domingo, 5 de mayo de 2013

Pobre patria mía!


ENCUENTROS

¡POBRE PATRIA MIA! (1)

Por: Mu-Kien Adriana Sang

 

Soy el que regresó cuando todos lo creían políticamente muerto. El que ganó una y otra vez las elecciones. El que tuvo que reelegirse una y otra vez para bien de su pueblo. Soy el viejo carpintero, el anciano que tuvo que irse del país, el inmemorial patriarca que murió lejos del suelo que quiso. Murió mi carne, porque yo sigo aquí, insepulto. Sin sosiego. Soy la calma. Soy el orden. Soy el único que ha podido entretener a la bestia ciega y feroz que se llama México. El único que pudo mantener la paz. Y sí, claro, costó sangre. La sangre de pocos por la tranquilidad de muchos. Soy el ferrocarril y el petróleo, soy la riqueza y la tranquilidad, soy el acero y la modernidad...Pedro Ángel Palou, Pobre Patria Mía. La novela de Porfirio Díaz.[i]

 

No crean que voy a hablar de esta patria nuestra  que comprende los 48,000 kilómetros cuadrados, de la isla de Santo Domingo, situada en el corazón del Caribe.  Una patria maltratada por una  inmisericorde e interminable ola de violencia e impunidad.  No, no voy a hablar de nuestro pequeño terruño, por lo menos por ahora.  Estuve tentada de titular un artículo con este título tan atrayente, pero preferí presentarles mis reflexiones a partir de la lectura de esta magnífica novela.

Vi a mi cuñado Julio con este libro en sus manos.  Se lo arrebaté.  Me prometió que lo entregaría una vez finalizara su lectura. Así lo hizo.  Cuando lo recibí, fue mi libro de cabecera por varias noches.  Me fascinó.  El autor, Pedro Ángel Palou, utilizó los archivos de Porfirio Díaz que se encuentran en la Universidad de Puebla, México, pero muy especialmente las memorias de Porfirio Díaz que entregó solo a sus amigos.  Después de varios largos meses de investigación, decidió escribir la novela que se inicia con el destierro del caudillo dictador.  Está escrito en primera persona.  Con una prosa sencilla y cautivante, retrata con maestría los últimos años de vida de este fundamental, amado y cuestionado hombre en la historia republicana de  México de inicios del siglo XX.

La novela comienza con una auto reflexión sobre su agitada vida, siendo joven enérgico que se convertía en el líder de masas que lo llevó a la cima de la vida política mexicana, y luego a su vida de penumbra permeada por el destierro y el olvido.  Se denomina a sí mismo como "el fantasma de piedra, una roca invisible, aunque maciza ...Soy polvo y vengo del polvo....Soy para mi desgracia, eterno. Porque soy también un lamento, una rabia negra y pegajosa, una bilis pestilente, una guerra que no termina..."

 

Se presenta como el hijo de  Petronila Mori, una mujer del pueblo, tan fuerte como una roca, y dura e impenetrable como lo era él mismo Porfirio.   Habla de su niñez y la recuerda como la del niño huérfano y pobre que para sobrevivir tuvo que convertirse en carpintero y cazador.  Se autodefine duro e impenetrable, "de hierro como las armas", pero débil al mismo tiempo. "De noche lloro. Entonces pienso en mi madre huérfana... que casó casi niña con mi padre. Mi padre que también fue un fantasma para mí."  Por eso se define como un ser que recibió las influencias de todo el mundo que lo rodeaba: el cura, el tendero, el carpintero, el carnicero, y por supuesto, y sobre todo, de Petronila su madre.

A partir de entonces, hace un balance de su vida política.  Se reía cuando le decían que era el líder pragmático y liberal.  Reconoce que fue fuerte y represivo: "Tuve la mano dura. La mano de pedernal. La mano de hierro. Si, es cierto, hice polvo con esa mano a quien se interpuso en el camino.  Orden y Progreso no se logran fácilmente. No es tarea de pusilánimes."  

Pero el camino hacia el triunfo político de Porfirio Díaz y la mayoría de los políticos, está plagada de fracasados intentos por arribar al poder. De ensayos y errores, de alianzas infructuosas, de discursos no escuchados y batallas, muchas batallas perdidas.  Por eso se define como el prófugo, el tránsfuga, "el que no pudo llegar a la presidencia, el que perdió con su primer levantamiento el que se escondió en Veracruz y se puso a hacer muebles."  Pero. como él mismo lo dice, fue el que regresó y triunfó y se reeligió una y otra vez, haciendo uso de todos los artificios Pero la vida política es cambiante.  Y después de años creyéndose el poderoso Porfirio, tuvo que salir al destierro en un barco. Huyó como un bandido. "Cuando estás en el poder te sobran amigos, abrazos, regalos, adulaciones. Cuando lo dejas... te das cuenta de todos los enemigos que has hecho.  En casi cuatro décadas he sido intocable, omnipresente.  Hoy tengo que salir en un barco alemán por miedo a que uno de mis compatriotas me acuchille por la espalda... No tengo miedo.... Tengo dolor. Un dolor en el pecho, que es una mezcla de rabia e impotencia..."

A partir de ese momento, la novela se desarrolla en la travesía del viaje obligado, en el cual el otrora gran y poderoso señor Porfirio Díaz, sentado en la cubierta rememoraba su vida de fracasos, derrotas, triunfos, muchos triunfos, alianzas exitosas y la estrepitosa caída.  Renunció al poder cuando se dio cuenta que ya no era amado ni respetado; más aún cuando no confiaba ni en sus más cercanos colaboradores.  Mirando hacia el mar, sentado en la proa del barco, rememora las turbas despavoridas que salieron a las calles a destruir con saña sus estatuas y a quemar con violencia todas y cada una de sus casas.  Por eso tuvo que salir escabullido, como un ladrón, como un don nadie.  Por piedad del capitán de un barco de carga alemán pudo escapar con su familia el 31 de mayo de 1911.  Seguimos en la próxima. El espacio se ha agotado.  Nos vemos. 



[i] Pedro Ángel Palou, Pobre Patria mía. La novela de Porfirio Díaz, México, Editorial Planeta Mexicana, SA, 2010.  (185 pp)
 
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