ENCUENTROS
¡POBRE PATRIA MIA! (1)
Por: Mu-Kien Adriana Sang
Soy el que regresó cuando todos
lo creían políticamente muerto. El que ganó una y otra vez las elecciones. El
que tuvo que reelegirse una y otra vez para bien de su pueblo. Soy el viejo
carpintero, el anciano que tuvo que irse del país, el inmemorial patriarca que
murió lejos del suelo que quiso. Murió mi carne, porque yo sigo aquí,
insepulto. Sin sosiego. Soy la calma. Soy el orden. Soy el único que ha podido
entretener a la bestia ciega y feroz que se llama México. El único que pudo
mantener la paz. Y sí, claro, costó sangre. La sangre de pocos por la
tranquilidad de muchos. Soy el ferrocarril y el petróleo, soy la riqueza y la
tranquilidad, soy el acero y la modernidad...Pedro Ángel Palou, Pobre Patria
Mía. La novela de Porfirio Díaz.[i]
No crean que voy a hablar de esta
patria nuestra que comprende los 48,000
kilómetros cuadrados, de la isla de Santo Domingo, situada en el corazón del Caribe. Una patria maltratada por una inmisericorde e interminable ola de violencia
e impunidad. No, no voy a hablar de
nuestro pequeño terruño, por lo menos por ahora. Estuve tentada de titular un artículo con
este título tan atrayente, pero preferí presentarles mis reflexiones a partir
de la lectura de esta magnífica novela.
Vi a mi cuñado Julio con este
libro en sus manos. Se lo arrebaté. Me prometió que lo entregaría una vez
finalizara su lectura. Así lo hizo.
Cuando lo recibí, fue mi libro de cabecera por varias noches. Me fascinó.
El autor, Pedro Ángel Palou, utilizó los archivos de Porfirio Díaz que
se encuentran en la Universidad de Puebla, México, pero muy especialmente las memorias
de Porfirio Díaz que entregó solo a sus amigos.
Después de varios largos meses de investigación, decidió escribir la
novela que se inicia con el destierro del caudillo dictador. Está escrito en primera persona. Con una prosa sencilla y cautivante, retrata
con maestría los últimos años de vida de este fundamental, amado y cuestionado
hombre en la historia republicana de
México de inicios del siglo XX.
La novela comienza con una auto
reflexión sobre su agitada vida, siendo joven enérgico que se convertía en el
líder de masas que lo llevó a la cima de la vida política mexicana, y luego a
su vida de penumbra permeada por el destierro y el olvido. Se denomina a sí mismo como "el
fantasma de piedra, una roca invisible, aunque maciza ...Soy polvo y vengo del
polvo....Soy para mi desgracia, eterno. Porque soy también un lamento, una
rabia negra y pegajosa, una bilis pestilente, una guerra que no
termina..."
Se presenta como el hijo de Petronila Mori, una mujer del pueblo, tan
fuerte como una roca, y dura e impenetrable como lo era él mismo Porfirio. Habla de su niñez y la recuerda como la del
niño huérfano y pobre que para sobrevivir tuvo que convertirse en carpintero y
cazador. Se autodefine duro e
impenetrable, "de hierro como las armas", pero débil al mismo
tiempo. "De noche lloro. Entonces pienso en mi madre huérfana... que casó casi
niña con mi padre. Mi padre que también fue un fantasma para mí." Por eso se define como un ser que recibió las
influencias de todo el mundo que lo rodeaba: el cura, el tendero, el
carpintero, el carnicero, y por supuesto, y sobre todo, de Petronila su madre.
A partir de entonces, hace un
balance de su vida política. Se reía
cuando le decían que era el líder pragmático y liberal. Reconoce que fue fuerte y represivo: "Tuve
la mano dura. La mano de pedernal. La mano de hierro. Si, es cierto, hice polvo
con esa mano a quien se interpuso en el camino.
Orden y Progreso no se logran fácilmente. No es tarea de
pusilánimes."
Pero el camino hacia el triunfo
político de Porfirio Díaz y la mayoría de los políticos, está plagada de
fracasados intentos por arribar al poder. De ensayos y errores, de alianzas
infructuosas, de discursos no escuchados y batallas, muchas batallas
perdidas. Por eso se define como el
prófugo, el tránsfuga, "el que no pudo llegar a la
presidencia, el que perdió con su primer levantamiento el que se escondió en
Veracruz y se puso a hacer muebles." Pero. como él mismo lo
dice, fue el que regresó y triunfó y se reeligió una y otra vez, haciendo uso
de todos los artificios Pero la vida política es cambiante. Y después de años creyéndose el poderoso
Porfirio, tuvo que salir al destierro en un barco. Huyó como un bandido. "Cuando
estás en el poder te sobran amigos, abrazos, regalos, adulaciones. Cuando lo
dejas... te das cuenta de todos los enemigos que has hecho. En casi cuatro décadas he sido intocable, omnipresente. Hoy tengo que salir en un barco alemán por
miedo a que uno de mis compatriotas me acuchille por la espalda... No tengo
miedo.... Tengo dolor. Un dolor en el pecho, que es una mezcla de rabia e impotencia..."
A partir de ese momento, la
novela se desarrolla en la travesía del viaje obligado, en el cual el otrora
gran y poderoso señor Porfirio Díaz, sentado en la cubierta rememoraba su vida
de fracasos, derrotas, triunfos, muchos triunfos, alianzas exitosas y la estrepitosa
caída. Renunció al poder cuando se dio
cuenta que ya no era amado ni respetado; más aún cuando no confiaba ni en sus
más cercanos colaboradores. Mirando
hacia el mar, sentado en la proa del barco, rememora las turbas despavoridas
que salieron a las calles a destruir con saña sus estatuas y a quemar con
violencia todas y cada una de sus casas.
Por eso tuvo que salir escabullido, como un ladrón, como un don nadie. Por piedad del capitán de un barco de carga alemán
pudo escapar con su familia el 31 de mayo de 1911. Seguimos en la próxima. El espacio se ha
agotado. Nos vemos.
[i]
Pedro Ángel Palou, Pobre Patria mía. La novela de Porfirio Díaz, México, Editorial
Planeta Mexicana, SA, 2010. (185 pp)
mu-kiensang@hotmail.com
mu-kiensang@pucmm.edu.do
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