontraron el camino ideal. Preservaron el poder de la Monarquía como garante
de la sociedad, e interpusieron gobiernos civiles que lidiaran con los
súbditos, ahora convertidos en comunidad política, como decía Locke, donde
legisla el Parlamento y gobierna un ejecutivo electo por las grandes mayorías.
Como escribe y describe magistralmente Manuel Aragón Reyes:
A partir de la segunda mitad del siglo
XX algunos países, por ejemplo Suecia y Dinamarca, han preferido racionalizar
en parte la situación constitucionalizando por escrito la monarquía
parlamentaria en algunos aspectos. Otros, como Bélgica y Holanda...han
preferido seguir con el modelo inglés de las mutaciones. Y otros, bien fuera de
Europa, como Japón, o bien dentro de Europa como España, han optado por
constitucionalizar "ex novo", de modo completo...quizás porque en
estos países no se produjo la evolución pacífica europea de la monarquía
constitucional a la monarquía parlamentaria, o porque esa evolución se vio
truncada por haberse acomodado la monarquía no con la democracia, sino con el
autoritarismo, o por haber desaparecido incluso durante años la propia
monarquía...[i]
Algunos
teóricos aseguran que hay dos tipos de Monarquía Constitucional: la débil y la
fuerte. En la primera el Rey tiene mayores poderes dentro del Ejecutivo,
incluso le otorga poder para disolver el parlamento y hasta convocar
elecciones. En la segunda sólo se le otorga al monarca capacidades ceremoniales
y poder para participar en la toma de decisiones en circunstancias extremas o
extraordinarias.
Las monarquías constitucionales fuertes
están situadas en la actualidad en Asia y en Medio Oriente, cuyos fundamentos
políticos, ideológicos y culturales son muy opuestos a las casas reales
europeas. El absolutismo y el poder
omnipresente del rey es incuestionable. El autoritarismo es el sello en esos
reinos, la obediencia ciega e incuestionable su signo, aunque en los últimos
años se han producido hechos alentadores en los que los pueblos subyugados han
exigido apertura y mayores libertades. En el caso que nos ocupa, la monarquía
europea, puede asegurarse que en aquellos lugares donde existen, son sin lugar
a dudas, monarquías constitucionales débiles, de carácter eminentemente
protocolar.
Uno de los temas de gran debate en la
actualidad es la herencia del poder monárquico. La pregunta que se impone es: ¿basado
en qué es ese carácter hereditario, si ya se cuestionó desde hace siglos que el
poder no viene de Dios? Surge también otra pregunta: ¿Por qué la herencia si la
llamada "sangre azul" está siendo combinada con "sangre
roja", entonces tienen derecho los hijos de plebeyos a heredar un privilegio
que por historia no le corresponde? ¿No significa que la base fundamental de la
herencia se pone en entredicho con esta incorporación a la realeza de gente del
pueblo, de sus súbitos?
Otro tema que está generando grandes
cuestionamientos es la suntuosidad en los ceremoniales y el costo que deben
pagar los súbditos, llamados ahora ciudadanos, para monarquías que tienen una
función eminentemente simbólicas. Este tema ha generado grandes debates,
teniendo las diversas casas monárquicas, para evitar el ascenso de las
críticas, a reducir sus gastos y hasta transparentarlos a nivel parlamentario.
Dicen algunos, para bien de las
monarquías europeas actuales, es que la división del Estado en asuntos
protocolares y políticos ayuda enormemente a los gobernantes, pues pueden
centrar su atención a gobernar y no a labores eminentemente ceremoniales.
El espacio ya se hizo corto, en la
próxima entrega hablaremos de las crisis actuales en las monarquías europeas.
mu-kiensang@pucmm.edu.do
sangbemukien@gmail.com
@MuKienAdriana
[i] Manuel
Aragón Reyes, El papel del Rey en la monarquía parlamentaria, Fundación Manuel
Jiménez Abad de Estudios Políticos y Parlamentarios, No. 1, p.4
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