ENCUENTROS
¿PARA QUE
SIRVEN LAS PALABRAS?
Por: Mu-Kien
Adriana Sang
mu-kiensang@hotmail.com
“Escribo para comprender, y desearía que el lector hiciera lo mismo, es decir, que leyera para comprender. ¿Comprender qué? No para comprender en la línea que yo estoy tratando de hacerlo; él tiene sus propios motivos y razones para comprender algo, pero ese algo lo determina él”.
“Un libro es casi un objeto.... también es
verdad que un libro es más que eso, porque dentro lleva, nada más y nada menos,
la persona que es el autor. De ahí que sea necesario tener mucho cuidado con
los libros, enfrentarse a ellos dispuestos a dialogar, a entender y a tratar de
contarles lo que nosotros mismos somos. Los buenos libros, que es de lo que
aquí se trata, están hechos con la honestidad y el trabajo de autor, luego hay
que tratarlos también con honestidad y sin regatear esfuerzos”. Jose Saramago (1)
A veces me pregunto si tiene sentido escribir. A veces me
cuestiono si decir la verdad, lo que se
siente tiene algún valor en esta sociedad deshumanizada y banal. A veces me torturo pensando que mis
Encuentros son solo desahogos para mi propia alma. A veces me digo que esta
columna soy yo misma descrita en palabras.
A veces me cuestiono si tiene alguna validez descubrir y describir lo que se siente. A veces me convenzo que si bien escribir es
una forma de vivir, también es una forma de hacer vivir a otros a través de tus
palabras. A veces dudo si las palabras
existen y si tienen sentido. A veces
pienso que los símbolos que conforman las ideas no comunican nada. A veces me golpeo duramente diciendo que la
escritura solo sirve para quien escribe, porque es simple monólogo solitario
que libera el corazón.
¿Para qué sirven entonces las palabras? Ahí está la clave de esta reflexión. He construido mi vida basada en las
palabras. Las que salen directo de mi
alma hacia mis dedos cuando escribo esta columna. Las que he pronunciado
durante 40 años de docencia a los jóvenes, que hoy ya no lo son y que han
envejecido conmigo. Las que escribo después de analizar los datos que me
ofrecen los archivos históricos. Las que utilizo en mi trabajo
académico-administrativo para dar una instrucción. Las que no puedo pronunciar cuando no puedo
decir lo que pienso, entonces mi alma se retuerce en mis entrañas. Las que la
prudencia me aconseja no verbalizar. Las
que he pronunciado de forma inadecuada para luego arrepentirme, torturarme y
arrepentirme por haberme equivocado.
¿Para qué sirven las palabras? No lo sé. Dicen los lingüistas que ayudan en la
comunicación. Pero en el mundo de hoy la incomunicación es una ficción, un signo. Las palabras solo ayudan para sobrevivir.
Nadie se comunica. Todo el mundo habla, pero nadie escucha. La mayoría de los políticos se venden como
productos haciendo uso de palabras solo para anunciar lo que no harán. Los comerciantes mienten cuando presentan la
maravilla que son sus productos solo para convencer a los futuros
compradores. Los padres mienten a sus
hijos al prohibirles las cosas que ellos mismos hacen. Los hijos mienten a sus padres para ocultar
sus propios dramas y verdades. Los
empleados utilizan la hipocresía para decir a sus jefes lo que quieren
escuchar. Los jefes se sienten
omnipotentes y obligan con palabras de castigo y amenaza para que sus subalternos
se sacrifiquen por un proyecto que no es
el suyo. En fin, en este mundo de hoy basado en la utilidad de las cosas, en el
poder basado en el dinero, en que los paradigmas existenciales se basan en la
apariencia, las palabras se usan para ocultar verdades y para comunicar
mentiras.
En este mundo de comunicación instantánea, de información
permanente en tiempo real, estamos más incomunicados que nunca. Las palabras sólo se utilizan para
interactuar lo necesario con el que te rodea.
Somos ahora capaces de hablar, incluso viendo la imagen del otro a miles
de distancia, gracias a la magia tecnológica, pero somos incapaces de escuchar
y de desnudar nuestras almas. Hemos
dejado los sentimientos enredados en los cables de la electrónica y en la virtualidad
de mundos imaginarios. El twitter se ha convertido en un monólogo colectivo. La
gente escribe lo que piensa. Algunos leen, muy pocos reaccionan o comentan, y
las palabras trascritas en el espacio de las 92 palabras se pierde en otros
mensajes mudos. El facebook en un
comunicador de imágenes, de saludos, de contactos, nunca de diálogo creativo
¡Qué triste es saber que existen palabras mágicas que nunca usamos, porque el
corazón está acorralado en la camisa de fuerza de esta sociedad sin valores!
¿Para qué pueden servir las palabras? Quisiera rescatar el
verdadero sentido de las palabras.
Quisiera que las palabras pronunciadas fueran sinceras, que no ocultasen
verdades, que expresasen los verdaderos sentimientos del que las pronuncia. Quisiera que los seres humanos volvamos al
diálogo creativo, de doble vía. Quisiera que abandonáremos los monólogos
colectivos, donde todo el mundo habla como papagayos, pero nadie se escucha. Quisiera volver a rescatar la humanidad de
las palabras, de rescatar el valor de la tecnología como medio, no como fin en sí mismo. Quisiera que en los diálogos
colectivos del facebook y del twitter se rescate el verdadero sentido de las
palabras.
Escribo estas mil palabras tratando de rescatar el
diálogo. Comunicarme con los que leen
esta columna que adoro, que abriga los sentimientos profundos de mi alma, que
se siente vejada, golpeada y marginada. Porque la sociedad de hoy somete a las
personas con sentimientos al vacío existencial, porque los sentimientos hoy día
ya no tienen espacio. Porque lo que importa es la apariencia superficial de las
cosas. Porque el ser humano ha desarrollado más el animal salvaje que lleva
dentro. Escribo, escribo y volveré a
escribir porque pienso que los pocos que aún creemos en la bondad humana, en la
necesidad de una transformación de la sociedad, debemos seguir escribiendo para
recobrar el sentido de la humanidad perdida.
1. “El
mundo en palabras: las frases inmortales que dejó José Saramago,
http://elcomercio.pe/espectaculos/496950/noticia-mundo-palabras-frases-inmortales-que-dejo-jose-saramago
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