domingo, 5 de mayo de 2013

Hobbes y la monarquía absoluta


ENCUENTROS

Reflexiones sobre la monarquía. El absolutismo de Hobbes

Por: Mu-Kien Adriana Sang

El arte va más lejos, imitando esa obra racional, que es la más excelsa de la Naturaleza: el hombre. En efecto, gracias al arte se crea ese gran Leviatán que llamamos república o Estado (en latín Civitas) que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para cuya protección y defensa fue instituido; y en el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero; los magistrados y otros funcionarios de la judicatura y ejecución, nexos artificiales; la recompensa y el castigo (mediante las cuales cada nexo y cada miembro vinculado a la sede de la soberanía es inducido a ejecutar su deber) son los nervios que hacen lo mismo en el cuerpo natural; la riqueza y la abundancia de todos los miembros particulares constituyen su potencia; la salus populi (la salvación del pueblo) son sus negocios; los consejeros, que informan sobre cantas cosas precisa conocer, son la memoria; la equidad y las leyes, una razón y una voluntad artificiales; la concordia, es la salud; la sedición es la enfermedad; la guerra civil, la muerte. Por último los convenios mediante los cuales las partes de ese cuerpo político se crean, combinan y unen entre sí, asemejándose a aquel fiat o hagamos al hombre, pronunciado por Dios en la creación.  Thomas Hobbes, Leviatán

La burguesía ganaba terreno. Buscaba espacio político, porque tenía casi asegurado el ámbito económico. El modelo cerrado de la Edad Media debía ser superado, la apertura política, económica, social y cultural era sólo cuestión de tiempo. Las instituciones sociales debían redefinirse. La Monarquía luchaba con garras para sobrevivir.

En ese proceso caótico que vivía Europa, principalmente Inglaterra, los intelectuales intentaron interpretar la realidad y proponer sus caminos. El filósofo Thomas Hobbes, nacido en 1588, considerado como el padre de la filosofía política occidental, fue crucial en esa época convulsionada. Su obra Leviatán, publicada en 1651 es considerada como la pieza clave del Absolutismo Monárquico. Esta obra constituye un verdadero hito en el proceso de transformación  y ruptura entre la Edad Media y la modernidad occidental. Defensor de lo monarquía, Hobbes estaba convencido que la legitimidad de la monarquía y especialmente del Rey, provenía directamente de Dios. Pero para que se impusiera el orden, era necesario el Derecho y el gobierno.  El Estado, afirmaba el filosofo, era el pacto que realizan los seres humanos entre sí para la convivencia, pero subordinándose al gobernante. .

En el libro Leviatán, Hobbes asegura que la subordinación absoluta al Soberano, el Rey, tenía su explicación en el miedo a la autodestrucción. Parte de la premisa de que el ser humano, producto de sus sensaciones y aprendizajes fallidos de la cultura religiosa, los hace crear fantasías y sensaciones erradas, que pueden degenerar en acciones destructivas a la sociedad o autodestructivas: los hombres abundan en copiosas palabras, pueden hacerse más sabios  o más malvados que de ordinario...[i]

Hobbes consideraba que la inteligencia humana nos hacía animales superiores, pero muy peligrosos y absurdos a veces. El absurdo, decía, es la mayor desgracia, muy especialmente porque puede ser usado por aquellos que tienen conocimientos. Para evitar que la maldad, la ambición y el  engaño de los sabios, como Aristóteles y Cicerón, se adueñe de la sociedad, sólo había un camino: dotar al Rey de mayores poderes.  Hobbes reconocía que mediante el derecho natural el ser humano nacía libre. La libertad era el principal derecho adquirido por el simple hecho de nacer, pero era una condición peligrosa que sólo un poder omnipresente podía regular.

Para otorgar el poder absoluto al Soberano, Hobbes planteaba un contrato en el que el conjunto de los seres que componen la sociedad renunciaban a su libertad para obtener a cambio la seguridad que le proveía el Monarca. Esta transacción se hacía mediante un contrato, que él definía como "la mutual transferencia de derechos..." [ii] Afirmaba que los signos de esta transacción contractual estaban expresados en palabras que abarcaban no sólo el presente, sino también el pasado y el futuro, porque, decía, "todo contrato es mutua traslación o cambio de derecho... por esta causa en la compra y en la venta, y en otros actos contractuales, una promesa es equivalente a un pacto, y tal razón es obligatoria"[iii]

 Estaba convencido el filósofo inglés que "renunciar a un derecho a cierta cosa es despojarse a sí mismo de la libertad de impedir a otro el beneficio del propio derecho...En efecto, quien renuncia o abandona su derecho, no da a otro hombre un derecho que este último hombre no tuviera antes. No hay nada a que un hombre no tenga derecho por naturaleza: solamente se aparta del camino de otro para qué éste pueda gozar de su propio derecho original sin obstáculo suyo y sin impedimento ajeno.."[iv]

A partir de estas premisas, Hobbes formula su teoría del Estado Absoluto o Absolutismo Monárquico. Para evitar las discusiones sobre la delegación divina del poder a los reyes, como se formula Dante, el inglés plantea que el hecho de que se acepte, mediante el contrato consensuado el predominio del Soberano, esta aceptación ponía a sus súbditos en comunicación directa con Dios: "Si consideramos que un Estado es una persona, debe rendir también a Dios una veneración, la cual se realiza cuando el Estado ordena que sea manifestada públicamente por los hombres privados. Este es el culto público, cuya peculiaridad consiste en ser uniforme, ya que las acciones que se hacen de modo diferente, por hombres distintos no puede decirse que sean actos de pública veneración...Y como un Estado no tiene voluntad ni hace otras leyes, sino aquellas que se estatuyen por la voluntad de quien detenta el poder soberano, resulta que aquellos atributos que el soberano ordena, en el culto a Dios, como signos de honor, deben ser tomados y usados como tales, por los particulares, en su culto público" [v]

Hobbes salvó a la Monarquía de sucumbir ante el emergente poder de la burguesía inglesa. Logró, de manera magistral, combinar ambos elementos aparentemente contradictorios.  Así, bajo estas premisas, la revolución burguesa inglesa pudo triunfar bajo el amparo incondicional de una renovada Monarquía que negó sus principios y como el corcho en un balde de agua, no solo sobrevivió, sino que se mantuvo a flote y con el poder reforzado. Vivió y se desarrolló hasta que en el siglo XVII las fuerzas sociales se recompusieron y exigieron nuevos cambios. Sobre este tema seguiremos en el próximo artículo.

sangbenmukien@gmail.com

mu-kiensang@pucmm.edu.do

@MuKienAdriana

 

 



[i] Hobbes, Leviatán, Capitulo IV, Del Lenguaje
[ii] ibídem, Capítulo XIV De la Primera y de la Segunda "Leyes naturales  y de los contratos".
[iii] Ibídem
[iv] ibídem
[v] Ibídem

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